Mary Tyler Moore, la dama de la televisi¨®n que la plant¨® cara a ¡°la caterva de incorregibles machos alfa¡± de los a?os setenta
A principios del siglo XXI el panorama televisivo estadounidense (y universal, dir¨ªamos) estaba dominado por ¡°una caterva de incorregibles machos alfa¡±, tal y como apunta la editora y analista de televisi¨®n, Joy Press. Imaginemos entonces c¨®mo ser¨ªan las cosas en ese mismo universo, en 1970, en la CBS, el a?o en el que se estren¨® The Mary Tyler Moore Show, (La chica de la tele), protagonizado por la propia Mary Tyler Moore, una de las comediantas pioneras de la televisi¨®n, que fue considerada tambi¨¦n un icono feminista femenina. La serie tuvo un impacto brutal en la industria televisiva, en la cultura pop, y sobre todo en la historia de las mujeres en el audiovisual de la ¨¦poca.
HBO ha estrenado un documental muy bien armado, Mary Tyler Moore: la dama de la televisi¨®n, dirigido por James Adolphus, sobre la historia de esta actriz, de esta c¨®mica que marc¨® a generaciones enteras de mujeres con su presencia fresqu¨ªsima en la pantalla, con su desparpajo, y que le dio un estilo propio a las telecomedias. Una mujer que ¡°no se qued¨® en casa, que era contempor¨¢nea sin miedos ni resentimientos¡±, como se dice en el documental. Es la misma Mary Tyler a la que muchos a?os despu¨¦s de este triunfo televisivo le lleg¨® de manos de Robert Redford, director de la pel¨ªcula, el otro papel de su vida, el de la madre de Gente Corriente, ese filme apabullante, que gan¨® cuatro oscars. Mary tambi¨¦n estuvo nominada como mejor actriz, que finalmente se llev¨® Sissy Space por Quiero ser libre. Tyler gan¨®, eso s¨ª, el Globo de Oro.
La narraci¨®n tambi¨¦n se centra en ese momento important¨ªsimo y doloros¨ªsimo de su vida, luego veremos. Y est¨¢ trufada, adem¨¢s, de peque?os y grandes asuntos y perfectamente hilvanados con las im¨¢genes de sus entrevistas, de sus series, de sus trabajos en pantalla. El comportamiento masculino que tuvo que soportar a lo largo de su carrera, sus tenaces prop¨®sitos, las entrevistas con preguntas fuera de lugar que le hicieron muchos hombres (es muy interesante ver c¨®mo responde a cuestiones que hoy ser¨ªan imposibles de hacer, por est¨²pidas, por trasnochadas), los altos y bajos de su trayectoria¡ Sus siete premios Emmy, tres globos de oro y una nominaci¨®n a los Oscar, solo son una parte de su carrera.
?Por qu¨¦ fue tan disruptiva? Bueno, fue la primera mujer en la tele en disponer de programa propio interpretando a una mujer soltera, divorciada, que no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de buscar marido. Su show fue revolucionario y celebrad¨ªsimo. Tyler, nacida en el 36, en Nueva York, fue la primera en llevar pantalones en la televisi¨®n, sus famosos Capri, en su primer espacio, The Dick Van Dyke Show, (de 1961 al 66) por el que gan¨® un Emmy; la primera en manifestarse activista en los momentos culmen del feminismo de Gloria Steinem y de Betty Friedan, cuyo libro nombr¨® por primera vez en una entrevista en un talk show; la c¨®mica a la que siguen citando como inspiradora un mont¨®n de directoras, guionistas, actrices que ahora mismo encabezan series. Reese Witherspoon, la actriz que podr¨ªa haberse quedado para siempre en Una rubia muy legal, pero que decidi¨® un d¨ªa salirse de sus casillas y ponerse al frente, tambi¨¦n como productora de hallazgos televisivos como Big litle lies o The morning show, asegura en referencia a Tyler que ¡°mujeres como ella marcaron el camino que hoy estoy recorriendo¡±.
Muchas de ellas recuerdan como crecieron en los a?os 70 devorando esa serie de televisi¨®n y La chica de la tele. ¡°Entonces no habr¨ªa sabido explicar por qu¨¦, pero la ve¨ªa, esa y tambi¨¦n Esa chica, en buena medida por el descaro y la ambici¨®n que ten¨ªan sus personajes¡±, cuenta Press, que recuerda que las protagonistas eran mujeres j¨®venes que desafiaban sus l¨ªmites y ¡°a veces me parec¨ªa que me hac¨ªan gui?os, como reconociendo lo absurdo de su situaci¨®n¡±. Esas producciones eran no obstante un reflejo bastante naif de los cambios que estaban protagonizando las mujeres estadounidenses en la segunda mitad del siglo XX, que ¡°ten¨ªan capacidad para controlar la procreaci¨®n seguir una profesi¨®n, decidir si se casar¨ªan y cu¨¢ndo, o poner fin a un matrimonio que no funcionaba¡±, dice Press.
Ese es el contexto en el que se consolid¨® Mary Tyler, y el que cuenta pormenorizadamente el documental, que repasa su vida y su carrera, desde su nacimiento en 1936, en una familia noble empobrecida, como siempre le dec¨ªa su padre, cuya aprobaci¨®n persigui¨® siempre. Repasa tambi¨¦n su infancia con una madre alcoh¨®lica que estaba m¨¢s a gusto dando fiestas o yendo a ellas. ¡°Era la mejor con quien pasar un buen rato, pero no la madre m¨¢s atenta que cabr¨ªa esperar beb¨ªa desde la ma?ana. Yo no sab¨ªa nada del alcoholismo y cre¨ªa que beb¨ªa por m¨ª, y que si de verdad me quer¨ªa le pondr¨ªa punto final¡±, confiesa Tyler.
Tyler se cas¨® tres veces, la primera, reci¨¦n acabado el instituto, en 1954, ¡°creo que fue por la presi¨®n que nos ejercieron en los 50¡± y tuvo a su hijo Richard apenas un a?o despu¨¦s. Consigui¨® el primer papel al que se present¨®, en un anuncio de electrodom¨¦sticos donde interpretaba a un duendecillo, sufri¨® varios rechazos de trabajo, obtuvo un ¨¦xito morrocotudo en su primera aparici¨®n televisiva importante, en El Show de Dick Van Dike. All¨ª interpret¨® a Laura Petrie, esposa del protagonista, un ama de casa a la que Tyler le dio otra encarnadura, la prepar¨® para el papel que vendr¨ªa despu¨¦s en su propia telecomedia: como en muchas escenas se mostraba a Laura haciendo tareas dom¨¦sticas, la propia Mary decidi¨® que se pondr¨ªa un pantal¨®n Capri, porque tal y como ella dijo, cuando tuvo que defender su criterio ante la cadena: ¡°las mujeres no pasan la aspiradora con vestidos de falda larga¡±.
Antes de ella estuvo Lucille Ball, con Yo soy Lucy, otra mujer contracorriente de aquellos a?os https://smoda.elpais.com/feminismo/lucille-ball-la-comica-que-contradijo-las-normas-mojigatas-de-la-industria-y-abrio-las-puertas-a-la-mujer-en-la-television/. Esa simp¨¢tica comedia, que estuvo en antena desde 1951 a 1956, sirvi¨® para animar e iluminar el ambiente de postguerra y para ir abriendo puertas y ventanas. Por una de ellas se col¨® Tyler, que era una fan total de Lucille. Poco despu¨¦s de alcanzar el ¨¦xito con la serie, la propia Ball le confes¨® su admiraci¨®n. ¡°Un d¨ªa, ensayando en los estudios que Ball hab¨ªa montado, o¨ªmos una risotada y Lucille se me acerc¨® y me dijo, ¡®eres muy buena¡¯. Fue el mejor regalo que me han hecho. Unos meses despu¨¦s, cuando Tyler ya hab¨ªa ganado un Emmy, Ball la invit¨® a su talk show, Let¡¯s talk to Lucy y dijo ante todos los espectadores que eran uno de los mejores talentos que se hab¨ªan visto en la televisi¨®n en los ¨²ltimos a?os. Dos grandes c¨®micas unidas y camaradas.
Hay en el documental una retah¨ªla de entrevistas en distintos momentos de su vida que muestran a una Tyler fascinante, estilos¨ªsima, brillante, contundente en sus respuestas sin ser borde (que era lo que merec¨ªan algunas de las preguntas), como las que da en 1966, antes del estrellato definitivo, en The David Susskind Show. Tras una perorata un tanto absurda en la que le vino a preguntar y a decir que c¨®mo pod¨ªa llevar dos matrimonios y una carrera, que eso requer¨ªa mucha energ¨ªa, y que quiz¨¢ estaba descuidando lo dom¨¦stico, ella le respondi¨®, sin perder su estupend¨ªsima sonrisa, y sin despeinarse que ¡°aconsejaba a todas las mujeres a trabajar y a ser independientes. Somos seres humanos, mujeres y luego esposas y madres¡±. Le dijo con una extremada amabilidad que no lo ve¨ªa as¨ª, como ¨¦l decir, que ella desperdiciar¨ªa mucha energ¨ªa si me quedase en casa sin nada que hacer, o hablando con otras mujeres sobre cotilleos o corriendo detr¨¢s de los ni?os. En lugar de eso, le dijo, ¡°yo paso tiempo con mi hijo y aprovecho todos los momentos, no mal en vez de pasar tiempo con mi hijo, no malgasto ni uno¡±. Y como corolario cit¨® a Betty Friedan y su libro La m¨ªstica de la feminidad, con todo lo que eso supon¨ªa en un programa como aquel.
Vale la pena recordar una escena en la serie en la que ella clama al cielo: ¡°podr¨ªa descubrir el secreto de la inmortalidad y la gente a¨²n seguir¨ªa pensando, ¡®pobre solterona¡¯¡±, para demostrar c¨®mo era el imaginario colectivo de la ¨¦poca. Que era la misma ¨¦poca en la que Gloria Steinen escribi¨® su c¨¦lebre m¨¢xima sobre qu¨¦ pensar¨ªan de las mujeres estadounidenses los extraterrestres, si de pronto llegaran y vieran los ¨²ltimos 20 a?os de cine y televisi¨®n:
- Creer¨ªan que dormimos con pesta?as postizas y maquilladas y nos pasamos la vida con esos potingues en la cara
- De algunas pensar¨ªan que somos el servicio
- A otras nos tomar¨ªan por unas locas por el sexo
- A otras por unas completas puritanas
- La mayor¨ªa depender¨ªamos de un hombre, ser¨ªamos unas criaturas extra?as que parecen necesitar de un hombre para tener personalidad
- Si vivi¨¦ramos solas casi seria por viudedad
Pero esto, a?ad¨ªa al final, est¨¢ cambiando. Era 1975 y el show de Mary llevaba ya cinco a?os en antena, hab¨ªa consolidado a una Mary viv¨ªa su vida, toda americana que se preciara quer¨ªa ser como ella, segu¨ªa siendo simp¨¢tica pero rotunda en las entrevistas, era un ejemplo real, representaba a esa americana de la ¨¦poca, de esa ¨¦poca (1973) en la que se legaliz¨® en aborto en EE. UU., era ¡°liberadora de mujeres¡±, distante y reservada, insegura, con ganas de mejorar, de ser muy buena en lo que hac¨ªa.
Todo eso hab¨ªa sido posible porque ella misma cogi¨® las riendas. Desde que acab¨® su serie anterior, todo hab¨ªan sido contratiempos, incluido un desastre total de critica interpretando la versi¨®n musical de Desayuno con Diamantes en Broadway. A Truman Capote, por cierto, no le gust¨®. En apenas cuatro a?os pas¨® del ¨¦xito total a convertirse en una vieja gloria. Pero entonces, con su segundo marido, Grant Tinker, fund¨® la empresa MTM (sus siglas), ¡°para que ¨¦l pudiera dirigirla y yo usarla como base para un acuerdo¡± y le vendieron a la CBS la serie sobre ella que la convertir¨ªa en un ¨ªdolo. As¨ª que tras varios rechazos se le plante¨® la posibilidad de trabajar con los peces gordos de la comedia donde ¡°era la voz de la cordura en un mundo de lun¨¢ticos¡±.
Contrataron a James L Brooks, (s¨ª, el mismo que muchos a?os despu¨¦s deslumbrar¨ªa en el cine con La fuerza del cari?o o, a¨²n en la televisi¨®n con Cheers) y su socio Allan Burns, y ambos llegaron a la sala de reuniones con la historia que ten¨ªa como protagonista a una mujer divorciada, algo que, junto a los jud¨ªos y los hombres con bigote, nunca hab¨ªa existido en la CBS.
¡°Fuimos con la idea y la expusimos ante 22 ejecutivos y por supuesto a la salida pidieron nuestro despido inmediato. Pero finalmente lo hicimos. Cont¨¢bamos con Mary que era muy h¨¢bil mentalmente, nadie entend¨ªa el humor como ella¡±, dice Brooks cuando recuerda aquellos d¨ªas. Llam¨® para que escribiera la serie a Treva Silverman, (que por cierto se convirti¨® en la primera guionista mujer en ganar un Emmy, por esta serie, precisamente), hicieron unas pruebas iniciales que resultaron penosas, remontaron, construyeron un piloto perfecto del que todo el mundo hablaba, crearon esa cabecera divina para la serie, donde Tyler lanza su gorro al aire, que rezumaba libertad y buen rollo por todas partes, y arropados por esa preciosa composici¨®n de Sonny Curtis, Love is all arround, estuvieron en antena siete a?os.
Hab¨ªa otras series donde hab¨ªa solteras, pero iban a casarse. As¨ª que ah¨ª que estaba Mary, una mujer con determinaci¨®n y con car¨¢cter, con clase, remata Brooks en el documental. ¡°Nos emit¨ªan en una franja mala porque a la persona a cargo de la CBS no le gustaba la serie, pero luego nos ubicaron en una hora distinta y pudimos vencer¡±, continua. La audiencia los acompa?¨® casi desde el principio. En la serie, adem¨¢s de Tyler estaba Ed Asner en el papel de Lou Grant, que luego tendr¨ªa su propio spin off, y ojo, la gran Betty White, la gran Rose, de Las chicas de oro. Juntos ejecutaban un gui¨®n redondo escrito por m¨¢s mujeres que nunca y donde Tyler era la base de todo.
La serie contrat¨® a m¨¢s mujeres guionistas que ninguna otra serie hasta el momento y aquello cambi¨® el lenguaje de la tele. Cuando Brooks llam¨® a una de ellas, a Susan Silver le dijo: ¡°Puedo escribir sobre montones de cosas sin atascarme, pero t¨² llevas cosas en el bolso que no s¨¦ ni lo que son y por eso quiero que me las ense?es todas, quiero saber lo que saben las mujeres¡±. La empresa de Tyler y su marido fue creciendo y creciendo y lleg¨® a tener seis series en emisi¨®n, y a convertirse en un refugio para todos.
La chica de la tele con el que Moore gan¨® cuatro premios Emmy y un Globo de Oro, abord¨® durante aquellos a?os asuntos ins¨®litos para la televisi¨®n: las controversias de una mujer trabajadora en esa ¨¦poca, la soledad de las solteras y la presi¨®n, los amigos como el gran refugio, la prostituci¨®n, los salarios desiguales, los matrimonios y la infidelidad. O la p¨ªldora anticonceptiva, que toma la propia Mary Richards, el personaje que interpretaba.
Y ah¨ª podr¨ªa haberse quedado la Tyler, haciendo series con un cheque en blanco sin parar, pero ella ten¨ªa otro horizonte. Poco despu¨¦s de acabar, y tras perder a su hermana de 24 a?os, que se suicid¨®, le pidi¨® el divorcio a Grant, tras 18 a?os de matrimonio, y se plant¨® en Nueva York. Decidi¨® alejarse del ¨¦xito arrollador de la televisi¨®n para embarcarse en una reputada obra teatral en cartel en NY, Mi vida es m¨ªa, en la que defend¨ªa el derecho a morir dignamente. La glamurosa Mary se subi¨® al escenario, donde permanec¨ªa tumbada en una cama, cubierta con una s¨¢bana sin moverse. Le dieron un premio Tony especial por ello.
En Nueva York, confiesa la actriz, vivi¨® sola por primera a sus 45 a?os, ¡°algo que me resultaba muy dif¨ªcil. Fue como una especie de adolescencia, soltera por primera vez, ten¨ªa citas, sal¨ªa, entraba, ten¨ªa amistades nuevas, era como jugar a las casitas¡±. Se sent¨ªa m¨¢s libre que nunca y adem¨¢s su humor encajaba m¨¢s all¨ª que en Los ?ngeles, apuntan algunas voces de amigos que la conoc¨ªan bien.
Ella no lo sab¨ªa entonces, pero cuatro a?os antes de aquello, Robert Redford ley¨® el libro Ordinary People, (Gente corriente) de Judith Guest, y antes incluso de comprar los derechos, pens¨® en Tyler para el papel de la madre. Quer¨ªa, seg¨²n cont¨® el director, ver el lado oscuro de Tyler. Y le dio el papel m¨¢s importante y m¨¢s oportuno, el Beth, una madre que carece de emociones, una mala madre incapaz, una mujer dolida por dentro tras perder a uno de sus hijos, algo que le suceder¨ªa a ella misma apenas unos meses despu¨¦s de acabar la pel¨ªcula, cuando su hijo Richard perdi¨® la vida a los 24 a?os, por un accidente con un arma, que nunca se termin¨® de esclarecer.
Los espectadores tambi¨¦n la adoraron por ese trabajo, con el que obtuvo la nominaci¨®n al Oscar ¡°por su papel de madre capaz y sin ganas de abandonar sus creencias sobre el significado de la vida y el amor¡±. Aquella pel¨ªcula, que imit¨® a la vida de manera cruel, la cambi¨® bastante. Aunque lo que la cambi¨® por completo fue la muerte del hijo. En el documental se nota mucho ese giro personal, en las entrevistas entre el antes de y el despu¨¦s. Estaba pensativa, confundida, dolida ¡°Sigo enfadada, sin reconciliarme con lo ocurrido¡±, dice Tyler, ya sin ese brillo en la mirada del que hab¨ªa hecho gala toda su vida.
La actriz volvi¨® a enamorarse en 1982 de un m¨¦dico de Nueva York m¨¢s joven que ella, (algo con lo que brome¨® muchas veces) y con el que estuvo hasta el final de sus d¨ªas, en 2017. La voz del marido, que lleg¨® a su vida cuando ella ten¨ªa 47 a?os ¡°y estaba lista para ser yo misma, sin m¨¢scaras, mostrando los defectos¡±, tambi¨¦n est¨¢ presente en el documental. Fue su apoyo, tal y como explica ella misma en una entrevista que recoge la pel¨ªcula, el que la llev¨® a ingresar en el centro Betty Ford, la activa y comprometida mujer del presidente de EE. UU. Gerald Ford, para combatir sus problemas con el alcohol. ¡°El mismo en el que hab¨ªan estado Lizza Minelli o Liz Taylor, as¨ª que dije, por qu¨¦ no?, apunta ella con humor.
Al salir de all¨ª en 1984, la mujer que ¡°pod¨ªa mejorar el mundo con su sonrisa¡± y su marido querido se mudaron a una casa tranquila en el campo. Ella sigui¨® trabajando en cine y televisi¨®n, sigui¨® dando entrevistas. Una de ellas fue en el show de Oprha Winfrey, donde la periodista le dijo, ¡°no sabes lo que significas para m¨ª, algunas solo ten¨ªamos la televisi¨®n como inspiraci¨®n y t¨² fuiste una de esas mujeres que nos mostr¨® la luz¡±.
Otras voces del documental abundan tambi¨¦n en eso, ¡°cambi¨® nuestra cultura y nuestra forma de ver a las mujeres en el entretenimiento, y fin de la historia¡± recorriendo¡±. La actriz y productora Julia Lous-Deyfrus, ( Saturday night live, Seinfeld, 30 Rock, Veep, Inside Amy Schumer), apunta que ¡°nunca habr¨¢ una serie como esa. Su personaje, la transici¨®n que hizo con el anterior, fue una declaraci¨®n feminista total. Me cal¨®, porque adem¨¢s estaba rodeada de grandes personajes femeninos¡±. Y para rematar, Tyler, con todas sus apariciones, ¡°logr¨® mejorar el gusto de los estadounidenses, como lo hizo Jackie Kennedy. Inspir¨® a tantas mujeres como Eleanor Roosevelt¡±, otra de las grandes damas presidenciales, seg¨²n apunta un dise?ador americano en el documental.
?Que hab¨ªa de ti en esa serie?, le preguntan a Tyler en una de las entrevistas,
¡°Mucho, mi buena intenci¨®n, mi formalidad y mi creencia en los finales felices¡±.
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