Estos son los veintea?eros que lideran la modernizaci¨®n de la m¨ªtica firma Courr¨¨ges
Son muchos los que defienden que t¨¦rminos como futuro y modernidad existen en moda gracias a Courr¨¨ges. El visionario franc¨¦s invent¨® el ¡®ready-to-wear¡¯. Hoy la marca vuelve para redefinir el sistema y mirar (otra vez) al futuro, gracias a S¨¦bastien Meyer y Arnaud Vaillant
Dif¨ªcil elegir una ¨²nica imagen del arsenal de referencias hist¨®ricas que remiten a Courr¨¨ges. Esta maison forma parte del patrimonio franc¨¦s. ?Un dise?ador revolucionario, Andr¨¦ Courr¨¨ges, dej¨® su sello en la costura usando formas geom¨¦tricas y nuevos materiales?, tuite¨® el presidente Fran?ois Hollande en enero tras la muerte del fundador. Las creaciones de este visionario est¨¢n grabadas en la memoria colectiva global. Para S¨¦bastien Meyer (27 a?os, Bessi¨¨res), mitad del t¨¢ndem que, desde mayo de 2015, est¨¢ al frente de la direcci¨®n creativa, ?aunque suene a t¨®pico, la minifalda es la prenda que primero viene a la mente?; si bien todav¨ªa hoy los historiadores discuten qui¨¦n fue primero: ¨¦l o Mary Quant, Francia o Inglaterra, la UE o el Brexit. Para Arnaud Vaillant (26 a?os, Marsella), la otra mitad, la historia de Courr¨¨ges habla de arquitectura, ingenier¨ªa y a?os de aprendizaje. ?Durante una d¨¦cada fue asistente de Balenciaga?, recuerda Vaillant, quien tambi¨¦n pas¨® por el atelier del genio de Guetaria. ?Crist¨®bal era m¨¢s elegante y cl¨¢sico; Courr¨¨ges ten¨ªa una visi¨®n m¨¢s joven, colorista y arrolladora. Estilos opuestos a primera vista y que, sin embargo, al analizar su evoluci¨®n, a veces incluso parece que convergen. Las primeras colecciones de Courr¨¨ges, de 1961 a 1964, beb¨ªan de la escuela Balenciaga. Necesit¨® cuatro a?os para escapar y desarrollar su propio vocabulario?, dice.
En plena era espacial, a trav¨¦s de sus patrones persigui¨® una est¨¦tica futurista que obedec¨ªa a un concepto de moda moderno, f¨¢cil, liberador, en movimiento. Su f¨®rmula revolucion¨® Par¨ªs y se convirti¨® en una de las etiquetas m¨¢s copiadas de los a?os 60. ?Suena a locura, pero a pesar del ¨¦xito abrumador, en 1965, decidi¨® cerrar durante dos a?os para crear su propia f¨¢brica en el sur de Francia y gestar el nacimiento del pr¨ºt-¨¤-porter. Frente a la alta costura, de piezas ¨²nicas hechas a medida, ¨¦l so?aba con una moda m¨¢s popular, m¨¢s barata, confeccionada en serie y en tallas distintas?. En los archivos de Pau [m¨¢s un laboratorio que un atelier], la maison conserva gran parte de su legado. ?Es un caso ¨²nico. Son muy pocas las casas que todav¨ªa hoy tienen su propios talleres: Louis Vuitton, Chanel, Saint Laurent¡ y oui!, Courr¨¨ges, al que llamaban el Le Corbusier de la Costura?.
Con solo tres colecciones, su firma, Coperni Femme (fundada en 2013), se hab¨ªa convertido en la ni?a bonita de la escena parisina. Adorada por la prensa, alabada por la cr¨ªtica, con premios como ANDAM¡ Y, sin embargo, no dudaron en echar el cierre cuando Jacques Bungert y Fr¨¦d¨¦ric Torloting (propietarios de los derechos de la etiqueta Courr¨¨ges desde 2011) llamaron a su puerta. Su nombramiento al frente de la casa francesa puso fin a un proyecto tan fugaz como los nuevos tiempos que impone esta industria.
Arnaud Vaillant: Digamos que es dif¨ªcil rechazar Courr¨¨ges.
S¨¦bastien Meyer: Para nosotros era un honor.
A. V.: Sobre todo teniendo en cuenta que Courr¨¨ges es probablemente la marca con el patrimonio m¨¢s maravilloso del mundo. Tan moderno, tan contempor¨¢neo, tan franc¨¦s¡ El dilema era qu¨¦ hacer con nuestra firma. Compaginar ambos proyectos era del todo imposible. Porque aunque Coperti ten¨ªa una imagen chic, profesional y rica, en realidad era una compa?¨ªa muy peque?a. B¨¢sicamente ¨¦ramos S¨¦bastien y yo. Si acept¨¢bamos el reto de relanzar esta maison, no pod¨ªamos seguir dedicando el mismo esfuerzo a nuestra marca. Habr¨ªa sido peligroso. Cerrar Coperni nos pareci¨® la opci¨®n m¨¢s madura. Y, sinceramente, no me arrepiento. Qui¨¦n sabe. Quiz¨¢ rescatemos la etiqueta alg¨²n d¨ªa. Nadie sabe d¨®nde estaremos dentro de 10 a?os¡
No es el primer intento de resurrecci¨®n. Bloomingdale¡¯s apost¨® por el retorno de la firma en 1991; y The New York Times anunci¨® el revival con bombo y platillos. Volver a reconstruir la identidad visual de la casa es un desaf¨ªo. ?Alguna hoja de ruta?
A. V.: El objetivo es desarrollar un plan de empresa global.
S. M.: El primer paso fue montar el estudio y establecer las pautas de trabajo para coordinar los distintos departamentos.
A. V.: Tienes que replantear el funcionamiento interno de la empresa para que todo funcione. Porque, m¨¢s all¨¢ de la colecci¨®n, tambi¨¦n hay que coordinar el dise?o de las tiendas, la p¨¢gina web, la comunicaci¨®n¡ Y queremos estar ah¨ª para tomar decisiones. Este trabajo es precioso, pero tambi¨¦n es agotador. Siempre tienes un frente abierto.
Courr¨¨ges fue y es moderno. Perteneciente o relativo al tiempo de quien habla o a una ¨¦poca reciente. Pero ?qu¨¦ significado tiene ese calificativo hoy en una industria que jam¨¢s sacia su apetito? ?La modernidad se mide precisamente en el proceso de trabajo?, defiende Vaillant. ?Ser moderno es ir un paso m¨¢s all¨¢ de la imagen superficial, crear una imagen global y desarrollar formas de trabajo innovadoras?, insiste. En su primera temporada en Courr¨¨ges, el t¨¢ndem sorprendi¨® con un desfile que poco o nada tiene que ver con la f¨®rmula de espect¨¢culo extravagante.
Su show inaugural fue toda una declaraci¨®n de intenciones. En lugar de total looks, apostaron por presentar prendas clave. ?Qu¨¦ funci¨®n desempe?a hoy la pasarela?
A. V.: Llevamos mucho tiempo dando vueltas a esta pregunta. Cada creador tiene su propia visi¨®n. Para nosotros, el formato actual ha llegado a un punto de no retorno. Creemos en el futuro, la tecnolog¨ªa, la revoluci¨®n. No tiene sentido perpetuar el ir y venir de una maniqu¨ª sobre una tarima. Esta escuela se ha agotado.
S. M.: Hoy la gente que asiste a un desfile se fija solo en las modelos, en cu¨¢nto dinero ha gastado tal casa en una demostraci¨®n apabullante de poder¡ En las semanas de la moda se habla m¨¢s de espect¨¢culo que de producto. Para nosotros es importante recuperar la verdadera esencia de este oficio: dar valor a la prensa, no al show. Por eso la primera temporada decidimos centrarnos en b¨¢sicos: chaquetas, faldas, vestidos¡ Y as¨ª quisimos mostrarlo. Sin parafernalias. Esta industria vende sue?o. Pero el sue?o debe nacer en el patr¨®n, no en el ruido medi¨¢tico.
El triunfo de la emoci¨®n frente al avance digital.
S. M.: Antes de pensar en redes, tienes que centrarte en las prendas: dejar que hablen por s¨ª solas. Tal y como nosotros vemos el mercado, para vender lujo hoy un dise?o tiene que contar una historia. Y no es f¨¢cil. Tienes que jugar con las emociones. La tecnolog¨ªa viene despu¨¦s.
?Es necesario tambi¨¦n marcar otro ritmo y olvidarnos de una vez por todas del antiguo formato que distingue entre temporadas?
A. V.: El sistema tiene grietas. Todo es demasiado r¨¢pido, lo que significa que las colecciones entran en tienda antes de tiempo¡ Todo se mezcla. Hay demasiadas semanas de la moda. Quiz¨¢ haya creativos que est¨¦n conformes con el status quo. Nosotros sentimos la necesidad de cambiar. La temporada pasada empezamos con el modelo lo veo, lo quiero, porque creemos que nuestro cliente no desea esperar seis meses. Ya veremos qu¨¦ pasa. Lo que est¨¢ claro es que somos j¨®venes y es el momento de arriesgar, antes de convertirnos en robots de la industria. Courr¨¨ges es una marca moderna y nos da libertad para asumir ese tipo de riesgos. Toca innovar.
Sin perder de vista las necesidades de las mujeres que aman la moda y, sin embargo, no se identifican con algunos estilismos imposibles que desfilan, por ejemplo, en Par¨ªs. Muchas veces solo el 10% de lo que vemos sobre la pasarela llega a las tiendas¡
A. V.: Ese es nuestro punto de partida. Compartimos la misma visi¨®n, m¨¢s pr¨¢ctica y funcional, de la moda. Cuando dise?amos, siempre tenemos en mente a nuestra clienta. Adem¨¢s, como dise?adores de una marca global, creemos que el reto ¨Cy la parte m¨¢s emocionante de nuestro trabajo¨C consiste precisamente en vestir a cuantas m¨¢s mujeres mejor, sin l¨ªmite de edad. Adem¨¢s, nuestro rango de precios es muy amplio. En la colecci¨®n comercial hay desde denim, que no es caro, hasta tejidos bordados, con cifras astron¨®micas. Nos gusta jugar con todas las posibilidades del guardarropa.
Ser o no ser comercial. He ah¨ª la cuesti¨®n. Hasta hace no tanto el mero hecho de mencionar la palabra ?comercial? en el atelier de una maison francesa era casi tab¨². ?Un estigma parecido sigue teniendo el adjetivo llevable?, bromea S¨¦bastien. ?Y, sin embargo, ?es tan importante que las prendas puedan funcionar en la vida real!?, contin¨²a Arnaud. ?No soporto la gente que parece que va disfrazada?, a?ade. ?Preferimos patrones minimalistas, de corte arquitect¨®nico y l¨ªneas puras?. Resulta curioso. En 1965, cuando Courr¨¨ges present¨® su propuesta de lo que hoy Bungert y Torloting llaman poptimismo (o futurismo optimista mod) ¨Cde faldas cort¨ªsimas de l¨ªnea A y botas de vinilo, tan planas como infinitas¨C, la edici¨®n estadounidense de Vogue se preguntaba si aquello era o no llevable. La revista ve¨ªa en aquel enfoque una infantilizaci¨®n incipiente de la moda: ?La colecci¨®n m¨¢s juvenil de la historia confeccionada en tallas de adulto?.
Seg¨²n el propio Andr¨¦ Courr¨¨ges, ?no caminas por la vida; corres, bailas, conduces, vuelas¡ La ropa tiene que moverse contigo?. Un mantra que reinvindica la importancia de la funcionalidad.
S. M.: Es un concepto tramposo. Parece f¨¢cil, pero no lo es. Cuanto m¨¢s sencillos son los patrones, m¨¢s complicado resulta presentarlos sobre una pasarela. Porque son demasiado normales. De manera que tienes que encontrar (y crear) el equilibrio perfecto; porque a d¨ªa de hoy ese espacio intermedio no existe. Muchos convierten la pasarela en un ejercicio de creatividad. Por eso es un reto construir la imagen de Courr¨¨ges. Porque esta marca cre¨® el ready-to-wear. Por l¨®gica, nos toca dibujar un guardarropa real sin caer en excentricidades.
?C¨®mo los ayuda Lolita Jacobs?
A. V.: Es la directora de moda; coordina el estilismo y la imagen de la firma; y comparte su opini¨®n de los bocetos. Al fin y al cabo, somos hombres y, cuando dise?as, es bueno tener un punto de vista femenino.
?C¨®mo est¨¢n cambiando las nuevas generaciones el lujo?
S. M.: Estamos en un punto de inflexi¨®n. Entre el antiguo modelo de saber hacer artesanal ¨Cajeno a plazos y calendarios¨C y el sistema de consumo actual, m¨¢s impulsivo e inmediato. El concepto de lujo ha mutado por completo¡ La clave para avanzar es encontrar la f¨®rmula para aprender a moverse entre estos par¨¢metros sin olvidar los valores asociados a la artesan¨ªa o la velocidad que exigen los compradores.
?Su apuesta para conseguirlo?
A. V.: Priorizar la funcionalidad. Y discutir en equipo cada decisi¨®n. Esta industria es 50% creatividad, 50% gesti¨®n. Es importante no perderlo de vista. Porque no estamos aqu¨ª para divertirnos.
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