Lupita Nyong¡¯o: ?No podemos olvidar que EE UU sustent¨® su econom¨ªa con la esclavitud?
En apenas tres meses ha pasado de ser una completa desconocida a estar nominada a los Oscar, llevarse todos los aplausos en la alfombra roja y ser imagen de Miu Miu
Decidi¨® que quer¨ªa ser actriz cuando vio El color p¨²rpura, fue asistente de Ralph Fiennes en Kenia durante el rodaje de El jardinero fiel, produjo un documental que alertaba sobre la exclusi¨®n de los albinos en su pa¨ªs y actu¨® en una miniserie de MTV sobre el problema del sida en el continente negro. Vi¨¦ndolo as¨ª, no es de extra?ar que su primera pel¨ªcula haya sido el bombazo 12 a?os de esclavitud.
?frica y la discriminaci¨®n racial marcan la vida y la carrera de esta int¨¦rprete que, con su primer filme, est¨¢ nominada a un Oscar como Mejor actriz de reparto. Sin olvidar que su estilo no para de ganar adeptos tras ser el m¨¢s aplaudido en la alfombra roja de los Globos de Oro. En las distancias cortas, Lupita Nyong¡¯o es una persona fascinante. Su belleza, magn¨¦tica, recuerda a una Grace Jones en su mejor momento. Siempre se muestra natural, cercana y risue?a. Asombrada con lo que significa trabajar en Hollywood y convertida en imagen de la colecci¨®n p-v 2014 de Miu Miu, le quita importancia a su linaje, que da para escribir un libro.
?C¨®mo ha llegado hasta aqu¨ª?
Ni yo lo s¨¦. Lo ¨²nico que ten¨ªa claro era que quer¨ªa actuar. La idea creci¨® conmigo desde ni?a, cuando me encerraba en el armario a interpretar mis propias obras con mu?ecas mientras los dem¨¢s jugaban con la bicicleta.
?Qu¨¦ la hizo salir de ese armario?
Me encantaba la idea de manipular los sentimientos de mi madre. Mi t¨ªa organizaba obras familiares en las que yo mor¨ªa y ella se pegaba tal sofoc¨®n, como si se lo creyera, que empec¨¦ a ver que ten¨ªa posibilidades¡ [r¨ªe]. Pero tendr¨ªa nueve a?os cuando vi El color p¨²rpura y me di cuenta de que era una profesi¨®n real. Luego admir¨¦ a Whoopi Goldberg en Una monja de cuidado y tal diversidad plant¨® la semilla.
?Y c¨®mo llega una keniata como t¨² a M¨¦xico?
Mejor dicho, una chilanga como yo. Nac¨ª en M¨¦xico. Mi padre era profesor de Ciencias pol¨ªticas en Kenia, pero, tras la desaparici¨®n de su hermano y dada su lucha por la democracia, tuvo que abandonar el pa¨ªs. ?Por qu¨¦ M¨¦xico? Porque nadie lo buscar¨ªa all¨ª. Me march¨¦ a Kenia con un a?o cumplido, pero a los 16 a?os mis padres me mandaron de vuelta a M¨¦xico. ?Si tienes pasaporte mexicano, tienes que hablar espa?ol?, me dijeron.
Cordon Press
?A qui¨¦n le debe su estilo??
Hasta que llegu¨¦ a Los ?ngeles nunca me hab¨ªa dado cuenta de lo mucho que nos gustan en Kenia los colores brillantes. Disfruto vistiendo algo as¨ª en la alfombra roja y tengo la fortuna de que mi estilista convierte esta pasi¨®n en moda y encuentra modelos perfectos, en l¨ªnea con mis preferencias, en los que me siento yo. Para m¨ª la moda es un mundo desconocido del que estoy aprendiendo.
?Le ocurre lo mismo con Hollywood?
Totalmente. No siento m¨¢s que un profundo respeto por los actores y esta industria. Un colectivo muy diferente a lo que se ve desde fuera.
Hay varios miembros de su familia implicados en la pol¨ªtica. ?Nunca le interes¨®?
No es lo m¨ªo. A m¨ª siempre me llam¨® la atenci¨®n la interpretaci¨®n. Eso no quiere decir que no tenga conciencia pol¨ªtica. Simplemente la expreso, pero de otra forma. Por ejemplo, con la realizaci¨®n del documental?In My Genes,?sobre la Sociedad de Albinos en Kenia, una naci¨®n donde son tratados como un mal fario o como bastardos. Digamos que lucho por las mismas ideas que mi padre, pero a trav¨¦s de mi profesi¨®n.
Doce a?os de esclavitud?es uno de los alegatos m¨¢s poderosos contra la opresi¨®n de los ¨²ltimos a?os.
Eso mismo fue lo que pens¨¦ nada m¨¢s leer el gui¨®n. Y lo que sent¨ª al estar, de nuevo, entre esos robles de m¨¢s de 300 a?os en las plantaciones de Luisiana que lo vieron todo, al recoger el algod¨®n con mis propias manos. El rodaje fue un recordatorio constante de lo privilegiada que soy por pertenecer a este mundo imaginario. Un privilegio que no disfrut¨® Patsy (su personaje), para quien todo fue tristemente real. Un momento que no tiene que pasar al olvido. Todos debemos recordar que EE?UU sustent¨® la econom¨ªa de la esclavitud durante m¨¢s tiempo que ning¨²n otro modelo econ¨®mico en su historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.