Isabel Marant: una francesa conquista L.A.
Contraria al exceso y responsable de una estilizaci¨®n de lo casual, la dise?adora nos recibe en exclusiva en Los ?ngeles, donde acaba de abrir nueva tienda. ?Su pr¨®ximo reto? Que su colecci¨®n para H&M sea un ¨¦xito de masas.
Tiene la voz ronca, no lleva maquillaje y demuestra una amabilidad casi ex¨®tica para un dise?ador de su nivel. Bastar¨¢ poco tiempo de conversaci¨®n para entender que, en el fondo, su imagen de marca consiste precisamente en esa misma oposici¨®n frontal al exceso y la ostentaci¨®n, acompa?ada de la voluntad de demostrar que lo natural puede ser lo m¨¢s elegante. Hace media d¨¦cada que Isabel Marant ¨Cnacida hace 46 a?os en la periferia m¨¢s burguesa de Par¨ªs, de la que no tardar¨ªa en escapar¨C asiste a un momento de gloria que ha tardado en llegar, pero que la ha terminado de situar en la primera fila. Su nueva colaboraci¨®n con H&M demuestra que su nombre nunca volver¨¢ a ser confidencial, a la vez que el mercado asi¨¢tico y el estadounidense caen rendidos a sus pies. He aqu¨ª el retrato de una creadora tan apasionada como torturada por un trabajo que, como reconoce en esta entrevista, no siempre se adecua a sus valores en la vida.
?Cu¨¢ndo descubri¨® qu¨¦ era la moda?
Desde peque?a me gust¨® utilizar la forma de vestir para diferenciarme. Fui una ni?a muy fea, mientras que mi hermano era guapo y mod¨¦lico. Desde que tuve uso de raz¨®n, utilic¨¦ la ropa para reafirmarme ante ese desequilibrio. Adem¨¢s, rechazaba todo lo que me compraban mis padres, que ya entonces me parec¨ªa conservador. Sin embargo, no tuve conciencia de que exist¨ªa el oficio de dise?ador hasta muy tarde, tal vez a los 16 o 17 a?os.
Su madre fue una gran modelo alemana y despu¨¦s dirigi¨® la agencia Elite. ?No le cont¨® en qu¨¦ consist¨ªa su trabajo?
Mis padres se separaron cuando ten¨ªa cinco a?os. Fue mi padre quien se qued¨® la custodia. Nunca nos habl¨® del oficio de mi madre, que ten¨ªa una vida bastante bohemia y no demasiado conforme con la educaci¨®n estricta que ¨¦l quer¨ªa darnos. Yo sab¨ªa que mi madre era modelo, pero no sab¨ªa lo que quer¨ªa decir.
Desde hace unos a?os protagoniza una aut¨¦ntica consagraci¨®n, tras una trayectoria en la que no siempre se la apreci¨® de la misma manera. ?El ¨¦xito se digiere mejor cuando llega tarde?
La verdad es que nunca he sido ambiciosa. Siempre he tenido mis clientas. Desde mis inicios en la moda, mi volumen de negocios ha aumentado un 30% cada a?o, as¨ª que no me puedo quejar. Pero es cierto que durante mucho tiempo trabaj¨¦ en la sombra. Cuando empec¨¦, todo el mundo apostaba por lo ultrasexy, al estilo de Tom Ford. Yo no encajaba con eso. Desde hace cinco a?os, me parece que la sociedad est¨¢ m¨¢s acorde con mi propuesta.
?A qu¨¦ se debe ese giro?
Ha habido una toma de conciencia. Se nos ha vendido una serie de im¨¢genes falsas que nos incitaban a parecernos a mujeres irreales. La gente se ha hartado de lo falso, de lo que brilla y de lo excesivo. Hoy ese modelo de mujer resulta vulgar. Por fin se ha entendido que la moda se tiene que poder llevar. Siempre me ha interesado vestir a mujeres de verdad y no a proyecciones fantasmag¨®ricas. Admiro a los dise?adores que hacen cosas extremas porque yo no tengo ese talento, pero no me interesa formar parte de ese espect¨¢culo. Para m¨ª, la moda consiste en abrir el armario y decirse a una misma: ??Qu¨¦ me pongo hoy??.
Pablo Zamora
?La alta costura le parece in¨²til?
No me interesa demasiado, aunque me fascina su aspecto artesanal. Pero nunca recurrir¨ªa a uno de esos vestidos. Si me tengo que arreglar mucho, me pondr¨ªa algo un poco m¨¢s desenfadado. La alta costura no corresponde al mundo en el que vivo. Siempre digo que mi primera musa soy yo misma. Dise?o lo que me gustar¨ªa ponerme.
?Ha cambiado su forma de trabajar desde que se produjo ese salto a la fama?
No lo creo. Sigo siendo fiel a mis principios y a mi manera de hacer funcionar la empresa. Quiero que Isabel Marant siga siendo una marca ¨ªntima. No quiero estar omnipresente hasta acabar hartando a la gente. No existen presiones para que crezca m¨¢s, porque el 99% de la sociedad es m¨ªa. Nadie me puede obligar a nada, aunque a veces lo intenten. Adem¨¢s, soy tozuda como una mula. Siempre he hecho las cosas a mi manera, desde los 11 a?os. Ahora ya es un poco tarde para cambiar.
?Se trata de un oficio solitario?
[Reflexiona] Le iba a decir que no, porque sin mi equipo no soy nada. Y a la vez, pens¨¢ndolo bien, la presi¨®n que implica este trabajo recae solo sobre m¨ª. Cada seis meses tengo que entregar una colecci¨®n y estar a la altura. No tengo derecho a fracasar. Frente a esa obligaci¨®n, s¨ª me siento sola.
?Es consciente de encarnar un perfil at¨ªpico dentro de la moda??Por ejemplo, se dice al¨¦rgica a la vida mundana y a salir de noche.
La mayor¨ªa de dise?adores ya se han vuelto como yo. Dir¨ªa que ahora ya casi no se consume coca¨ªna. Nos hemos pasado todos al yoga [risas]. Es normal que intentemos tener vidas sanas. Se habr¨¢ dado cuenta de que ya no soy una jovenzuela. Cuando empec¨¦ a trabajar, a los 20 a?os, sal¨ªa cada noche y ven¨ªa a trabajar desde la discoteca. Ahora, si salgo por la noche, tardo una semana recuperarme.
Tambi¨¦n se exhibe como una persona discreta y modesta, en una industria plagada de egos desbordantes.
No entiendo por qu¨¦ tendr¨ªa que ser pretenciosa o egoc¨¦ntrica. Los dise?adores solo hacemos ropa. No hemos revolucionado el planeta y no vamos a salvar el mundo. Nunca he entendido por qu¨¦ hay tanta gente odiosa y pedante en este sector. Intento ser accesible, a imagen y semejanza de lo que dise?o, aunque hay gente que se imagina cosas bastante disparatadas sobre m¨ª. Hay quien cree que viajo en avi¨®n privado o en Jaguar. Lo le¨ª una vez en Internet. Voy en moto a todas partes, como cualquier persona. En invierno, cuando llego con el casco puesto al estudio, hay veces que me toman por el mensajero. Y, en la fiesta de Navidad de la empresa, una de las empleadas del almac¨¦n, que no sab¨ªa qui¨¦n era, me pregunt¨® en qu¨¦ departamento trabajaba. Me encanta que pasen cosas as¨ª.
Pablo Zamora
Se ha definido como anticonsumo. ?No existe una contradicci¨®n entre serlo y hacer este trabajo?
Totalmente. Es una contradicci¨®n que asumo, aunque a veces me tortura. Mi trabajo no siempre est¨¢ en concordancia con mis valores, a veces es esquizofr¨¦nico.
?Por qu¨¦ sigue en el oficio entonces?
Porque existe un aspecto casi psicol¨®gico en la moda que me interesa. Cuando me siento como una mierda, lo que m¨¢s puede animarme es comprarme un vestido nuevo. Se trata de un trabajo ligero, l¨²dico y destinado a hacer el bien para los dem¨¢s. Eso no quita que opine que hay que consumir de manera razonable y comprar lo que uno necesita. Hay que tener claro que la moda es como un sue?o que no hay que intentar emular. S¨¦ que en el fondo es culpa nuestra, porque lanzamos im¨¢genes de ni?as de 16 a?os a mujeres de 40 que nunca podr¨¢n parecerse a ellas, por mucho que se esfuercen. No todo el mundo es lo suficientemente fuerte para distinguir una cosa de otra, pero hay que saber diferenciar la realidad de ese espect¨¢culo.
Sus dise?os est¨¢n pensados para una mujer distinta, m¨¢s corriente. Pero en sus desfiles utiliza las mismas modelos que el resto de marcas. ?No hay un desajuste entre ambas cosas?
No crea que no pienso en ello. Cuando empec¨¦, no ten¨ªa dinero para pagar a modelos profesionales y utilizaba a gente de la calle. Pero esta industria, que es un poco retorcida, no aceptar¨ªa que hiciera eso. Cuando formas parte del sistema, tienes que aceptar ciertos c¨®digos. Por otra parte, cualquiera de esas modelos magnifica mis dise?os de una forma que una chica normal nunca conseguir¨ªa.
?Podr¨ªa dejar la moda alg¨²n d¨ªa?
A veces, hasta lo deseo [risas]. Sufrir¨¦ una crisis card¨ªaca si sigo trabajando en esto. Cada fin de semana me marcho con mi familia a una casita en Fontainebleau, en las afueras de Par¨ªs, sin televisi¨®n y sin los peligros de esta sociedad cada vez m¨¢s infeliz. La tentaci¨®n del aislamiento est¨¢ ah¨ª.
?Responde su colecci¨®n para H&M a una voluntad de democratizar sus dise?os?
Lo he hecho como un regalo a toda esa gente que me escribe diciendo que le encanta lo que hago pero no se lo puede permitir. Tambi¨¦n es una manera de darme a conocer ante un p¨²blico m¨¢s extenso. Es una forma de decirles: ?Esto es Isabel Marant y esta ha sido mi contribuci¨®n a la moda?.
Es una de las dise?adoras m¨¢s copiadas por las cadenas de pr¨ºt-¨¤-porter.
H&M no es la que m¨¢s me plagia, por eso dije que s¨ª. En cambio, dudo que hubiera aceptado hacer algo as¨ª para cierta cadena espa?ola.
?Visita a menudo las cadenas para tenerlas a raya?
Una vez por temporada. No salgo llorando, aunque al principio me sacaba de quicio. Ahora casi voy deseando que me copien, porque tengo un abogado que ha conseguido sacarles bastante dinero. El problema es que est¨¢n aprendiendo a copiar sin que los pueda denunciar. Pero no es una cuesti¨®n econ¨®mica. Lo que m¨¢s odio es la banalizaci¨®n de mis dise?os.
Sus zapatillas deportivas se llevan la palma. Las copi¨® medio mundo. Ha dicho incluso que ahora le repugnan.
En ese caso en particular, pr¨¢cticamente me sent¨ª violada. Pero he aprendido a que no me afecte. Es un objeto que invent¨¦ pero que ya no me pertenece.
Si le propusieran dirigir otra marca, ?aceptar¨ªa?
Ya lo han intentado varias veces, pero digo que no. La ¨²ltima que me propusieron fue Kenzo, pero lo rechac¨¦. No tengo tiempo y no creo que sea buena directora art¨ªstica. Me identifico perfectamente con mi marca, pero no s¨¦ si podr¨ªa hacerlo con las dem¨¢s.
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