?Por qu¨¦ correr se ha convertido en el deporte m¨¢s popular?
Sin tener que gastar un c¨¦ntimo en matr¨ªculas de gimnasio ni casi equipamiento, este deporte tambi¨¦n se ha convertido en la actividad m¨¢s femenina
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Atr¨¢s quedan los tiempos en los que Roberta Bobbi Gibb se enfundaba unas bermudas y una sudadera de su hermano ¨Ccon el fin de esconder su identidad bajo la sombra de su capucha¨C para poder correr el marat¨®n de Boston. Hablamos del a?o 1966, y las mujeres no estaban autorizadas a hacer este tipo de pruebas, pues no se las consideraba fisiol¨®gicamente capaces de correr los 42 kil¨®metros que dura el marat¨®n. Roberta termin¨® la carrera en poco m¨¢s de tres horas, un tiempo que se podr¨ªa considerar incluso un triunfo masculino por aquel entonces. Obviamente, su actuaci¨®n fue clandestina y corri¨® sin dorsal. Por suerte, tambi¨¦n quedan lejos los d¨ªas en los que Kathrine Switzer, circa 1967, repiti¨® tal operaci¨®n, aunque esta vez con el n¨²mero 261 colgando de la pechera. Su t¨¢ctica no ten¨ªa misterio: en el momento de la inscripci¨®n, s¨®lo especific¨® sus iniciales, K. V. Switzer. El revuelo medi¨¢tico lleg¨® cuando Jock Semple, director de la carrera, advirti¨® la presencia de una f¨¦mina entre los participantes, e intent¨® echarla ante los objetivos de un buen pu?ado de fot¨®grafos. No hace falta decir que las im¨¢genes dieron buenos titulares a la prensa del d¨ªa despu¨¦s. En 1972, por fin, Boston empez¨® a admitir a mujeres y en 1984 el marat¨®n femenino pas¨® a formar parte de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Hoy en d¨ªa, en pleno 2013, el running se ha convertido en un deporte cada vez m¨¢s solicitado por mujeres, que no dejan de batir r¨¦cords en las carreras nacionales. La popular Vallecana de San Silvestre, por ejemplo, congreg¨® el pasado 31 de diciembre a m¨¢s de 12.000 mujeres, el n¨²mero m¨¢s multitudinario de la historia, que adem¨¢s corrieron con una camiseta especialmente dise?ada para la ocasi¨®n por otra f¨¦mina de armas tomar, Mar¨ªa Escot¨¦. Algo similar sucedi¨® unos meses m¨¢s tarde en Cursa Bombers, que consigui¨® sumar hasta 10.000 mujeres en sus l¨ªneas, 2.700 m¨¢s que en la pasada edici¨®n.?
No obstante, lo que ha situado el running en lo m¨¢s alto del ranking de deportes a practicar en un momento socioecon¨®mico enrarecido, dominado por el paraguas de la palabra crisis, es su estatus de democr¨¢tico. Correr se ha convertido en la mejor soluci¨®n para estar en forma sin tener que gastar un c¨¦ntimo en matr¨ªculas de gimnasio ni casi equipamiento ¨Ca pesar de que muchas firmas est¨¢n haciendo el agosto a costa del lado m¨¢s lifestyle y trendsetter del asunto¨C, convirti¨¦ndose en una actividad popular por antonomasia. De hecho, es quiz¨¢s el deporte menos sobresaliente entre la ¨¦lite. Ivana Padierna, habitual de medias maratones, nos cuenta que al running profesional llegan pocos porque requiere ¡°mucho tiempo y sacrificio, que a menudo no se ve recompensado a nivel econ¨®mico¡±.
Est¨¢ claro, pues, que el poder ¨Calgo que nos atrae de forma irracional¨C es algo con lo que pocos corredores de maratones cuentan. Ellos nunca llegar¨¢n a ser David Beckham o Rafa Nadal. Y si no, que alguien se atreva a mencionar cinco nombres de profesionales en la materia. El et¨ªope Haile Gebrselassie puede que aparezca entre los afortunados, pero poco m¨¢s. Quiz¨¢s tambi¨¦n saldr¨ªa a colaci¨®n Paula Jane Radcliffe, pues cuenta con el r¨¦cord femenino mundial en materia de maratones, con un tiempo de 2:15:25 horas, cifra que agota s¨®lo pronunciarla. De hecho, lo de esta inglesa se puede proclamar como todo un hito de la autosuperaci¨®n, una de las constantes que engancha de este deporte, pues obliga a poner la resistencia de uno mismo al l¨ªmite, presion¨¢ndola contra las cuerdas, hasta que el cuerpo se abandona a la agradable sensaci¨®n que alcanza el cuerpo tras la carrera. Ciaran Canning, aficionado al running que toma las calles de su ciudad seis veces por semana para correr 10 km en cada una de sus salidas, cuenta por qu¨¦ est¨¢ enganchado al deporte: ¡°Es tan excitante como hacer clases de baile. De repente, te das cuenta que tu cuerpo puede hacer cosas que jam¨¢s habr¨ªas pensado. Y todo ret¨¢ndote a ti mismo, pues no existe la competici¨®n con otros. Es una actividad individual que, adem¨¢s, despeja la mente¡±.
Esfuerzos a parte, y obviando el poder, son varios los motivos por los que los corredores pocas veces se convierten en celebrities, tal y como pasa con el f¨²tbol, el baloncesto, el tenis o hasta el insulso golf, por poner algunos ejemplos. Laura Naranjo, exnadadora profesional y periodista aficionada al running, lo tiene claro: ¡°A diferencia de otros deportes, la acci¨®n no transcurre en un punto fijo. No es un espect¨¢culo, no crea aficiones¡±.
Adem¨¢s, la esencia del deporte es, desde tiempos inmemoriales, la de batir r¨¦cords personales, nunca la de endiosar al ganador. En el caso de los aficionados, tiene incluso un marcado factor solidario, pues hoy en d¨ªa un porcentaje elevad¨ªsimo de carreras se llevan a cabo con el fin de recaudar fondos para alguna buena causa. La satisfacci¨®n aqu¨ª es doble: no s¨®lo te pones en forma, sino que adem¨¢s te sientes algo m¨¢s humano. Llu¨ªs Domingo, uno de los responsables de la carrera Corro Contra el C¨¢ncer, que est¨¢ preparando su tercera edici¨®n en Sabadell, nos cuenta c¨®mo, a pesar de ser un deporte individual, el running, cuando se practica con compa?eros: "Se vuelve en una experiencia m¨¢s intensa y enriquecedora. La gente sale a correr en grupos, quedan para mejorar sus tiempos, descubrir nuevas rutas y compartir la experiencia de una forma mucho m¨¢s colectiva. Por ello las carreras que van m¨¢s all¨¢ del evento deportivo y ofrecen un valor solidario tienen mucha m¨¢s aceptaci¨®n" y nos recuerda que, en su caso, "el 55% de corredores fueron mujeres, pues se involucran m¨¢s en temas humanos. No es una competici¨®n de sexos, pero s¨ª existen factores que atraen m¨¢s a las mujeres".
El aura populista del running se puede ver tambi¨¦n en el hecho de lo mucho que cuesta verse reflejado en un corredor de ¨¦lite, por no mencionar lo sopor¨ªfero de presenciar un marat¨®n pro. Los deportistas de ¨¦lite que corren maratones acostumbran a ganar una vez ¨Cdos o tres con suerte¨C para esfumarse y dejar paso a otro atleta en lo alto del podium, con lo cual pocas veces te puedes sentir identificado con uno o puedes llegar a endiosarlo. Si a esto le sumamos la facilidad que tenemos todos para convertirnos en un runner medio, f¨¢cilmente se desprestigia el ¨¢mbito profesional.?
La literatura, adem¨¢s, tambi¨¦n ha sido clave para popularizar el deporte. Todos los interesados en correr han le¨ªdo Haruki Murakami y su De qu¨¦ hablo cuando hablo de correr, una biblia de la disciplina que pone de manifiesto eso del ¡°querer es poder¡±. Todo mortal es capaz de mejorar tiempos y su capacidad f¨ªsica de forma mete¨®rica. Todo es ponerse.
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Getty
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