Michaela Coel, la mujer que defiende que hay sitio para todas
En I May Destroy You asistimos al origen y desarrollo de la obsesi¨®n del alter ego de Coel, cuando su vida se pone en crisis y toma conciencia, tras la agresi¨®n sexual, de su identidad como mujer.
Michaela Coel escribe y protagoniza los 12 cap¨ªtulos de I May Destroy You, la serie que tambi¨¦n ha producido para la BBC y HBO y que sin duda fue el gran descubrimiento de este verano. En tiempos prepand¨¦micos fue Zendaya y su carisma quien nos sedujo con Euphoria. Ahora era el turno de una mujer muy diferente. Y con esto lo que quiero decir es que hay sitios para todas y cuantas m¨¢s, mejor. El punto de partida de la serie es la agresi¨®n sexual que sufre una escritora llamada Arabella, alter ego de Coel, durante una pausa creativa, cuando decide irse a tomar algo con un amigo antes de seguir escribiendo. Al d¨ªa siguiente empieza el tormento, los flashbacks y el duro proceso de recomponerse del trauma y empezar a existir a partir de algo as¨ª. Una situaci¨®n id¨¦ntica a la que vivi¨® la propia Coel en la realidad, mientras escrib¨ªa la segunda temporada de su anterior serie, Chewing gum.
Al igual que en Fleabag, lo que m¨¢s me interesa de I May Destroy You es lo obsesionada que la protagonista est¨¢ consigo misma y sus circunstancias. En Fleabag, Phoebe Waller-Bridge se nos presenta como una mujer soltera que se acuesta con quien elige, que es independiente, descarada y decidida. Pero las grietas aparecen enseguida, y nos damos cuenta de que la protagonista intenta convertir de manera compulsiva cualquier situaci¨®n en algo sexual (hasta coquetea con un perro). Y entendemos que con lo que verdaderamente est¨¢ obsesionada es con el trauma que arrastra desde la muerte de su mejor amiga, o puede que incluso antes.
En I May Destroy You asistimos al origen y desarrollo de la obsesi¨®n de Arabella, cuando su vida se pone en crisis y toma conciencia, tras la agresi¨®n sexual, de su identidad como mujer. Esta es la clave. Durante la narraci¨®n, Coel nos deja claro que la raza y la clase han definido su existencia. Lo que ella no esperaba era darse de bruces con lo que implicaba pertenecer a su g¨¦nero pasados los 30. Y ese es un momento de shock que te lleva a la absoluta introspecci¨®n, que te obsesiona, que te transforma¡ Porque, pi¨¦nsalo: ya ten¨ªas peque?as pistas desde el principio, algo te dec¨ªa que hab¨ªa que parecerse al otro g¨¦nero, o luchar por parecerse a ¨¦l, adoptar nociones de masculinidad, que la feminidad estaba devaluada. As¨ª que imag¨ªnate cuando te das cuenta de que era porque el mundo no se ve desde tu punto de vista. De que no est¨¢s en el centro de la visi¨®n del mundo. De que, adem¨¢s, se ejerce violencia sobre ti. ?Eso es much¨ªsimo que procesar! Imag¨ªnate a Micaela asimilando una nueva discriminaci¨®n. Imag¨ªnate sumar las tres y asimilarlas. Eso exige un esfuerzo psicol¨®gico y espiritual. ?C¨®mo se hace para seguir viviendo entre la indignaci¨®n y la b¨²squeda de la felicidad? ?Menudo desfase! Arabella (Coel) pasa por todos los estadios del trauma, y examina su vida entera para finalmente llegar a s¨ª misma y colocarse en el centro de su mundo y del relato. Y todo, todo ese proceso nos lo ha contado, ha quedado registrado. Porque el silencio y la verg¨¹enza por fin ya se est¨¢n sustituyendo por nuestras voces y la culpa de otros.
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