El arte de fingir orgasmos tambi¨¦n es cosa de hombres
?Viles argucias o mentiras piadosas? Si hombres y mujeres fingimos en el trabajo, con los amigos o la familia¡ ?Por qu¨¦ no ¨ªbamos a hacerlo tambi¨¦n en la cama?
Un cl¨¢sico de los reportajes de las revistas masculinas es aquel que se titula: C¨®mo saber si tu pareja finge un orgasmo. Cualquier hombre que se precie debe detectar autom¨¢ticamente si la mujer est¨¢ actuando, mientras ellas utilizan sus performances para acabar con algo que no les est¨¢ resultando demasiado placentero, evitar herir los sentimientos ajenos y, de paso, mantener a salvo el ego masculino o para demostrar que entienden de sexo y saben como disfrutar de ¨¦l. S¨ª, todo es mentira, y entre las s¨¢banas, tambi¨¦n.
Es curioso. Cuando salimos de noche o asistimos a una fiesta y al d¨ªa siguiente nos preguntan "qu¨¦ tal lo pasamos", no nos vemos forzados a decir: "?fenomenal!". Las respuestas: "fue un rollo", "un aburrimiento", "la m¨²sica horrible" o "muy mal ambiente" son perfectamente v¨¢lidas y no nos quitan puntos ni nos hacen menos divertidos, pero con el sexo no ocurre lo mismo. En este terreno muchos se sienten directamente responsables de las consecuencias de sus actos y no admiten excusas. Es entonces cuando toca fingir y, si tradicionalmente este era un arte milenario exclusivo de las mujeres, los estudios revelan que los hombres tambi¨¦n lo practican. Una de las encuestas m¨¢s recientes, la Trojan Charged Sex Life, llevada a cabo el pasado a?o en diez ciudades norteamericanas arrojaba los siguientes datos: el 60% de las mujeres admiten haber fingido orgasmos, mientras que la proporci¨®n es solo del 19% en? el sexo masculino. Los portales AskMen.com y TresSugar.com hicieron otro estudio en el 2012 entre 50.000 personas de EEUU, Reino Unido y Australia en el que la proporci¨®n de mujeres que fing¨ªan era del 54%, frente al 34% de los hombres.
El problema de simular el orgasmo empieza cuando se convierte en un h¨¢bito que oculta conflictos sexuales. No obstante, cada vez m¨¢s profesionales coinciden en que no hay que sacar las cosas de quicio cuando se trata de actuaciones espor¨¢dicas. Irse a la cama con alguien requiere de una cierta puesta en escena y algunas dosis de fantas¨ªa. M¨¢s que una mentira podr¨ªa denominarse travesura er¨®tica. La psic¨®loga y sex¨®loga Pilar Crist¨®bal lo califica de gesto amoroso, ¡°es lo mismo que decirle a alguien que el vestido que se acaba de comprar le queda muy bien cuando en realidad le? sienta como un tiro. Luego tambi¨¦n hay gente que cree que simulando puede forzar un poco la situaci¨®n y acercarse a la realidad.? A las personas tristes o que est¨¢n pasando por una depresi¨®n se les aconseja que traten de divertirse aunque no tengan ganas, que incluso fuercen la sonrisa porque ese gesto favorece la descarga de endorfinas en sangre. Claro que el orgasmo es un acto involuntario y no se puede forzar. Si no se alcanza es porque no hay abandono y controlar es lo peor que se puede hacer¡±, sostiene Crist¨®bal.
Si las chicas jugamos con ventaja a la hora de idear estas tretas es porque los signos del ¨¦xtasis en una mujer son susceptibles de ser imitados o son tan leves que pueden pasar desapercibidos. Es el caso de las contracciones r¨ªtmicas vaginales que se producen durante el cl¨ªmax y que apenas se aprecian en el coito, aunque s¨ª m¨¢s durante el sexo oral. Los espasmos son m¨¢s visibles y dif¨ªciles de reproducir, pero ocurre que no todas las mujeres los experimentan. Seguramente la prueba m¨¢s palpable de que se ha tocado el cielo es el grado de sensibilidad de la vulva. Si se puede acariciar el cl¨ªtoris sin problema y con cierta intensidad es que su propietaria no ha disfrutado tanto como quisiera.
Ellos tienen m¨¢s crudo el enga?o (hab¨ªamos pensado durante a?os) porque siempre se ha dado por supuesto que la eyaculaci¨®n conlleva la petite mort en los varones, pero esto no es del todo cierto. ¡°En el hombre el orgasmo est¨¢ regido por el sistema nervioso parasimp¨¢tico? -el que relaja-, mientras que la eyaculaci¨®n pertenece al simp¨¢tico ¨Cel que estimula-¡°, explica Crist¨®bal, ¡°y para que ambos coincidan deben ponerse de acuerdo, que es lo que normalmente sucede. Pero si hay estr¨¦s, presi¨®n o excesivo af¨¢n de control este equilibrio se rompe y puede ocurrir que el hombre eyacule sin experimentar un orgasmo, lo que resulta bastante doloroso, o viceversa", cuenta. De hecho, la sex¨®loga destaca que? "cada vez hay m¨¢s casos de anorgasmia en el sexo masculino. Las mujeres nos quejamos de haber estado reprimidas en? este ¨¢mbito pero ellos tampoco lo han tenido f¨¢cil. La mayor¨ªa de los hombres incluyen en su autoestima su desempe?o sexual. Algunos piensan que si la mujer no disfruta es porque hay algo que hacen mal. El eterno dicho de que no hay mujer fr¨ªgida sino hombre inexperto, no los ha ayudado mucho¡±. As¨ª que tal vez las revistas femeninas deban empezar a incluir reportajes del tipo ?C¨®mo saber si tu pareja finge en la cama? Una amiga contest¨® enseguida a esta pregunta: ¡°si se queda dormido es que no te ha enga?ado¡±.
El mundo del cine nos ha dado algunas lecciones de orgasmos fingidos, y el que ha pasado a la historia es el de la pel¨ªcula Cuando Harry encontr¨® a Sally. Meg Ryan hace una demostraci¨®n en plena cafeter¨ªa y consigue que una se?ora que la mira con asombro y envidia pida lo mismo que ella, esperando obtener los mismos resultados. El premio a la peor performance se lo llevar¨ªa Jane Fonda en Barbarella, cuando experimenta los efectos de la excessive machine, una especie de cama dise?ada, en un futuro perfecto, para dar placer. Sudor, un grito repentino y posteriores movimientos de cabeza de derecha a izquierda es lo que entendi¨®, la exadicta al aerobic, que era un orgasmo.
El dec¨¢logo para despistar a hombres sensibles, aunque esto del enga?o sea un engorro, vendr¨ªa a ser algo as¨ª:
1. Empezar a respirar de forma cada vez m¨¢s acelerada, morderse los labios y tratar de abrir las aletas de la nariz.
2. Jadear e ir aumentando la intensidad poco a poco. Las mujeres tienden a ser m¨¢s ruidosas en la cama que los hombres, aunque esta banda sonora varia atendiendo a diferencias culturales. Seg¨²n la sex¨®loga Pilar Crist¨®bal ¡°los japoneses no emiten ning¨²n tipo de ruido, son muy silenciosos. Recuerdo que ten¨ªa un amigo nip¨®n con novia espa?ola muy dada a jadear y ¨¦l estaba convencido de que ella estaba loca. Los africanos hacen m¨¢s ruido. Los gemidos tienen una base antropol¨®gica: ahuyentar a los depredadores durante el coito, cuando se es muy vulnerable¡±.
3. Mover la pelvis en rotaci¨®n y de adelante hacia atr¨¢s. Las caderas femeninas est¨¢n hechas no solo para el parto sino tambi¨¦n para favorecer los movimientos rotatorios necesarios para facilitar el masaje genital, que aumenta el placer. En contraposici¨®n las caderas estrechas del hombre est¨¢n dise?adas para los movimientos de penetraci¨®n.
4. Los espasmos requieren movimientos r¨¢pidos y que parezcan involuntarios. Las contracciones vaginales pueden? simularse si una ha practicado antes los famosos ejercicios de Kegel.
5. Los orgasmos reales suenan m¨¢s a palabras inconexas o repetitivas y no a discursos l¨®gicos o frases acabadas.
6.? Evitar levantarse tras el acto y ponerse a ordenar o limpiar el dormitorio. A nadie que haya experimentado el cl¨ªmax, y por lo tanto en total estado de relax,? le importa lo m¨¢s m¨ªnimo la limpieza y el orden.
Recuerdo que tras una mala sesi¨®n con un partennaire que no era sensible, me pregunt¨® cu¨¢ntos orgasmos hab¨ªa tenido. "He perdido la cuenta", le contest¨¦.
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