¡°Estaba entregado a ella¡±: Jean Tatlock, la tr¨¢gica vida de la psiquiatra que enamor¨® (y rechaz¨®) a Oppenheimer
El estreno de la pel¨ªcula de Christopher Nolan ha vuelto a poner de actualidad la figura de la doctora y gran amor del padre de la bomba at¨®mica. Interpretada por Florence Pugh, repasamos la influencia que tuvo en la trayectoria del f¨ªsico y su temprana y controvertida muerte.
Es la gran batalla cin¨¦fila de 2023. Oppenheimer y Barbie, dos de los filmes m¨¢s esperados del a?o, se estrenan de manera simult¨¢nea en la gran pantalla para luchar por mucho m¨¢s que la hegemon¨ªa en la taquilla. La escala de grises contra el rosa brillante. Nolan contra Gerwig. Dos pel¨ªculas antit¨¦ticas, dos estados de ¨¢nimo, dos memes andantes que ¡®obligan¡¯ al espectador a elegir entre el drama adulto de despachos y dilemas ¨¦ticos y la fantas¨ªa de car¨¢cter escapista y feminista. Sin embargo, pese a los clich¨¦s sobre sus ¨ªndices de testosterona, Oppenheimer es mucho m¨¢s que una biograf¨ªa personalista sobre el f¨ªsico estadounidense (interpretado por Cillian Murphy) que acab¨® convertido en el padre ¨Cdespu¨¦s arrepentido¨C de la bomba at¨®mica. El thriller tambi¨¦n narra su tortuosa relaci¨®n con la psiquiatra Jean Tatlock, la mujer m¨¢s influyente en la vida de Oppenheimer y a la que da vida Florence Pugh. Una joven intelectual que se revel¨® ante las convenciones sociales que degradaban a las mujeres de la ¨¦poca y cuya muerte temprana sigue siendo hoy objeto de teor¨ªas y conspiraciones. Aunque muchos han intentado reducir su papel al de mera amante, los hechos dicen todo lo contrario. Esta es su tr¨¢gica historia:
Oppenheimer conoci¨® a Tatlock durante su estancia como profesor de f¨ªsica en la Universidad de Berkeley en California. Era buen amigo de su padre, John, un reputado profesor de Ingl¨¦s en la facultad, y su primog¨¦nita, de 22 a?os, ojos verdes y pelo color caf¨¦, ya era conocida por todo el campus de Medicina, donde se preparaba para ser psiquiatra. Corr¨ªa el a?o 1936 y ver a una mujer en un aula universitaria segu¨ªa consider¨¢ndose ins¨®lito; m¨¢s a¨²n si ten¨ªa la brillantez acad¨¦mica, el historial vital ¨Chab¨ªa recorrido Europa form¨¢ndose en psicoan¨¢lisis¨C y la buena imagen de Tatlock. ¡°Todos est¨¢bamos un poco celosos¡±, confirma un amigo en la biograf¨ªa del cient¨ªfico. A pesar de los diez a?os de diferencia que los separaban, todos los amigos cercanos a Oppenheimer sostienen que este se enamor¨® de ella como nunca antes lo hab¨ªa hecho. ¡°Jean fue el amor m¨¢s verdadero de Robert. La am¨® m¨¢s que a nadie, estaba entregado a ella¡±, afirm¨® Robert Serber, f¨ªsico nuclear y confidente de Oppie. Este le propuso matrimonio a Tatlock, sin ¨¦xito, hasta en dos ocasiones.
La simpat¨ªa de la joven por el Partido Comunista trajo grandes quebraderos de la cabeza a la pareja, siendo puesta Tatlock bajo vigilancia del FBI ante la sospecha de que pudiera ser un foco de radicalizaci¨®n para Oppenheimer o hasta una esp¨ªa sovi¨¦tica. Incluso despu¨¦s de la muerte de la joven, el f¨ªsico sigui¨® vi¨¦ndose obligado a desmentir estas afirmaciones en duros interrogatorios ante el gobierno estadounidense. ¡°Su afiliaci¨®n al partido era intermitente y nunca parec¨ªa proporcionarle lo que buscaba. No creo que sus intereses fueran realmente pol¨ªticos. Ella amaba a su pa¨ªs, a su gente y a su vida¡±, declar¨® en una audiencia gubernamental. La paranoia lleg¨® hasta el punto de que el tan c¨¦lebre como controvertido J. Edgar Hoover, al mando de la oficina de inteligencia, mand¨® intervenir el tel¨¦fono del piso de la psiquiatra y seguir todos sus movimientos.
Jean Tatlock y Robert Oppenheimer rompieron su relaci¨®n sentimental en 1939. Unos meses despu¨¦s, el cient¨ªfico conoci¨® a Kathering ¡®Kitty¡¯ Puening, una bi¨®loga casada en dos ocasiones anteriores que poco despu¨¦s se convertir¨ªa en su mujer y en la madre de los dos hijos de la pareja. A pesar de estar casado, Oppenheimer sigui¨® vi¨¦ndose con una Tatlock que empezaba a sufrir episodios depresivos cada vez m¨¢s agudizados. Dicen que el estado mental de la doctora se agrav¨® tras la p¨¦rdida de contacto con su gran amor. El 14 de junio de 1943, dirigiendo ya el Proyecto Manhattan en Los ?lamos que culminar¨ªa en la creaci¨®n de la bomba at¨®mica, este volver¨ªa a San Francisco para pasar el que ser¨ªa su ¨²ltimo d¨ªa con ella. Seguido por oficiales del ej¨¦rcito sin su conocimiento, Oppenheimer se encontr¨® con Tatlock en la estaci¨®n de tren y, tras besarse, pasaron toda la jornada juntos. Los informes incluso certifican que apagaron las luces del piso de la joven a las 11 y media de la noche. Tras desayunar de nuevo juntos, la doctora llev¨® al aeropuerto a Oppie para regresar al complejo militar.
El 4 de enero de 1944, el padre de Tatlock acudi¨® a ese mismo apartamento despu¨¦s de que esta no contestara el tel¨¦fono durante varios d¨ªas. Tras escalar por una ventana para poder acceder a ¨¦l, se encontr¨® a su hija muerta, con la cabeza sumergida en una ba?era a medio llenar. Ten¨ªa 29 a?os. Junto a ella hab¨ªa una nota que rezaba as¨ª: ¡°Estoy disgustada con todo. A quienes me amaron y me ayudaron, todo el amor y el coraje. Quer¨ªa vivir y dar, y de una forma u otra me qued¨¦ paralizada. Intent¨¦ entender, pero no pude¡ Habr¨ªa sido una responsabilidad toda mi vida, al menos puedo librar de la carga de un alma paralizada a un mundo en conflicto¡±. Aunque la teor¨ªa de la conspiraci¨®n respecto al supuesto asesinato de Tatlock ha sido avivada durante nueve d¨¦cadas con argumentos puramente especulativos, s¨ª que existen ciertos hechos probados que alimentan ese fuego.
Una vez hallado el cuerpo inerte de la joven, John Tatlock se encarg¨® de quemar toda la correspondencia e im¨¢genes de su hija antes de llamar a los servicios funerarios. Supuestamente, para desligarla de cualquier sospecha de enlace con el comunismo. La autopsia, que determin¨® que la causa de la muerte hab¨ªa sido asfixia por ahogamiento, tambi¨¦n revel¨® que no hab¨ªa restos de alcohol en su sangre y que ninguno de los barbit¨²ricos que hab¨ªa tomado la psiquiatra hab¨ªa alcanzado sus ¨®rganos vitales en el momento de su muerte. Un doctor con acceso a los datos del fallecimiento de Tatlock confes¨® a los autores del libro Prometeo Americano, en el que se basa la pel¨ªcula de Christopher Nolan, que ¡°si eres inteligente y quieres matar a alguien, esta es la forma correcta de hacerlo¡±. Su hermano Hugh Tatlock siempre apoy¨® la teor¨ªa del asesinato.
Peer De Silva, un oficial de la CIA encargado de la seguridad de Los ?lamos, fue el encargado de comunicar a Oppenheimer la muerte de Jean. El cient¨ªfico qued¨® devastado tras la noticia y se march¨® a dar un largo paseo. ¡°Dijo que ya no ten¨ªa a nadie m¨¢s con quien poder hablar¡±, a?adi¨® De Silva. Robert Oppenheimer acu?¨® el primer test de la bomba at¨®mica como Trinity. Seg¨²n narraron los cercanos a ¨¦l, el nombre es un homenaje a un poema de John Donne que le hab¨ªa ense?ado la mism¨ªsima Jean Tatlock.
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