Hast¨ªo social o por qu¨¦ nos cae peor todo el mundo tras la pandemia
Los expertos coinciden en que se ha generado apat¨ªa social generalizada, pero insisten en la importancia de retomar las relaciones por nuestra salud mental.
Ya sabemos que la pandemia ha impactado en m¨¢s ¨¢mbitos de nuestra vida, adem¨¢s de en nuestra salud. Es obvio que tambi¨¦n lo ha hecho en nuestra econom¨ªa y nuestras perspectivas a corto plazo. Pero tambi¨¦n lo ha hecho en nuestras relaciones personales. Con amigos, parejas o familiares. Aunque si echamos un vistazo a las redes sociales podr¨ªamos decir que el fen¨®meno es algo mayor, algo m¨¢s generalizado. Hay un hast¨ªo social. Algo as¨ª como si despu¨¦s de la pandemia todo el mundo nos cayera un poco peor que antes. Como si estuvi¨¦ramos decepcionados con la sociedad.
¡°Las consecuencias sociales de la pandemia han sido variopintas, marcadas por la ambivalencia entre lo positivo y lo negativo¡± explica Juan Antonio Roche C¨¢rcel, presidente del Comit¨¦ de Sociolog¨ªa de las Emociones de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociolog¨ªa (FES). El soci¨®logo, que ha publicado varios estudios?sobre las consecuencias sociales del coronavirus, insiste en que se ha dado una ¡°tensi¨®n entre las fuerzas individualizadoras y comunitarias¡±. Es decir, que ¡°hay aspectos de mayor ego¨ªsmo individual y aspectos de mayor sentido comunitario¡±. Pero parece que en el balance final unos nos han impactado m¨¢s que otros.
Los enfrentamientos no solo han estado en las terrazas o en las reuniones entre familiares. Tampoco solo en los grupos de WhatsApp. Toda la sociedad parece haberse polarizado a la hora de opinar de temas nuevos como el uso correcto o no de las mascarillas o la aplicaci¨®n de las vacunas. Cada uno con sus argumentos.?¡°Ha habido una polarizaci¨®n de lo pol¨ªtico que tambi¨¦n afecta a la esfera privada¡±, insiste Juan Antonio Roche C¨¢rcel. Y es que el debate de nuestros pol¨ªticos ha pasado de las tertulias de los medios de comunicaci¨®n a nuestras charlas por videollamada. Pero sobre todo a nuestras discusiones por Twitter, con un mont¨®n de desconocidos.?¡°Las redes sociales han servido, por un lado, para conectar entre familias o amigos, pero tambi¨¦n para generar fake news, un exacerbamiento de las emociones, una intensificaci¨®n de los odios, el no respeto al diferente. Esta situaci¨®n ha generado miedo y solidaridad, que son dos de las grandes respuestas sociales que han estado presentes en estos meses¡±, insiste el soci¨®logo.
Todo ello ha impactado tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n. Al comienzo de la pandemia nos aferr¨¢bamos a las im¨¢genes de los aplausos de las ocho, de las comunidades de vecinos haciendo la compra a sus mayores o de los restaurantes repartiendo comidas gratuitas para los m¨¢s necesitados. A estas alturas, las im¨¢genes predominantes de la pandemia son las fiestas ilegales, las frases con excusas imposibles para saltarse las restricciones o las personas que se han llegado a enfrentar incluso a la polic¨ªa. Ambas realidades representan solo a grupos de personas y no siempre a las mayor¨ªas. Sin embargo, d¨®nde se pone el foco de atenci¨®n, marca nuestra forma de entender la sociedad en su conjunto.
Amplificaci¨®n de las emociones
M¨¢s all¨¢ de todos los factores externos, el hast¨ªo social tambi¨¦n tiene que ver con el cansancio emocional que ha supuesto ver trastocada nuestra vida durante un tiempo tan largo. Como ejemplo, el estudio Ipsos Digital para Unilever conclu¨ªa que el 61% de los espa?oles considera que su bienestar mental se ha reducido.
¡°Tras este largo periodo de pandemia, aunque parece que por fin empezamos a ver la luz y deber¨ªamos tener muchas ganas de relacionarnos, hay un estado de apat¨ªa social generalizada¡±, reflexiona por su parte la psic¨®loga Eli Soler. ¡°La situaci¨®n de confinamiento ha minado la moral de muchas personas. Incluso algunas se han acostumbrado al poco contacto social y manifiestan que les da pereza volver a relacionarse¡±.
La experta a?ade que la pandemia ha tra¨ªdo una mayor susceptibilidad y una amplificaci¨®n de las emociones. Nos hemos visto encerrados, restringidos de nuestras rutinas. Algo as¨ª como ocurri¨® en lo que fue el primer Gran Hermano, donde los participantes repet¨ªan ese ¡°es que aqu¨ª dentro todo se intensifica¡±. ¡°Este s¨ªmil es un muy buen ejemplo, especialmente la primera edici¨®n. Nosotros como sociedad tampoco nos esper¨¢bamos un confinamiento tan largo ni estricto. Tras la primera fase de euforia y sensaci¨®n de querer aprovechar el tiempo que se nos regalaba, a medida que las semanas pasaban, llegaba la desesperaci¨®n y el desgaste. Llegaba el ir por casa en eterno pijama, al igual que los concursantes de ese reality, y el no tener ganas de hacer nada m¨¢s que comer y ver Netflix¡±.
El ambiente de polarizaci¨®n y la sensaci¨®n de desgaste individual tambi¨¦n han marcado la forma de comunicarnos y entendernos. O m¨¢s bien, de generar malentendidos. Especialmente a trav¨¦s de las redes sociales, donde la falta de lenguaje no verbal, de expresiones y de entonaciones lleva muchas veces a pervertir los mensajes.
¡°Hemos estado mucho m¨¢s irritables, crispados, y todo ello nos ha llevado a discutir m¨¢s con nuestra familia o nuestra pareja¡±, insiste Eli Soler respecto a los casos que sigue viendo en consulta. ¡°Las redes sociales han supuesto una ventana exterior a la vida social, pero se han usado en muchas ocasiones m¨¢s como v¨ªa de escape que como herramienta social funcional¡±. Y es que para un rato que socializ¨¢bamos, precisamente lo hac¨ªamos con los temas que m¨¢s nos llevaban a discutir. Todo ello ha llevado a encerrarnos m¨¢s en nosotros mismos y en nuestras opiniones, a perder el contacto y la confianza con algunos allegados y, en definitiva, a perder de perspectiva algo clave: la empat¨ªa. Porque no todo el mundo atravesaba la misma situaci¨®n, ni ten¨ªa las mismas circunstancias familiares o econ¨®micas o no sab¨ªa gestionar sus emociones de la misma manera.
¡°Pero pas¨®, o est¨¢ terminando, poco a poco¡±, aporta como un rayo de luz la psic¨®loga. La misma insiste en que, ahora que las vacunas llegan para proteger nuestra salud f¨ªsica, es un buen momento para abordar nuestra salud mental. ¡°Por eso, para salir de ese estado gris, lo mejor que se puede hacer es activarse, ponerse en marcha. Obligarse a volver a quedar con las amistades, a volver a apuntarse a hacer las actividades que antes nos motivaban, y obligarse a cumplir una rutina regular. Porque s¨ª, cuidar nuestras emociones es cuidar nuestra salud mental¡±, concluye la experta.
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