Del sal¨®n de belleza de Melania Trump a la cancha de Obama: las exc¨¦ntricas reformas de la Casa Blanca
La primera dama del presidente electo pretende habilitar una ¡®glam room¡¯ de peluquer¨ªa y maquillaje en la residencia de Washington. No es la ¨²nica que ha remodelado la infraestructura.
Una ?habitaci¨®n del glamour? acondicionada espec¨ªficamente para acicalarse, por lo menos, durante una hora y quince minutos al d¨ªa. Estos son, por ahora, los planes de reforma de la Casa Blanca que tiene en mente Melania Trump. Lo ha confirmado? a la prensa su maquilladora personal durante m¨¢s de una d¨¦cada, Nicole Bryl ¨Cuna avispada empresaria que tambi¨¦n comercializa ¡®agua artesanal¡¯ para el rostro a unos 400 euros el tarro¨C. ?Te puedo asegurar que tendr¨¢ una habitaci¨®n dise?ada para peluquer¨ªa, maquillaje y vestidor?, ha contado la estilista, que tambi¨¦n ha a?adido que la mujer del magnate ?quiere un espacio con la mejor iluminaci¨®n posible, lo que har¨¢ mucho m¨¢s eficiente nuestro trabajo como equipo creativo, ya que la luz puede realzar o arruinar cualquier look?.
Aunque la eslovena no tiene planeado mudarse a Washington hasta que su hijo Barron no acabe el curso, los Trump tampoco podr¨¢n cambiar en exceso la estancia del 1600 de la avenida de Pennsylvania. El Congreso ofrece una suma a cada presidente para redecorar, pero este y su mujer deben consultar todos los cambios al Comit¨¦ de Preservaci¨®n de la Casa Blanca, organismo que regul¨® Lyndon Johnson en 1964 y que dirige el comisario de la National Gallery of Art y otras eminencias de la cultura. La nueva familia presidencial tambi¨¦n puede contar con donaciones privadas para temas como la renovaci¨®n de vajillas, que sonar¨¢ superfluo para algunos pero le cost¨® m¨¢s de un disgusto a Nancy Reagan, que se empe?¨® en encargar una car¨ªsima colecci¨®n de 4.370 piezas de porcelana Lenox cuando lleg¨® a la Casa Blanca y la prensa la cr¨ªtic¨® duramente en el episodio conocido como la ?crisis de la vajilla?.
Pocas decisiones se pueden plantear en las 132 habitaciones del edificio, aunque todos los presidentes pueden contratar a decoradores de elecci¨®n personal (una de las m¨¢s emblem¨¢ticas fue la incombustible Iris Apfel, que trabaj¨® para nueve presidentes, incluido Bill Clinton y asegur¨® a esta revista que la primera dama ?m¨¢s preocupada? por el legado fue Pat Nixon). Las denominadas ¡®State room¡¯ solo se redecoran una vez cada d¨¦cada y, ante el temor de una Casa Blanca ba?ada en oro ¨Ccomo brom¨¦o el propio Trump en el Saturday Night Live durante su campa?a¨C, el presidente electo ya ha aclarado a People que solo ?la retocar¨ªa un poco? porque ?la Casa Blanca es un sitio muy especial?. Declaraciones que contrastan con los 100 millones de d¨®lares que el magnate ofreci¨® para construir un nuevo ¡®Ballroom¡¯ (sala de baile) en el edificio y que la administraci¨®n de Obama rechaz¨®. A la espera de saber qu¨¦ har¨¢n los nuevos inquilinos durante los pr¨®ximo cuatro a?os, algunos s¨ª que han dejado huella en la infraestructura durante su paso por la emblem¨¢tica residencia.
La cancha de baloncesto de Barack y el huerto de Michelle Obama
Poco despu¨¦s de acceder al cargo, Barack Obama decidi¨® reformar la pista de tenis de la zona exterior y ampliar la peque?a pista de baloncesto que hab¨ªa desde 1991. Por ah¨ª han pasado jugadores profesionales y han sido muy emblem¨¢ticas las im¨¢genes de los partidos informales del comandante en jefe con miembros de su equipo. Michelle, por su parte, enfatizando su lucha contra la obesidad y la apuesta por los alimentos saludables, cre¨® en 2009 un huerto (el Kitchen Garden) con la ayuda de estudiantes locales. Una zona de autocultivo que visit¨® en su d¨ªa la reina Letizia y de la que se sirven los chefs de la Casa Blanca y un refugio de personas sin hogar. El huerto se ampli¨® en mayo de este a?o para evitar que quede en desuso con los pr¨®ximos residentes. La primera dama tambi¨¦n se encarg¨® de redecorar personalmente un comedor que normalmente no estaba abierto al p¨²blico (Old Family Dining Room). All¨ª, junto a reliquias de los Kennedy, colg¨® un cuadro de Alma Thomas, la primera artista afroamericana que ha entrado a formar parte de la colecci¨®n de la Casa Blanca. Ayer mismo, los Obama donaron a otro refugio para familias los columpios que mandaron construir para Sasha y Malia.
La piscina exterior de Gerald Ford
Cuando Ford lleg¨® a la Casa Blanca se dio cuenta de que para poder nada en la piscina interior del edificio, ten¨ªa que cruzarse con los periodistas (est¨¢ justo debajo de la sala de prensa), as¨ª que decidi¨® construirse una piscina y una caba?a exterior para poder nadar sin el acecho de la prensa. La estren¨® en 1975 y a?adi¨® un pasadizo subterr¨¢neo que conectase la instalaci¨®n con la Casa blanca sin necesidad de salir a la calle. Barbara Bush fue otra gran aficionada a esta piscina (George W. Bush despu¨¦s instalar¨ªa paneles solares en el techo de la caba?a) y Hillary Clinton, nadadora activa, incluso plante¨® la posibilidad de mover la sala de prensa para poder nadar en la interior sin problemas. Los Clinton, por cierto, se encargaron de inluir una zona de spa a la piscina de Ford.
La bolera de Richard Nixon
La imagen de la izquierda les sonar¨¢ a los fans de El gran Lebowski. Es la misma que el Nota tiene colgada en su apartamento. En ella aparece Nixon jugando a los bolos en la Casa Blanca en la bolera que ¨¦l y Pat Nixon (ac¨¦rrimos aficionados) se construyeron poco antes de que el esc¨¢ndalo del Watergate dinamitase su puesto. La edificaron en 1969, pagada por unos amigos. En la Casa Blanca ya hubo una bolera, construida bajo el Ala Oeste como regalo al presidente Truman en 1947 (donde hoy est¨¢ la Situation Room), que despu¨¦s se traslad¨® al edificio de la oficina Eisenhower, para que los trabajadores y sus familiares puedan jugar. La de Nixon est¨¢ bajo el North Portico y se erigi¨® para uso privado de la pareja y sus amigos. Pat Nixon, por su parte, adem¨¢s de ser una de las primeras damas m¨¢s viajeras, fue la que m¨¢s piezas de arte y mobiliario a?adi¨® a la instalaci¨®n: hasta 600 adquisiciones.
Los paneles solares de Jimmy Carter (que quit¨® Ronald Reagan)
George W. Bush y Laura Bush apostaron por pensar en verde a su paso por la Casa Blanca. Cambiaron los grifos y lavabos para tenerlos de bajo consumo e instalaron un sistema de paneles solares de nueve kilovatios en la azotea, sistema que Obama ampli¨® en 2011. No eran los primeros que lo hac¨ªan. Lo hizo Jimmy Carter el 20 de junio de 1979, cuando anunci¨® la instalaci¨®n de 32 paneles solares en la residencia para calentar el agua, algo que no gust¨® a la administraci¨®n Reagan, que desmantel¨® los paneles en 1986, en sinton¨ªa con su pol¨ªtica de recortes en el departamento de Energ¨ªa.
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