?Han dejado de llevarse los tocados?
El sombrerero Philip Treacy cree que los peque?os adornos para la cabeza est¨¢n pasados de moda. Examinamos el auge y (posible) ca¨ªda de la tendencia.
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Desterrados a la Siberia de la moda, arrumbados en el desv¨¢n de las tendencias pasadas. A los tocados les ha llegado su hora. Lo dice ni m¨¢s ni menos que Philip Treacy, el dise?ador que para la boda real brit¨¢nica puso un pulpo rosa en la cabeza de Beatriz de York. ¡°El tocado ha muerto y yo estoy encantado¡± dijo Treacy al diario The Times. ¡°Estamos asistiendo a una vuelta a los sombreros de verdad¡±.
Las declaraciones del dise?ador son la esquela de una muerte m¨¢s que anunciada. La duquesa de Cambridge fue embajadora de la tendencia en los d¨ªas en los que todav¨ªa se llamaba Kate Middleton. Ahora ?tiende a llevar sombreros, aunque los prefiera peque?os y suela elegir casquetes o ¡°pastilleros¡±. El a?o pasado los organizadores de las carreras de caballos de Ascot por una vez se adelantaron en cuestiones de estilo y prohibieron los tocados con un di¨¢metro inferior a los 10 cent¨ªmetros de di¨¢metro.
Es innegable que es un complemento de actualidad. No hay boda actual sin invitadas con tocado, en la coronaci¨®n holandesa acabamos de asistir a un desfile de mujeres tocadas con flores y rejillas varias y durante el funeral de Margaret Thatcher se vieron varios ejemplos de tocados sobrios, elegantes y apropiados para la ocasi¨®n.
Pese a todo, el descalabro se ven¨ªa venir. Los accesorios a los que se refiere Treacy son los conocidos por los anglosajones como ¡°fascinators¡±: peque?os adornos, algunos de ellos meras diademas con plumas, flores o cualquier tipo de aplique brillante. ?No merec¨ªan la valent¨ªa (y el desembolso) que requiere un sombrero con todas las letras y hab¨ªa oferta para aburrir. Y desafortunadamente la mayor¨ªa de las propuestas no llegaba a la altura. Muchos eran producidos en masa, otros estaban hechos a mano, s¨ª, ?pero por aficionados con tanta ¡°pericia¡± que pod¨ªan confundirse ?con manualidades escolares.
Sin embargo hay sombrereros como Awon Golding que no comparten la opini¨®n de Treacy. ?¡°Los tocados no est¨¢n acabados. Los sombreros perdieron su estatus como parte de la etiqueta social con el fin de la d¨¦cada de los cincuenta. Desde entonces hemos ido construyendo lentamente la visi¨®n cultural de lo que representa este complemento. No son la norma y las mujeres todav¨ªa se est¨¢n acostumbrando al tipo de atenci¨®n que genera uno en su atuendo cotidiano. Todav¨ªa me resulta fascinante la cantidad de gente que me mira o me para por la calle si llevo algo en la cabeza. Es algo para lo que tienes que estar preparado. Veo los tocados son los ruedines del mundo de los sombreros. Han ayudado a que el p¨²blico masivo se acostumbrara a ver ?mujeres con la cabeza adornada. Empiezas por algo peque?o para ir subiendo de tama?o.¡± Golding se curti¨® como dise?adora de accesorios comerciales. Despu¨¦s de haber tenido experiencia en las dos caras de la moneda considera que el boom del tocado asequible no afecta al estatus de sombrero como producto de lujo: ¡°Las cadenas los popularizan pero nunca reemplazar¨ªan el servicio y la calidad que ofrece un artesano¡±
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Catalina Middleton un par de meses antes de casarse
Getty Images
Al igual que los tocados pueden resultar cursis, ¡°los sombreros de verdad¡± ?tienen sus complicaciones. Llegan a ser prohibitivos y hay que tener el d¨ªa para la declaraci¨®n de intenciones que conlleva. Un collar o unos pendientes dan menos quebraderos de cabeza. La calle por el momento? sigue buscando m¨¢s diademas que pamelas.
¡°Mis clientas empiezan pidi¨¦ndome cosas discretas y peque?as¡± explica Golding ¡°Pero generalmente cuando se han probado varias piezas se dan cuenta de que les favorece algo m¨¢s grande y substancial. Mi consejo a las mujeres que quieren explorar el mundo de los sombreros es que se prueben los m¨¢s posibles. Como sucede con una blusa o una falda, tienes que encontrar la forma que mejor complemente y realce tu figura y rasgos. Una vez que hayas encontrado el sombrero perfecto, con el que te encuentres c¨®moda, es el remate perfecto.¡±
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La duquesa de Cambridge en la boda de Zara Phillips
Getty Images
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