Huir de la ansiedad observando p¨¢jaros: c¨®mo la ornitolog¨ªa nos devolvi¨® la paz mental
Recuperar nuestra atenci¨®n plena observando la naturaleza como alivio y huida a la epidemia del cansancio. As¨ª lo reivindican varias pensadoras y autoras.
Salir al aire libre a observar p¨¢jaros una ma?ana de s¨¢bado no era un plan demasiado popular hace unos a?os, al menos para los urbanitas que no ten¨ªan m¨¢s contacto con la naturaleza m¨¢s all¨¢ del parque de su barrio. El ocio ten¨ªa lugar en las calles de las ciudades, en las terrazas de los bares, los centros comerciales, los cines o las discotecas nocturnas. Pero lleg¨® la pandemia y los confinamientos primero en las casas y despu¨¦s en los per¨ªmetros municipales hicieron de los espacios abiertos un objetivo deseable e incluso necesario. El agotamiento se convirti¨® en una pandemia paralela a la del virus y las ofertas para relajar la mente ¨Caplicaciones para meditar, cursos de yoga online, actividades manuales¨C crecieron como la espuma.
Tambi¨¦n hubo un boom de ensayos que abogaban por la necesidad de recuperar la atenci¨®n en aspectos vitales fuera del trabajo o de la esfera de internet. Uno de ellos fue C¨®mo no hacer nada. Resistirse a la econom¨ªa de la atenci¨®n de Jenny Odell, editado por Ariel con traducci¨®n de Juanjo Estrella. Aunque a Espa?a lleg¨® en la primavera de 2021, en Estados Unidos se hab¨ªa convertido en ¨¦xito dos a?os antes (Obama lo incluy¨® en su lista de lecturas preferidas de 2019): el cansancio extremo y la necesidad de parar no son consecuencia de la pandemia aunque se hicieran m¨¢s patentes con su llegada. El sistema capitalista estaba llevando las mentes al l¨ªmite.
Entre las cosas que la autora propone en su trabajo, a medio camino entre el manual de autoayuda y el manifiesto pol¨ªtico, se encuentra la ornitolog¨ªa. ¡°Para observar p¨¢jaros no hace falta que hagamos pr¨¢cticamente nada, casi literalmente. Observar aves es lo contrario a buscar algo en internet. Los p¨¢jaros no se pueden buscar; no se trata de que un p¨¢jaro salga y se te identifique. Lo m¨¢ximo que puedes hacer es caminar en silencio y esperar o¨ªr algo y entonces te quedas inm¨®vil debajo de un ¨¢rbol usando tus sentidos animales para determinar d¨®nde est¨¢ y qu¨¦ es¡±, explica. Un reset psicol¨®gico alejado de notificaciones y la necesidad constante de producir a la que obliga el sistema.
Beatriz Serrano, periodista y autora de la newsletter Massolit 101, fue una de las lectoras de este ensayo. Hace algunos a?os se hab¨ªa le¨ªdo H de halc¨®n de Helen MacDonald que despert¨® en ella una curiosidad por la cetrer¨ªa, aunque no indag¨® m¨¢s ¡°porque me parec¨ªa un universo muy complejo. Este a?o, comenc¨¦ a seguir la cuenta de Instagram Diariodelasaves, que me transmite much¨ªsima paz y me resulta muy interesante¡±, cuenta. Fue despu¨¦s de leer a Odell cuando decidi¨® aventurarse a la ornitolog¨ªa. ¡°Me di un paseo por Casa de Campo y me di cuenta de una cosa horrible: no era capaz de nombrar m¨¢s aves que los gorriones, las cotorras o las palomas. Tampoco ten¨ªa claro qu¨¦ ¨¢rboles hab¨ªa m¨¢s all¨¢ del pino o el casta?o. Y me dije que eso no pod¨ªa ser, as¨ª que reserv¨¦ plaza con la Asociaci¨®n Espa?ola de Ornitolog¨ªa en una ruta por Casa de Campo y Madrid R¨ªo para ponerle remedio¡±.
No fue la ¨²nica que tom¨® esa decisi¨®n. Alberto Remacha, t¨¦cnico del ¨¢rea social de SEO Birdlife, comenta que: ¡°En los ¨²ltimos diez a?os ha habido un incremento del inter¨¦s y eso se traduce tambi¨¦n en el n¨²mero de socios de la organizaci¨®n [el pasado 10 de diciembre llegaron al n¨²mero 20.000]¡±. ?l se encarga, entre otras cosas, de organizar las rutas como la que hizo Beatriz Serrano y afirma que hay dos perfiles de participantes. ¡°Uno es el de gente que hizo una carrera relacionada con la naturaleza como Biolog¨ªa o Ciencias Ambientales y les interesa aprender de aves para especializarse. Y el otro perfil, que es el mayoritario, es de gente a la que le gusta la naturaleza, que sale al campo de forma habitual y llega un momento en el que empiezan a ver p¨¢jaros y se interesan y quieren saber m¨¢s¡±.
Para Beatriz Serrano, la ornitolog¨ªa es una manera de desconectar. ¡°Siempre me ha gustado pasear, pero antes siempre paseaba conectada al ruido. Es decir, escuchaba m¨²sica o un podcast o miraba de tanto en tanto el WhatsApp o iba ensimismada en mis pensamientos del d¨ªa a d¨ªa. Caminaba sin ver ni o¨ªr. Ahora camino, veo y escucho. Vaya sola o vaya acompa?ada¡±. Para la observaci¨®n de aves hay que estar atenta. ¡°No solo a los sonidos, que pueden indicar que hay alg¨²n pajarillo cerca, sino al movimiento de las copas de los ¨¢rboles, por ejemplo, que indican que hay alg¨²n p¨¢jaro movi¨¦ndose entre las ramas. Tienes que caminar en silencio o hablando de manera m¨¢s calmada para no espantar a las aves. Y, sobre todo, tienes que estar presente, si miras el m¨®vil o si escuchas m¨²sica, puedes perderte el vuelo de un petirrojo¡±.
Que estar en contacto con la naturaleza es bueno para la salud tanto f¨ªsica como mental es un hecho demostrado en numerosos estudios, apunta Remacha. Y la observaci¨®n de aves es una actividad que, obviamente, se practica al aire libre. ¡°Es muy relajante porque te abstraes, te centras en observar el ave, en los colores, en el comportamiento, y eso obviamente te relaja y si est¨¢s en un ambiente natural pues mucho mejor¡±, declara.
El sesgo de g¨¦nero
La veterinaria de campo y escritora Mar¨ªa S¨¢nchez abri¨® su Tinyletter Madriguera en 2018 y desde el principio, las aves han estado en sus escritos. Adem¨¢s, tiene una cuenta de Instagram en la que tambi¨¦n publica sus observaciones sobre la materia. No es nueva en la materia, ya que los p¨¢jaros han sido una constante en su vida. ¡°Tengo la suerte de que mi padre sea un amante del campo, de la ornitolog¨ªa, de las setas y de los animales. Desde peque?a siempre me nombraba las cosas y cuando te nombran algo, descubres un v¨ªnculo, una historia¡±, sostiene. Su gu¨ªa preferida, que es la que utiliza su progenitor y que siempre consulta cuando va a su casa, es la Peterson: ¡°porque las mejores gu¨ªas de p¨¢jaros son las que son dibujos, no fotos. Mi padre la lleva siempre en el campo en una funda de tela para que no se estropee y apunta a l¨¢piz muy flojito d¨®nde ha visto cada p¨¢jaro, en qu¨¦ sitio, en qu¨¦ fecha¡±.
Dicho manual empieza con una cita de Shakespeare, tomada de su obra Las alegres comadres de Windsor, que dice: ¡°Ella lo lamenta mucho, se?or, pero su marido se ha ido a ver p¨¢jaros¡±. S¨¢nchez tambi¨¦n la incluy¨® en su primer libro de poes¨ªa Cuaderno de campo (La bella Varsovia, 2017) porque quer¨ªa se?alar que: ¡°la ornitolog¨ªa y otras ciencias de la naturaleza siempre han sido ejercitadas y disfrutadas por hombres. Si entramos en la clase social, en el g¨¦nero, en la raza, encontrar¨ªamos que era el predominante, el que disfrutaba de la naturaleza, quien nombraba, quien descubr¨ªa¡±.
Las cosas no han cambiado tanto desde los tiempos del literato ingl¨¦s. Remacha no duda en contestar que el grupo de participantes en sus rutas que no es profesional, que va a aprender, est¨¢ conformado mayoritariamente por mujeres. Sin embargo, en el grupo de especialistas u ornit¨®logos profesionales un 80% son hombres. ¡°Desde dentro de la organizaci¨®n no sabemos por qu¨¦ es as¨ª, pero pensamos que es por una falta de referentes. En la carrera de ornitolog¨ªa los referentes son masculinos y en el momento en el que haya m¨¢s mujeres, sobre todo que lleguen m¨¢s alto, la tendencia se invertir¨¢¡±, afirma.
La brecha de g¨¦nero se encuentra incluso en los datos relacionados con las propias aves, como explica Mar¨ªa S¨¢nchez. ¡°En Cuaderno de campo tengo un poema que habla de que la mec¨¢nica del canto solo la ejercen los machos. Pero si escribiera ese poema ahora, tendr¨ªa que cambiarlo porque cuando lo hice se pensaba que solo los machos cantaban m¨¢s, pero resulta que no. Ha habido un sesgo en el estudio y han tenido que venir ornit¨®logas y cient¨ªficas feministas a demostrar que los p¨¢jaros hembras tambi¨¦n cantan, lo que pasa es que no se han estudiado lo suficiente¡±.
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