China tiene poder
Modelos como Shu Pei, nuestra top de portada, y dise?adores del gigante asi¨¢tico est¨¢n listos para hacerse con un trozo del pastel y, por qu¨¦ no, conquistar el mundo. Es la segunda potencia econ¨®mica y el mercado de moda m¨¢s codiciado hoy.
Mucho ha cambiado el gigante asi¨¢tico en la ¨²ltima d¨¦cada. La de Luo Zilin no es una belleza tradicional china. De hecho, podr¨ªa ser la ant¨ªtesis del canon que ha imperado en este pa¨ªs durante milenios: sus 183 cent¨ªmetros de estatura intimidan a la mayor¨ªa de los hombres, su tez morena ¨Cpropia de las mujeres campesinas¨C horrorizar¨ªa en la corte de dinast¨ªas pret¨¦ritas, y sus labios carnosos quiz¨¢ podr¨ªan rivalizar con los de Angelina Jolie, pero jam¨¢s con los de una delicada ?xiaojiabiyu?. Si a todo ello se suma una actitud atrevida y desenfadada, Luo deber¨ªa seguir siendo el patito feo que la conden¨® a una existencia encorvada en el colegio.
Pero, ahora, esta joven de Shangh¨¢i tiene claro que ella representa a la nueva China, la que est¨¢ llamada a liderar el mundo en el siglo XXI. ?Este pa¨ªs cambia tan r¨¢pido, y est¨¢ tan ¨¢vido de experimentar, que muchas de las cosas que ayer eran imposibles hoy se han hecho realidad?. Quiz¨¢ por eso Luo se alz¨® con la corona del ¨²ltimo certamen de Miss Universo China, un concurso de belleza cuya celebraci¨®n habr¨ªa sido imposible hace solo dos d¨¦cadas. ?En la final de Brasil grit¨¦ con fuerza: ¡°China¡±, orgullosa de representar el gran cambio que vive mi pa¨ªs?, recuerda. Su ¨ªmpetu le vali¨® un puesto entre las cinco mujeres m¨¢s bellas del universo.
Han pasado ya cinco a?os desde que su compatriota Zhang Zilin conquist¨® para el pa¨ªs la primera ¨Cy ¨²nica hasta el momento¨C corona del otro certamen de belleza por excelencia, Miss Mundo. Ahora, Zhang, con unos rasgos mucho m¨¢s est¨¢ndar que los de Luo, es la imagen de la firma de cosm¨¦tica L¡¯Or¨¦al en la patria de Mao y sirve de inspiraci¨®n para las miles de j¨®venes que llenan las lucrativas academias de modelos. ?Creo que hemos superado una l¨®gica etapa de esnobismo en la que solo triunfaban los ojos azules y los cabellos dorados, reflejo del imaginario colectivo de lo extranjero y sin¨®nimo de buena calidad?.
Un paseo por Shangh¨¢i le da la raz¨®n. Los ojos rasgados compiten ya en igualdad desde marquesinas y escaparates, como se?uelo de las marcas m¨¢s econ¨®micas pero tambi¨¦n de las m¨¢s cotizadas. ?Nos hemos dado cuenta de que podemos ser una potencia en el mundo de la moda y de que tenemos excelentes profesionales entre nuestros modelos y dise?adores?.
Todos ellos han comenzado ahora ¨Caprovechando que Pek¨ªn ha guardado la hoz y el martillo en el desv¨¢n¨C una ofensiva con un doble objetivo: llevarse parte del pastel que ofrece China y triunfar en el resto del mundo. Sin duda, nadie est¨¢ en mejor posici¨®n para conseguirlo. Si se cumplen las predicciones de la Asociaci¨®n Mundial del Lujo, este a?o China desbancar¨¢ a Jap¨®n como el mercado m¨¢s importante del sector.
La segunda potencia econ¨®mica mundial acapara ya un 27% del total de ventas ¨CEuropa suma un 18%¨C, y en 2012 los chinos gastar¨¢n m¨¢s de 10.000 millones de euros en productos de lujo, sin incluir aviones privados, yates y autom¨®viles. Las cifras de crecimiento del sector marean: en plena crisis econ¨®mica global, ha conseguido encadenar un lustro en el que la expansi¨®n media ha sido del 30% anual. Y la clase media, que suma ya m¨¢s de 200 millones de personas, crece a un ritmo del 10%. As¨ª, para firmas internacionales como Prada, China se ha convertido en el principal mercado en n¨²mero de ventas y el segundo por ingresos; y, para otros, como el grupo Inditex, supone un mullido colch¨®n anticrisis.
Vestido de Giorgio Armani, anillo con maxipiedra de Mu?c.
Kai Z Feng
Pero no todos los yuanes ponen rumbo al extranjero. El dise?o de moda chino vive tambi¨¦n una explosi¨®n sin precedentes, al igual que el mercado de modelos. Ma Yanli es la ¨²nica mujer que puede presumir de haber triunfado en ambos. Primero, en 1995, se convirti¨® en la primera top model del pa¨ªs. Con 21 a?os le lleg¨® la fama y desfil¨® por las principales pasarelas del mundo. Pero, consciente de que el ¨¦xito ser¨ªa de corto recorrido, decidi¨® cursar Dise?o en la universidad. Hoy dirige su propia firma de alta costura, Mary Ma. Una colecci¨®n que combina elementos orientales con t¨¦cnicas occidentales con tanto ¨¦xito que incluso David Beckham ha lucido su ropa. ?Reconozco que soy producto de la apertura de China, sin la que no existir¨ªa el mercado al que va dirigido mi negocio, ni me habr¨ªa sido posible conocer el mundo para aprender de las culturas occidentales?.
Sin embargo, esa interacci¨®n impregna tanto el dise?o chino que Frankie Xie ¨Cprimer modisto de ese pa¨ªs que consigui¨® desfilar en la Semana de la Moda de Par¨ªs¨Csostiene que China nunca tendr¨¢ un estilo original. ?Ser¨¢ la suma de muchos, porque es como una esponja que lo absorbe todo. No seguir¨¢ los pasos de Jap¨®n, que tiene un car¨¢cter definido y consigui¨® provocar un shock en Europa con los primeros desfiles de Yamamoto. Todav¨ªa tiene que mejorar su calidad; hasta que se convierta en un h¨ªbrido a medio camino entre el comedimiento nip¨®n y el atrevimiento de Europa. Porque destacar en China todav¨ªa puede ser peligroso?.
No obstante, esa homogeneidad heredada del traje Mao se resquebraja. Lo sabe bien Sebastian Suhl, director ejecutivo del Grupo Prada. ?No es cierto que el cliente chino sea m¨¢s tradicional que el resto. Al contrario, aqu¨ª vendemos ropa mucho m¨¢s atrevida. El consumidor medio es m¨¢s joven y est¨¢ ¨¢vido de probar cosas nuevas. Incluso los hombres, que suponen un 42% del mercado de Prada, nos sorprenden cuando piden las piezas m¨¢s complicadas de la colecci¨®n. Eso demuestra que hay muchos prejuicios acerca de este mercado. Por ejemplo, que lo ¨²nico que importa es el logotipo. No es verdad. Los chinos buscan dise?o?.
Hay quienes dan algo m¨¢s que dise?o. Zhao Bandi no solo ha creado un estilo propio y distintivo, sino que tambi¨¦n provoca pol¨¦mica all¨ª donde lo muestra. Su inspiraci¨®n no puede ser m¨¢s china: el oso panda. Han llegado a compararlo con John Galliano y en el Gobierno no lo quieren ni ver. Algunos de sus irreverentes dise?os se han cotizado por encima de los 60.000 euros, pero han hecho que se promulguen leyes especiales para evitar que contin¨²e dando a luz creaciones decadentes con una figura que es un s¨ªmbolo nacional, y que Zhao incluso se atreve a utilizar para tapar los pechos de sus modelos.
Sin ¨¦xito, el dise?ador contin¨²a combinando el arte con el activismo social. ?Creo que la moda se puede dividir en tres segmentos claramente diferenciados: la ropa de diario, la alta costura ¨Cque se viste en ocasiones muy concretas¨C y las obras de arte ¨Cde las que uno se enamora aunque no tenga intenci¨®n de lucirlas¨C. A m¨ª me interesa este ¨²ltimo. Tambi¨¦n me gusta crear pol¨¦mica y sentimientos enfrentados, porque creo que es la forma en la que nuestro pa¨ªs continuar¨¢ desarrollando ideas diferentes?. Porque muchos se limitan a copiar, amparados por unas leyes de propiedad intelectual todav¨ªa muy laxas. ?Estamos en la primera etapa de nuestro desarrollo art¨ªstico, y es l¨®gico que se copie. En Occidente muchos hacen lo mismo y lo llaman inspiraci¨®n?.
En cualquier caso, todos los dise?adores entrevistados para este reportaje reconocen que, aunque China cuenta con el mercado m¨¢s prometedor del planeta, todav¨ªa carece de marcas de moda locales capaces de hacer frente a las grandes multinacionales. En los segmentos m¨¢s bajos han nacido gigantes como Metersbonwe o Baleno, pero la clientela china las considera de peor calidad que sus competidoras occidentales o japonesas, como H&M o Uniqlo. As¨ª lo siente tambi¨¦n Ji Cheng, creadora de una de las marcas m¨¢s exitosas de Shangh¨¢i, La Vie. ?El made in China todav¨ªa tiene connotaciones peyorativas, y muestra de ello es que la mayor¨ªa de los productores locales de ropa adoptan nombres que jam¨¢s suenan a chino?.
Parad¨®jicamente, Lu Kun, uno de los grandes nombres de la moda china y a quien tambi¨¦n le ha ca¨ªdo el apodo de Galliano, sostiene que desde fuera la percepci¨®n es muy diferente. ?China est¨¢ de moda. Llama la atenci¨®n en todo el mundo menos en China. Por eso, la mayor¨ªa de nuestros clientes son extranjeros?. Y, en su caso, se citan figuras como las de Paris Hilton, Jennifer Lopez o Victoria Beckham. ?Esa es tambi¨¦n la raz¨®n de que China sirva para que las marcas occidentales revivan. Por ejemplo, Swarovsky aqu¨ª tiene gran fama, mientras que en Occidente est¨¢ de capa ca¨ªda. Y Zara es una marca casi de lujo que se instala al lado de Gucci, cuando en su lugar de origen supone casi la opci¨®n m¨¢s barata. El marketing es clave para tener ¨¦xito aqu¨ª, y estas dos marcas en concreto han sabido sacarle hasta la ¨²ltima gota de provecho. Nosotros tenemos que aprender ese oficio, porque el resto ya lo tenemos?.
Shu Pei.
Kai Z Feng
Entrevista Shu Pei
Con apenas 17 a?os, y en su ¨²ltimo curso de bachillerato, lleg¨® sola a Nueva York. Sus padres pensaron que ser¨ªa una buena oportunidad para que aprendiera ingl¨¦s y se labrara un futuro. Shu Pei es hija ¨²nica ¨Cde acuerdo con la pol¨ªtica de natalidad de la Rep¨²blica Popular China¨C y creci¨® en una provincia del centro del pa¨ªs. Hennan es la regi¨®n de la que procede y significa ?al sur del r¨ªo?. Al aterrizar en el Nuevo Mundo se instal¨® al otro lado del East River, en Queens, el distrito que tiene el m¨¦rito de ser el m¨¢s internacional de la ciudad, en el que convive gente procedente de un centenar de pa¨ªses y en cuyas calles se hablan m¨¢s de 130 idiomas. Han pasado cuatro a?os desde entonces y Shu, quien se ha convertido en una de las modelos asi¨¢ticas m¨¢s cotizadas del momento, ha desfilado para Chanel y Dior y ha ocupado portadas de las publicaciones m¨¢s influyentes del sector, a¨²n se siente m¨¢s c¨®moda hablando en mandar¨ªn.??
?Sentada en un estudio donde se prepara la sesi¨®n de fotos, esta dulce cenicienta oriental se transforma, por obra de un peluquero y un maquillador, en una sofisticada maniqu¨ª. Asegura que se anim¨® a probar suerte como modelo para ganar un dinero extra. ?No lo pens¨¦ mucho y tampoco imaginaba lo que me esperaba. Lo cierto es que nunca me gust¨® mucho estudiar?, dice entre risas. T¨ªmida, atenta y discreta, Pei mantiene un allure ingenuo, carente de cualquier gesto de estrella. Parece que su pa¨ªs y su familia son lo que la mantienen con los pies en la tierra y la protegen del vanidoso mundo de la moda. ?Este trabajo me permite viajar con frecuencia a China, ver a mis padres y mis amigos. Hablo con ellos a diario?, explica.
Ahora vive en el Meatpack, junto al nuevo parque del Highline. Dice que la mayor¨ªa de sus amigos son compatriotas y que con ellos descubre nuevos restaurantes de comida Schezuan, su debilidad.? ?Nueva York y Shang¨¢i son mis ciudades favoritas, tienen el mismo ritmo, la misma prisa?, reflexiona. Le encanta pasear por Central Park y hacer alguna compra en los grandes almacenes, aunque su obsesi¨®n son los dise?adores asi¨¢ticos, cuyo ascenso Pei siente que est¨¢ inevitablemente ligado al porvenir de las modelos asi¨¢ticas. ?El ¨¦xito de los dise?adores chinos y asi¨¢ticos ser¨¢ muy importante y lo cierto es que ellos tienen una impronta distinta a Occidente. Cuando se hagan m¨¢s grandes y conocidos, tambi¨¦n creceremos las modelos?, vaticina.?
En septiembre de 2008, Pei desfil¨® por primera vez en Par¨ªs para Dior,? y entonces comprendi¨® que su carrera y su vida tomaban un nuevo rumbo. Su contrato con la marca de cosm¨¦tica Maybelline le ha permitido conocer a Christy Turlington, la modelo que m¨¢s admira. Y ser la imagen de Vera Wang le descubri¨® a una dise?adora que la ha cautivado, tanto como para encargarle el vestido de su boda el pasado enero. ?Me cas¨¦ en Australia porque aunque mi marido es chino se cri¨® all¨ª?, explica y saca su m¨®vil para mostrar las fotos. Su pareja a¨²n reside en Shang¨¢i donde ha fundado una empresa de relaciones p¨²blicas y moda, Huayi Brothers Fashion Group.
Ni los desfiles en Par¨ªs, ni las portadas, ni campa?as como la del pasado oto?o para Lagerfeld han cambiado su particular manera de ver la moda. ?Me gustan las joyas, pero suelo vestir bastante informal. Tampoco llevo mucho tac¨®n, las Nike son mi calzado habitual?, dice. ?Lo cierto es que en China hay una actitud diferente, no a todo el mundo le importa la moda ni las modelos?. Quiz¨¢ por ello a Pei a¨²n le sorprende cruzarse por las calles de Nueva York con maniqu¨ªes que ejercen la profesi¨®n all¨¢ donde est¨¦n, siempre luciendo ropa exclusiva y vertiginosos stilettos. ?Son muy profesionales, parece que todo el tiempo est¨¢n trabajando aunque vayan paseando. Las asi¨¢ticas somos un poco m¨¢s vagas?, dice riendo, ?y seguramente m¨¢s tradicionales?.
A sus 22 a?os Shu Pei representa, en buena medida, la nueva China que llega. ?Mi generaci¨®n es muy fuerte, todos pensamos que si tenemos un sue?o lo alcanzaremos. La de mis padres era diferente, ellos no ten¨ªan Internet ni pod¨ªan viajar. Nosotros estamos m¨¢s abiertos?, asegura. La prohibici¨®n de Facebook o de Vimeo por parte del Gobierno chino no le preocupa. ?Tenemos otras redes?.
Habla con entusiasmo de su pa¨ªs y confiesa que a¨²n no ha visitado la Gran Muralla. ??Merece la pena??, pregunta antes de confesar que le gustar¨ªa volver definitivamente a Shang¨¢i en unos a?os. Cuando pasa temporadas all¨ª con su marido se pone al d¨ªa en cuesti¨®n de cine, una de sus pasiones. Confiesa que Zhao Wei es su actriz favorita. Pero ?qu¨¦ es lo que m¨¢s le gusta de Nueva York? ?La gente parece contenta y es amable, pero lo que m¨¢s me atrae es el tama?o: la ciudad es peque?a y sin embargo tienes todo lo que necesitas?, afirma. ?Peque?a Nueva York? ?Bueno, seg¨²n el est¨¢ndar chino esto ser¨ªa una ciudad peque?ita?.?
Vestido y cu?as, todo de Roberto Cavalli.
Kai Z Feng
Top con cristales de Swarovski de Dolce & Gabbana.
Kai Z Feng
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