Olivier Saillard: ?Los dise?adores hacen sus colecciones para Instagram, no para ayudar a las mujeres?
El veterano historiador y comisario de moda Olivier Saillard presenta la exposici¨®n ¡®Ala?a-Balenciaga¡¯ que podr¨¢ verse hasta el 3 de enero de 2021 Fundaci¨®n Ala?a de Par¨ªs. Hablamos con ¨¦l sobre creaci¨®n, industria y un cuarto de siglo de profesi¨®n.

Olivier Saillard ha marcado un antes y un despu¨¦s en el comisariado de moda. No solo porque es, con toda probabilidad, el experto que mejor conjuga los valores de excelencia y veteran¨ªa de un gremio especialmente reducido y exigente, sino porque los 25 a?os que ha cumplido en la profesi¨®n le han permitido ser testigo privilegiado (si no ¨²nico) de la evoluci¨®n de un oficio que su propia labor puso en el mapa. Tras escribir una decena de ensayos, dedicar exposiciones a Jeanne Lanvin, Madame Gr¨¨s, Martin Margiela o Comme Des Gar?ons y liderar el Museo de Artes Decorativas y el Palais Galliera (ambos en Par¨ªs), este defensor de la creaci¨®n de moda m¨¢s inalienable, concienzuda y enigm¨¢tica retoma su idilio con sus dos creadores predilectos en Ala?a-Balenciaga, la expresi¨®n m¨¢s ambiciosa de su misi¨®n al frente de la Fundaci¨®n Ala?a.
?Cu¨¢l ha sido el punto de partida de esta exposici¨®n?
Curiosamente, su impulsor fue Hubert de Givenchy. Cuando Ala?a falleci¨®, hace ahora tres a?os, Hubert vino a vernos a Carla Sozzani y a m¨ª, como miembros de la fundaci¨®n Ala?a, y nos propuso dedicarle una exposici¨®n que se centrara en el encuentro entre Ala?a y Balenciaga, dos maestros de la costura por quienes sent¨ªa una rotunda fascinaci¨®n. La idea nos encant¨®, en parte tambi¨¦n por nuestra admiraci¨®n por el propio Givenchy, pero quiso el azar que, antes de nuestra segunda reuni¨®n, Hubert falleciera. Y nos dijimos que el proyecto tendr¨ªa que salir adelante s¨ª o s¨ª. La exposici¨®n se mostrar¨¢ en Par¨ªs en dos tandas: la primera, que durar¨¢ hasta septiembre, cuenta con una determinada selecci¨®n de prendas, fundamentalmente vestidos. La segunda, de este septiembre a enero de 2021, mostrar¨¢ una nueva selecci¨®n. Posteriormente, la exposici¨®n ser¨¢ trasladada al Museo Balenciaga de Guetaria, Guip¨²zcoa. Todas las prendas firmadas por Balenciaga provienen de la colecci¨®n privada de Azzedine Ala?a, que desde 1968 adquiri¨® numerosos modelos. Su patrimonio incluye prendas muy relevantes y nunca vistas que ser¨¢n mostradas por primera vez al p¨²blico en esta exposici¨®n. Nuestra labor ha consistido en enfatizar los puntos comunes entre estos dos genios de la costura.
?En qu¨¦ se concretan esas similitudes?
Tanto Balenciaga como Ala?a eran modistos integrales, que dise?aban, cortaban y cos¨ªan con sus propias manos todo tipo de prendas, desde trajes sastre hasta faldas con movimiento. Su t¨¦cnica es muy precisa y ambos tienen predilecci¨®n por los vol¨²menes, el color negro, el terciopelo y, a menudo, los patrones al estilo de Las Meninas de Vel¨¢zquez. Tambi¨¦n existen diferencias evidentes: Ala?a trabajaba siempre cerca del cuerpo, resalt¨¢ndolo, mientras que Balenciaga se alejaba de ¨¦l con frecuencia. La exposici¨®n muestra las semejanzas y diferencias de las dos figuras m¨¢s virtuosas de la costura del siglo XX.
?C¨®mo se han ordenado las piezas en la exposici¨®n para que el p¨²blico pueda apreciar n¨ªtidamente dichas semejanzas y diferencias?
Siempre parto de las propias piezas. Ten¨ªa ideas sobre qu¨¦ pod¨ªa acercarles, pero la mejor selecci¨®n se hace valorando las prendas una por una. Hice un inventario de todos los vestidos de Balenciaga que guardaba Ala?a en su colecci¨®n y a partir de ah¨ª fui eligiendo. Algunos me recordaban a creaciones del propio Ala?a, y con otras prendas me paraba a pensar qu¨¦ dise?os de este creador podr¨ªan crear un di¨¢logo con ellas. Y a la inversa: seleccionaba prendas de Ala?a y buscaba similitudes entre las de su colecci¨®n de Balenciaga. El recorrido establece un di¨¢logo bastante libre, como el que podr¨ªa darse entre dos pintores. Por su parte, la escenograf¨ªa consiste en peque?as c¨¦lulas de algod¨®n blanco que cubren las paredes y que recuerdan a las nubes, provocando una impresi¨®n et¨¦rea que se acent¨²a con las transparencias de algunas de las prendas. Eso permite apreciar la dimensi¨®n arquitect¨®nica y escultural de ambos modistos, que adquiere nuevos matices a medida que el p¨²blico se acerca a las prendas expuestas.

?Cu¨¢les son, en su opini¨®n, las mayores virtudes de ambos creadores?
Para m¨ª ambos son como la cuerda de plomada de la costura del siglo XX, un instrumento que utilizan los arquitectos para que los edificios resulten completamente verticales, completamente rectos. Tanto Balenciaga como Ala?a son los instrumentos de medida m¨¢s precisos para valorar la moda del siglo XX. No solo son los m¨¢s polivalentes, sino tambi¨¦n los de mayor grandeza, e hicieron de sus respectivas t¨¦cnicas un ejercicio de estilo completo.
Tras una d¨¦cada como director, abandon¨® usted el Palais Galliera hace tres a?os. ?C¨®mo valora su trayectoria desde entonces?
Dej¨¦ el Galliera para ejercer como consultor en Weston, una firma de calzado fundada en el siglo XIX. Ah¨ª he concebido campa?as visuales y gr¨¢ficas y actividades culturales, incluidas performances, y tambi¨¦n colecciones. Era una nueva vida. Despu¨¦s, cuando muri¨® el se?or Ala?a, decid¨ª unirme a su fundaci¨®n y organizar exposiciones que honren su trabajo y mantengan viva su memoria. ?l mismo hab¨ªa dejado disposiciones para difundir su legado, y me lo he tomado como una misi¨®n. Antes organic¨¦ exposiciones en Pitti Uomo, en Florencia, pero me gustaba la idea de ser un poco m¨¢s libre al dise?arlas. En el Galliera hice much¨ªsimas, consagradas a dise?adores muy diferentes, y para m¨ª era importante centrarme. En la fundaci¨®n Ala?a mi labor es la difusi¨®n tanto del trabajo de este dise?ador como la conservaci¨®n de su colecci¨®n privada, que forj¨® desde 1968 con piezas ya antiguas y que re¨²ne hasta 20.000 prendas de creadores como Madame Gr¨¨s, Elsa Schiaparelli o el propio Balenciaga, rescatando as¨ª un enorme patrimonio cultural en Francia.
En su trayectoria existe un notable par¨¦ntesis como consultor en la veterana firma de calzado J.W. Weston. ?C¨®mo vivi¨® esta experiencia como dinamizador de un agente del mercado?
Es interesante comprobar que, desde una marca, uno puede hacer el mismo oficio. En el Galliera me ocupaba del patrimonio de muchos dise?adores distintos, y en Weston estaba al cargo de un patrimonio vivo, que es el d¨ªa a d¨ªa de la empresa y su evoluci¨®n. Los artesanos que trabajan en ¨¦l siguen el mismo m¨¦todo desde hace d¨¦cadas. En ambos casos, la mirada se dirige hacia cosas antiguas, que es lo que m¨¢s me motiva. Cuando veo unos zapatos de los a?os 30 me gustan m¨¢s que los que veo en las tiendas. Intento reescribir un equilibrio entre el pasado y el presente. El pasado no me da miedo, sus formas me parecen m¨¢s bellas que las actuales.
Hoy las exposiciones de moda son algo cada vez m¨¢s com¨²n y ya no se restringen a museos de moda, sino que las encontramos en museos de arte antropol¨®gico o contempor¨¢neo, como el MoMA, el MET o el Pompidou. ?A qu¨¦ cree que se debe esta reciente revalorizaci¨®n de la moda?
En mi opini¨®n no ha cambiado gran cosa. Se hacen muchas exposiciones de dise?adores, no queda ni uno que no haya tenido la suya. Pero creo que deber¨ªan hacerse con m¨¢s seriedad y deontolog¨ªa. No est¨¢ bien que las propias marcas organicen sus exposiciones en los museos, pues existe el riesgo de que el inter¨¦s de la marca se imponga al inter¨¦s cultural. Yo hago exposiciones sobre dise?adores que no tienen detr¨¢s una marca que los patrocine. No creo que la moda haya conseguido alcanzar un ¨¦xito como disciplina art¨ªstica porque las firmas no disciernen el diferente alcance en su historia que algunos de sus dise?adores han tenido frente a otros. Por ejemplo, en la exposici¨®n de Dior se estandarizaba al mismo nivel a Marc Bohan, Gianfranco Ferr¨¦ y Galliano, cuando este ¨²ltimo aport¨® much¨ªsimo m¨¢s a la firma. A veces, un creador es mejor que el otro, y hay que decirlo. Ese discernimiento es necesario y deber¨ªa ser tan habitual como el que se hace en la pintura o la escultura. Y creo, y me incluyo, que el comisariado de moda no lo hace. Yo intento, con mis exposiciones sobre Madame Gr¨¨s, Ala?a y Balenciaga, centrarme en el autor y no en la moda. Me interesan las prendas, no la moda. Y creo que los comisarios de moda deber¨ªan hacer ese esfuerzo.
Hasta hace muy poco, el mundo art¨ªstico miraba por encima del hombro a la creaci¨®n de moda. ?C¨®mo recuerda sus inicios como comisario de moda? ?Percibe un cambio sustancial entre lo que significaba trabajar como tal en los a?os 80 y lo que supone serlo hoy en d¨ªa?
Este mundo ha cambiado mucho, ahora es mucho m¨¢s f¨¢cil. Cuando empec¨¦ en ello, muchos dise?adores contempor¨¢neos se negaban a participar en exposiciones porque cre¨ªan que eso los encerraba en el pasado y envejec¨ªa su imagen. A lo largo de estos 20 a?os, eso ha ido cambiando. Hoy son los propios dise?adores quienes te llaman para que les organices una exposici¨®n. En mi caso, la diferencia principal es que al principio quer¨ªa llevar la moda contempor¨¢nea a los museos, centrar la mirada en lo m¨¢s reciente. Ahora me pasa lo contrario: me gusta ir a lo m¨¢s antiguo y lejano. He entendido que cuando un dise?ador empieza a destacar, hay que dejarle trabajar al menos 20 a?os antes de llevarlo a un museo. No hace falta mostrar las prendas de la pen¨²ltima temporada si no son tan buenas como las anteriores. Hay que centrarse en las piezas. Y cuanto m¨¢s exploro, mayor es mi predilecci¨®n por las antiguas. Los creadores de hoy me parecen sosos, rudimentarios. Los que me siguen apasionando son grandes maestros con una larga trayectoria detr¨¢s, como Yohji Yamamoto e Issey Miyake. Para que la moda sea reconocida como una verdadera arte debe desligarse de la actualidad. Est¨¢ demasiado ligada al momento, al mercado. El encanto melanc¨®lico de las prendas maestras no se encuentra en la ropa de hoy.
?Qu¨¦ rasgos destacar¨ªa del funcionamiento actual de la industria de la moda?
Se hacen muchas colecciones y desfiles, pero la moda de la calle es indiferente a ellos. De los p¨®diums nacen muchas ideas que no logran calar entre la gente de a pie. Los creadores deber¨ªan centrarse menos en su propio estilo y volver a plantearse la cuesti¨®n de la utilidad. Las chicas de hoy se visten de forma mucho m¨¢s sencilla a la que vemos en las pasarelas: llevan camisas masculinas, pantalones, calzado plano¡ La incomodidad de los tacones ya no les compensa. Existe una diferencia enorme entre la moda de la calle y la de las pasarelas, que es m¨¢s como una especie de arte contempor¨¢neo con obras muy originales y coloridas que no se traducen a la realidad de la calle. Y eso es un problema. Las mujeres compran accesorios y calzado de firma, pero rara vez ropa en s¨ª misma. Curiosamente, no son las prendas en s¨ª el punto de partida de los creadores. Es extra?o. Y en el mercado masivo hay marcas que hacen cosas muy buenas: Cos, Zara, H&M¡ Las casas de lujo dicen que las copian, pero eso tambi¨¦n lo hacen los grandes dise?adores. Todo el mundo se copia. Por otro lado, hace mucho que ning¨²n dise?ador me dice que ha creado una prenda determinada para que las mujeres se muevan m¨¢s c¨®modamente en ella. Hacen sus colecciones para distinguirse, para salir en Instagram, para ser originales, y no para ayudar a las mujeres. Hay excepciones, como Sybilla, que s¨ª quer¨ªa brindarles comodidad.

?Cu¨¢l cree que ser¨¢ el futuro de la moda?
Es dif¨ªcil pronosticarlo. Econ¨®micamente es un sistema muy fuerte, as¨ª que no va a extinguirse. Se fabrica much¨ªsima ropa. Y ese es precisamente el problema. La industria de la moda es la segunda m¨¢s contaminante del planeta. Se deber¨ªa fabricar menos. En mi opini¨®n, lo mejor que podr¨ªa pasar es que cada consumidor asuma su responsabilidad como tal, igual que lo hacen cuando compran legumbres libres de qu¨ªmicos. Comprar menos prendas y de mejor calidad. Debe alcanzarse un equilibrio entre los creadores, los fabricantes y los consumidores, que deber¨ªan ser m¨¢s exigentes y adquirir prendas que duren diez a?os, y no una temporada. Eso es lo deseable, pero no estoy seguro de que sea lo que finalmente ocurra.
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