El ¨²ltimo retorno en la nueva comodidad: vuelven (otra vez) las botas Ugg
En realidad, nunca desaparecieron del mapa.
Han pasado dos d¨¦cadas desde que las botas Ugg Australia -forradas de borrego, tan acogedoras como est¨¦ticamente controvertidas- entraron en la escena de la moda. Aupadas por celebridades de todo tipo, traspasaron fronteras, clases sociales y estilos. Las dos Kates m¨¢s famosas del mundo, Moss y Middleton, las llevaban cada una a su manera. La primera, como icono incontestable del nuevo look bohemio; la segunda les abri¨® las puertas de los c¨ªrculos m¨¢s elitistas de Londres. Las Olsen, antes de convertirse en las adalides del lujo silencioso, pasaron por una fase grunge con estas botas puestas. Al mismo tiempo, en California, la protoinfluencer del milenio Paris Hilton las convert¨ªa en el uniforme choni global al llevarlas con sus chandal de Juicy Couture y sus bolsos de lujo de grandes logos. La millonaria las puso de moda entre sus amigas Lindsay Lohan, Britney Spears y Nicole Richie, pero tambi¨¦n entre millones de adolescentes y veintea?eras de todos los rincones del planeta. La marca lleg¨® a vender 14 millones de botas en solo un trimestre en 2004. Lo ins¨®lito del caso es que aunque las originales estaban pensadas para aguantar los fr¨ªos inviernos de las Monta?as Azules australianas (y que por cierto se llevan sin calcet¨ªn), ellas las llevaban a 30 grados en el eterno verano de Beverly Hills. Un salto en el tiempo hasta 2020 las sit¨²a de nuevo como el calzado al alza, aupadas por los efectos de la pandemia, que ha cambiado nuestra forma de vestir en busca de la comodidad.
Adem¨¢s, de pronto han vuelto a alcanzar notoriedad a los pies de fotografiad¨ªsimas famosas como Joan Smalls, Emily Ratajkowski o Bella Hadid pero tambi¨¦n est¨¢n resurgiendo en los de muchas mujeres an¨®nimas: seg¨²n datos de Lyst, el motor de b¨²squeda global de moda, las Ugg est¨¢n siendo uno de los art¨ªculos m¨¢s solicitados en internet durante la cuarentena provocada por la pandemia con un crecimiento del 24% semana a semana en EE.UU. Eso significa que solo en el ¨²ltimo mes hubo m¨¢s de 41.000 b¨²squedas de estas botas en internet. Pero hay m¨¢s: los grandes almacenes John Lewis han reportado un 29% m¨¢s de Uggs vendidas este a?o respecto al anterior, algo probablemente empujado por los 100.000 pares de Fluff Yeah (la versi¨®n sandalia de las botas y su ¨²ltimo best-seller) que se vendieron en 2019. La marca gan¨® ese a?o casi mil millones de d¨®lares solo en EE.UU (datos de Statista).
El nuevo modelo: m¨¢s corto, m¨¢s fotog¨¦nico
El modelo al alza este oto?o es el bot¨ªn recortado Classic Ultra Mini, una variaci¨®n del cl¨¢sico modelo Mini que todo el mundo conoce y ama en internet (al menos seg¨²n las m¨¢s de 2.000 valoraciones que tienen en Nordstrom, con una nota media de 4,7 sobre 5, o las m¨¢s de 3.600 en Amazon Espa?a, donde sus compradores les dan un 4,5). El nuevo modelo ha sido renovado, seg¨²n la marca, para darle credenciales de street style. Cortadas al tobillo con una ca?a m¨¢s baja mantienen las se?as que identifican al modelo original: la emblem¨¢tica piel de oveja, el forro ultrasuave y una suela ligera y flexible. Vienen en los siempre reconocibles tonos casta?o y ante negro, un par de colores neutros y un comod¨ªn: el rosa. Con un precio de 149,95 euros es el modelo que hemos visto llevar en las ¨²ltimas semanas, de hecho, a las supermodelos.
Unas botas australianas que no son australianas
En Australia, una ¡°ugg¡± es un t¨¦rmino gen¨¦rico para una bota hecha con piel y lana de oveja. Es un nombre que no puede registrarse y cualquiera puede fabricar este tipo de calzado, que por cierto es tan ic¨®nico en el pa¨ªs como los zuecos en Holanda. A los 29 a?os, un australiano apasionado por el surf lleg¨® a California con ganas de empezar un nuevo negocio y de disfrutar de las famosas olas de Rincon, Malibu, Dana Point y Windansea. Se dio cuenta de que en California los surfistas no ten¨ªan ese calzado tan acogedor y tan popular las playas de Byron Bay. As¨ª, en 1978, cre¨® la marca UGG Australia y comenz¨® a venderlas en EE.UU. Pronto se convirtieron en un s¨ªmbolo del relajado estilo de vida californiano, de Los ?ngeles a San Francisco, y en la d¨¦cada de los 90 conquistaron las monta?as de Aspen, meca del esqu¨ª en invierno. El negocio creci¨® demasiado para que Brian lo financiara, as¨ª que en 1995 se lo vendi¨® a la compa?¨ªa Deckers Outdoor Corporation. A partir de ah¨ª, su fama explot¨®.
Infinidad de celebridades comenzaron a llevarlas, la reina de la televisi¨®n Oprah Winfrey las publicit¨® como sus favoritas y seg¨²n empezaba el nuevo milenio aparec¨ªan a los pies de las actrices m¨¢s influyentes: Sarah Jessica Parker las llevaba sin parar en pleno apogeo de Sexo en Nueva York, Blake Lively se las pon¨ªa en el set de Gossip Girl. Tambi¨¦n las modelos del momento, los ¨¢ngeles de Victoria¡¯s Secret Gisele B¨¹ndchen, Adriana Lima o Alessandra Ambrosio cambiaban sus tacones por estas botas cuando no desfilaban. Rihanna, Sienna Miller, Beyonc¨¦, Kate Hudson, Pamela Anderson, todas las famosas las llevaban. Tal era su ¨¦xito que The New York Times bautiz¨® 2004 como el a?o del borrego y este tipo de bota pis¨® incluso la pasarela de Nueva York, algo que volvi¨® a ocurrir hace ahora un a?o cuando la marca firm¨® una colaboraci¨®n con la emergente Eckhaus Latta y, un a?o antes, con la firma parisina m¨¢s cool del momento, Y/Project. Y de la moda a la realeza: incluso Carlota Casiraghi, Tatiana SantoDomingo y Matilde de B¨¦lgica han sido fotografiadas llev¨¢ndolas.
Las ventas apoyan su regreso pero si estas botas siguen siendo algo en la moda en pleno 2020 es gracias a firmas tan en las ant¨ªpodas como Balenciaga. Hace un par de a?os la firma de lujo franc¨¦s dirigida creativamente por Demna Gvasalia dio un giro radical a otro zapato controvertido, las sandalias Crocs, elevando su comodidad a un nuevo estatus. As¨ª comenz¨® la tendencia de los zapatos feos, que puso de moda otros iconos de est¨¦tica tosca como las sandalias Birkenstock o las botas Salomon. Y aunque parece que est¨¢bamos saliendo de la d¨¦cada de los ugly shoes, no es de extra?ar que en un a?o en que la comodidad se ha impuesto a la est¨¦tica (nos hemos pasado la mitad del tiempo en chandal), el regreso de las Ugg fuera el siguiente paso.
La dicotom¨ªa de estas botas es que, por un lado, tienen origen australiano (el propio nombre de la marca lo alude) pero son estadounidenses, algo que ha llevado a muchas disputas en los tribunales. Por un lado, Deckers tiene la marca registrada en EE.UU., con lo que no permite vender ninguna otra ¡°bota ugg¡± en su mercado; por el otro, muchos fabricantes australianos, donde el nombre es una tipolog¨ªa y no una marca, reclaman su derecho a exportarlas. Lo que est¨¢ claro es que todos quieren unas botas Ugg.
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