Dime qu¨¦ tipo de algod¨®n contiene tu ropa y te dir¨¦ en qu¨¦ est¨¢s contribuyendo a mejorar el planeta
Reducir el impacto medioambiental que supone el algod¨®n convencional se ha convertido en uno de los m¨¢ximos retos de la moda. En la elecci¨®n de apuestas org¨¢nicas y m¨¢s sostenibles est¨¢ la clave. A veces basta con que miremos la etiqueta de nuestra ropa para contribuir a este cambio necesario para un futuro en positivo.
Algod¨®n org¨¢nico, reciclado, en conversi¨®n, regenerativo¡ La industria de la moda est¨¢ volcada en un aut¨¦ntico reto: lograr que, de cara a 2025, m¨¢s de la mitad de las fibras de algod¨®n que encontremos en nuestra ropa proceda de pr¨¢cticas agr¨ªcolas m¨¢s sostenibles y ¨¦ticas. Impulsado por la Unidad Internacional de Sostenibilidad (una organizaci¨®n brit¨¢nica creada por el actual rey Carlos III de Inglaterra en 2017), ante el inminente 2025 Cotton Challenge, las alternativas al algod¨®n convencional le han ido ganando terreno en los ¨²ltimos a?os aumentando, seg¨²n c¨¢lculos de Textile Exchange, del 13% de 2015 /2016 hasta alcanzar casi el 30%. ¡°El objetivo tambi¨¦n es impulsar la mejora continua en todos los programas y la difusi¨®n de mejores pr¨¢cticas para los suelos, como la implementaci¨®n de cultivos regenerativos que absorben carbono, para as¨ª mitigar la crisis clim¨¢tica¡±, apuntan en el ¨²ltimo informe de la organizaci¨®n.
?A qu¨¦ se debe tanta urgencia? Despu¨¦s de las fibras sint¨¦ticas, el algod¨®n es el tejido predilecto de la moda, englobando alrededor del 22% del mercado. Se trata de un tejido natural, resistente, vers¨¢til, transpirable, biodegradable¡ sin embargo, entre sus bondades no est¨¢ la sostenibilidad. Todav¨ªa. Desde los peque?os productores hasta lo m¨¢s alto de las instituciones, el sector pone la atenci¨®n sobre el suelo, convencidos de que puede llegar a ser m¨¢s sostenible con el incremento de nuevas pr¨¢cticas agr¨ªcolas, capaces de minimizar el fuerte impacto ecol¨®gico y social que pesa sobre el algod¨®n convencional. Para empezar, su huella h¨ªdrica.
Aunque existen demasiadas variables para calcular con exactitud el consumo de agua, seg¨²n los datos recientes del Comit¨¦ Asesor Internacional del Algod¨®n (ICAC), se utilizan cerca de 1.931 litros de agua de riego para producir un kilo de algod¨®n. Es una cifra mucho menor que esos 20.000 litros de agua que tantas veces hemos o¨ªdo que se necesitan para obtener un kilo de algod¨®n: la Fundaci¨®n Transformers, formada por representantes de la industria del denim, advert¨ªa en su informe Algod¨®n, un caso de estudio de desinformaci¨®n de que esa estimaci¨®n proced¨ªa de un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) elaborado en 1999 que, a pesar de la repetici¨®n, ha quedado totalmente desactualizada. Sin embargo, como se?ala Gema G¨®mez, directora y fundadora de la plataforma de formaci¨®n en moda y sostenibilidad Slow Fashion Next, los nuevos datos adquieren otra dimensi¨®n ?cuando se trata de agua que normalmente tendr¨ªamos que destinar a otra cosa; por ejemplo, para dar de beber a las comunidades que viven cerca de estos cultivos?. No hay que olvidar que India, China, Estados Unidos, Brasil y Pakist¨¢n son los principales productores a nivel mundial; pa¨ªses, en su mayor¨ªa, especialmente vulnerables al cambio clim¨¢tico.
La experta subraya otra variable que aumenta considerablemente el uso del agua y, en su defecto, la erosi¨®n del terreno: ¡°Al plantar grandes extensiones con la misma semilla no estamos fomentando la biodiversidad, con lo cual las plantas y los insectos acompa?antes de ese cultivo no encuentran depredadores y se convierten en una plaga, por lo que es necesario utilizar pesticidas y plaguicidas¡±. En concreto, volviendo sobre el informe del ICAC, estos monocultivos suponen el 4,7% de las ventas de pesticidas y el 10,2% de insecticidas del mercado. G¨®mez alerta de c¨®mo esta dependencia, a la que tambi¨¦n suma el abuso de transg¨¦nicos, compromete seriamente la biodiversidad de los ecosistemas, as¨ª como la salud de los trabajadores implicados en cada paso de la cadena.
Para Santi Mallorqu¨ª, CEO de la empresa espa?ola Organic Cotton Colors, la agricultura org¨¢nica constituye una gran alternativa para revertir esos impactos: ¡°Todos entendemos lo que es un producto de alimentaci¨®n org¨¢nico y tiene unos par¨¢metros muy sencillos, como que la semilla no puede ser modificada gen¨¦ticamente y en la etapa de cultivo no se pueden usar qu¨ªmicos, lo que beneficiar¨ªa tambi¨¦n a todos los trabajadores involucrados en la cadena¡±. Habla desde su propia experiencia: gran parte del algod¨®n OCCGuarantee? que comercializan ¨Cuna certificaci¨®n propia que resume su visi¨®n medioambiental y empresarial¨C procede de un proyecto sostenible, desarrollado en Brasil, junto a productores y familias, propietarias de peque?os terrenos. Los cultivos se riegan tan solo con agua procedente de la lluvia, donde el algod¨®n org¨¢nico comparte espacio con otras cosechas, como ma¨ªz, s¨¦samo o frijoles; una rotaci¨®n que Mallorqu¨ª destaca para mejorar calidad del terreno y su capacidad de atrapar CO2. As¨ª, seg¨²n el informe de sostenibilidad elaborado por la consultora BConscious, una camiseta de la firma, en comparaci¨®n con una de algod¨®n convencional producida en la India, podr¨ªa ahorrar el equivalente a 1.486 vasos de agua y, en t¨¦rminos de carbono, el consumo diario de 9 bombillas el¨¦ctricas de 25W.
Mediante esta apuesta ecol¨®gica, Organic Cotton Colors ha logrado tambi¨¦n minimizar el agua y el uso de sustancias de un proceso tan complejo como es el tintado, gracias a semillas naturales con las que obtienen algod¨®n de color, directamente del campo, en tonos crudo, verde y marr¨®n. ¡°Se utilizaban hace m¨¢s de 5.000 a?os pero, con la revoluci¨®n industrial y los tintes qu¨ªmicos, se perdieron. Lo que hacemos es preservar estas variedades, que no requieren tintes porque nacen de las fibras, y ofrecer nuestro surtido de tejidos, sin cantidad m¨ªnima, para qui¨¦n est¨¦ interesado¡±, explica su fundador. ?Pero se podr¨ªa llevar esta pr¨¢ctica a gran escala? ¡°Somos conscientes de que esto es un nicho de mercado por la capacidad productiva que podemos tener, aunque nuestro objetivo es incrementar el n¨²mero de productores¡±, confiesa, insistiendo adem¨¢s en la importancia de adaptar el ritmo de producci¨®n y de consumo al de la naturaleza.
?C¨®mo saber si hemos comprado algod¨®n org¨¢nico?
El algod¨®n org¨¢nico certificado representa un 1,4% del mercado. Seg¨²n los datos recabados por Textile Exchange, en el ejercicio de 2020-2021 se recogieron 342.265 toneladas de algod¨®n org¨¢nico en el mundo, un crecimiento del 37% respecto al a?o anterior. Los que m¨¢s saben de moda se?alan que los tejidos de algod¨®n org¨¢nico son mucho m¨¢s suaves y resistentes que los convencionales. En parte, porque las fibras tanto se cultivan como se recogen a mano, para conservar su pureza y evitar que se rompan, obteniendo unos hilos m¨¢s largos y resistentes. Pero tampoco es necesario educar los sentidos para reconocerlo a simple vista, en la etiqueta est¨¢ toda la informaci¨®n sobre el origen de nuestras prendas.
El algod¨®n org¨¢nico certificado representa solo un 1,4% del mercado. Sin embargo, su producci¨®n ha crecido en un 37% en 2020-2021 con respecto al ejercicio anterior
Entre el mar de certificaciones que existe en la industria ¡ªdentro del Cotton Challenge se reconocen cerca de 15 programas e iniciativas algodoneras, como Better Cotton (BCI) o Fairtrade Organic, que garantizan un cultivo m¨¢s ¨¦tico que el convencional¡ª, hay dos sellos que debemos reclamar: Organic Content Standard (OCS) y Global Organic Textile Standard. El primero, impulsado por Textile Exchange, verifica el contenido org¨¢nico de un producto desde un 5% a un 100% y asegura la trazabilidad y que estas fibras se mantengan en la cantidad establecida a lo largo de la cadena de producci¨®n. Tiene en cuenta aspectos medioambientales como el uso de recursos h¨ªdricos, energ¨¦ticos o los qu¨ªmicos de acuerdo con los est¨¢ndares de la legislaci¨®n estadounidense, europea o las certificaciones IFOAM. ¡°Tiene adem¨¢s que ir acompa?ada de otra certificaci¨®n, Content Claim Standard (CCS), que asegure la cadena de custodia a lo largo de los diferentes procesos por los que va pasando la materia¡±,se?ala Gema G¨®mez, de Slow Fashion Next.
Mucho m¨¢s completo, el certificado GOTS se considera la norma de referencia en el universo org¨¢nico: tan solo los productos con un m¨ªnimo del 70% de fibras org¨¢nicas certificadas logran pasar el corte. Cubre todas las etapas de procesamiento, fabricaci¨®n y comercializaci¨®n, para asegurarse que se han llevado pr¨¢cticas respetuosas con el medioambiente y las condiciones de trabajo. Mallorqu¨ª hace hincapi¨¦ en la importancia de reforzar ese aspecto social, destacando las posibilidades de la Econom¨ªa del Amor, ¡°una certificaci¨®n nueva y bastante desconocida, creada en Egipto, que puede ser muy interesante porque engloba una visi¨®n hol¨ªstica en la que, por primera vez, la parte social, la medioambiental y la econ¨®mica tienen el mismo peso¡±.
Las posibilidades del algod¨®n reciclado
Dentro del prop¨®sito de las firmas de moda de sustituir las fibras convencionales por propuestas m¨¢s sostenibles o circulares, los expertos auguran tambi¨¦n un aumento del mercado del algod¨®n reciclado. ?Qu¨¦ mejor forma de optimizar los recursos energ¨¦ticos y naturales que aprovechando materiales existentes que, de otro modo, acabar¨ªan en el vertedero? G¨®mez destaca las posibilidades del reciclaje mec¨¢nico. ?Es un m¨¦todo comercialmente probado, de bajo consumo y rentable, que tiene algunos desaf¨ªos por resolver, como la degradaci¨®n de la calidad de fibras, con una reducci¨®n de la longitud de hasta un 30 o 40%. Un desaf¨ªo que se reduce si mezclamos las fibras recicladas m¨¢s cortas con otras v¨ªrgenes, obteniendo una mayor calidad. Con una tecnolog¨ªa emergente de reciclaje mec¨¢nico ¡®suave¡¯, se puede tambi¨¦n lograr la reducci¨®n de la longitud de la fibra de un 10 a 15%?, propone.
Otro de los retos que se?alan los productores de algod¨®n reciclado ¨Cy que est¨¢ tratando de solventar la moda circular¨C, es la importancia de desarrollar prendas monomateriales que faciliten su posterior separaci¨®n por tejidos y colores, para reducir as¨ª los desperdicios textiles y garantizar la calidad de la fibra. Desde Organic Cotton aseguran que, junto a la Universidad de Terrassa, est¨¢n investigando en la producci¨®n de un hilo reciclado, a base de lyocell y restos de stock. ?Vamos a triturar las prendas preconsumo y posconsumo que tenemos con taras o fallos, y comprobar en qu¨¦ porcentaje podemos usarlas. Es posible que tengamos que utilizar algod¨®n virgen?, coincide Mallorqu¨ª, que destaca la importancia de conocer en este proceso el origen de las fibras, para asegurarse de que la fibra obtenida adem¨¢s, est¨¦ libre de sustancias t¨®xicas. De nuevo, otro punto para los cultivos org¨¢nicos.
Desmontando el mito del algod¨®n en conversi¨®n
La pregunta que nos faltar¨ªa responder es qu¨¦ impide a los productores iniciar la transici¨®n. Para G¨®mez, una de las grandes barreras son los costes de producci¨®n: ?Internaliza los costes de no contaminar, de cuidar el suelo, de los salarios justos¡ Adem¨¢s, tiene que pagar una certificaci¨®n para demostrar que todo esto es cierto, lo que lo hace menos competitivo en el mercado¡±, apunta. Un punto de vista que comparten desde Textile Exchange, que denuncian la dificultad de acceder a semillas org¨¢nicas en algunos pa¨ªses y reclaman la necesidad de una mayor investigaci¨®n, financiaci¨®n e implicaci¨®n por parte de la industria. ?El periodo de conversi¨®n, a menudo de tres a?os, es una enorme carga para que los agricultores la soporten solos y las reglas de la agricultura org¨¢nica pueden parecer restrictivas sin alternativas a los insumo convencionales?, apuntan desde la organizaci¨®n, que baraja la idea de concederle la certificaci¨®n OCS independientemente de la fecha de cultivo, para incentivar econ¨®micamente a los productores y que puedan hacer frente a los costes.
?Pero es sostenible el algod¨®n en conversi¨®n? Aunque la Uni¨®n Europea establece que los terrenos deben someterse a un per¨ªodo de tres a?os para ?limpiarse?, estos cultivos siguen exactamente los mismos par¨¢metros de la agricultura org¨¢nica: s¨®lo se utilizan semillas naturales y se evita el uso de pesticidas y fertilizantes qu¨ªmicos, lo que lo convierte en una opci¨®n m¨¢s limpia que el algod¨®n convencional. Como no es un proceso f¨¢cil ni rentable, desde Textile Exchange animan a las firmas a incorporarlo a sus dise?os, con precios justos, para apoyar a los productores a empezar.
El futuro del algod¨®n regenerativo
Para Mallorqu¨ª, la urgencia clim¨¢tica requiere f¨®rmulas a largo plazo, que cuiden el suelo para maximizar la producci¨®n pero, sobre todo, su capacidad de secuestrar el di¨®xido de carbono: ?Esto no quiere decir que toda la industria se tenga que pasar al algod¨®n org¨¢nico regenerativo pero, sin duda, ese tendr¨ªa que ser el camino?. Frente a una huella de carbono global que, seg¨²n datos de World Wide Life (WWF), sit¨²a en 220 millones de toneladas de CO2, el algod¨®n regenerativo convive con otros cultivos y plantas, que echan ra¨ªces en la tierra mientras mejoran la calidad de vida de la atm¨®sfera. ?Para ello se evita arar los suelos, se maximiza el uso de diferentes cultivos y se integran animales en la ecuaci¨®n que mejoran la biodiversidad. Es una manera de cultivar que tiene en la propia naturaleza su inspiraci¨®n y que fomenta tambi¨¦n la creaci¨®n de redes entre las personas¡±, puntualiza Gema G¨®mez, que propone explorar los beneficios de otras plantas como el lino o el c¨¢?amo. Porque en el camino hacia la sostenibilidad, el algod¨®n no es solo una fibra, sino el resultado de la acci¨®n y el compromiso colectivo, lo ¨²nico que puede garantizarnos un futuro en positivo.
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