C¨®mo es vestir a C. Tangana, Nathy Peluso o Bad Gyal: sus estilistas nos lo cuentan
Estilistas nos hablan de su profesi¨®n: c¨®mo crean, en qu¨¦ se inspiran, qu¨¦ supone trabajar en la moda y c¨®mo es vestir a estrellas de la m¨²sica.
Cuando atraviesas un altibajo emocional es recurrente que tu alrededor te anime a cortarte el pelo, a regalarte un masaje, a hacerte las u?as o a ir de compras. Estas tapaderas emocionales suelen funcionar, aunque el efecto solo dure un rato. Sin duda, gran parte del m¨¦rito recae en las profesionales que perfoman la experiencia. Te abren la puerta, te atienden con amabilidad, son afables con todas tus demandas y caprichos y est¨¢n dispuestas a escucharte. Trabajan, literalmente, para sacar la mejor versi¨®n de ti. ¡°?Tienes que potenciar esa melena! ¨C dicen, mientras miras a tu estropajo en el espejo, incr¨¦dula ¨C ¡°Tienes unas pesta?as largu¨ªsimas¡± o ¡°con ese color de ojos, un ocre te sentar¨ªa genial¡±. Te animan destacando detalles insignificantes de ti misma que desconoc¨ªas. Te rindes a ellas y a sus consejos dispuesta a ser un poco m¨¢s feliz. Son personas ajenas pero de trato familiar que durante un tiempo acotado se dedican a prestarte toda su atenci¨®n. La atm¨®sfera que se genera es parecida a la de un confesionario, una estructura que facilita la conversaci¨®n privada y el di¨¢logo. La virtud de su trabajo recae en saber empatizar. Su labor es entender tus necesidades y asegurarse de que van a hacerte brillar. Pero ?qui¨¦n se encarga de ellas?
Del trabajo de las estilistas sabemos poco. Nuestros referentes suelen situarse en la popular pel¨ªcula El Diablo Viste de Prada, una ficci¨®n que insiste en evidenciar la crueldad del mundo de la moda y el maltrato que sufren las asistentes. Sin embargo, nos ha configurado el siguiente modelo: una chica con mucho estilo, que anda por las calles con un caf¨¦ latte en un vaso de cart¨®n reciclable y que coge muchos taxis subida a unos Manolos de infarto. Las estilistas no pueden ir en tacones, llevan mo?o y duermen poco. Una de las bases del sistema en el que vivimos es generar trabajos aspiracionales y muchos de ellos son los creativos. Giulia Mensiteri, doctora de antropolog¨ªa social y etnolog¨ªa, lo recoge en su tesis doctoral Le plus beau m¨¦tier du monde?(El trabajo m¨¢s hermoso del mundo, 2018), donde explora estas formas de precariedad. Una paradoja que implica a muchos profesionales del sector: personas que se hinchan de champ¨¢n y caviar en los eventos, entran por la lista VIP de las fiestas y luego sufren por llenar su nevera.
Probablemente mucha gente sue?e con vestir a C. Tangana, escoger los culottes de Nathy Peluso y revestir de lentejuelas a Bad Gyal, ?pero ser estilista es solo eso? Hablamos con Maria Gasa, Ahida Agirre, Alex Turri¨®n, Ana Murillas, Carolina Bad¨ªa, Carolina Galiana, Emmanuel y Helena Contreras, 8 nombres que nos cuentan las luces y las sombras de su profesi¨®n.
Maria Gasa se dedicaba al estilismo hasta que un accidente la apart¨® de ello. ?Lo dej¨¦ porque mi trabajo, que me encantaba y me daba vida con su adrenalina y el ritmo fren¨¦tico, casi me deja sin moverme. Estuve implicada en un videoclip durante una semana, sin cobrar, para un grupo de m¨²sica internacional que cuenta con 100k en Instagram. S¨ª, s¨ª, gratis. El presupuesto era de 500 euros para vestir a 20 extras y un cantante, que adem¨¢s quer¨ªa ir en traje (el precio m¨ªnimo de estas prendas es de 150 euros). Iba con la moto devolviendo la ropa y un t¨ªo se salt¨® el sem¨¢foro. Fractura de tibia y peron¨¦ y afectaci¨®n a la articulaci¨®n ?Y sabes qu¨¦? El videoclip, finalmente, nunca sali¨®?, explica.
Ahida Agirre se dedica al estilismo desde hace cinco a?os y ha trabajado para artistas como Paloma Mami o La Mala. Distribuye el trabajo en 5 fases: la preparaci¨®n de la propuesta, las compras, el fitting (que son las pruebas de vestuario), el rodaje y las devoluciones. Sobre los rodajes, habla de jornadas de m¨¢s de 13 horas: ¡°A partir de ah¨ª se cuentan como horas extras, si est¨¢s cobrando para el trabajo, que esa es otra¡±. Muchos productores, fot¨®grafos, y directores asumen que los proyectos independientes y los videoclips no deben pagarse, porque beneficia al porfolio.. Ahida tambi¨¦n hace referencia a los lookers y los compara con un salvavidas. Se trata de unas taquillas que suele haber en el centro de las ciudades, donde tienen descuento y donde guardan la mercanc¨ªa: ¡°No puedes cargar todo lo que llevas en los hombros. A veces llueve, vas con bolsas de papel, y tienes que seguir comprando¡±.
Carolina Galiana se define como estilista y como directora creativa. ¡°Hacemos muchas m¨¢s cosas: no s¨®lo creamos im¨¢genes para revistas, tambi¨¦n para personajes, artistas y publicidades¡±. Aunque le apasiona generar el universo de una idea y de un di¨¢logo tambi¨¦n le preocupa la infravaloraci¨®n de la profesi¨®n: ¡°Detesto que se espere que lo tengamos todo listo para una foto, sin pagarnos el proceso que supone llegar al producto final. Los que trabajamos en la profesi¨®n casi siempre es por amor al arte.¡± Carolina, como muchos estilistas, compagina los videoclips con la publicidad para que le resulte viable econ¨®micamente: ¡°Decir que he elegido el camino de la creatividad me parece un enga?o. Pocos proyectos de los que haces acaban siendo creativos.¡±
Detr¨¢s de la imagen de C. Tangana?est¨¢ Alex Turri¨®n que le acompa?a en todo el proceso art¨ªstico. Confiesa que a menudo las cosas se tienen que preparar en tiempo r¨¦cord y que no es tan f¨¢cil conseguir lo que quieres, aunque tengas buenos contactos. ¡°Es una profesi¨®n que te exige saber d¨®nde buscar. Tienes que estar atento, todo el rato.¡± Tambi¨¦n explica que la mayor¨ªa de gente atribuye la direcci¨®n creativa a la estrella. ¡°No conciben que hay personas detr¨¢s trabajando la idea.¡± Seguramente, que Bad Bunny se anticipara a 2020 luciendo un pasamonta?as guerrillero en sus conciertos y que se pintara las u?as abriendo la controversia no fue solamente cosa suya. Al lado de un ¡°genio¡± siempre hay alguien trabajando, en un segundo plano?.
Ana Murillas es la estilista de Bad Gyal y se define como ¡°la m¨¢s pija del underground y la m¨¢s undeground de los pijos.? Considera que la situaci¨®n en la que se encuentran los artistas, de dominio p¨²blico, muchas veces nos lleva a confundir el ego con sus inseguridades, derivadas de la presi¨®n: ?Imag¨ªnate a ti, con tus paranoias, servida a la opini¨®n p¨²blica, siempre. Al final son humanos.? Ana, que es una figura consagrada en el sector, explica que el papel de los estilistas recae, precisamente, en reforzarles, acompa?arles y ayudarles a que se sientan m¨¢s seguros. Sentir ese poder es muy importante para ellos, a la hora de salir a un escenario o de grabar un videoclip.
Ahida, por su parte, resalta la diferencia entre las expectativas y la realidad de los presupuestos. Tambi¨¦n hace eco de la presi¨®n que se ejerce sobre las mujeres en la esfera p¨²blica y a?ade, con comprensi¨®n, que muchas de ellas no quieren ense?ar los brazos, piden push ups y las faldas con vuelos.
Alex, en cambio, asegura que la clave est¨¢ en la confianza y la intimidad. ¡°Con Pucho, al ser amigos desde hace 12 a?os, es m¨¢s f¨¢cil lidiar. Ya s¨¦ lo que le gusta¡±.?Por ¨²ltimo, Carolina Galiana, que se ha encargado recientemente de vestir a Nathy Peluso, destaca el valor que muchos artistas le est¨¢n dando a la profesi¨®n. ¡°Antes la industria musical se divid¨ªa entre lo comercial y lo indie y ahora hay un t¨¦rmino medio. En ese espacio se valora nuestra figura. Muestran ganas y orgullo de trabajar con nosotros.¡±
?Y c¨®mo se percibe vuestra profesi¨®n desde dentro?
?¡°?Agradecido por currar? S¨ª. ?Agradecido por las condiciones? Regular.¡± Emmanuel trabaja como estilista en una gran corporaci¨®n. Hace tiempo decidi¨® que prefer¨ªa un contrato fijo y estabilidad. ¡°Tal y como soy me costar¨ªa gestionar la incertidumbre¡±.
Helena Conteras, m¨¢s conocida como Goro Goro, es la estilista de Amaia y de Mar¨ªa Escarmiento, entre otros. Aun as¨ª, lo compagina con trabajos publicitarios y comerciales. Tambi¨¦n se pone delante de la c¨¢mara como modelo. ¡°Empec¨¦ con Amaia hace un tiempo, pero no me da para vivir ni de lejos. A¨²n no tengo claro si me ha beneficiado con m¨¢s trabajo.¡± Le molesta que se priorice una imagen bonita, pero no al trabajador: ¡°A pesar de que consumimos im¨¢genes a diario nadie quiere pagar a quien las produce.¡±?Por otro lado, Ana Murillas asegura que es una carrera de fondo y que para sobrevivir hay que aceptar que no siempre se puede estar en el hype. Subidas, bajadas e inestabilidad.
Carolina Bad¨ªa lleva m¨¢s de 20 a?os en la profesi¨®n. Habla de la dificultad de hacerse un hueco y de la perseverancia como mecanismo. ¡°En alg¨²n momento he sentido que me quer¨ªan pisar por todos lados.¡± Hoy en d¨ªa viste a Najwa Nimri, pero esencialmente se ha dedicado al vestuario cinematogr¨¢fico, a las editoriales y a las revistas de moda. Empieza su relato con este recuerdo: ¡°En uno de mis primeros trabajos me dijeron que no tendr¨ªa un sueldo decente y que iba a trabajar much¨ªsimo, pero que as¨ª conseguir¨ªa entrar en vestuario.¡±
Por otro lado, las entrevistadas lamentan ser el ¨²ltimo eslab¨®n de los rodajes. ¡°Somos las que m¨¢s trabajamos y las que menos cobramos.¡±?A menudo, otra de las pautas que rigen los trabajos creativos es que el prestigio y la consagraci¨®n terminan siendo simb¨®licos, ef¨ªmeros y no remunerados. En otras palabras, cuesta hablar de dinero. Bad¨ªa sostiene que le han intentado pagar muchas veces con reputaci¨®n, ¡°pero claro, tengo que comer y costear mis recibos.¡±
Helena lo simplifica as¨ª: ¡°Tienes que hacer cosas gratis para hacerte un nombre, entonces parece ser que la creatividad es para gente rica. Me da la sensaci¨®n de que es una profesi¨®n por la que te tienes que sacrificar y a m¨ª el sacrificio en el trabajo me parece una gilipollez.¡±
Carolina Galiana lo describe de una forma muy gr¨¢fica: ¡°Cuando llevas un a?o durmiendo poco, deslom¨¢ndote y teniendo contracturas en la espalda empiezas a pedir mejores condiciones. Cuando pides m¨¢s, te empiezan a decir que no.¡±?La somatizaci¨®n f¨ªsica y el malestar emocional se han generalizado, como respuesta a un a?o delirante y apote¨®sico.
¡°?Mis amigos me llaman ¡°la hierbas¡± porque estoy todo el d¨ªa tomando cosas!¡±? Cuenta Helena, entre risas y fatiga.?Ahida Agirre retoma el tema de los rodajes y repasa, en voz baja, algunos dolores. ¡°Males cervicales, ci¨¢tica¡¡± De repente sube el tono. ¡°En un rodaje me tuvieron que pinchar la espalda, ?pero el d¨ªa siguiente ya estaba haciendo devoluciones!¡±. Compara este tipo de jornadas con alcanzar la cima. ¡°Es igual que subir a una monta?a. Al principio, despu¨¦s de los rodajes, lloras mucho. Creo que se debe a la adrenalina que consumes.¡±
Antes del confinamiento, Bad¨ªa aprovech¨® para poner en marcha un sindicato dedicado a las estilistas, porque no exist¨ªa. ¡°Cuando nos encerraron vi que si ya est¨¢bamos desprestigiadas ser¨ªa un derrumbe total.¡± Su caso es m¨¢s peliagudo.Comenta que su descaro le ha ayudado a consolidar su trayectoria en numerosas ocasiones, pero a veces tambi¨¦n le ha cerrado puertas. Mantiene una relaci¨®n de amor y odio con la profesi¨®n que la ha llevado a compaginar periodos de depresi¨®n y ansiedad.
El mundo de la moda genera recelos y rechazo y es cierto que se le atribuye una ¨¢urea fr¨ªvola y soberbia. ¡°La tonter¨ªa de la moda¡±. Gente que viste bien y que lleva gafas de sol en la oficina. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de las contradicciones y prejuicios que origina, para muchos es una profesi¨®n m¨¢s, un medio con el que llegar a fin de mes y rellenar el tupper. Helena y Emmanuel lo resumen as¨ª: ¡°Hay cosas que nos conflict¨²an, pero al final estamos todos metidos en la rueda. Cuando ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes nos importaban las movidas de ¡®hacer cosas¡¯ pero ahora, con 29 a?os, nos da igual.¡± Emmanuel acaba: ¡°Quiero tener dinero para comprarme un billete e ir a ver a mi madre.¡±
?Nos espera un a?o de vestir en ch¨¢ndal y pijama?
Sobre el futuro (y dadas las circunstancias) los entrevistados prefieren hablar con la boca peque?a. Sin embargo, Alex Turri¨®n hace hincapi¨¦ en las din¨¢micas t¨®xicas de la industria: ¡°Desde siempre me ha gustado coleccionar cosas, me encanta encontrar joyas que otros ya no quieren¡± Y acaba: ¡°La moda se ha convertido en f¨¢bricas gigantes, condiciones p¨¦simas, sobreproducci¨®n y unos costes por encima de lo que nos podemos permitir. Ese camino ya no es viable.¡±?Ana Murillas, en la misma l¨ªnea, a?ade: ¡°Tengo fe en las nuevas generaciones, lo veo en mi hija y en sus amigos. Les gusta pintarse sus propios vaqueros y reaprovechar todo lo que tienen.¡±
Por su lado, Maria Gasa despu¨¦s del accidente empez¨® a formarse como arteterapeuta. Hoy en d¨ªa busca una vida estable que le conecte con su parte m¨¢s humana (as¨ª es como lo describe). ¡°Trato de explotar las emociones a trav¨¦s del lenguaje art¨ªstico.¡±
Hace tiempo que el desapego a los trabajos (de todo tipo) no nos sorprende, forma parte de la nueva normalidad. Una normalidad que, de hecho, ya empieza a estar viciada y atragantada. Pero el entusiasmo compartido y las din¨¢micas colectivas parece que siguen sosteni¨¦ndonos, que nos mantienen vivos. Muchos ya no somos ni esenciales ni presenciales, pero seguimos mand¨¢ndonos whatsapps entre compa?eros con memes sarc¨¢sticos, de lo que fuimos y de lo que somos, y storys de hace un tiempo que nos recuerdan aquella ensalada al sol, apoyados en el muro de delante de la oficina, comiendo del mismo tenedor: ¡°?Mira lo que hac¨ªamos!¡±. Lo que m¨¢s echamos de menos no es el trabajo, es trabajar con gente. Carolina Galiana, por ejemplo, se?ala la satisfacci¨®n que siente cuando consigue que los artistas acaben contentos (incluso m¨¢s que ella, recalca), Helena Contreras agradece las din¨¢micas de los rodajes y la estimulaci¨®n de trabajar en equipo y Carolina Bad¨ªa el compa?erismo. Y al fin y al cabo eso es lo que hacen los estilistas. Encienden sus sentidos, configuran tu identidad desde 0, empatizan y tratan de sacar la mejor versi¨®n de ti. Y solo por eso deber¨ªamos escucharles m¨¢s.
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