Marie-Ameli¨¦ Sauve, el poder en la sombra
Es una de las mentes m¨¢s influyentes de la moda. De Zara a Louis Vuitton, la parisina asesora a los pesos pesados de la industria. Su visi¨®n, est¨¦tica y comercial, sienta c¨¢tedra.
?Es demasiado personal?, suelta Marie-Am¨¦lie Sauv¨¦. La pregunta que le planteamos es tan sencilla como compleja: ?En qu¨¦ consist¨ªa su trabajo en Balenciaga y cu¨¢l es su funci¨®n ahora en Louis Vuitton? Quiz¨¢ una cl¨¢usula del contrato impida que hable abiertamente de su labor en la maison francesa. O tal vez, simplemente, prefiera alimentar el halo de misterio que gira en torno a una de las figuras m¨¢s influyentes del circuito. La gente de la calle conoce solo a aquellas que acaparan los flashes, como Carine Roitfeld. Tambi¨¦n a los dise?adores que firman las colecciones, como Nicolas Ghesqui¨¨re. Pero pocos saben que algunos gigantes de este negocio, como Sauv¨¦, son casi invisibles. Y sin embargo, estas denominadas ?eminencias grises? mueven los hilos del mercado e incluso dirigen las carreras de algunos de sus creativos m¨¢s aplaudidos y reverenciados. Fue MAS (acr¨®nimo convertido en marca con el que se conoce a Marie-Am¨¦lie en los corrillos del sector) quien, junto a Ghesqui¨¨re, consigui¨® volver a poner en boca de todos la etiqueta Balenciaga en 1997, cuando la firma estaba en horas bajas. Por eso a nadie le sorprendi¨® que, en 2012, cuando el franc¨¦s y la casa cesaron su contrato, ella se fuera con ¨¦l.
?Estilista? Ya no. ?Musa? En ning¨²n caso. ?No soporto que utilicen esta palabra para describirme?. ?Consultora? ?Editora? Cualquier etiqueta se queda corta. ?Hace tiempo que dej¨¦ de considerarme estilista. Es la parte m¨¢s peque?a de mi trabajo actual?, aclara Sauv¨¦, que compagina sus obligaciones como directora de moda de la revista T, del diario The New York Times, con la edici¨®n de su propia publicaci¨®n, Mastermind, grandes campa?as de publicidad, colaboraciones a largo plazo con equipos de dise?o como el de Julien Dossena (Paco Rabanne) o Andreas Melbostad (Diesel Black Gold), ?y muchos otros proyectos, en los que mi funci¨®n es m¨¢s de direcci¨®n creativa?. Las empresas llaman a su puerta en busca de consejo para construir una identidad fuerte de marca o reposicionar una firma en el mercado. ?Es lo que m¨¢s me gusta. Cuando alguien menciona una casa, sea la que sea, visualizo al instante cu¨¢l deber¨ªa ser la imagen y la visi¨®n global de esa ense?a?. ?La mejor escuela para educar su mirada est¨¦tica y comercial? ?No perder de vista lo que sucede en la calle y en el mundo del dise?o?.
El ojo que todo lo estiliza
Ha asesorado a pesos pesados de la industria, de Louis Vuitton a Zara, donde, asegura, tambi¨¦n compra; una confesi¨®n que echa por tierra cualquier fachada de esnobismo. Tiene fama de ser estricta, directa e incluso antip¨¢tica. No duda. Es firme y habla sin tapujos. Sus comentarios pueden ser mordaces. Pero por eso, dice, la gente pide su opini¨®n. Porque es sincera y jam¨¢s pretende quedar bien con nadie. En parte, por su car¨¢cter, cerebral y controlador; en parte, porque se educ¨® en ?la escuela de la exigencia?. Empez¨® su carrera en los a?os 80, como becaria en la edici¨®n francesa de Vogue. Ten¨ªa solo 19 a?os cuando la enviaron a una sesi¨®n de portada de Annie Leibovitz para Vanity Fair. Aprendi¨® el abec¨¦ del oficio ejerciendo de asistente (y a veces de malabarista) para fot¨®grafos como Norman Parkinson, Helmut Newton o el exc¨¦ntrico Guy Bourdin, una aut¨¦ntica leyenda del sector, famoso por sus estramb¨®ticas peticiones. ??l no aceptaba un no por respuesta?. ?Los que m¨¢s le han impresionado? Bourdin, claro. ?Pero tambi¨¦n Newton, Penn, Meisel, Avedon, Bruce Weber y, uno m¨¢s joven, Jamie Hawkesworth?.
La capital francesa ha cambiado mucho desde entonces. ?Quiz¨¢ sea cierto que con la globalizaci¨®n se haya perdido parte de la identidad, pero esta ciudad sigue siendo el centro de las miradas y, aunque pueda parecer extra?o, es la m¨¢s creativa. Basta repasar la historia para comprobar que siempre hemos tenido a dise?adores potentes y audaces. Y ese motor creativo e influyente sigue vivo. La moda formaba parte de la cultura de Par¨ªs antes. Y lo contin¨²a siendo hoy?. Con todo, la sociedad ha evolucionado, ?abri¨¦ndose a conceptos como el transg¨¦nero y la androginia?. Como la moda. ?Antes era m¨¢s exclusiva y elitista. Menos democr¨¢tica y en absoluto accesible a todo el mundo. Internet ha generado algo as¨ª como un fen¨®meno de imitaci¨®n y apropiaci¨®n.
La gente toma referencias de hace 10 o 30 a?os, y a?ade un elemento de street style, que conecta al instante con la sociedad actual. Ya no existen barreras. No necesitas ser dise?ador para dise?ar. Y, precisamente por eso, en los ¨²ltimos a?os se ha multiplicado la informaci¨®n visual que recibimos y se ha alimentado un estado de confusi¨®n en la industria. Este negocio vive tiempos dif¨ªciles. Resulta m¨¢s complicado que nunca distinguir el talento aut¨¦ntico de la copia?. ?El lado positivo de la apabullante saturaci¨®n de im¨¢genes de la era digital? ?Tenemos la oportunidad de descubrir las propuestas de j¨®venes a los que en otro tiempo habr¨ªa sido complicado llegar?.
Alimentarse de ideas ajenas est¨¢ a la orden del d¨ªa. No solo en las cadenas de bajo coste. Tambi¨¦n en el sector del lujo, que busca conceptos y microtendencias para saciar las ansias de novedad del nuevo modelo de consumo e intentar esquivar la amenaza de la burbuja china. ?Que te copien siempre es un cumplido?, concede. ?Es l¨ªcito recibir influencia externa. Lo importante es imprimir tu sello, dejar tu alma, cambiar esa idea y hacerla tuya. Para que al final la creaci¨®n sea totalmente distinta de la inspiraci¨®n?. Esa es una de las virtudes que esta parisina destaca de su amigo Ghesqui¨¨re, a quien conoci¨® hace ya muchos a?os. ?Me impresion¨® su carisma y su determinaci¨®n?, recuerda de su primer encuentro. ?Supe al instante que ten¨ªa un don especial y se convertir¨ªa en un gran influencer? ?Qu¨¦ vio en ¨¦l que no tuvieran los dem¨¢s? ?Cre¨® su propia visi¨®n, su propio universo. Su estilo es reconocible. Y es capaz de transformar cualquier cosa en algo especial. Sus creaciones son obras de dise?o?, piropea.
La mirada cr¨ªtica
Es f¨¢cil ver a Marie-Am¨¦lie y a Nicolas juntos por la calle, sobre todo durante la Semana de la Moda de Par¨ªs. En su caso, coinciden incluso de vacaciones. El a?o pasado, por ejemplo, Ghesqui¨¨re, Dossena y Sauv¨¦ compartieron d¨ªas de relax en Formentera. En este tipo de t¨¢ndems creativos es dif¨ªcil saber d¨®nde empieza el trabajo de uno y termina el del otro. Lo personal se mezcla con lo profesional. La asesor¨ªa con la terapia. La locura creativa con la sensatez comercial. ?All¨¢ cada cual con su m¨¦todo de trabajo?, zanja. En Balenciaga, por ejemplo, Gvasalia trabaja codo a codo con Lotta Volkova. Todo lo contrario que Michele en Gucci, que prefiere prescindir de estilistas. Ellos han hecho tambalear los cimientos de la industria, rompiendo todos los libros de estilo. ?Es la transgresi¨®n el nuevo credo? ?El talento joven siempre es bienvenido y estimulante. Es una f¨®rmula. Pero no es el ¨²nico camino. Y en ning¨²n caso asegura el ¨¦xito. A veces se pierde parte de la individualidad de las marcas. Como si todos dise?aran para la misma mujer. Es artificial y efectista?, valora.
?Ese apetito insaciable est¨¢ matando el talento. Se necesita tiempo para crear algo que sea nuevo e interesante?, denuncia la francesa. Con Internet, el mundo ha pisado el acelerador y ya nadie parece saber c¨®mo (o cu¨¢ndo) apretar al pedal del freno. Como todos, ella misma asegura que pasa muchas horas enganchada a la red. ?Tenemos muchas cosas que agradecer a la nueva era digital, porque nunca antes hab¨ªamos tenido acceso a tanta informaci¨®n e inspiraci¨®n; pero por el camino, hemos perdido algo que, para m¨ª, es muy preciado: tiempo y espacio?. Es ah¨ª donde el papel gana la batalla a los medios digitales. Con la publicaci¨®n de su propia revista, Mastermind, Sauv¨¦ quiere restaurar el viejo orden: ?El papel es un regalo para el lector porque les ofrece lo que hab¨ªamos perdido: tiempo y espacio?, repite.
En su despacho se amontonan las pilas de libros y revistas. ?He vivido rodeada de publicaciones dispares toda la vida. Empec¨¦ como becaria en Vogue y, desde entonces, nunca he abandonado ese mundo. Ahora, con los a?os, me doy cuenta de que aquellos medios que m¨¢s me interesan no son necesariamente de moda. De hecho, mis dos revistas favoritas son suplementos de grandes diarios?. Mastermind refleja su visi¨®n m¨¢s personal de lo que demanda la calle: ?No se trata de ser transgresor, sino de ser creativo?. ?Hablamos de un producto nicho? No. Todo lo contrario ?En los nuevos tiempos, la palabra clave es transgeneracional. El p¨²blico es ahora m¨¢s amplio que antes. Tienes que ser capaz de hablar a todas las generaciones, tienes que ser internacional y tienes que ser relevante tanto para hombres como para mujeres?, enumera. ?En el mundo en que vivimos, hay tanto ruido y tanta confusi¨®n que eso es lo m¨¢s dif¨ªcil: ser relevante y tener una voz propia?. Sin embargo, ese es el ¨²nico salvavidas: ?La gente solo quiere autenticidad?.
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