Cuenta conmigo, por Ana Pastor
Las dos se sostienen de sus diminutas manos¡ Su energ¨ªa sujeta el miedo y lo detiene
No guardamos ning¨²n recuerdo de aquel d¨ªa. No permanece en nuestra memoria sonido o imagen alguna. Todos los que lean este art¨ªculo han vivido ese momento, pero estoy casi segura de que ninguno de nosotros somos capaces de describirlo con exactitud. Nuestros recuerdos no son propios. Son los de otros o, en el mejor de los casos, las fotograf¨ªas que otros tomaron y que alguien guarda en un caj¨®n. Es el primer instante y el m¨¢s importante hasta que le damos forma a nuestra existencia. Es la llegada. Y es la rampa de salida hacia la vida. Es el momento previo a comenzar un camino. Es nuestro nacimiento. Es la experiencia del parto desde el punto de vista de uno de los actores principales del relato: el beb¨¦.
Supongo que, dentro de unos a?os, tampoco recordar¨¢n ese d¨ªa las dos peque?as protagonistas de esta historia. Son las dos gemelas nacidas en Ohio que, nada m¨¢s salir del vientre de su madre, se agarraron de la mano ante la incredulidad de los que presenciaban la escena. Las im¨¢genes, difundidas hace unas semanas por el Akron Medical Center de Ohio (Estados Unidos), son de una belleza conmovedora. Jillian y Jenna se unen para pasar juntas el primer trance de su corta existencia.
Las fotograf¨ªas muestran a las dos casi suspendidas en el aire, sujetadas por los m¨¦dicos, todav¨ªa con el cord¨®n umbilical y con todas las miradas de los que est¨¢n en el quir¨®fano sobre ellas. Una abre la boca como si fuera a comerse la vida de una sola toma. La otra a¨²n intenta abrir los ojos y parpadear tras dejar el cuerpo de su madre. Cada una afrontando la situaci¨®n como puede. Pero las dos se sostienen de sus diminutas manos. Las entrelazan. Y ese es el centro de todo lo que est¨¢ pasando en ese lugar. Esas diminutas manos. Casi puede apreciarse la energ¨ªa que pasa a trav¨¦s de ellas. La energ¨ªa que sujeta el miedo y lo detiene. La vida frente a la incertidumbre de lo que est¨¢ por venir.
Cuentan los medios americanos que el embarazo hab¨ªa sido complicado para Sarah, la madre de 32 a?os que tuvo que pasar los dos meses previos ingresada y sin apenas moverse. Y esa imagen de las peque?as agarradas parece resumir lo que han padecido tambi¨¦n ellas en el ¨²tero. Seg¨²n explican los m¨¦dicos que atendieron el parto, no son demasiados los casos de gemelos en el mundo que comparten la placenta y la bolsa amni¨®tica (uno de cada 10.000 embarazos). As¨ª que podemos decir que es un momento extraordinario en cualquiera de sus matices. Semanas, meses o a?os despu¨¦s, puede que una de las ni?as, o las dos, vuelvan a necesitar una mano cerca. Puede que, un tiempo despu¨¦s de esta imagen, la vida vuelva a ponerlas a prueba y de nuevo tengan a alguien cerca para salir adelante, para pasar el trance y continuar.
Puede que no sea la ¨²ltima vez que protagonicen un peque?o y contundente gesto sobre c¨®mo aferrarse a la vida. Y por eso volver¨¢n a ser afortunadas. No hay mejor manera de enfrentarse al destino que hacerlo acompa?ada de la gente en la que conf¨ªas. Al final todo esto puede resumirse en uno de esos bellos aforismos que nos regala a menudo, en las redes sociales, el escritor Benjam¨ªn Prado: ?No hay mejor forma de entrar en calor que abrazarse a otro que tambi¨¦n tiene fr¨ªo?.
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