El drama que esconde la primera fila de un desfile
Desgranamos las claves de ese mantra que se repite la industria: dime d¨®nde te sientas y te dir¨¦ qui¨¦n eres
Pocas cosas muestran la jerarqu¨ªa reinante en la industria de la moda mejor que los asientos de un desfile. M¨¢s cuando, de un tiempo a esta parte, los medios informan del p¨²blico asistente tanto (o m¨¢s) que de lo que ocurre sobre la pasarela. Las presentaciones durante las fashion weeks son, en gran medida, eventos planteados para que sus invitados jueguen a ver y ser vistos. Cada silla tiene nombre propio y, como todos saben, la importancia de dicho nombre es directamente proporcional a la fila que ocupa. Para muchos, incluso, no ocupar los asientos delanteros supone una humillaci¨®n p¨²blica enfrente de sus compa?eros de profesi¨®n. ¡°Lo de la primera fila es un trauma¡±, comentaba en una ocasi¨®n el dise?ador Naeem Khan, una de las favoritas de Michelle Obama, cuando se le preguntaba por la colocaci¨®n de los invitados. ¡°No puede llegar alguien al backstage llorando porque est¨¢ en segunda fila".
Saber hacer un sitting (as¨ª es como com¨²nmente se llama a la asignaci¨®n nominal de cada asiento) es casi un arte; saber a qui¨¦n invitar ¨Cy d¨®nde situarlo¨C puede lograr que la colecci¨®n alcance unos niveles medi¨¢ticos que de otro modo no tendr¨ªa. Descuidar la disposici¨®n u olvidar a algunos personajes relevantes suele acarrear el efecto contrario.
Aunque cada sitting tiene su ciencia, casi todas firmas de moda acostumbran a seguir estrategias similares y a invitar a las mismas caras. He aqu¨ª algunos de las claves del dif¨ªcil arte de saber sentar a la audiencia de un desfile.
Alexa Chung, la primera en tomar posiciones en la pasarela de Marc Jacobs.
Cordon Press
QUI?N
Pese a que el dise?ador y/o el due?o de la marca tienen la ¨²ltima palabra, son las empresas de relaciones p¨²blicas las que se encargan de que todo cuadre en un desfile y en sus gradas. Agencias como KCD y Peoples Revolution e influyentes figuras como Alexandre de Betak o Paul Wilmot est¨¢n detr¨¢s de los desfiles de Hugo Boss, Oscar de la Renta o Marc Jacobs y se encargan as¨ªmismo de organizar las fiestas m¨¢s exclusivas durante las semanas de la moda. Conocen el sector mejor que nadie, analizan el impacto medi¨¢tico de las nuevas celebridades y manejan de primera mano el contacto con los medios especializados.Trabajan mano a mano con empresas digitales como Fashion GPS que monitorizan la situaci¨®n de los invitados, las bajas y los cambios de ¨²ltima hora.
D?NDE
La llamada secci¨®n A (primera fila, desde el centro hacia el final de la pasarela) es la m¨¢s codiciada. En la zona central suelen sentarse los rostros famosos y en el extremo, al lado del ¨¢rea de fot¨®grafos, los editores m¨¢s reputados. Es el lugar de Suzy Menkes, Cathy Horyn o Hillary Alexander, dado que desde dichos asientos las prendas se aprecian con mayor detenimiento ¨Ces el punto en el que las modelos se giran¨C y es necesario que capten la colecci¨®n en toda su amplitud para poder escribir sus cr¨®nicas. Adem¨¢s, est¨¢n m¨¢s cerca de la puerta. Por si tienen que salir corriendo.
Enfrente, en la misma zona, se colocan los compradores de los grandes templos del lujo como Linda Fargo (Bergdorf), Sarah Andelman (Colette), Holli Rogers (Net-¨¤-Porter) o la tambi¨¦n it girl Lauren Santo Domingo (Moda Operandi). De ellos y sus percheros depende que una marca poco conocida se convierta en el nuevo hype del que todos hablan.
Los patrocinadores del evento tambi¨¦n obtienen sus puestos de honor en las gradas. Junto a estilistas reputados y otros personajes respetados del sector, acostumbran a sentarse en las segundas filas. Una zona tambi¨¦n frecuentada por los clientes m¨¢s fieles de la marca y, en ocasiones, por las familias de los dise?adores.
Anna Wintour es el centro del front row, literal y figuradamente. Flanqueada por celebridades o por cargos relevantes de Vogue USA, no suele situarse al lado de otros directores de cabeceras importantes. Y aunque la disposici¨®n de la prensa var¨ªa en funci¨®n del dise?ador, la mayor¨ªa siguen tres normas b¨¢sicas: la relaci¨®n del medio con la marca es directamente proporcional al asiento en el desfile, los editores de diarios importan (y mucho) y los medios digitales no suelen alcanzar las sillas reservadas al papel.
Salvo excepciones. Hemos visto primeras filas en las que famosos bloggers compart¨ªan posiciones con Wintour y Menkes (como ocurri¨® en el desfile de Dolce y Gabbana para la primavera de 2010), una declaraci¨®n de intenciones y un signo de que los tiempos (y los sittings) han cambiado.
El blogger Bryan Boy ya es asiduo a las primeras filas de los desfiles m¨¢s esperados
Cordon Press
CU?NTO
Durante a?os, se ha hablado de cu¨¢nto dinero reciben las celebridades por dejarse retratar en la primera fila de un desfile. Las hay que acuden gratis, por afici¨®n o por amistad con los dise?adores (como ocurre con Marc Jacobs y Sofia Coppola) y muchas otras son imagen de la marca en cuesti¨®n. Otras, seg¨²n cuentan, se lo toman como un trabajo m¨¢s.
La web Fashionista public¨® en 2010 una lista de tarifas de famosas. En aquel momento Rihanna recib¨ªa supuestamente 100.000 d¨®lares, Beyonc¨¦ 80.000, Chlo¨¦ Sevigny y Julianne Moore 60.000 y a Lindsay Lohan hab¨ªan dejado de pagarle y hasta de invitarla. La dise?adora Nicole Fahri argumentaba entonces en el diario Daily Mail contra estas pr¨¢cticas: ¡°Al final en la prensa no aparece el desfile, sino las famosas a las que han pagado por verlo¡±, afirmaba.
Cuatro a?os despu¨¦s, muchos medios consideran que estas estrategias ya no son tan populares. En parte porque muchos famosos aparecen en varios desfiles distintos durante la misma semana (v¨¦ase el don de la ubicuidad que posey¨® a Will Smith durante las pasarelas masculinas), por la crisis o porque la retransmisi¨®n en streaming ha convertido a los desfiles en eventos m¨¢s abiertos y menos exclusivos. En cualquier caso, que Kate Moss, Kim Kardashian o la car¨ªsima Rihanna se dejen caer en un asiento sigue generando visibilidad y beneficios a las marcas.
Rihanna fue una de las protagonistas del desfile de Costura de Chanel de oto?o 2013
Cordon Press
POR QU?
Adem¨¢s que como escaparate para las marcas y como acontecimientos elitistas, hay que plantearse las semanas de la moda como atractivos tur¨ªsticos. No s¨®lo porque un desfile puede albergar a mil visitantes (y en dicha semana pueden sucederse m¨¢s de medio centenar de ellos), sino porque son muchos los aficionados a la moda, los estudiantes y los profesionales reci¨¦n llegados que acuden a estas citas animados por la expectaci¨®n y el ambiente que les rodea. Seg¨²n la consultora NPD, la fashion week de Nueva York genera m¨¢s beneficios que el US Open o cualquier acontecimiento musical.
Las ganancias tambi¨¦n repercuten en las tiendas multimarca, que ven c¨®mo las firmas que desfilan reciben m¨¢s atenci¨®n comercial durante esas fechas. Las colecciones aparecen rese?adas en medios de todo el mundo y las marcas noveles tienen la oportunidad de ganar importancia si saben rodearse del p¨²blico adecuado. El hecho de que actrices, cantantes, it girls, periodistas de renombre y figuras emblem¨¢ticas de la industria se re¨²nan bajo un mismo techo es, en ocasiones, lo que atrae las miradas hacia la pasarela en cuesti¨®n. Saber colocarlas en una grada puede ser la llave del ¨¦xito para cualquier dise?ador. O la del drama.
Front row a la espa?ola en el multitudinario desfile de Juanjo Oliva
Cordon Press
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