C¨®mo la ¡®maquinaria Weinstein¡¯ aniquil¨® la prometedora carrera de Julia Ormond
La denuncia de la actriz de Leyendas de pasi¨®n al productor por haber abusado sexualmente de ella en 1995 no solo ha conmocionado a la opini¨®n p¨²blica, sino que ha expuesto la chocante autoridad del ejecutivo para defenestrar profesionalmente a sus v¨ªctimas y la actitud negligente de sus c¨®mplices.
¡°?Qu¨¦ pas¨® con Julia Ormond?¡±. Esta pregunta ha sido formulada de manera insistente en decenas de art¨ªculos publicados durante los ¨²ltimos a?os sin encontrar una respuesta certera. Aunque la industria de Hollywood se ha especializado hist¨®ricamente en soterrar la carrera de actrices conforme iban cumpliendo a?os, su ¡°ca¨ªda en desgracia¡± hab¨ªa sido tan s¨²bita e incomprensible que llamaba poderosamente la atenci¨®n. En apenas un par de a?os, la considerada como la ¡°nueva Julia Roberts¡±, como ¡°un hurac¨¢n en el horizonte¡± cinematogr¨¢fico de ojos color avellana, pasaba de ser una de las actrices mejor pagadas sobre la tierra a desaparecer por completo de la primera l¨ªnea. Ahora, la propia Julia Ormond ha dado por fin explicaci¨®n al dilema. A sus 58 a?os, la int¨¦rprete de Leyendas de pasi¨®n ha denunciado a Harvey Weinstein por haber abusado sexualmente de ella en 1995, as¨ª como a los c¨®mplices que callaron ante los hechos. Un episodio por el que acab¨® pagando un alto precio tanto a nivel personal como profesional ya que, seg¨²n sostiene, el productor se encarg¨® personalmente de que su carrera jam¨¢s volviera a levantar el vuelo.
Cuando conoci¨® a Harvey Weinstein, Ormond ya era una de las actrices m¨¢s conocidas del mundo. El ¨¦xito global en taquilla de Leyendas de pasi¨®n, El primer caballero y Sabrina (y sus amores) convirtieron a la treinta?era natural de Surrey, formada sobre las tablas del teatro, en la estrella del nuevo Hollywood capaz de conquistar de manera consecutiva a galanes como Brad Pitt, Richard Gere o Harrison Ford. Incluso fund¨® su propia productora para tener control sobre sus proyectos, algo inusual para una actriz de la ¨¦poca, y la prensa comparaba su mete¨®rico ascenso al Olimpo con el de Audrey Hepburn. Era 1994 y Weinstein, que ya cimentaba sobre la sorprendente Pulp Fiction su estatus como gran t¨®tem de la industria, se aproxim¨® a Ormond en busca de nuevos proyectos cinematogr¨¢ficos. Firmaron un contrato de colaboraci¨®n que le daba a la productora de Weinstein el derecho durante dos a?os de tener acceso primero a los trabajos de la actriz, y esta se convirti¨® en una de sus consultoras de guion. ¡°Julia tiene el mejor ojo narrativo de entre todas las actrices j¨®venes de Estados Unidos hoy en d¨ªa. Una vez recib¨ª 26 p¨¢ginas de notas de ella sobre un guion. Sabe desgranarlos y encontrar sus defectos¡±, asegur¨® el productor sobre la int¨¦rprete en un reportaje publicado en The New York Times en abril de 1995.
Unos meses m¨¢s tarde, en diciembre, durante una cena de negocios que tuvo lugar en el apartamento que Miramax le hab¨ªa proporcionado a Ormond como parte del acuerdo, se produjo la supuesta agresi¨®n sexual. Weinstein se subi¨® encima de ella desnudo, se masturb¨®, la oblig¨® a darle un masaje y a practicarle sexo oral. Cuando ella relat¨® el episodio a sus gentes, Bryan Lourd y Kevin Huvane, estos hicieron o¨ªdos sordos y le aconsejaron callar por temor a las posibles represalias que un enfrentamiento judicial contra el todopoderoso ejecutivo pudiera tener en su carrera. Weinstein ha negado los hechos reci¨¦n contados por Ormond. El productor cumple desde 2020 una condena de 23 a?os en una c¨¢rcel neoyorquina por varios delitos sexuales ¨Ccon otra pendiente de 16 en California¨C y un centenar de mujeres han denunciado haber sido v¨ªctimas de abusos por su parte. Como recuerda la actriz, muchas de esas mujeres tambi¨¦n eran actrices representadas por la misma agencia que ella. Pese al tiempo transcurrido desde los hechos, Ormond ha podido emprender la acci¨®n legal gracias a la Ley de Supervivientes Adultos, que se aprob¨® en Nueva York en 2022 a ra¨ªz del movimiento #MeToo.
Callar sobre lo sucedido no mejor¨® su situaci¨®n. Tras el infame episodio, Weinstein decidi¨® viajar a Copenhague sin su consentimiento para asistir al siguiente rodaje de la actriz, el de Smila, misterio en la nieve. Era la primera vez que lo hac¨ªa. Ormond pidi¨® ayuda a sus agentes, pero le insistieron en que deb¨ªa lidiar con ¨¦l sin su ayuda. La actriz se enfrent¨® al productor y este no dud¨® en tomar represalias de manera inmediata. El productor cancel¨® el desarrollo del resto de proyectos en los que la brit¨¢nica estaba involucrada ¨Calgunos con millones de d¨®lares de inversi¨®n ya realizada¨C y se aprovecharon de su acuerdo de colaboraci¨®n para controlar y obstaculizar cualquier otra propuesta dirigida hacia la actriz. Sus agentes, Lourd y Hovane, tambi¨¦n se distanciaron de ella y se vio obligada a buscar otro representante fuera de CAA.
Su carrera jam¨¢s pudo recuperarse tras entrar a formar parte de la larga lista negra confeccionada por el productor. Como ocurriera con otras c¨¦lebres int¨¦rpretes que sufrieron abusos, como Annabella Sciorra, Ashley Judd o Mira Sorvino, la ¡°maquinaria Weinstein¡± se puso en marcha coaccionando a aquellos que pretend¨ªan ofrecer papeles en grandes producciones a la int¨¦rprete y sumi¨¦ndola en una espiral de desprestigio. En apenas un par de a?os pas¨® de ser una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood con cheques superiores a los tres millones y medio de d¨®lares por pel¨ªcula a deambular por telefilmes con ambici¨®n de sobremesa, alg¨²n peque?o papel secundario (El curioso caso de Benjamin Button) y refugiarse de nuevo en el teatro. ¡°El da?o que le caus¨® a la carrera de Ormond el asalto de Weinstein y lo ocurrido despu¨¦s fue catastr¨®fico, tanto personalmente como profesionalmente¡±, sostiene la demanda. Ormond dice haber ¡°vivido con miedo¡± desde entonces. ¡°He estado atrapada en el dilema de ¡®Si hablo voy a tener que aguantar unas represalias horrendas o quiz¨¢ no volver a trabajar nunca m¨¢s¡¯. Me encanta lo que hago y no quiero perderlo, pero tampoco quiero formar parte de la hipocres¨ªa¡±, ha desvelado a la revista Rolling Stone.
En palabras de la propia actriz, la motivaci¨®n detr¨¢s de su reciente denuncia es contribuir al cambio sist¨¦mico en Hollywood, una transformaci¨®n que no deber¨ªa limitarse al encarcelamiento de un solo depredador sexual y que busca pedir responsabilidades a las empresas ¡°c¨®mplices¡± que taparon y silenciaron estos hechos. Ormond tambi¨¦n demanda a su agencia de representaci¨®n, la todopoderosa CAA (Creative Artists Agency) ¨C¡°te suger¨ªan que te quitases el anillo de casada antes de ir a cenar con ¨¦l¡±, a?ade¨C, y a Disney, que adquiri¨® en 1993 la productora de Weinstein y su hermano Bob, Miramax, colaborando de manera estrecha hasta que estos dos se marcharon en 2005. ¡°Me da la impresi¨®n de que prefirieron lavarse las manos. En lugar de enfrentarse a ¨¦l o exigirle responsabilidades, continuaron benefici¨¢ndose econ¨®micamente¡±.
Durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas Ormond ha conciliado su carrera como actriz con una faceta como activista que la ha llevado a ser nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU. Adem¨¢s de fundar la ONG Assett Campaign, se ha convertido en una de las voces m¨¢s autorizadas a nivel global en la lucha contra la trata de personas y el trabajo infantil. La actriz tiene una hija de 17 a?os llamada Sophie fruto de su matrimonio con el activista pol¨ªtico Jon Rubin, de quien se divorci¨® en 2008. Su ¨²ltimo trabajo como actriz se remonta a un par de a?os atr¨¢s, en la serie The Walking Dead: World Beyond.
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