Emilie Pine: ¡°Para cambiar algo, el feminismo debe ser ¡®mainstream'¡±
Esta profesora universitaria irlandesa se ha convertido en un fen¨®meno editorial con su colecci¨®n de ensayos, ¡®Todo lo que no puedo decir¡¯. En ellos habla de infertilidad, adicciones y cuenta que fue violada en su adolescencia.
Cuando ten¨ªa 37 a?os, Emilie Pine (Dubl¨ªn, 1977) sinti¨® la necesidad de escribir sobre el alcoholismo de su padre, el escritor Richard Pine, experto en la obra de Lawrence Durrell. Unos a?os antes, ella y su hermana Vanessa hab¨ªan tenido que dejar temporalmente sus vidas en Irlanda para ir a cuidarlo a Grecia, donde un fallo hep¨¢tico lo dej¨® al borde de la muerte en la isla de Corf¨². ?l public¨® un ensayo sobre lo sucedido, pero sin reparar en el da?o que su adicci¨®n al alcohol hab¨ªa causado en la vida de sus hijas. Emilie tuvo que responder: ?Cuando mi padre sali¨® del hospital me di cuenta de que yo segu¨ªa teniendo todo esto retenido en mi cabeza y que iba a explotar. Escrib¨ªa para m¨ª misma, no con la idea de ense?¨¢rselo a nadie. Lo ten¨ªa que contar para sacarlo de mi mente y as¨ª poder avanzar?.
Junto con otras cinco piezas, ese ensayo ¨Ctitulado Notas sobre la embriaguez¨C conforma Todo lo que no puedo decir (Literatura Random House), que se ha convertido en un superventas en su pa¨ªs, de esos libros que uno lee y recomienda y regala a sus amigos. Porque Pine aborda temas como la violencia sexual, la infertilidad femenina, el aborto, la adicci¨®n al trabajo, la menstruaci¨®n o el alcoholismo desde una perspectiva muy ¨ªntima, utilizando sus propias experiencias. ?Quise escribir sobre asuntos que son invisibles, sobre los que la gente calla y domina el silencio. Nunca imagin¨¦ el potencial activista de mis historias personales. Y ahora que lo est¨¢ leyendo tanta gente me doy cuenta de lo pol¨ªtico que resulta contar historias personales, aunque pueda sonar a clich¨¦?.
Nuala O¡¯Faolain (1940-2008) la inspir¨® para lanzarse a publicar un libro as¨ª. ?Cuando ten¨ªa 20 a?os le¨ª su memoir Are You Somebody? y pens¨¦ que o bien era muy valiente o muy est¨²pida. Quiz¨¢ ambas cosas son lo mismo. Era el¨¦ctrico. Me gustan los libros como ese, en los que las se habla sobre asuntos ¨ªntimos. Tambi¨¦n admiro el trabajo de Rebecca Solnit, porque utiliza su voz personal para tratar problemas que afectan a las mujeres. Y aunque escribo de forma muy distinta a Solnit, es importante para m¨ª mostrar, en textos como Notas sobre el sangrado y otros cr¨ªmenes, c¨®mo los cuerpos de las mujeres son juzgados p¨²blicamente?, explica Pine.
Duda un poco al otro lado del tel¨¦fono antes de responder qu¨¦ ensayo fue m¨¢s dif¨ªcil de escribir y compartir p¨²blicamente para ella, pero al final encuentra la respuesta: ?Quiz¨¢ el de mis problemas de fertilidad y mi aborto, porque me estaba ocurriendo en ese momento, escrib¨ªa sobre mi presente?. Not¨®, y analiz¨®, la presi¨®n social que en la treintena avanzada supone el no ser madre. ?Creo que esa percepci¨®n est¨¢ cambiando, pero de forma realmente lenta. Lo que necesitamos, lo que yo hubiera necesitado, es que las mujeres que no son madres y tienen 40, 50 o 60 hablen de ello de forma p¨²blica para hacer ver que es algo normal en las m¨¢s j¨®venes?.
La otra historia que le cost¨® compartir fue la de su adolescencia, que relata en Sobre m¨ª. Expone sus trastornos de alimentaci¨®n ¨Ca los que se refiere como ?dieta del hambre?¨C, cuenta que a los 14 era ?una cabeza loca de p¨®ster? que beb¨ªa vodka a palo seco y se drogaba con speed, y revela que fue violada en dos ocasiones. ?Tard¨¦ 20 a?os en procesar lo ocurrido. Y luego tuve que analizar qu¨¦ hab¨ªa supuesto en el contexto de mi vida. Para m¨ª, uno de los desaf¨ªos de ese ensayo fue darme cuenta de que esos fueron dos momentos concretos que formaban parte de un tipo de violencia mucho mayor en el que estaba viviendo?, reflexiona. Y enlaza lo dif¨ªcil que le result¨® hablar de ello con lo complicado que suele ser para las v¨ªctimas asimilar algo as¨ª, tanto hace dos d¨¦cadas como hoy en d¨ªa: ?Ahora est¨¢ habiendo un juicio de violaci¨®n en Irlanda y la v¨ªctima est¨¢ siendo muy criticada, en los medios, en el juzgado¡ Eso es terrible, lo que algo as¨ª transmite a otras mujeres es ¡®No denuncies tu violaci¨®n¡¯. Necesitamos un cambio estructural y cultural, que se modifiquen las leyes y que las mujeres est¨¦n protegidas ante las secuelas. Porque la violaci¨®n es un tipo de violencia, pero lo que le ocurre a la mujer despu¨¦s de la violaci¨®n tambi¨¦n es violencia?.
?Tem¨ªa ser juzgada en el trabajo. He pasado 15 a?os construy¨¦ndome una carrera y tratando de ser respetada como una profesional que puede con todo. Y ah¨ª estaba de pronto escribiendo un libro sobre todas las cosas de las que tem¨ªa hablar
Como profesora asociada de Teatro Moderno en el University College de Dubl¨ªn, reconoce que le cost¨® dar el paso de sacar a la luz todas estos apuntes tan personales que realiz¨® pensando que nunca leer¨ªa nadie (el libro original se titula Notes to Self): ?Tem¨ªa ser juzgada en el trabajo. He pasado 15 a?os construy¨¦ndome una carrera y tratando de ser respetada como una profesional que puede con todo. Y ah¨ª estaba de pronto escribiendo un libro sobre todas las cosas de las que tem¨ªa hablar, que hab¨ªan provocado un caos en mi vida personal. Era realmente peligroso?.
Ahora considera que el riesgo, esa exposici¨®n personal, mereci¨® la pena, porque ve necesario que los asuntos relacionados con la mujer cobren relevancia en el d¨ªa a d¨ªa de la sociedad. ?Una de las cosas que me cabrean es que, por ejemplo, si se ve que las autoras femeninas han sido dejadas de lado en la historia se inventa un curso universitario solo sobre escritoras, y se convierte en un gueto. Para cambiar las cosas, el feminismo necesita ser parte del mainstream?, sostiene. Por eso cree que se debe dar un paso m¨¢s respecto a las conversaciones en torno a temas silenciados relativos a la mujer: ?Se est¨¢ hablando de esto en ficci¨®n, no ficci¨®n, en televisi¨®n. La educaci¨®n tiene que incluirlo, hacer que forme parte de la estructura. Cuando lees un libro o un art¨ªculo y significa algo para ti, luego se lo regalas a una de tus amigas o se lo env¨ªas por correo. Ah¨ª surge un tipo de red de informaci¨®n que est¨¢ uniendo a una comunidad. Pero resulta muy precario, necesitamos institucionalizar esas redes?.
EN SU BIBLIOTECA
Pine dice que la educaci¨®n le salv¨® la vida tras su turbulenta adolescencia y que los libros fueron un refugio: ?Te ense?an un mundo mucho m¨¢s amplio?. Aqu¨ª, sus imprescindibles:
-Sus cl¨¢sicos
Tras echar un vistazo para repasar los estantes de la librer¨ªa de su casa, Pine se decide por estas tres: ?Mujercitas, de Louisa May Alcott, porque trata sobre el valor del trabajo en las vidas de las mujeres; Al faro, de Virginia Woolf, simplemente porque es una obra buen¨ªsima, y Rebeca, de Daphne du Maurier [novela que inspir¨® la pel¨ªcula de Alfred Hitchcock]. Me encantan las novelas de misterio y suspense?.
-Sus clases
Pine es profesora asociada de Teatro Moderno en la Universidad de Dubl¨ªn. El dramaturgo irland¨¦s Samuel Beckett es su autor favorito: ?Me cuesta elegir, pero quiz¨¢ Los d¨ªas felices es mi obra preferida?.
-Sus referentes
?Joan Didion es demasiado buena, nunca podr¨¦ escribir o pensar como ella. Su ensayo El ¨¢lbum blanco es fascinante. Nuala O¡¯Faolain era muy valiente. Y me gustan las novelas de Elizabeth Strout y Elena Ferrante?.
-Sus contempor¨¢neas
A la hora de elegir obras de otras ensayistas lo tiene claro: ?Hard to Love, de Briallen Hopper, sobre la importancia de la amistad, y Cambiar de idea, primera serie de ensayos de Zadie Smith, que es incre¨ªble?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.