?Hacerme un tatuaje fue una forma de demostrar que con mi cuerpo hago lo que quiero?
Hablamos con la top australiana Cat McNeil, con la que tanto se identifican las nuevas generaciones.
Catherine McNeil (27 a?os). O Cat, a secas. La gata, como muchos la llaman en esta industria por su mirada verde, felina, hipn¨®tica; por su manera de deslizarse ante la c¨¢mara, silenciosa, elegante; por su actitud, t¨ªmida, recelosa; y por su trayectoria, libre e independiente. Cat se deja acariciar por el objetivo de la c¨¢mara y los focos de la pasarela, y de pronto ya no quiere m¨¢s y se va. Es lo que hizo en 2009. Estaba en lo m¨¢s alto, pero ella decidi¨® hacer un par¨®n y desaparecer del circuito durante unos a?os. Volvi¨® en 2013. Esa temporada abri¨® siete desfiles y fue elegida (de nuevo) una de las caras del momento.
?Que algunos hablen de ideas poco convencionales de belleza no significa que el canon de perfecci¨®n agresiva haya quedado relegado a un segundo plano?, valora la australiana. ?Todo es c¨ªclico. Es cierto que hoy se prefiere un prototipo m¨¢s andr¨®gino, pero, en realidad, todo vale. Y eso es precisamente lo que m¨¢s me gusta?, concede. Hasta hace muy poco, por ejemplo, hacerse un tatuaje equival¨ªa a dar un mal paso si eras una chica cuyo sue?o era trabajar en moda. Antes los tattoos se tapaban, se maquillaban, se borraban con Photoshop. Ning¨²n agente los aconsejaba. Estaban en la lista negra, junto a ojeras, cicatrices y piercings. ?Las nuevas generaciones tienen una mentalidad distinta; no han crecido con esos tab¨²es. Y parece que la moda se ha contagiado de ese esp¨ªritu?. El giro hacia una est¨¦tica m¨¢s tribal se ve en la calle, pero tambi¨¦n en la pasarela, donde, en desfiles como el ¨²ltimo de Balenciaga, las maniqu¨ªes profesionales aparecen junto a otras j¨®venes, amateurs y rarunas, hijas del culto a la belleza de resaca de extrarradio. ?No todo el mundo se puede sentir identificado con las propuestas m¨¢s glamurosas que vemos en las revistas, la gente necesita alternativas m¨¢s reales, mil¨¦nicos incluidos?.
Para Cat, grabar con tinta la piel es una forma adictiva de catarsis. ?Me han repetido tantas veces c¨®mo tengo que ir peinada, c¨®mo cuidarme, c¨®mo vestirme, c¨®mo moverme¡ Que, en mi caso, hacerme un tattoo es una manera de recordar y demostrar que es mi cuerpo y puedo hacer con ¨¦l lo que quiera?, defiende. ?Me hice el primer tatuaje un d¨ªa antes de cumplir 18 a?os; volv¨ª al d¨ªa siguiente para hacerme el segundo?, recuerda. ??Qu¨¦ gracia! No recuerdo cu¨¢l fue primero: el 13 de la mu?eca o la estrella de la oreja?, dice con una sonrisa. Tiene muchos. No los ha contado. O s¨ª. Cat da pistas, pero nunca se descubre del todo. ?De algunos me arrepiento, pero tampoco me molestan?.
?Hay gente como Catherine McNeil y Catherine Baba. Las dos son australianas. Las dos han triunfado. Las dos tienen personalidades incre¨ªbles. Y las dos son completamente ¨²nicas. La individualidad es importante?, sentenci¨® Mario Testino hace apenas tres meses. ?La belleza es subjetiva. Si quieres durar en esta profesi¨®n, debes tener una personalidad fuerte y ser t¨² mismo. La individualidad es clave?, coincide Cat, quien siente una devoci¨®n muy especial por el fot¨®grafo peruano. ?Mario es, obviamente, mi debilidad. ?l lanz¨® mi carrera?. Fue en 2006. La maniqu¨ª firm¨® un contrato de exclusividad de seis meses con Testino, del que salieron sus primeras grandes campa?as de publicidad (para Dolce & Gabbana y Boss). ?La moda me permite desarrollar mi lado m¨¢s creativo. Me fascina la idea de convertirme en otro personaje durante unas horas y vestirme con prendas que, de otro modo, jam¨¢s llevar¨ªa. Echo de menos la creatividad desbordante de Galliano en Dior. Aquellos vestidos eran un aut¨¦ntico derroche de artesan¨ªa?, reconoce. Patrick Demarchelier la retrat¨® en el calendario Pirelli de 2008 con una chaqueta de la colecci¨®n m¨¢s aplaudida del brit¨¢nico para la maison francesa [alta costura p-v 2007].
Tiene dos perros. Un beagle que se llama Harvey (por el ¨¢lbum Harvest Moon, de Neil Young) y un pit bull adoptado que se llama Hardy (por el tatuador Ed Hardy). Por ellos saca las u?as¡ Y su lado m¨¢s activista como portavoz de la iniciativa Beagle Freedom Project. Cuando ten¨ªa 14 a?os y viv¨ªa en Australia, rodeada de animales, Cat aspiraba a trabajar en un taller mec¨¢nico. Todav¨ªa hoy, cuando se apagan los focos, le gusta hacer cosas normales: ?Sacar a pasear los perros, dar una vuelta¡ Y no soy de las que se pone tacones para ir al parque?, bromea. ?Mi estilo es bastante relajado?. Acorde a los nuevos tiempos, que exigen b¨¢sicos unisex. ?Cuando voy a Par¨ªs, tengo que hacer un esfuerzo para arreglarme un poco, porque me gusta verme m¨¢s femenina de vez en cuando?, suelta.
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