Dise?adores prodigio: j¨®venes preparados y muy rentables
Tienen solo entre 27 y 35 a?os. Pero ya han trabajado para grandes firmas y sus colecciones generan expectaci¨®n¡ y beneficios.
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SIMONE ROCHA, LA VANGUARDIA LLEVABLE
?No uso bolso, as¨ª que todo lo que dise?o lleva bolsillos?, dice Simone Rocha con un dulce acento irland¨¦s mientras muestra un vestido de c¨®ctel de aire infantil: sin mangas, en organza de seda nude, con enagua de neopreno negro; y los bolsillos en cuesti¨®n, forrados con tul negro transparente. Bonito y f¨¢cil de usar, pero sobre todo divertido al tacto. Al presionar la falda, rebota como un muelle. ?Parece pl¨¢stico de burbujas, ?verdad??, bromea la dise?adora. En su cualidad t¨¢ctil, s¨ª; pero no hay nada desechable en este vestido, ni en ninguna de las prendas de su colecci¨®n. Las estructuras son impresionantes, y aunque mezclan muchos elementos (retro y vanguardia, artesan¨ªa y tecnolog¨ªa¡) no resultan excesivas. Sorprende que, siendo tan joven (27 a?os), la creadora sepa bien qui¨¦n es y lo que le gusta. Su habilidad: crear piezas llevables del gusto de Lady Gaga, Rihanna o Rita Ora.
Tras graduarse en Central Saint Martins en 2010 y desfilar un par de a?os en la semana de la moda de Londres, dio el gran salto en oto?o de 2013, con un abrigo de pelo sint¨¦tico de leopardo con forma de huevo, unos pantalones anchos con zapatos de cordones a juego y un r¨ªgido abrigo rosa que acab¨® saliendo en todas las revistas indies de moda.
Ha vivido los desfiles entre bambalinas ?desde que era un beb¨¦?, junto a su padre, John Rocha (el dise?ador de Hong Kong afincado en Dubl¨ªn), y su madre, Odette, quien es la m¨¢nager de John. La firma de su progenitor (que incluye pr¨ºt-¨¤-porter, joyer¨ªa, mobiliario¡) se vende en todo Reino Unido. Simone colabor¨® desde muy ni?a. ?Hac¨ªa t¨¦ y compraba ropa interior. Luego aprend¨ª punto y croch¨¦, y pas¨¦ un tiempo en la sala de patronaje. La gente siempre me pregunta si mi infancia fue glamurosa?, reflexiona. ?No, no lo fue. Es una vida dura?.
Ahora son sus padres quienes la ayudan. Odette es su socia y John su asesor. Para padre e hija los tejidos son clave. Pero si bien el trabajo de ¨¦l es rom¨¢ntico, el de ella tiene un aire intelectual de inspiraci¨®n japonesa. No es casualidad que su marca triunfe en las tiendas de Dover Street Market (de Comme des Car?ons) o en Saks Fifth Avenue.
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Cordon Press
JUAN CARLOS OBANDO, SENSUALIDAD LATENTE
El pasado enero, en una fiesta de los Globos de Oro, Obando se acerc¨® a Amy Adams. La actriz hab¨ªa lucido uno de sus vestidos en un festival de cine ¨Cun dise?o sexy de lunares con cuello halter que hubiera hecho las delicias de su personaje en American Hustle¨C y quer¨ªa agradec¨¦rselo. ?Ella me dijo: ¡°?Gracias a ti! Me sent¨ª muy c¨®moda y guapa¡±?, recuerda el dise?ador de Los ?ngeles. Entre los nombres de su creciente grupo de seguidoras tambi¨¦n est¨¢n la consultora de moda Katherine Ross o Jessica Alba ¨Cquien lleva sus blusas, pijamas y faldas campesinas¨C.
Inspirados en las sensuales mujeres de su Barranquilla natal (Colombia), los ?b¨¢sicos noct¨¢mbulos de Obando? llenan un nicho. Para buscar un sastre, mejor ir a otra tienda. ?No hacemos ropa para la oficina?, admite. ?Yo te visto cuando sales del trabajo; incluso m¨¢s tarde?.
J. Crew lo ha fichado para dise?ar una colecci¨®n c¨¢psula; y su firma sigue creciendo: ya se vende en todas las tiendas de Barneys (Nueva York). Incluso triunfa su joyer¨ªa de aire masculino e industrial: ?En teor¨ªa, no deber¨ªa funcionar con prendas delicadas, ?pero funciona!?. No est¨¢ mal para un chico que hasta hace poco no sab¨ªa nada de moda. ?A los 19 a?os no me sonaba ni el nombre Versace?, bromea. Por aquel entonces, lo suyo era el dise?o gr¨¢fico. Hasta que en 2002, trabajando para la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi, tuvo que buscar el vestuario para un anuncio de coche. Y en vez de contratar a un estilista, compr¨® una m¨¢quina de coser y algunos patrones, y complet¨® su autoaprendizaje desmontando piezas vintage de Gucci y Azzedine Ala?a para analizarlas.
Aunque ya abandon¨® su faceta publicitaria, conserva su poder de persuasi¨®n. Su ¨²ltimo desfile en Nueva York ¨Cen una mansi¨®n del siglo XIX adornada con flores¨C fue cautivador. ?Estoy en un momento de mi carrera en que todo confluye?.
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WWD
JULIEN DOSSENA, REINVENTANDO FUTURO
Cuando Dossena dej¨® su trabajo como dise?ador en Balenciaga en 2012, tras la salida de Ghesqui¨¨re, sufri¨® p¨¢nico. ?No ten¨ªa sentido quedarse?, admite. ?Pero trabaj¨¦ all¨ª cuatro a?os, a veces todo el d¨ªa, y fue triste?. El luto no dur¨® mucho. Al cabo de unas semanas, el dise?ador de 31 a?os se incorpor¨® como consultor en Paco Rabanne, una casa que el grupo Puig estaba intentando revivir. Y apenas ocho meses despu¨¦s, el CEO Marc Puig lo nombr¨® director creativo.
Su debut al frente de la maison, el pasado oto?o en Par¨ªs, con tops met¨¢licos, vestidos de cuero y jeans plateados, recibi¨® muy buenas cr¨ªticas. ?Siempre he adorado la rebeld¨ªa y modernidad de Rabanne?, dice Dossena con entusiasmo. Vale la pena recordar lo radical que fue el maestro, hoy retirado (a sus 80 a?os). En su primera colecci¨®n (1966) utiliz¨® metal, pl¨¢stico, goma y cart¨®n. Visti¨®, entre otras, a Fran?oise Hardy y Brigitte Bardot. Y poco antes del 11 de agosto de 1999 abandon¨® Par¨ªs, convencido de que ese d¨ªa la estaci¨®n espacial rusa Mir caer¨ªa sobre la ciudad y la arrasar¨ªa.
Dossena comparte su visi¨®n futurista, pero solo como aficionado a las novelas de J.G. Ballard. Nacido en Breta?a, estudi¨® Historia del Arte en Par¨ªs y Moda en Bruselas. Tras graduarse en 2008, fue contratado por Ghesqui¨¨re, con quien mantuvo una relaci¨®n sentimental. Juntos trabajaron con algunos de los proveedores de tejidos de Rabanne y experimentaron con telas tecnol¨®gicas m¨¢s ligeras. Rejuvenecer las prendas es solo uno de los retos de Dossena, quien fund¨® la firma Atto junto con dos colegas de Balenciaga: Lion Blau y Florent Buonomano.
?Lo que adoro de la ciencia ficci¨®n es que te permite inventar un mundo entero, con su paisaje, arquitectura y personajes. Rabanne rode¨® a la mujer de vestidos y escenarios met¨¢licos. Ahora me toca a m¨ª construir mi propia realidad visual?.
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Getty
MARCO DE VINCENZO, LA OTRA MODA ITALIANA
Su rostro es unas veces travieso, otras solemne. A sus 35 a?os, la estrella de la moda siciliana en ascenso Marco de Vincenzo se ha convertido en un maestro de la fusi¨®n y la ilusi¨®n, escapando del cl¨¢sico derroche de los creadores del sur de Italia (el barroco sexy, el folclore y los gladiadores) para adentrarse en territorio inexplorado. Sus vestidos mezclan siluetas cl¨¢sicas con materiales high-tech. Su colecci¨®n de primavera 2014 fue aplaudida por su lujo subversivo: combinaba cuero met¨¢lico con estampados digitales de ikat, trampantojos y tejidos deportivos lacados. En febrero, el grupo LVMH invirti¨® en la marca. ?Quiero que la gente mire dos veces la misma prenda?, comenta De Vincezo, quien tambi¨¦n dise?a accesorios para Fendi.
Ya de ni?o, en Messina, le fascinaba el dibujo, el dise?o, la fotograf¨ªa y el poder transformador de la moda. A los 18 a?os dej¨® Sicilia para ir al Instituto Europeo de Dise?o en Roma. Tras graduarse, empez¨® a trabajar en el departamento de bolsos en Fendi, donde forj¨® una estrecha relaci¨®n con Silvia Venturini Fendi. En 2009, present¨® una peque?a l¨ªnea de alta costura en Par¨ªs. Fue un debut prometedor: sus trajes estilizados y sus vestidos con tablas y acabados met¨¢licos captaron la atenci¨®n de Franca Sozzani, editora de Vogue Italia, que le dio el primer premio en el concurso Who Is On Next.
Desde entonces, sus colecciones de pr¨ºt-¨¤-porter (en la semana de la moda de Mil¨¢n) han oscilado entre cueros geom¨¦tricos, pieles tipo yeti, prints pixelados y tejidos veraniegos. Fue en Fendi donde desarroll¨® su pasi¨®n por los materiales raros, que ¨¦l trabaja con efectos 3D, tintes de oro, pintura o cristales bordados.
Lo que da cohesi¨®n a su estilo es su instinto para saber lo que es llevable y sus siluetas cl¨¢sicas. ?No tengo musas, pero s¨ª amigas bell¨ªsimas que trabajan en moda, como Giovanna [Battaglia] o Delfina [Delettrez]. Cuando esbozo un vestido, les pregunto: ¡°?Lo llevar¨ªas?¡±. Y cuando estoy solo, lanz¨® una pregunta al aire: ¡°?Es m¨¢gico?¡±?.
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