Siempre eficientes: qu¨¦ hay detr¨¢s del CBD, el ¨²ltimo producto milagro del ¡®narcocapitalismo¡¯
En una sociedad que no permite perder el control, mejoramos la rutina con sustancias adaptadas a la productividad.
Bata blanca e iPad en mano, Isabella emula m¨¢s con su uniforme a una t¨¦cnica de cl¨ªnica tecnol¨®gica que a una dealer al uso. Estamos en un luminoso y amplio piso de techos altos y baldosa hidr¨¢ulica en una finca regia del Eixample barcelon¨¦s. Una sede comercial can¨¢bica repleta de ordenadores Apple y mobiliario modernista. Sentada sobre sillones a lo Le Corbusier, Isabella, sin ser profesional de la medicina, realiza un diagn¨®stico sui g¨¦neris para establecer qu¨¦ concentrado de aceite CBD es el m¨¢s aconsejable. Las instrucciones de uso indican que bastar¨¢ con suministrar seis gotas bajo la lengua y retener un minuto la dosis antes de tragarla. El aceite de Cannabidiol entrar¨¢ en acci¨®n casi al instante. Los efectos durar¨¢n unas pocas horas ¨Cvar¨ªa en funci¨®n de la persona y del concentrado¨C y se desvanecer¨¢ de forma limpia.
Recomendado para uso medicinal por sus supuestos beneficios analg¨¦sicos y antinflamatorios ¨Cla Agencia Mundial Antidopaje acaba de aceptar su consumo en deportistas¨C, el Cannabidiol o CBD, el componente extra¨ªdo del cannabis que no contiene los efectos psicoactivos del THC, se ha convertido en el nuevo producto milagro del narcocapitalismo. Entre la amalgama de consumidores ¨Caquejados por dolores cr¨®nicos, migra?as o como alternativa a las anfetaminas en el TDAH (Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad)¨C existe un nicho poblacional que recurre a ¨¦l para, simplemente, combatir la ansiedad. La epidemia que ha noqueado a esta sociedad acelerada tiene a muchas personas atesorando sus goteros de CBD ¨Ctambi¨¦n se puede fumar o tomar en c¨¢psulas¨C como estrategia de resistencia pasiva ante maratonianas jornadas laborales o el malestar asfixiante de hiperconectividad y autoexposici¨®n virtual. Sin datos oficiales por el vac¨ªo legal en nuestro pa¨ªs ¨Cla producci¨®n de CBD est¨¢ fiscalizada por la Agencia Espa?ola del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS)¨C, en Estados Unidos, seg¨²n apunt¨® la periodista Katie Couric en su podcast, su mercado alcanzar¨¢ los 20.000 millones de d¨®lares en 2024.
?El primer problema aqu¨ª es la propia extracci¨®n. Cabe analizar la legalidad de los productos con CBD en funci¨®n de su uso?, recuerda Amina Omar Nieto, abogada y socia de Omar Nieto, Boutique Legal en Barcelona, uno de los mejores despachos en materia can¨¢bica. Omar apunta que en nuestro pa¨ªs el CBD se comercializa sin mayores problemas en cosm¨¦ticos (Sephora y Babaria ya tienen l¨ªneas de productos), mientras el consumo por combusti¨®n o como suplemento alimenticio tiene riesgo de infracci¨®n. ?No solo est¨¢ creciendo el consumo del CBD, adem¨¢s lo hacen tambi¨¦n las iniciativas empresariales al respecto. S¨ª se ha experimentado un par¨®n en el sector alimentario, en el que sus agentes est¨¢n a la espera de la decisi¨®n de la EFSA (siglas en ingl¨¦s de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), que de ser positiva, sin duda, dar¨¢ un gran impulso al sector?, vaticina.?
¡®Hola, narcocapitalismo¡¯
Medio siglo despu¨¦s del verano del amor, el capitalismo tard¨ªo ha fagocitado, mutado y acomodado a su ecosistema toda aquella filosof¨ªa (y tambi¨¦n pol¨ªtica) de rebeli¨®n que promet¨ªa el consumo de LSD y cannabis en la contracultura de los sesenta. De la revuelta ps¨ªquica y lis¨¦rgica que profetizaba Timothy Leary nos ha quedado un mercado de toallitas desmaquillantes, chupa chups o mascarillas de c¨¢?amo mientras desde nuestro televisor vemos a la ¨¦lite tomando microdosis de LSD en los despachos de The Good Fight. Nos evadimos y relajamos con gotas de CBD, pensando en la ventaja de que nadie nos lo notar¨¢ mientras seguimos rindiendo, o recurrimos a la nueva generaci¨®n de smart drugs y nootr¨®picos para optimizar el trabajo. Las microdosis alucin¨®genas se han popularizado en ambientes creativos para fomentar la concentraci¨®n. La generaci¨®n que tonte¨® con el Katovit para aguantar en los ex¨¢menes universitarios perfecciona ahora su rendimiento con c¨¢psulas de modafinilo. Minicuelgues para producir m¨¢s. Que el ritmo (de producci¨®n) no pare.
?El panorama es este, o todos zombis o todos politoxic¨®manos. Estamos solos, no tenemos tiempo y somos nuestro propio capital; la autoexplotaci¨®n combinada con la ingenier¨ªa bioqu¨ªmica parece nuestra ¨²nica forma de supervivencia?, recuerda la investigadora y comisaria Marta Echaves en Confiad en la piedad qu¨ªmica, uno de los ensayos que configuran?Working Dead: escenarios del postrabajo?(Ajuntament de Barcelona, 2019). En sus p¨¢ginas, Echaves resume esta esfera de optimizaci¨®n narc¨®tica de las nuevas generaciones sin espacio para la evasi¨®n plena. ?Si la Ruta (del Bakalao) demostr¨® que el escapismo juvenil masivo podr¨ªa haber sido una huida al sistema, hoy la fantas¨ªa de una dimensi¨®n paralela ha quedado dentro del universo del poder establecido?, apunta. La investigadora analiza las consecuencias de la gig economy sobre una generaci¨®n que sale de fiesta para seguir trabajando y que ha adaptado el consumo de psicof¨¢rmacos a sus niveles de productividad en el engranaje social: ?He visto en casas de camellos a freelances enchufados a su ordenador trabajar durante horas aprovechando el insomnio y la concentraci¨®n que facilitaban las anfetaminas [¡] He visto a influencers diagnosticados con depresi¨®n cuyo trabajo es estar de fiesta y retransmitirlo en stories mientras promocionan la marca de ropa interior que subvenciona su dependencia al ¨¦xtasis y al lorazepam?, a?ade, para destacar que ella misma se ha visto ?confiando en la piedad qu¨ªmica para superar la ansiedad, el estr¨¦s, la incertidumbre, la sensaci¨®n de fracaso y la soledad que nos rodea?.
Sobre este boom de CBD y microdosis como estrategia de supervivencia en la era acelerada, Antoni Gual, jefe de la unidad de adicciones del Hospital Cl¨ªnic, lamenta que ?el mercado se adelante a la ciencia y que todo parezca bueno para todo, mientras seguimos sin estudios que lo certifiquen?. Frente a esta fiebre, lo tiene claro: ?Uno empieza diciendo que busca el bienestar y no parar¨¢ para evitar el temido malestar?.
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