Antes de que Hillary Clinton aspirase a ser presidenta, estuvo Shirley Chisholm
Esta afroamericana se present¨® a las elecciones en 1972, cuando nadie la tomaba en serio y los medios ni siquiera se molestaban en cubrir su campa?a.
¡°Si no te dan un asiento en la mesa, trae tu propia silla plegable¡±, era una de las frases que Shirley Chisholm, hija de inmigrantes antillanos, nacida en Brooklyn en 1924, sol¨ªa decir. Otras de sus perlas de sabidur¨ªa: ¡°Se pierde una gran cantidad de talento en nuestra sociedad, solo porque ¨¦ste lleva falda¡±, ¡°el estereotipo emocional, sexual y psicol¨®gico de las mujeres empieza cuando el doctor dice: enhorabuena, es una ni?a¡± o ¡°estar en contra de los negros, de las mujeres o practicar cualquier tipo de discriminaci¨®n equivale siempre a lo mismo, ir en contra de la humanidad¡±.
Si a d¨ªa de hoy muchos a¨²n se preguntan si los norteamericanos est¨¢n preparados para que una mujer los gobierne, intenten imaginarse la misma cuesti¨®n a principios de la d¨¦cada de los a?os 70. Cuando una mujer de raza negra, hija de inmigrantes y de familia pobre, tuvo la desfachatez de presentarse como candidata a la Casa Blanca. Como era de esperar, la campa?a no fue f¨¢cil, le vali¨® varios intentos de asesinato, al mismo tiempo que luchaba para que la gente la tomara en serio y las cadenas la incluyeran en los debates televisivos. Chisholm, sin embargo, estaba acostumbrada a la lucha y era una mujer de primeras veces. Fue la primera congresista de color que consigui¨® un esca?o en EEUU, la primera mujer en presentarse como candidata a la presidencia y el primer miembro de raza afroamericana que aspiraba a este mismo puesto. M¨¢s adelante, ella siempre reconoci¨® que durante su ¨¦poca en la pol¨ªtica ¡°sufr¨ª m¨¢s discriminaci¨®n por ser mujer que por ser negra. Los hombres son siempre hombres¡±.
Cuando solo contaba con tres a?os de edad, Shirley dej¨® Nueva York y se fue a vivir con su abuela en una granja de Barbados. All¨ª recibi¨® gran parte de su educaci¨®n primaria, pero cuando cumpli¨® los diez regres¨® a la Gran Manzana. Eran los a?os de la Gran Depresi¨®n (1929-1939) y la vida no fue f¨¢cil para los Chisholms. Aun as¨ª, la peque?a asisti¨® a escuelas p¨²blicas y obtuvo becas de varias universidades prestigiosas, pero tuvo que rechazarlas al no poder pagarse el alojamiento y la comida. Con el t¨ªtulo de maestra trabaj¨® en guarder¨ªas y escuelas, al mismo tiempo que empez¨® a interesarse por la pol¨ªtica y sumarse al partido dem¨®crata. En 1969 alcanz¨® un esca?o en la c¨¢mara de representantes. Desde entonces se erigi¨® en portavoz y defensora de las mujeres, las minor¨ªas y los que contaban con menos recursos. Lleg¨® incluso a cuestionar el sistema de la C¨¢mara, ¡°nuestra democracia representativa no funciona porque el Congreso, que se supone que tiene que representar a los votantes, no responde a sus necesidades¡±. Algo que hoy, sin duda, le habr¨ªa valido el calificativo de anti sistema.
La primera vez que pis¨® el Congreso sus compa?eros le preguntaron, ??qu¨¦ piensa tu marido de todo esto??. M¨¢s adelante, ?su intento de llegar a la Casa Blanca la catapult¨® a la fama, pero no por ser la candidata dem¨®crata, sino por su raza y sexo. Algo que ella lamentaba, ?suena est¨²pido como motivo para ser famosa. En una sociedad justa y libre ser¨ªa est¨²pido. Pero creo que nuestra sociedad no es ni justa ni libre?.
Las preocupaciones de Chisholm como congresista eran variadas pero siempre iban dirigidas a los m¨¢s desfavorecidos. Luch¨® para que los trabajadores dom¨¦sticos recibieran subsidios, para mejorar los derechos de los inmigrantes, para que la educaci¨®n llegara a todas las ¨¢reas de la poblaci¨®n, para que las escuelas pudieran proporcionar almuerzo a sus alumnos o para establecer un organismo de protecci¨®n del consumidor, que velara tambi¨¦n porque los productos cumplieran las normativas sanitarias. Otro de sus logros fue conseguir lo que se llam¨® The Special Supplemental Nutrition Program for Women, Infants and Children, que ayudaba a las mujeres embarazas y con pocos medios.
Las elecciones presidenciales de 1972 tra¨ªan una importante novedad. Al rebajarse la mayor¨ªa de edad de 21 a 18 a?os, un gran n¨²mero de j¨®venes se incorporaban a las urnas. El lema de campa?a de Chisholm era Unbossed and Unbought, algo as¨ª como Ni dominados ni comprados, que luego dio t¨ªtulo a un libro con sus memorias. Un eslogan probablemente demasiado fuerte, incluso para los rebeldes a?os 70. Pero si Shirley lo ten¨ªa dif¨ªcil con el electorado conservador, que ve¨ªa como una broma de mal gusto que un miembro de la raza negra, que hasta hace poco no pod¨ªa compartir determinados espacios con los blancos, se presentara a la presidencia; tampoco cont¨® con el apoyo de los de su mismo entorno. Los l¨ªderes afroamericanos observaban con mucho recelo el fomento de la participaci¨®n de mujeres de color en la pol¨ªtica. La mayor¨ªa de ellos no apoyaron su campa?a.
En su discurso de presentaci¨®n como aspirante a la presidencia Shirley, gran oradora, dijo: ¡°no soy la candidata de la gente de color, a pesar de que yo soy negra y estoy orgullosa de serlo. No soy la candidata de la lucha por los derechos de las mujeres, aunque soy mujer y estoy igualmente orgullosa de serlo (¡) Estoy aqu¨ª para representar al pueblo americano (¡) Estoy aqu¨ª para repudiar la rid¨ªcula noci¨®n de que los americanos no votar¨¢n por alguien cualificado, simplemente porque no es blanco o porque no es un var¨®n (¡). No creo que en 1972 la mayor¨ªa de los votantes mantengan todav¨ªa esos peque?os y mezquinos prejuicios¡±.
Pero la realidad demostr¨® que la mentalidad de otras d¨¦cadas todav¨ªa segu¨ªa vigente.¡°La pr¨®xima vez que una mujer, un negro, un jud¨ªo o cualquiera que pertenezca a un grupo que el pa¨ªs no est¨¢ preparado para elegir se presente a presidente, creo que se le tomar¨¢ m¨¢s en serio desde el principio, porque alguien lo hizo primero¡±, confesaba Shirley en su libro The Good Fight.
Feminista, pacifista (critic¨® mucho la guerra de Vietnam y el gasto que se estaba haciendo en esa empresa, en vez de dedicarlo a otras cuestiones m¨¢s cruciales), con preocupaciones sociales, preparada y negra. Sin duda, la candidata era una combinaci¨®n demasiado trasgresora para la ¨¦poca, e incluso para hoy. ¡°No tengo intenci¨®n de limitarme a sentarme y observar. Mi plan es hablar alto y de inmediato para centrarse en los problemas de la naci¨®n¡±, dijo en otro de sus discursos. Shirley continu¨® siendo congresista hasta 1982, a?o en que volvi¨® a su trabajo de maestra. Muri¨® en el 2005 a los 80 a?os. No sabemos c¨®mo hubiera reaccionado, de seguir viva, al saber que un tipo como Donald Trump puede llegar a ser presidente de los Estados Unidos. Su comentario hubiera resultado sumamente interesante.
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