Turboplaceres, peque?as p¨ªldoras de felicidad que pueden cambiar tu vida
Aunque la gesta del bienestar subjetivo no es cosa r¨¢pida de obtener distintos estudios demuestran que est¨¢n en nuestra mano los trucos que nos hagan la vida mejor a golpe de cron¨®metro.
En lo que llega la improbable receta de la felicidad perenne distintos estudios cient¨ªficos han medido una serie de actividades que proporcionan felicidad en pocos minutos o incluso segundos. Quiz¨¢ parezca que en el siglo de los movimientos slow hacer recuento de placeres r¨¢pidos sea una contradicci¨®n m¨¢s, pero si aceptamos que la ambivalencia es el signo de los tiempos no hay argumento que invalide la b¨²squeda humana del gustirrin¨ªn inmediato gracias a la cascada de endorfinas que, seg¨²n el Instituto de la Felicidad aseguran las cosas sencillas.
Tan solo son necesarios 6 segundos para ¡°desatar por completo la qu¨ªmica¡± que proporciona un buen abrazo. Lo asegura la divulgadora Elsa Punset en su libro El mundo en tus manos y se trata de un placer gratuito, r¨¢pido y tan reconfortante que con abrazos se rubrican todos los actos relevantes de la vida. En esos pocos segundos de felicidad se produce un complejo proceso de neurotransmisores que motivan y recompensan a nuestro sistema nervioso central a trav¨¦s de la dopamina, que es la sustancia asociada a la recompensa, pero tambi¨¦n a las adicciones, as¨ª que expuestos a ser adictos mejor que lo seamos a los mimos.
A pesar de que seg¨²n un estudio de 2014 para el 60% de los espa?oles el dinero s¨ª da la felicidad y de que no todo el mundo tienen horarios compatibles con la siesta, los expertos revelan que esos diez o veinte minutos de sue?o tras la comida facilitan la clase de felicidad que da vivir m¨¢s concentrados y ser m¨¢s creativos. Las siestas reparan y animan y, decididos a ahorrar tiempo, podr¨ªamos organizarlas para hacerlas abrazados y propiciar sexo feliz, otro chute de endorfinas que no requiere m¨¢s explicaci¨®n.
Respecto a los turboplaceres los expertos recurren al socorrido y aristot¨¦lico punto medio advirtiendo que no hemos de hacer de ellos la base de nuestra felicidad. Pero el recuento de estos remedios autom¨¢ticos sale tan c¨¢ndido que no parece peligroso integrar a las rutinas nuestra canci¨®n favorita a diario sin prudencia en el volumen: cantar a gritos un par de minutos nos deja como un reloj.
No hay mucho nuevo que decir sobre los beneficios del ejercicio sobre el ¨¢nimo. Pero podemos invocar a la feniletilamina, la catecolamina y otras palabras largas para neutralizar los dardos de esos aprendices de ¡°cu?ado¡± que preguntan qui¨¦n te persigue cada vez que sales a correr. El intento de chiste anterior, adem¨¢s de cumplir una funci¨®n metaf¨®rica ha tratado de hacer sonre¨ªr al lector en un ejercicio pr¨¢ctico que contribuya, tambi¨¦n gratis, a su felicidad instant¨¢nea. Las sonrisas a¨²n no se han medido pero las carcajadas, que mueven 400 m¨²sculos de nuestro cuerpo, proporcionan el mismo bienestar que 10 minutos de ejercicio aer¨®bico o 15 de bicicleta. Y a los m¨¢s competitivos quiz¨¢ les interese saber que el humano es el ¨²nico animal que sabe re¨ªrse.
Dicen los cient¨ªficos que cumplir un peque?o objetivo o aprender algo son acciones que tambi¨¦n producen felicidad con rapidez. As¨ª pues, memorizar la siguiente lista de alimentos dichosos (chocolate, pl¨¢tanos, frambuesas, frutos secos, cebolletas o mostaza) puede alegrarnos el d¨ªa y consumirlos digerir la satisfacci¨®n de saber que pocos minutos bastan para sentirnos mejor.
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