¡°Si a una mujer que no quiere tener hijos se la tacha de ego¨ªsta¡ ?Es entonces una elecci¨®n libre?¡±
Hablamos con Orna Donath, autora de ¡®Madres Arrepentidas¡¯, el libro que est¨¢ revolucionando el panorama editorial este oto?o. Un tema del que la soci¨®loga israel¨ª es la primera en escribir y que ha suscitado un amplio debate social.
Entre el ??Te arrepentir¨¢s! ?Te arrepentir¨¢s de no tener ni?os!? (a m¨¢s de una le sonar¨¢ familiar) que abre el libro y la declaraci¨®n de Odelya, madre de un hijo de entre 1 y 5 a?os: ¡°Veo que no se trata de que ¨¦l llore o yo me enfade o no, o lo soporte o no¡ , m¨¢s bien es una cuesti¨®n de tener que renunciar a mi vida. En lo que a m¨ª respecta, es una renuncia demasiado grande¡± va un trecho. Exactamente el mismo que hay entre la sociedad y las mujeres arrepentidas entrevistadas. El libro Madres Arrepentidas (Reservoir Books) habla de c¨®mo las sociedades natalistas hacen lo posible por determinar y conducir los designios de las mujeres y de sus aparatos reproductores. En todas las ocasiones lo intentan, en muchas lo consiguen. Toda esa maquinaria genera silencios, cosas que no se pueden decir, asuntos tab¨². La idealizaci¨®n universal de la maternidad es un contrincante como para atreverse a toserle¡ Madres Arrepentidas da voz al anhelo de muchas mujeres de no ser madres de nadie. Mujeres con y sin hijos que confiesan desear eso mismo: ser ellas mismas, sujetos libres. Un vol¨²men sin intenci¨®n cient¨ªfica y que busca ayudar a mujeres a situarse a s¨ª mismas dentro del mapa de sensaciones posibles en torno a la maternidad.
Es un tema del que no se habla y que levanta ampollas. Madres y no madres son miradas con lupa. Como tantas veces, las mujeres a escrutinio hagan lo que hagan. Un tratado sobre el arrepentimiento en su contexto social m¨¢s amplio. Aqu¨ª no se habla de no querer a los hijos ni de no cuidarlos o alegrarse con sus logros. De lo que hablan las 23 mujeres entrevistadas es de que si tuvieran la oportunidad de volver atr¨¢s en el tiempo, no los tendr¨ªan. Sin m¨¢s. Todos conocemos mujeres que han tenido hijos sin saber muy bien por qu¨¦: ¡°Porque tocaba¡±, ¡°Porque era el siguiente paso¡±, ¡°Porque pens¨¦ que iba a ser la maravilla que me hab¨ªan contado¡¡±. Orna Donath, soci¨®loga investigadora en la Universidad Ben Gurion del N¨¦guev (Beersheva, Israel) y especialista en expectativas sociales que se proyectan sobre las mujeres, es la autora del libro que ha abierto un profundo debate en toda Europa. Hablamos con ella:
?Por qu¨¦ despierta tanto revuelo Madres Arrepentidas, un libro que plasma las entrevistas a tan solo 23 mujeres?
Creo que porque ha tocado un aspecto muy importante en la vida de las mujeres. El hecho de que sean solo 23 mujeres es irrelevante porque una vez que lees lo que est¨¢n diciendo sabes que est¨¢n hablando de un tema muy profundo, y aunque t¨² no seas una madre arrepentida es importante, porque el libro no trata solo de arrepentirse. Es un libro sobre la decisi¨®n de ser o no ser madre, sobre el uso pol¨ªtico de las emociones humanas, es un libro sobre nuestra propia percepci¨®n del tiempo, la linealidad, las dificultades al tener hijos aunque no te arrepientas de tenerlos¡ Todo esto tiene relaci¨®n con lo que han declarado todas estas mujeres y otras mujeres en cualquier parte del mundo lo entienden. Es por eso que est¨¢ teniendo tan buena acogida.
?Por qu¨¦ ha sido necesario escribir y publicar este libro?
En toda la historia siempre ha habido mujeres feministas que han roto los tab¨²s de la maternidad, con obras important¨ªsimas sobre el tema, como Simone de Beauvoir y muchas m¨¢s. Creo que lo ¨²nico que he hecho, si es que se me permite la comparaci¨®n, es unirme a esas voces literarias que se han considerado peligrosas para la sociedad. Y tocar un tema del que nadie hab¨ªa hablado directamente: arrepentirse de tener hijos. Por mucho que se haya escrito sobre la maternidad, es la primera vez que un libro se centra en ese hecho concreto. Testimonios de madres en Facebook o por internet diciendo que se arrepienten de ser madres s¨ª que los hay, pero un libro, un cuerpo de conocimiento sobre el tema, no lo hab¨ªa.
?Por qu¨¦ dice que son peligrosas esas voces de mujeres como Simone de Beauvoir?
Ante todo quiero decir que no es que me quiera comparar con ellas, pero s¨ª quiero poner de manifiesto que estoy siguiendo su estela. Somos consideradas peligrosas porque estamos poni¨¦ndole signos de interrogaci¨®n al orden social, a lo que nos cuentan, a esta idea de que la maternidad es la esencia de la vida misma de la mujer, independientemente de qui¨¦n sea esa mujer y de lo que quiere. Supuestamente solo por el hecho de tener unos ¨®rganos biol¨®gicos para reproducirnos, eso tiene que convertirse en el foco principal de nuestra existencia. Y en el libro tenemos a mujeres que dicen ¡°Pues no. No, no y no¡±. Claro que tiene que sonar peligroso que seamos nosotras las titulares de esa decisi¨®n. ¡°?Soy madre s¨ª o no? Eso lo decido yo¡±. No quieren que asumamos esa titularidad.
?Ha cambiado c¨®mo se concibe socialmente la maternidad en el ¨²ltimo siglo?
No demasiado. Creo que durante los siglos XVIII y XIX y despu¨¦s de la revoluci¨®n industrial se pens¨® que hab¨ªa que reeducar a las mujeres para que fuesen buenas madres, para que el hogar fuese su reino, y no es mucho lo que hemos avanzado desde entonces. Incluso tal vez ahora hay dificultades que entonces no hab¨ªa.
La sociedad insta a las mujeres a ser profesionales, independientes y due?as de su cuerpo y de su vida, pero solo hasta que empieza a apretar el reloj biol¨®gico, ?qu¨¦ sucede cuando estos dos mundos se solapan?
Cuando chocan estos dos mundos, la gran prioridad establecida es ser buena madre. Pero si contemplamos una vez m¨¢s estos mensajes contradictorios, por un lado se nos dice que la maternidad es la esencia misma de la vida de una mujer. Por el otro, cuando la mujer es ¡°solo madre¡±, entonces la sociedad la se?ala con el dedo como si se hubiese abandonado, como si no estuviera haciendo nada con su vida. ¡°Has tirado la toalla¡± si eres solo madre. Y entonces, ?qu¨¦ m¨¢s nos van a pedir? Est¨¢ claro que algo haces si los tienes y, por supuesto, tambi¨¦n haces mal si no los tienes.
No parece que estemos hablando solo de una cuesti¨®n de maternidad, ?se mira con lupa todo lo que hacemos las mujeres?
S¨ª, es una manera muy c¨®moda de mantener a las mujeres en cierto modo ¡°monitorizadas¡±. Ahora se supone que tenemos que tenerlo todo, es lo que se espera de nosotras: que estemos guapas, sexualmente atractivas, que seamos la madre perfecta, la trabajadora ideal, y m¨¢s, y m¨¢s, y m¨¢s¡ unas expectativas que no terminan jam¨¢s.
?Qui¨¦n es esta especie de ¡®Polic¨ªa de la maternidad¡¯?
Esta especie de ¡®Polic¨ªa de la maternidad¡¯ en nuestra sociedad tiene una dimensi¨®n legal, m¨¦dica, psicol¨®gica, publicitaria, educativa, religiosa, nacionalista¡ tiene tantos participantes, mucha gente metiendo baza para garantizar que las madres van por el caminito que tienen que ir. Muchas veces son tambi¨¦n las propias madres¡ y ojo que no quiero juzgarlas, porque entiendo que una vez que est¨¢s metida en esa olla a presi¨®n haces lo que tengas que hacer para sobrevivir, y a veces necesitas tener esa sensaci¨®n de que t¨² controlas dentro de tu propia vulnerabilidad. Pero no podemos culpar a las madres porque se trata de mecanismos sociales, es lo que siempre trato de se?alar. No es que seamos marionetas, pero como soci¨®loga creo que estas fuerzas sociales tienen tanto poder sobre nuestras vidas que como mujeres tenemos que ir un poco maniobrando, lidiando con todas ellas como podamos.
?Qu¨¦ consecuencias tiene silenciar el arrepentimiento?
Hay dos esferas en las que encuentro consecuencias a este tab¨²: la personal y la social. A nivel personal, es como ponerle diques al agua, es algo que siempre va a buscar por d¨®nde salir y al final terminar¨¢ por inundar todo o por hundirte el bote. Yo creo que tiene que ser de mucho alivio para las mujeres que se sienten as¨ª el poder hablarlo y ponerle nombre a lo que sienten, porque as¨ª pueden enfocarlo hacia las expectativas que ten¨ªan hacia la maternidad, y no hacia sus propios hijos. Es important¨ªsimo que puedan hacer eso, porque si lo canalizasen hacia los hijos, ser¨ªan ellos los que sufrir¨ªan sin que sea verdaderamente su culpa. Tambi¨¦n cuando una mujer puede hablar de esto con alguien fuera de casa, luego en su hogar con sus hijos siempre va a encontrarse mejor que si tuviera que enfrentarse a lo que siente ella sola.
La dimensi¨®n social es bidireccional: por un lado hay que evitar seguir presionando a las mujeres para que tengan hijos. Que sean ellas las que toman decisi¨®n, y que dejen de decirnos que nos arrepentiremos de la decisi¨®n de no tener hijos, que nos vamos a arruinar la vida. El segundo aspecto desde el punto de vista social es que deber¨ªan dejar de echarnos todo encima a nosotras y despu¨¦s culparnos si no podemos con todo y no logramos cumplir con esas expectativas id¨ªlicas¡ Porque si las mujeres no logran cumplir con todas esas expectativas infinitas, encima se les echa la culpa.
?Por qu¨¦ socialmente se le otorga un valor en el status-quo de la mujer al hecho de ser madre? ?Qu¨¦ valores lleva asociados la maternidad que no puedan ser alcanzados por mujeres no madres de nadie?
Creo que se considera una prueba de que eres una mujer de verdad, que no tienes tara, que funcionas, que eres madura, que puedes asumir responsabilidades. Supuestamente no eres ego¨ªsta, y digo supuestamente porque precisamente muchas mujeres tienen hijos por razones muy ego¨ªstas¡ La maternidad es entendida como un puente que te permite conectar con tu sociedad, con tu familia, que te garantiza que no te quedas fuera, que no eres una rara. Es como una prueba de que ¡°t¨² puedes¡± y de que tienes garantizado tu futuro.
?Y qu¨¦ les pasa a las que no son madres de nadie?
No se les adjudica nada de esto, claro. Siempre digo que la maternidad se considera como la puerta, no una puerta cualquiera, sino ¡®la puerta¡¯. Si tenemos un inter¨¦s perfectamente comprensible de no estar aisladas o de no envejecer solas, la sociedad nos dice que la ¨²nica puerta que puedes pasar es la maternidad. Pero no es la ¨²nica, ?hay otras maneras! Muchas veces las mujeres aspiran a algo y se les dice ¡°la ¨²nica manera de lograrlo es tener hijos¡±.
?Es posible hoy en d¨ªa tratar la maternidad como una relaci¨®n humana m¨¢s, no como un rol o algo sagrado?
Eso es exactamente lo que intento con el libro: que tratemos de identificar la maternidad como una de las muchas relaciones entre seres humanos, no como ese reino sagrado. Una relaci¨®n entre sujetos espec¨ªficos. Es como una apuesta: no sabes qu¨¦ va a salir de ah¨ª. Te est¨¢s comprometiendo con alguien sin saber qui¨¦n va a ser esa persona. Nada m¨¢s.
?Est¨¢ preparada la sociedad para este punto de vista?
No, y no s¨¦ si llegaremos a verlo, pero merece la pena intentarlo. Se est¨¢n dando cambios, no podemos decir que no se est¨¦ moviendo nada¡ Como dicen los soci¨®logos Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernseim, cuyos estudios no est¨¢n enfocados a la maternidad pero s¨ª que vienen muy al caso, vivimos en la ¨¦poca del ¡°ya no pero todav¨ªa tampoco¡±.
Padres arrepentidos: en el libro indica que hizo entrevistas a padres entre 2008 y 2011, pero decidi¨® seguir s¨®lo con mujeres. ?Cu¨¢les son las semejanzas y las diferencias en el caso de los hombres?
Solo puedo hablar de los padres que entrevist¨¦, que tampoco son una muestra representativa. 8 de los 10 entrevistados afirmaron que no quer¨ªan ser padres, pero que aceptaron serlo porque su pareja en ese momento quer¨ªa ser madre. Ellos no lo describ¨ªan como una atm¨®sfera de amenaza ni mucho menos. Simplemente accedieron por el deseo de seguir su relaci¨®n sentimental con esa mujer. Por contra, muchas de las madres del estudio hablaban de amenazas de sus parejas cuando ellas no ten¨ªan inter¨¦s e procrear y ellos s¨ª. Semejanzas entre hombres y mujeres solo he encontrado entre aquellos y aquellas que no se encargaban de los pormenores del cuidado diario de los ni?os. La cuesti¨®n que s¨ª vi que generaba tensiones en los hombres no es la de estar involucrado a diario o al cuidado de los ni?os peque?os, sino la conciencia de ser un padre, de haber tra¨ªdo un ni?o al mundo.
En su concepci¨®n lineal del tiempo y del continuo avance personal, ?permite la sociedad a una mujer no ser madre de nadie?
Hasta ahora no, pero se hace. Hay muchas mujeres que no son madres: es un hecho, y es una ¨¦poca de hechos, con o sin la aprobaci¨®n de la sociedad. Aqu¨ª cabe repensar las relaciones que tenemos con los ni?os: ya no hace falta ser la madre biol¨®gica de alguien. Hay mujeres a las que les encanta estar con ni?os, ocuparse de ellos, trabajar con ni?os, o ejercer la funci¨®n de t¨ªa¡ Podemos participar en el cuidado de los ni?os si queremos sin necesidad de esta relaci¨®n de maternidad biol¨®gica.
?Por qu¨¦ la sociedad asume que todas las mujeres tenemos id¨¦nticos objetivos y anhelos y que en todos ellos prima el ser madre?
Porque nos necesitan. Necesitan que pensemos eso, que sea un hecho, para la sociedad ser¨ªa un caos, es peligroso que nos diferenciemos de la corriente general y empecemos a cuestionar este dictado que ha ido de generaci¨®n en generaci¨®n. ¡°Sigamos en esta tradici¨®n de reproducci¨®n, es lo m¨¢s natural del mundo, es la naturaleza la que lo dicta¡±, nos dicen¡
Todo este movimiento podr¨ªa tener que ver con el decrecionismo.
No utilizo este tipo de teor¨ªas evolucionistas, pero cuando escucho a alguien argumentar algo as¨ª creo que tiene sentido. Los que no quieren tener hijos quiz¨¢s est¨¢n cumpliendo su funci¨®n desde el punto de vista evolutivo. Y podr¨ªamos estar hablando de autorregulaci¨®n de la naturaleza a trav¨¦s de los individuos que no quieren tener hijos¡
?La sociedad convierte en rivales a las madres y a las no madres?
S¨ª, completamente. En Israel ahora est¨¢ ocurriendo un fen¨®meno a causa de una mujer sin hijos que ha subido un v¨ªdeo a internet mostrando su d¨ªa a d¨ªa despreocupado, sin horarios, sin obligaciones, pregonando a los cuatro vientos que es libre, que no tiene que estar cambiando pa?ales, y muchas la consideran importante porque est¨¢ bien que las que no est¨¢n representadas al fin tengan una voz. A m¨ª la confrontaci¨®n no me interesa, en absoluto busco que se sientan mal las que tienen hijos. Prefiero apoyarlas de manera solidaria porque s¨¦ que son madres y yo no pero todas nos estamos enfrentando a las fuerzas sociales y tenemos que unir nuestros esfuerzos como mujeres. Es cierto que la sociedad trata de dividirnos, es el famoso ¡°divide y vencer¨¢s¡±. Yo dir¨ªa que el libro es como una carta de amor a las que sufren, porque las entiendo completamente como mujer.
En Israel una mujer me escribi¨® un mail cont¨¢ndome que tiene un hijo y que no quiere m¨¢s y me pidi¨® que le ayudase a resistir la presi¨®n social. En ese momento sent¨ª que compart¨ªa algo con ella, que estamos en el mismo barco aunque ella sea madre y yo no, tenemos mucho en com¨²n.
De acuerdo con las 23 entrevistadas, ?tiene ventajas la maternidad y compensa los inconvenientes?
Para ellas no. Muchas madres me dicen que para ellas no ha tenido ninguna. Y las que s¨ª admiten que tiene cosas buenas tambi¨¦n niegan que compensen las negativas. Eso es precisamente lo que distingue el arrepentimiento de otras sensaciones contradictorias que pueden tener otras madres.
?C¨®mo construye la sociedad esos mantras tipo ¡°la maternidad me hace sufrir pero la sonrisa de mi hijo lo vale todo¡±?
La publicidad, las celebrities, conversaciones en el trabajo, los m¨¦dicos,¡ Muchos m¨¦dicos te preguntan directamente cu¨¢ndo vas a tener hijos, no si los vas a tener. Tambi¨¦n hace falta tener m¨¢s iconos de mujeres que no tienen hijos. Y los pocos que tenemos se nos presentan con intenciones retorcidas, como en el caso de Andrea Leadsom, la pol¨ªtica brit¨¢nica que en la carrera por la sucesi¨®n de Cameron insinu¨® que ser madre de tres hijos le hac¨ªa m¨¢s capaz de gobernar un pa¨ªs que a Theresa May, sin hijos.
?Es libre la mujer occidental del siglo XXI?
Es todo muy sutil, muy oculto¡ Antes estaba clar¨ªsimo que las mujeres no eran libres. Ahora es diferente: como podemos votar, vamos a trabajar, cada vez somos m¨¢s las universitarias¡ Pero los mecanismos con los que se nos controla son mucho m¨¢s sutiles. Es todo como mucho m¨¢s feo. Porque si ves lo que te viene, sabes a lo que te enfrentas. En cambio aqu¨ª y ahora estamos viviendo en una realidad ilusoria. Si a una mujer que no quiere tener hijos se le tacha de narcisista, ego¨ªsta, se dice que est¨¢ loca, que no es mujer completa¡ ?es realmente una elecci¨®n libre?
Charlando con Orna sobre referentes culturales sale a colaci¨®n la pel¨ªcula Tenemos que hablar de Kevin, que consigue que el p¨²blico femenino se identifique con la madre arrepentida por la v¨ªa de la exageraci¨®n y de la excepci¨®n de un cr¨ªo absoluta y an¨®malamente destructivo. Pero no hay referentes de ni?os ¡°normativos¡± con los que una madre de a pie se pueda identificar. ¡°No es aceptable reconocer que la experiencia de la maternidad no es para ti. De momento. No hay im¨¢genes de carne y hueso de madres que hablen de eso, ni de mujeres sin hijos no estigmatizadas. Esperemos que en los pr¨®ximos a?os vayan saliendo a la luz proyectos en esa l¨ªnea de los que he o¨ªdo hablar¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.