El c¨¢rdigan de Taylor Swift no est¨¢ solo: as¨ª se convirti¨® en la nueva chaqueta fetiche del pop

?Cuando me sent¨ª como un viejo c¨¢rdigan, olvidado debajo de la cama de alguien, t¨² me vestiste y decidiste que era tu favorito?.

Con el anuncio sorpresa del octavo ¨¢lbum de Taylor Swift,?Folklore, una prenda ha cobrado especial importancia: el c¨¢rdigan. Swift no solo ha titulado as¨ª a uno de los 16 temas que componen el disco, tambi¨¦n ha decidido que sea Cardigan el primer single de lanzamiento acompa?ado de un buc¨®lico y m¨¢gico videoclip (no exento de los cl¨¢sicos easter eggs?o mensajes escondidos de la artista) y, para rematar, ha a?adido la posibilidad de hacerse con la versi¨®n del digital del ¨¢lbum junto a la prenda que la artista luce al m¨®dico precio de 49 d¨®lares.

Escrito durante el confinamiento y producido en remoto junto a nombres como?Jack Antonoff o?Aaron Dessner, miembro de The National, el ¨¢lbum cuenta con colaboraciones como la de Bon Iver en Exile.?A diferencia del sencillo y modelo gastado con el que Swift se abriga en el clip de Cardigan, el modelo que pone a la venta en su web es una prenda de punto color crema con botones negros mate, ribete gris oscuro, incluye un bordado de estrellas gris claro en ambos brazos y un parche con el t¨ªtulo del ¨¢lbum en gris claro en el pecho izquierdo.

El furor por la rebequita de Swift no es un caso aislado. Desde que Kurt Cobain convirtiese en icono al c¨¢rdigan verdoso gastado que luci¨® en la grabaci¨®n del Unplugged de Nirvana en 1993 (que lleg¨® a venderse hace unos meses, sucio y quemado por 300.000 euros, convirti¨¦ndose en la chaqueta m¨¢s cara vendida en una subasta), muchos han sido los artistas que han hecho de los suyos un aut¨¦ntico icono.

Mucho antes de que Ezra Koenig abrazase las teva con calcetines, el tye die y la despreocupaci¨®n (estudiad¨ªsima)?de la que ahora hace gala, el l¨ªder de Vampire Weekend acapar¨® acalorados debates sobre el sacrilegio que supuso la imposici¨®n sobre el escenario del estilo preppy y chaquetas de la Ivy League que se gastaba la banda all¨¢ por los finales de los 2o00. Tanto irritaban sus c¨¢rdigans y su¨¦teres de Ralph Lauren (aunque Koenig provenga, como el dise?ador, de una famil¨ªa jud¨ªa del Bronx) que una de sus actuaciones en Saturday Night Live levant¨® ampollas entre la cr¨ªtica cultural, at¨®nita ante el nuevo devenir estil¨ªstico de las bandas de moda.

Dos herederos del amor por el c¨¢rdigan, adem¨¢s de Swift, han sido A$ap Rocky y Harry Styles. El primero ha convertido en ic¨®nicos a sus modelos de Raf Simons y el segundo consigui¨® viralizar un modelo de patchwork de JW Anderson (de unos 1.500 euros de precio) entre sus seguidores en TikTok. Swift sabe que el mejor aliado para las noches de verano donde no aprieta el bochorno siempre ser¨¢ un buen c¨¢rdigan. Ocho millones de visualizaciones a las pocas horas de su lanzamiento le dan la raz¨®n.