Tres claves sencillas para conseguir educar a tus hijos con el ejemplo
A veces caemos en el error de pedirles a nuestros hijos que hagan cosas que nosotros nunca hacemos, y por ello ellos nunca llegan a entendernos.
Educar a un hijo no es f¨¢cil. Es complicado porque realmente nadie nos ense?a a educar y por muchos manuales que leamos, no hay un m¨¦todo ¨²nico para hacerlo, tampoco nadie que nos asegure que aunque ese ¡°truco¡± funcione muy bien con el hijo del vecino, vaya a funcionar igual de bien con el nuestro. Porque cada ni?o tiene su propia personalidad, sus propios conflictos y su propia forma de entender el mundo.
Sin embargo, si hay una idea que pudi¨¦ramos decir que realmente es universal es la de que para educar, m¨¢s que hablar, hay que dar ejemplo. B¨¢sicamente porque es muy dif¨ªcil de asumir que hay que cumplir con una norma, si vemos que la persona que nos la impone es la primera en incumplirla. Algo as¨ª como lo que nos pasa a nosotros mismos con nuestros jefes.
Pero la realidad es que al final somos los primeros en decir a nuestros hijos que no se puede estar todo el d¨ªa mirando la tablet, mientras nos observan pegados a la pantalla de nuestro m¨®vil sin entender nada. ?¡°Les transmitir¨¢s aquello que haces, no aquello que dices que hay que hacer¡± es precisamente la idea que defiende el psic¨®logo Miguel ?ngel Rizaldos en su Gu¨ªa para pap¨¢s y mam¨¢s en apuros, un manual que insiste en el concepto de que ¡°somos el ejemplo y modelo principal de comportamiento de nuestros peque?os¡± y a veces no lo tenemos en cuenta.
Aprender por imitaci¨®n y no por repetici¨®n
La clave de esta idea, como explica la tambi¨¦n ?psic¨®loga infantil Sara Tarr¨¦s, es que ¡°los ni?os, m¨¢s a¨²n los m¨¢s peque?os, aprenden m¨¢s observando e imitando que escuchando una y otra vez una misma frase¡±. Por eso, m¨¢s que repetir mil veces el ¡°l¨¢vate las manos¡±, tiene m¨¢s sentido ir y lav¨¢rnoslas con ellos antes de cada comida para crear h¨¢bito. ¡°Sabemos que los ni?os aprenden por ensayo y error, pero tambi¨¦n por observaci¨®n. Podemos afirmar sin duda que es observando como acaban imitando casi todo lo que ven hacer a sus padres (o adultos de referencia), sus amigos y personajes de sus series favoritas¡±, insiste la experta.
No obstante, es habitual que en su consulta los padres se quejen de que deben repetirles cientos de veces a sus hijos las cosas para que las hagan. ¡°Se quejan de que parece que no les escuchan cuando les hablan, que por m¨¢s que les digan nada tiene efecto, y es que en realidad los sermones, las reprimendas o los consejos no funcionan porque es un tipo de comunicaci¨®n que impide el di¨¢logo y los ni?os dejan de escucharnos. Directamente se desconectan¡±. Algo que quiz¨¢s deber¨ªamos tener en cuenta.
Observando, adem¨¢s, no solo aprenden a imitar comportamientos, sino que tambi¨¦n se hacen conscientes de lo que ocurre ante determinadas acciones. Por eso, por ejemplo, los dibujos animados muestran las consecuencias de no haber hecho caso a los mayores. Este refuerzo puede ser tanto en negativo como en positivo. ¡°Por ejemplo, si uno de nuestros hijos observa c¨®mo elogiamos un tipo de comportamiento de uno de sus hermanos, ?ser¨¢ m¨¢s probable que ¨¦l desee replicar lo que su hermano acaba de hacer para obtener esa gratificaci¨®n. Es lo que en psicolog¨ªa conocemos como refuerzo vicario¡±, acu?a la experta.
Una educaci¨®n en valores
Otra idea importantes es que a trav¨¦s del ejemplo no solo educamos en comportamientos o h¨¢bitos saludables, sino que tambi¨¦n hacemos una educaci¨®n en valores, mediante c¨®mo nos comportamos con los dem¨¢s, c¨®mo les hablamos, o sobre temas que opinamos en voz alta cuando ellos est¨¢n delante.
¡°El ejemplo es v¨¢lido en todas las ¨¢reas, desde los h¨¢bitos m¨¢s b¨¢sicos de higiene personal (lavarse las manos, cepillarse los dientes ¡) a la transmisi¨®n de valores como la tolerancia y el respeto y en algo tan crucial como es el desarrollo de inteligencia emocional de nuestros hijos¡±, aporta la psic¨®loga infantil.
Por su parte, Miguel ?ngel Rizaldos reflexiona que ¡°los padres, madres y educadores transmitimos nuestro estilo y educaci¨®n en valores en la convivencia diaria con nuestros peque?os. Sabemos que no seremos el ¨²nico influjo en su futura conducta. Pero tenemos que tener en cuenta que, con nuestra educaci¨®n, le marcaremos la que ser¨¢ su hoja de ruta b¨¢sica para la vida¡±, insiste Miguel ?ngel Rizaldos.
De esta forma, la primera persona con la que debemos comportarnos de forma coherente es con nuestros propios hijos. ¡°Estar continuamente enfadado no educa¡±, insiste el experto, por lo que es m¨¢s ¨²til empatizar que ¡°estar constantemente criticando y se?alando comportamientos inadecuados¡±.
En esta misma l¨ªnea, Sara Tarr¨¦s apunta que ser¨ªa importante trabajar nuestro autocontrol, ¡°esa parte de nuestra inteligencia emocional que nos ayuda a mantener a nuestras emociones (ira, miedo, tristeza, alegr¨ªa, asco, sorpresa, ¡) dentro de unos l¨ªmites adecuados para que no nos desborden. ?Por qu¨¦? Porque debemos educar desde la tranquilidad y la calma y no tanto desde la desesperaci¨®n y la impaciencia¡±.
De esta forma, Tarr¨¦s agrega que ¡°la paciencia tiene como base algo tan esencial como el control de los impulsos m¨¢s inmediatos, tanto para no reaccionar agresivamente ante un comportamiento que nos disgusta como para evitar revisar los mensajes del m¨®vil cada 10 segundos¡±.
Cuidarse para cuidar
Precisamente, para no caer en la desesperaci¨®n es necesario ser realistas y entender que el comportamiento de nuestros hijos no es algo que podamos controlar al cien por cien con un mando a distancia como la tele. Como recuerda Rizaldos, ¡°queremos tener todo controlado para que todo salga bien, o al menos como nos gustar¨ªa. La vida, sin embargo, es incertidumbre la mayor parte de las veces. Y nuestro margen de maniobra es limitado¡±.
As¨ª el psic¨®logo aporta que en su trayectoria profesional ha podido observar que gran parte del problema est¨¢ en que ¡°queremos no equivocarnos nunca, y hacer todo perfecto en cuanto a la educaci¨®n de nuestros hijos e hijas. Queremos tambi¨¦n que sean perfectos. Sin embargo, esto es contraproducente y conseguimos lo contario¡±.
Por ello para educar bien, y con el ejemplo, tambi¨¦n hay que ense?arles a convivir con el error y no solo la frustraci¨®n que genera el mismo. ¡°Hay que tener en cuenta que en ocasiones nos equivocaremos y nuestros hijos tambi¨¦n. Unas veces se gana, otras se aprende¡±, tal y como expone Rizaldos en su gu¨ªa.
Por ello, m¨¢s que dejarse llevar por el estr¨¦s, lo que realmente puede ayudar a nuestros hijos es cuidarnos para que seamos capaces de cuidarles a ellos de la mejor forma posible. ¡°Si al tener hijos te olvidas de tus necesidades e intereses, no te cuidaras y estar¨¢s quemado. Si no te cuidas no cuidar¨¢s bien. Y lo m¨¢s importante, transmitir¨¢s a tus hijos que no es importante cuidarse a uno mismo¡±, concluye el autor del libro.
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