?Caderas, labios, tetas y poder?: la pol¨¦mica portada machista que enfad¨® a Tori Amos, PJ Harvey y Bj?rk
En el ensayo ¡®Las chicas del Q¡¯, editado por S¨ªlex Ediciones, el periodista Toni Castarnado analiza el impacto que la publicaci¨®n tuvo tanto en ellas tres como en una nueva generaci¨®n de mujeres artistas.
El 29 de mayo de 1994, siete semanas despu¨¦s de que Kurt Cobain se suicidara, la revista musical brit¨¢nica Q reuni¨® en su portada a la estadounidense Tori Amos, la inglesa PJ Harvey y la islandesa Bj?rk bajo el t¨ªtulo??Caderas, labios, tetas y poder?. Entre las tres apenas sumaban cinco discos en total. Y sonoramente lo ¨²nico que les un¨ªa era la singularidad de sus propuestas musicales, alejada de cualquier atisbo de comercialidad. Pero lo que ninguna imagin¨® entonces es que, con el paso del tiempo, el encuentro adquirir¨ªa el estatus de hist¨®rico. No solo por su portada, a cargo del fot¨®grafo John Stoddart, sino por el coraje que transmiti¨® a la futura generaci¨®n de artistas que estaba por venir. Tras a?os marcados por la testosterona del grunge, una nueva hornada de mujeres reclamaba su espacio en la industria.
A principios de los noventa, coincidiendo con la tercera ola del feminismo, se hab¨ªan generado movimientos como el de las Riot?Grrrl (con Bikini Kill, Bratmobile o Heavens To Betsy a la cabeza) y la explosi¨®n de la escena alternativa. No obstante, por sexista que ahora parezca, en aquella ¨¦poca las mujeres todav¨ªa necesitaban mostrar algo diferente, algo que se saliera del patr¨®n preestablecido, para que los medios especializados y el p¨²blico (fundamentalmente, masculino) pusieran el foco en ellas y se las tomaran en serio. Las protagonistas de esta historia, en sus respectivos g¨¦neros, lo consiguieron por varios motivos.
¡°Su rompedor discurso, al igual que sus ans¨ªas de ser escuchadas por las grandes masas, propici¨® un cambio de paradigma¡±, opina Toni Castarnado, autor del ensayo Las chicas del Q, publicado por S¨ªlex Ediciones. ¡°Bj?rk innov¨® por su mixtura de pop y electr¨®nica, ya que antes de Debut no se hab¨ªa escuchado nada parecido. PJ Harvey, sobre todo en sus primeros discos, abrumaba por la electricidad, sensualidad y visceralidad de sus letras. Y Tori Amos, pese a su apariencia m¨¢s cl¨¢sica, era tremendamente atrevida: en su primer ¨¢lbum, Little Earthquakes, se abri¨® en canal, incluyendo temas como Me and a Gun, donde narraba c¨®mo sobrevivi¨® a una violaci¨®n con 21 a?os. Sin ellas, futuras estrellas como Sheryl Crow?o Alanis Morissette no hubiesen gozado de tant¨ªsima atenci¨®n y reconocimiento luego¡±.
Castarnado sostiene que la portada de Q no se consider¨® ic¨®nica de inmediato. ¡°Empez¨® a valorarse as¨ª a?os despu¨¦s, cuando las tres consolidaron sus carreras y alcanzaron la categor¨ªa de intocables¡±, asevera. ¡°Pero a m¨ª, personalmente, siempre me gener¨® mucha curiosidad saber qu¨¦ hubo detr¨¢s, c¨®mo se fragu¨®, el motivo por el que la revista apost¨® por ellas y no otras¡±. En ese sentido, por mucho que hayan pasado casi tres d¨¦cadas, sigue habiendo m¨¢s inc¨®gnitas que respuestas.
M¨¢s all¨¢ de que las citaron el 24 de febrero de 1994, en un estudio fotogr¨¢fico del barrio londinense de Islington, lo poco que se sabe es por el propio Stoddart. En 2006, durante la presentaci¨®n de la exposici¨®n Q Idols, en la Getty Images Gallery de la capital brit¨¢nica, dijo: ¡°Bj?rk, PJ Harvey y Tori Amos representaban una nueva ola de rock femenino. No se conoc¨ªan de antes. Pens¨¦ que iba a ser un verdadero n¨²mero con estos tres egos en un estudio, pero no pudieron ser m¨¢s amables entre ellas. No hubo ning¨²n comportamiento de prima donna, y todas intercambiaron sus n¨²meros despu¨¦s. Lo ¨²nico que lamento es que Bj?rk tuviera el peor peinado de su carrera en ese momento. Miradlo, es horrible¡±.
Looks capilares aparte, Castarnado subraya que la atemporalidad de aquel retrato radica en su sencillez: ¡°Stoddart reflej¨® su actitud, poder y rasgos distintivos sin necesidad de artificios. PJ Harvey se enfrenta a la c¨¢mara fr¨ªa y distante, Bj?rk se muestra m¨¢s exc¨¦ntrica y Tori posa relajada y confiada. La cercan¨ªa, as¨ª como la comuni¨®n entre ellas, es lo que hizo que la imagen trascendiera¡±. En perspectiva, la sesi¨®n tuvo el mismo efecto que la de Peter Lindbergh para la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue en enero de 1990, la que catapult¨® a Cindy Crawford, Naomi Campbell, Tatjana Patitz, Christy Turlington y Linda Evangelista al firmamento de las supermodelos.
La entrevista a tres bandas en las p¨¢ginas centrales estuvo orquestada por Adrian Deevoy. El periodista las pincha pregunt¨¢ndoles si se sienten o se han sentido alguna vez en competencia con los dem¨¢s. Pero la respuesta que obtiene es un rotundo no. Tori Amos, en particular, apostilla: ¡°Es divertido para las mujeres porque los periodistas enfrentan a las mujeres entre s¨ª. Si piensas en Jimi Hendrix, Jimmy Page y Eric Clapton eran mucho m¨¢s parecidos entre s¨ª que nosotras. Tenemos tetas. Tenemos tres agujeros. Eso es lo que tenemos en com¨²n. Ni siquiera tocamos los mismos instrumentos. Realmente me decepciona cuando hay que fabricar alg¨²n tipo de competencia para sus peque?as mentes y fantas¨ªas. Eso no es crecer, eso no es apoyo. Hay espacio para que todo el mundo en el planeta sea creativo y consciente si eres tu propia persona. Si intentas ser como otra persona, entonces no lo hay. Vemos las cosas desde diferentes puntos de vista y eso afecta a la gente de diferentes maneras, y creo que eso deber¨ªa fomentarse. No deber¨ªa ser como ¡®dos tetas de m¨¢s¡¯. Al igual que en la radio en Estados Unidos, te dicen: ¡®Bueno, ya estamos, est¨¢ tocando una mujer esta semana¡¯. No pensar¨ªan en eso con los chicos¡±.
Otro punto llamativo, y que refleja la discriminaci¨®n a la que tuvieron que enfrentarse, se produce cuando Deevoy pone sobre la mesa si en alg¨²n concierto las han interrumpido o insultado. Las tres confiesan que, en efecto, han lidiado con ello. ¡°?Fuera del escenario, puta de mierda! Gritan eso y entonces t¨² dices: ¡®Mira, estoy aqu¨ª por una hora y veinte minutos. Si no tienes un arma para sacarme del escenario, entonces, me quedo¡¯. Cuando eso ocurre, tu primera reacci¨®n es meterte en un ba?o de burbujas y comerte una pizza. Pero tienes que respetarte a ti misma, poner un l¨ªmite y enfrentarte a ello. No me gustan los enfrentamientos, pero tienes que hacer algo¡±, declar¨® Tori. Por su parte, PJ Harvey contest¨®: ¡°He tenido gente desde el principio hasta el final gritando: ¡®?Puta de mierda! ?Vuelve al puto Yeovil!¡¯. Siempre me pregunto por qu¨¦ han pagado dinero para hacer eso. Simplemente, les sonr¨ªo y les canto. Y parece que eso funciona. Dedicarles una canci¨®n, tal vez. Eso siempre funciona¡±. Bj?rk, adem¨¢s de recordar que en alguna ocasi¨®n le vociferaron ¡°Meat Loaf¡±, agreg¨®: ¡°Aprendes, despu¨¦s de un tiempo, a convertir todo en algo que te excita. Es como si tuvieras un bot¨®n. Aprendes a utilizar las cosas. Si alguien te grita, puedes usarlo para mejorar una canci¨®n¡±.
Parad¨®jicamente, tras la buena sinton¨ªa que hubo entre ellas, no se materializ¨® ninguna sonada colaboraci¨®n a posteriori. En realidad, la ¨²nica se produjo d¨ªas antes de la sesi¨®n de fotos y la entrevista, el 14 de febrero de 1994, en la decimocuarta edici¨®n de los Brit Awards: a pesar de que los organizadores planearon que Bj?rk cantara con Meat Loaf y PJ Harvey se uniera a Jamiroquai, ambas terminaron versionando esa noche en crudo (I Can¡¯t Get No) Satisfaction de The Rolling Stones. ¡°Escribiendo el ensayo, descubr¨ª que Tori Amos, en algunos de sus conciertos, interpret¨® Hyperballad de Bj?rk¡±, cuenta Castarnado. ¡°Pero el hecho de que las tres no se hicieran ¨ªntimas, o hubieran hecho m¨¢s cosas juntas, le da a¨²n m¨¢s importancia a la portada. Captur¨® un momento, en el barrio de Islington, que no volver¨¢ a repetirse jam¨¢s¡±.
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