Diana de Gales: la moda como instrumento de venganza
Hoy se estrena la quinta temporada de ¡®The Crown¡¯ en la que una despechada Diana de Gales cobrar¨¢ protagonismo. ?Es posible vengarse con la ropa? La ?princesa del pueblo? lo hizo.
?En qu¨¦ se parecen Diana de Gales y la cantante Rihanna? Seg¨²n apuntaba la escritora Camille Paglia en un art¨ªculo del Sunday Times Magazine, titulado Why Rihanna is the new Diana (Por qu¨¦ Rihanna es la nueva Diana), al menos en tres grandes aspectos: ambas eligieron al hombre equivocado y las dos, tras el desencanto y el despecho, utilizaron la moda y los medios de comunicaci¨®n como armas de defensa.
¡°Hasta que Diana no se transform¨® de una t¨ªmida asistente de guarder¨ªa en una esbelta m¨¢quina de moda, no empez¨® el seductor coqueteo con la prensa mundial¡±, sostiene Paglia, y a?ade, ¡°como Diana, Rihanna vaga de forma inquietante, usando los photocalls para enviar mensajes de atracci¨®n, desaf¨ªo o venganza, en una turbulenta relaci¨®n con una pareja errante¡±. Camille resume su tesis en el siguiente p¨¢rrafo: ¡°Diana y Rihanna, que empezaron siendo unas sensibles pero atractivas chicas de provincias, descubrieron su fotogenia y empezaron a trasformarse a si mismas en esculturas vivientes para los objetivos. Ambas desarrollaron una falsa intimidad con los fot¨®grafos y el p¨²blico y se devoraron a si mismas en una in¨²til b¨²squeda de la seguridad en el amor. Diana, rechazada, acept¨® su exilio. Pero Rihanna, con el t¨ªpico s¨ªndrome de la mujer maltratada, todav¨ªa siente pena y conserva la esperanza de cambiar y salvar a su maltratador¡±.
La trasformaci¨®n de Lady Di de princesa de cuento a mujer con amantes que ense?a piernas y canalillo puede situarse un d¨ªa determinado, en 1994, incluso se podr¨ªa precisar la hora exacta, en la que acude a un evento, una fiesta del Vanity Fair en la Serpentine Gallery de Londres. Ese mismo d¨ªa, su marido acababa de confesar en la televisi¨®n su affaire con Camila Parker Bowles y Diana, lejos de quedarse en casa llorando y buscar cualquier excusa para no acudir a la cita, eligi¨® un vestido de Christina Stambolian, en seda negra, que dejaba al descubierto los hombros ¨Ccon un generoso escote¨C y sus bien torneadas extremidades inferiores. El modelo hab¨ªa sido comprado en 1991, a?os antes, pero dormitaba en su fondo de armario por ser considerado ¡°demasiado sexy¡±. Al d¨ªa siguiente, Diana era portada de la mayor¨ªa de las cabeceras de la prensa inglesa y su atuendo pas¨® a ser bautizado como el ¡°vestido de la venganza¡± por simbolizar una patada en sus partes al marido infiel, una demostraci¨®n casi palpable del mal gusto del futuro monarca, que prefer¨ªa ser el tampax de una cuarentona descuidada a la compresa de su joven y estilosa esposa, y un gui?o de ojos al p¨²blico en general, incluidas las viejecillas m¨¢s recatadas que ponen unas gotas de ginebra en sus tazas de t¨¦ para hacer m¨¢s llevadero el interminable afternoon invernal.
Es posible que si el cuento de hadas entre una jovencita, a la que la ropa no le importaba demasiado, a juzgar por sus looks de asistente de guarder¨ªa ¨Chay uno memorable con una falda con largo a media pantorrilla y trasparente al trasluz¨C, y el pr¨ªncipe hubiera funcionado, el calificativo de ¡°icono de moda¡± jam¨¢s habr¨ªa acompa?ado al nombre de Lady Di. Seguramente hubiera seguido con sus estilismos de los primeros tiempos, una actualizaci¨®n hist¨®rica del estilo Windsor en el que siempre han predominado los colores pastel, los sombreros, los vestidos que no marcan el cuerpo, y el poco favorecedor largo de falda muy por debajo de la rodilla. Se dice que cuando la joven Diana ingres¨® en palacio se le dieron unas nociones b¨¢sicas de moda, a cargo de miembros del staff de Vogue, ya que ella carec¨ªa de los principios m¨¢s elementales. Sin embargo, hay gestos que ya denotan una cierta rebeld¨ªa en la futura it girl. En la ceremonia de compromiso con el pr¨ªncipe ignor¨® una regla del protocolo que dictaba que el negro solo era permitido para el luto y luci¨® un vestido de chiffon en ese color, con escote palabra de honor y dise?ado por Elizabeth y David Emanuel.
Muchos aseguran que el cambio de Diana empez¨® a gestarse tras el nacimiento de su primer hijo, en 1984. Probablemente ya habr¨ªan llegado a sus o¨ªdos rumores de la infidelidad de su marido, pero siempre tiende a pensarse, en los primeros momentos, que se trata solo de una cana al aire o algo pasajero. Es entonces cuando Lady Di, empieza a confiar en la modista brit¨¢nica, Catherine Walker, como su asesora y dise?adora preferida junto a Bruce Oldfield y Zandra Rhodes. Otro de sus consejeros en materia de moda fue el dise?ador argentino Roberto Devorik. A partir de entonces sus faldas se acortan un poco, sus vestidos o trajes sastres se ajustan y para las fiestas elige brillos y escotes algo m¨¢s profundos.
En noviembre de 1985 viaja a EEUU. Diana le hab¨ªa comentado a la entonces primera dama, Nancy Reagan, que uno de sus mayores sue?os era conocer a John Travolta y una noche, en una recepci¨®n en la Casa Blanca, baila con el actor, durante media hora, las canciones de Grease y Fiebre del s¨¢bado noche, ante la atenta mirada de los invitados y de su marido. El vestido fue otro de los modelos con los que se puede elaborar una biograf¨ªa de la princesa. Un traje largo, en azul marino, firmado por Victor Edelstein.
Diana y Travolta bailando los temas de Fiebre de s¨¢bado noche en 1985.
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En 1991 Diana fue portada del Vogue ingl¨¦s ¨Cfotografiada por Patrick Demarchelier¨C lo que no gust¨® mucho a la reina, pero no es hasta 1994 cuando todo estalla al reconocer el pr¨ªncipe de Gales sus infidelidades. Si para casi todos el malo de la pel¨ªcula era ¨¦l, Diana no quer¨ªa quedar tampoco como la tonta ingenua. Sus armas secretas fueron entonces su aspecto y los medios de comunicaci¨®n y para no ser menos que su esposo, ella tambi¨¦n concedi¨® una entrevista a la BBC, donde reconoc¨ªa que hab¨ªa hecho de las suyas, tenido sus amantes ¨Csiempre despu¨¦s de descubrir que su marido se la estaba pegando¨C y que su matrimonio constaba de tres personas.
En su nuevo papel Diana utiliz¨® la ropa para demostrar al mundo quien era, dej¨® de mirar al suelo ¨Csi nos fijamos en sus primeras fotos siempre aparece con la cabeza hacia abajo y los ojos mirando hacia arriba- y se volc¨® en sus ayudas humanitarias, en causas como la lucha contra el SIDA o las minas antipersonales.
En cuesti¨®n de estilo dej¨® la moda inglesa y opt¨® por las grandes marcas, algo muy malo para la industria nacional ya que por aquel entonces hab¨ªa adquirido el don de encumbrar a un dise?ador con solo llevar sus prendas. ,Chanel, Christian Lacroix, Armani, Jimmy Choo, Manolo Blahnik eran algunas de sus firmas preferidas, y en cuesti¨®n de joyas: Chopard o Cartier. Versace lleg¨® a ofrecerle un mill¨®n de libras por protagonizar una de sus campa?as publicitarias. Cada vestido que llevaba era imitado por miles de mujeres que segu¨ªan el estilo Lady Di. Mejor¨® su peinado, haci¨¦ndolo m¨¢s casual, aunque manteniendo sus se?as de identidad y refin¨® su maquillaje.
Con un vestido largo azul de Versace, que lleg¨® a ofrecer un mill¨®n de libras por protagonizar una campa?a.
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?Sin lugar a dudas, Diana fue el m¨¢s poderoso de los iconos de la moda y el estilo de su tiempo?, dijo Giorgio Armani. ?Pose¨ªa algo m¨¢s que estilo. Pose¨ªa una fuerza interna que la hac¨ªa brillar. Esta cualidad trascend¨ªa a la moda?, reconoci¨® Tom Ford. ?Su estilo cambi¨® en los 90, se la pod¨ªa ver con vestidos m¨¢s atrevidos, se liber¨® del protocolo, se deshizo del armario de princesa y se hizo uno nuevo con aquellas prendas que le quedaban bien a la nueva mujer en la que se convirti¨®?, sentenci¨® Valentino. El fot¨®grafo Mario Testino, que la inmortaliz¨® en sus mejores im¨¢genes para la revista Vanity Fair, llevando un vestido de escote halter, de Catherine Walker, dijo de ella: ¡°irradia algo m¨¢gico. Mezcla de belleza, glamour y nobleza¡±.
Curiosamente, la moda y su relaci¨®n con ella es lo que ha mantenido a Lady Di en los titulares de los peri¨®dicos tras a?os de su fallecimiento. El pasado mes de marzo se subastaron diez de sus trajes m¨¢s representativos en Londres y se recaudaron m¨¢s de 800.000 libras. Por el vestido que llev¨® cuando bail¨® con Travolta, el m¨¢s caro, se lleg¨® a pagar 240.000 libras. Diana ya hab¨ªa vendido muchas de estas piezas en una subasta realizada en Christie¡¯s ,Nueva York, con fines ben¨¦ficos, poco antes de su muerte. Desde el 4 de julio el Palacio de Kensington, en Londres, muestra la exposici¨®n Fashion Rules, en la que se pueden ver algunos de los vestidos de las mujeres de la casa de Windsor, concretamente de Diana, la princesa Margarita y la reina, que las ha superado a las dos, sino en estilo, si en a?os y en resistencia.
Lady Di, ya es un icono m¨¢s de todo lo british y el dise?ador Jean¨CCharles de Castelbajac, especialista en utilizar s¨ªmbolos de la cultura pop en sus dise?os, estamp¨® el rostro de la princesa junto a una Union Jack en un modelo de su colecci¨®n oto?o/invierno 2006-2007. Ya todo el mundo est¨¢ pendiente de la pel¨ªcula Diana, que se estrenar¨¢ en Espa?a en octubre y en la que Naomi Watts interpreta a la princesa del pueblo. ?Y saben lo que m¨¢s interesa a la mayor¨ªa de la gente? Comprobar la fidelidad de los estilismos.
La princesa con los pr¨ªncipes Guillermo y Enrique.
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