¡®Mujeres de armas tomar¡¯: la historia de la v¨ªctima, que desesperada por justicia, se veng¨® de sus violadores
El escritor franc¨¦s Mathieu Menegaux aborda en su ¨²ltima novela las consecuencias que la justicia y la moral patriarcal tienen en la vida de las mujeres.
A finales de los a?os 70, una estudiante de veterinaria fue violada por dos camioneros que la hab¨ªan recogido mientras hac¨ªa autoestop en una carretera de Checoslovaquia. Unas semanas m¨¢s tarde, la mujer contact¨® con los agresores, los convenci¨® de que le hab¨ªa encantado la experiencia y les propuso repetirla. Cuando los dos hombres accedieron, aprovech¨® para vengarse de ellos y mutilarlos.
?La historia me la cont¨® la esposa de mi monitor de monta?a. La hab¨ªa escuchado en alg¨²n momento, pero desconoc¨ªa los detalles como, por ejemplo, el lugar en el que se hab¨ªa producido o la ¨¦poca exacta. Por eso, despu¨¦s de una concienzuda investigaci¨®n, consegu¨ª encontrar m¨¢s datos sobre lo sucedido?, recuerda Mathieu Menegaux, que se inspir¨® en esa historia para escribir Mujeres de armas tomar, novela que acaba de ser publicada en castellano de la mano de la editorial Alba.
El libro, cuya adaptaci¨®n teatral se estrenar¨¢ en Francia en enero de 2023 y del que ya se han vendido los derechos televisivos para rodar una serie, narra las ¨²ltimas fases del juicio contra una mujer llamada Mathilde Collignon. Esta ginec¨®loga divorciada y con dos hijas que acostumbra a utilizar las aplicaciones de citas para mantener relaciones sexuales espor¨¢dicas con hombres a los que no suele volver a ver, es acusada de mutilar a dos de esos hombres que la hab¨ªan agredido sexualmente durante uno de esos encuentros. Sin embargo, lo que podr¨ªa haber sido un caso de leg¨ªtima defensa, se torna mucho m¨¢s complicado cuando se van desgranando todos los matices del caso, especialmente, la actitud de Collignon a la hora de buscar una reparaci¨®n a la agresi¨®n sufrida.
Descre¨ªda de la eficacia del sistema judicial franc¨¦s y temerosa de tener que revivir una y otra vez los hechos ante los jueces y la polic¨ªa, Collignon nunca lleg¨® a denunciar la violaci¨®n, sino que prefiri¨® urdir una concienzuda venganza contra sus agresores al margen del sistema judicial. Esta decisi¨®n provoca que, para la opini¨®n p¨²blica y los miembros del jurado que deben determinar su culpabilidad y la cuant¨ªa de la pena, los dos hombres aparezcan como v¨ªctimas indefensas y Collingnon como una mujer incapaz de controlar sus impulsos, empezando por su deseo sexual.
?Las mujeres deber¨ªan ser tan libres como los hombres para disfrutar de su propia sexualidad, pero todav¨ªa no es as¨ª. ?Por qu¨¦? Creo que es porque, durante siglos, los hombres han controlado la sexualidad de las mujeres para asegurarse de que los beb¨¦s fueran verdaderamente suyos. El hecho de que la sexualidad y la maternidad se hayan desvinculado hace que podamos ser optimistas, no obstante, el hecho de que esto sea un fen¨®meno relativamente reciente, me hace temer que el viaje ser¨¢ todav¨ªa muy largo?, reflexiona Mathieu Menegaux, que tambi¨¦n llama la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de la mujer ante la ley, habida cuenta de que muchos de los c¨®digos vigentes en los pa¨ªses europeos, se remontan al siglo XIX y fueron redactados por hombres.
?En Francia, a las mujeres no se les permiti¨® tener su propia cuenta bancaria hasta 1965. A las congresistas se les autoriz¨® a usar pantalones dentro del Parlamento solo en¡ ?1980! Como se describe en mi novela, cuando se trata de asuntos penales, es posible que encuentres muchos m¨¢s hombres en los cargos de Fiscal jefe o Juez presidente de la Cour d¡¯Assises, la Corte penal, que mujeres. Por tanto, es un hecho que, del mismo modo que todav¨ªa estamos muy lejos de la igualdad en el campo de los negocios o en las tareas del hogar, tambi¨¦n lo estamos de la verdadera igualdad en el campo de la justicia?.
Sin remordimientos?
A lo largo de su novela, Mathieu Menegaux advierte al lector que los juicios de verdad no son como los presenta 12 hombres sin piedad. De hecho, m¨¢s que a ese cl¨¢sico de Hollywood, Mujeres de armas tomar recuerda en ocasiones a Yo, Pierre Riviere, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano¡, el ensayo de Michel Foucault en el que el fil¨®sofo franc¨¦s rescata un caso de parricidio del siglo XIX para abordar el tema de la confesi¨®n y el arrepentimiento.
Como sucede con el joven Riviere, que afirma no lamentar en absoluto haber asesinado a sus familiares, Mathilde Collignon tampoco se arrepiente de lo hecho. Ni siquiera cuando su abogado le pide que aproveche su derecho a la ¨²ltima palabra para pedir disculpas a las v¨ªctimas ella decide hacerlo, aunque esa actitud complique a¨²n m¨¢s su situaci¨®n ante un jurado que, si bien est¨¢ convencido de que esta madre con dos hijas no es un peligro para la sociedad, no puede concebir esa falta de remordimientos.
?No creo que Mathilde sea socialmente peligrosa. Sin embargo, me parece fundamental que el sistema judicial impida que las v¨ªctimas tomen la justicia por su mano. La venganza no se puede tolerar porque, de otra manera, nuestra sociedad explotar¨ªa. Por eso, ?cu¨¢l ser¨ªa desde mi punto de vista la soluci¨®n correcta para las Mathildes de este mundo? Sencillamente un juicio justo, en el que primasen las circunstancias y antecedentes individuales frente a la voluntad de dar ejemplo?, explica Mathieu Menegaux, que se?ala el arrepentimiento como uno de esos rasgos ejemplarizantes.
?Cuando el acusado expresa su arrepentimiento en p¨²blico es el cl¨ªmax de un proceso penal. Adem¨¢s, los arrepentimientos son clave para sanar el dolor de las v¨ªctimas. El problema es que, en el caso de Mathilde, no estoy seguro de que sus agresores puedan llamarse ¡°v¨ªctimas¡±, como tampoco se le puede llamar a ella. Es por eso por lo que no puede decir ¡°lo siento¡±?, reflexiona el autor que, a pesar de que como hombre nunca experimentar¨¢ los hechos que narra, ha sido capaz de firmar un impactante libro sobre c¨®mo la moral patriarcal y las instituciones de justicia se ensa?an con las mujeres.
?Afortunadamente no estamos en los Estados Unidos, donde se ha vuelto imposible que un hombre hable en nombre de una mujer o que un escritor blanco hable sobre la esclavitud sin ser acusado de apropiaci¨®n cultural. Los escritores de ficci¨®n deber¨ªan poder hablar sobre cualquier tipo de tema. Solo los lectores pueden juzgar si son cre¨ªbles e interesantes. Si no, estar¨ªamos asistiendo al fin de la ficci¨®n y a que, en el campo de la literatura, solo tenga lugar la autoficci¨®n. Una situaci¨®n que provocar¨ªa que Zola nunca hubiera podido escribir Germinal, ni Hugo Los Miserables?, concluye Menegaux.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.