Viola Davis: ?Como actriz negra es la primera vez que trabajo sin peluca?
La actriz no pide permiso. Es la estrella de ¡®Viudas¡¯, la ¨²ltima pel¨ªcula de Steve McQueen.
Viola Davis tiene ¡®esa¡¯ mirada. La que penetra. Del mismo modo que le pasa a grandes como Judi Dench o Meryl Streep, como actriz solo necesita unos minutos para demostrar que es una estrella. Dos candidaturas, por La duda y Criadas y se?oras, y un Oscar por Fences lo han dejado claro. Y luego est¨¢ la persona. Su fortaleza se apoya en su marido Julius Tennon, con el que ¨Cdesde hace 15 a?os¨C comparte relaci¨®n, productora y una ni?a, G¨¦nesis, que adoptaron hace ocho. Es a ella a quien le ofrece su entereza y vulnerabilidad, record¨¢ndole una infancia pobre de la que sali¨® gracias a su imaginaci¨®n y a los libros. Tambi¨¦n le dedica sus historias dese¨¢ndole solo una cosa, ?que no olvide nunca lo mucho que vale?.
Su discurso es magn¨¦tico y, sin embargo, dice que es la callada de la familia.
Me entiendo mejor con mujeres. Entre hombres doy demasiadas explicaciones. A¨²n me siento inc¨®moda hablando a una audiencia blanca. Tener que explicar, por ejemplo, la liberaci¨®n que sent¨ª en Viudas (estreno el 30 de noviembre) trabajando con mi propio pelo. Lo normal para una actriz negra es trabajar con una peluca que acerque tu cabello a los c¨¢nones de belleza cauc¨¢sicos. Pero verme ah¨ª, toda negra, a mis 53 a?os, desmelenada junto a Liam Neeson, eso fue un verdadero placer.
?Alguna vez siente que la hacen de menos?
?Toda mi vida! Pero pongo mi meta en qu¨¦ quiero ser y no en lo que los dem¨¢s piensan que ser¨¦.
Este a?o solo se habla de diversidad, pero ?realmente han mejorado las cosas?
No espero nada de Hollywood. Esa parte de m¨ª muri¨® y, en su lugar, soy la gestora de mi propio cambio. Somos muchas las que no esperamos nada. Actrices negras como Octavia Spencer, Taraji P. Henson, Halle Berry, Gabrielle Union, Kerry Washington. Todas tenemos nuestra propia compa?¨ªa de producci¨®n. Es un a?o importante porque estamos tomando nuestras riendas.
Desmelenada junto a Liam Neeson. No es la Viola a la que el p¨²blico est¨¢ acostumbrado.
Yo tampoco estoy habituada. Lo normal es verme de criada o drogadicta. Esa es la belleza de Viudas, que el personaje est¨¢ escrito para una mujer y esas son sus circunstancias. Mujeres que existen en el mundo real, que te encuentras en el aeropuerto, en el supermercado. Y que son de cualquier raza.
Hablemos de la alfombra roja. ?Disfruta ese momento?
Nunca me siento c¨®moda hablando de glamour. Todav¨ªa no he encontrado a esa Viola. Le debo mi estilo a mi equipo, a Jamika Wilson y a Autumn Moultrie. Cuando me ves, ves su trabajo. El glamour es una obligaci¨®n dado el n¨²mero de listas de mejor vestida que hay hoy d¨ªa. ?Sabes que existe una p¨¢gina dedicada a los pies de los famosos? La alfombra roja es una parte de mi trabajo, pero yo me siento m¨¢s c¨®moda pisando un escenario.
Se avecina una nueva temporada de C¨®mo defender a un asesino. ?Se hace repetitiva?
Estamos con la quinta y lo ¨²nico dif¨ªcil es mantener el equilibrio entre lo que le es familiar al p¨²blico y lo nuevo. Sigo disfrutando con Annalise. Me siguen ofreciendo muchas madres que viven en guetos o que perdieron a su hijo en un asesinato callejero, y yo prefiero mujeres complicadas como Annalise.
Actriz, productora, influencer ?y ahora tambi¨¦n escritora de libros infantiles?
Escrib¨ª Corduroy Takes a Bow para mi hija. Las aventuras de este oso fueron lo primero que la le¨ª cuando la adoptamos, mientras su pap¨¢ la mec¨ªa. Y nos enamoramos de Corduroy porque es un oso curioso y hay que potenciar la curiosidad, especialmente en los ni?os.
?Sab¨ªa que llevaba a una escritora dentro?
Fue mi primera pasi¨®n. Los libros salvaron mi vida. Era buena escribiendo, aunque nunca tuve el coraje de seguir los pasos de mis autores preferidos, Toni Morrison, Claude Brown, Alice Walker. Empec¨¦ a los ocho o nueve a?os y
todo lo que escrib¨ªa eran historias de destrucci¨®n y apocalipsis en un mundo donde yo era la ¨²nica que quedaba con vida. Somos muchas las actrices negras que escribimos nuestras propias historias.
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