La hipercomercializaci¨®n del movimiento LGTBI ya es un hecho: ?Y ahora qu¨¦?
El merchandising arco¨ªris lo invade todo y se hace necesario analizar si hemos convertido este d¨ªa en un acto reivindicativo o en una fiesta de consumo m¨¢s.
Las celebraciones en torno al orgullo de estos d¨ªas suponen un buen momento para reflexionar sobre los logros, demandas pendientes y filosof¨ªas dentro del colectivo LGTBIQ. El v¨ªdeo que casi todos ustedes habr¨¢n visto, donde se amenaza a un individuo con hacerle ¡®heterosexual a hostias¡¯, se le insulta y se presupone su orientaci¨®n sexual solo por su vestimenta, es tambi¨¦n otro punto de partida para este art¨ªculo; al igual que el auge que viven en los ¨²ltimos tiempos las terapias de reconversi¨®n de g¨¦nero, destinadas a ¡®curar¡¯ la homosexualidad, y que han entrado en el debate p¨²blico, explicando su metodolog¨ªa y planteamientos.
Hace unas semanas, en el Reino Unido, este movimiento fue tambi¨¦n trending topic gracias a un s¨¢ndwich LGTB que lanz¨® la cadena de supermercados Marks & Spencer. El emparedado ven¨ªa en un envoltorio con la bandera arco¨ªris y conten¨ªa lechuda, guacamole, tomate y bacon (de ah¨ª su nombre). Nada nuevo, ya que con motivo del D¨ªa del Orgullo no pocas marcas sacan helados, camisetas, biquinis y cualquier cosa susceptible de llevar la bandera gayfriendly. ?Hemos convertido este d¨ªa en un acto reivindicativo o en una festividad m¨¢s, donde lo importante es consumir?, ?el capitalismo, que todo lo fagocita, ha mercantilizado tambi¨¦n las demandas de este nicho de consumidores, al que trata de satisfacer?
Estas y otras preguntas se hac¨ªa el periodista Owen Jones en un art¨ªculo de The Guardian, donde subrayaba, ¡°desde el Brexit a Donald Trump, hay un sentimiento entre la gente joven de que sus valores han sido superados, sus actitudes sobre casi todo, desde el multiculturalismo al feminismo o al movimiento LGTBQ se han mercantilizado m¨¢s r¨¢pidamente que en generaciones anteriores. La rabia y la privaci¨®n de los derechos de una parte la sociedad est¨¢n ah¨ª para ser monetarizados. Y el s¨ªmbolo de esto es un anuncio de Pepsi, donde un grupo de gente est¨¢ manifest¨¢ndose frente a la polic¨ªa, hasta que llega la modelo Kendall Jenner y relaja la tensi¨®n ofreciendo una Pepsi a un oficial¡±. El spot no pas¨® desapercibido sino que gener¨® muchas cr¨ªticas y comentarios en las redes. Bernice King, la hija de Martin Luther King, subi¨® una foto de su padre frente a las autoridades junto con la frase: ¡°?Si mi padre hubiera sabido del poder de una Pepsi!¡±. La marca de refrescos explic¨®, primero, que el esp¨ªritu del anuncio era un mensaje de paz, unidad y entendimiento; para m¨¢s tarde retirarlo y pedir disculpas ya que su intenci¨®n no era frivolizar temas importantes.
?Nos estamos poniendo demasiado serios cuando criticamos un s¨¢ndwich LGTB, en vez de tomarlo a broma, cuando muchas escuelas del mundo reciben protestas por ense?ar sexualidades distintas, m¨¢s all¨¢ de la heteronormatividad? Para Owen Jones existe lo que se llama ¡®clictivismo¡¯, ¡°un fen¨®meno bien documentado en donde la gente hace clic en una petici¨®n online y piensa que ya ha hecho su trabajo, sin tener un impacto en el mundo. Algo similar podr¨ªa pasar aqu¨ª. Compras un s¨¢ndwich LGTB, te sientes bien contigo mismo y eso act¨²a como sustituto de la lucha contra la homofobia, que todav¨ªa existe en la sociedad inglesa¡±.
Lo que empieza a llamarse ¡®capitalismo rosa¡¯ puede tambi¨¦n producir la sensaci¨®n de que los derechos por los que se ha luchado tanto tiempo ya est¨¢n conseguidos y ahora solo queda relajarse y celebrar (ya sea con una Pepsi o un s¨¢ndwich). Qu¨¦ se lo digan a los homosexuales que han colgado en los pa¨ªses ¨¢rabes; a los gays o lesbianas mexicanos, que han pasado por un centro de reconversi¨®n; o a los transexuales, que deben hormonarse y seguir un largo protocolo m¨¦dico para poder figurar en los registros como tales.
La publicidad puede ayudar a visibilizar
Mar¨ªa Jes¨²s M¨¦ndez es directora y creadora de M¨ªrales una revista para mujeres lesbianas que cumple 10 a?os y de Oveja Rosa, otra que cre¨® en 2013 sobre familias y amor homosexual. ¡°Es obvio que las marcas est¨¢n intentando captar este mercado, que supone entorno al 15% del gasto mundial, pero tambi¨¦n es verdad que muchas mantienen un cierto compromiso, se arriesgan y hasta pierden clientes, como es el caso de una empresa de telefon¨ªa m¨®vil chilena, Wom, que lanz¨® una campa?a con dos chicos gays, en un pa¨ªs donde la homofobia es muy alta. De hecho, fue muy controvertida y muchos clientes se fueron¡±, se?ala M¨¦ndez, quien contin¨²a, ¡°Ikea sac¨® tambi¨¦n una colcha con los colores de la bandera arco¨ªris en Italia e hizo un concurso en el que a la pareja homosexual ganadora se le pagaba la boda y la luna de miel. Hay que tener en cuenta que todav¨ªa hay mucha gente a la que esta tolerancia no le gusta y puede sentirse molesta con la marca¡±.
Esta periodista y lesbiana prefiere centrarse en los aspectos positivos del inter¨¦s publicitario en los colectivos LGTBIQ. ¡°Todo lo que ayude a visibilizar a estas personas est¨¢ bien, como un cat¨¢logo de Leroy Merlin, en el que sal¨ªa una pareja de gays, o un anuncio que sac¨® la marca de coches Hyundai en Per¨², en el que aparec¨ªa una pareja de lesbianas el d¨ªa de su boda (felices y no cabreadas ni traumatizadas, como casi siempre se nos ha retratado). S¨¦ que hay otras teor¨ªas m¨¢s cr¨ªticas con estos mensajes y las respeto, pero yo quiero vivir en sociedad, ir con mi chica del brazo y poder darle un beso en p¨²blico, rellenar el formulario del colegio de mi hijo y poder poner que no tiene una mam¨¢ y un pap¨¢ sino dos mam¨¢s. Cuando empec¨¦ con mi primera revista en Espa?a, todo esto era muy raro y me ve¨ªan como una extraterrestre, y ahora celebro que ya no sea as¨ª¡±.
Solo los cambios profundos pueden garantizar los derechos
Dentro del colectivo LGTBIQ, no todas las letras est¨¢n en igualdad de condiciones, y la comunidad trans es todav¨ªa una de las m¨¢s vulnerables y estigmatizadas. Mar Cambroll¨¦, mujer trans y Presidenta de la Federaci¨®n Plataforma Trans en Espa?a, es una activista hist¨®rica que empez¨® la lucha en los a?os 70. ¡°El activismo es esencial, porque la sociedad no te regala nada y todo se consigue con mucho esfuerzo (el voto femenino, la abolici¨®n de la esclavitud), pero tenemos razones para celebrar porque se ha hecho una aut¨¦ntica revoluci¨®n sin recurrir a la violencia, y porque cuando un grupo social consigue mejorar sus condiciones y derechos eso revierte en la sociedad entera, que se hace m¨¢s justa y se inserta en ella una conciencia y un respeto a la diversidad. La diversidad siempre suma, nunca resta¡±, se?ala Cambroll¨¦.
¡°Dentro del movimiento LGTB hay dos corrientes: la asimilista, que pretende incorporarse al sistema, agradarlo y no cuestionarlo; y otra m¨¢s ambiciosa y cr¨ªtica, que busca transformar de ra¨ªz los pilares de la sociedad heteropatriarcal. Somos muchos los que pensamos que si los derechos de ciertos colectivos nunca pueden estar asegurados al cien por cien (f¨ªjate en el aborto o en la actitud de Trump, Bolsonario o Vox respecto al movimiento LGTB) es porque aunque se hayan conseguido cambios significativos, en el fondo, seguimos asentados sobre una sociedad machista, binaria y racista, que padece de homofobia y transfobia. Por eso el riesgo de volver atr¨¢s siempre est¨¢ ah¨ª, hasta que no haya un cambio profundo, y eso se consigue a trav¨¦s de los movimientos sociales y la educaci¨®n, cambiando los pilares y ense?ando a los j¨®venes que respeten la diversidad cultural, sexual y de g¨¦nero¡±, apunta esta activista trans.
Plataformas Transmaricabollo
En el extremo opuesto al asimilismo, est¨¢n las plataformas trasmaricabollo. Borja Mu?oz Arrastia vive en Bilbao, es sex¨®logo, miembro de la asociaci¨®n Guztiok (en defensa de los derechos LGTB, ¨¦l prefiere suprimir la I de intersexual y la Q de queer) y de Harro! Plataforma Transmaribibollo de Euskal Herria. Mu?oz se define as¨ª mismo como ¡®marica¡¯ y no ¡®gay¡¯ u ¡®homosexual¡¯, ¡°por el car¨¢cter pol¨ªtico de la palabra. Bebemos del t¨¦rmino queer, que originariamente era un insulto, por eso utilizamos palabras como marica o bollera, por oposici¨®n a los procesos de asimilaci¨®n. Se pretende que el colectivo LGTB se normalice, pase a engordar el sistema; y la figura estandarte de este proceso es el gay blanco con poder adquisitivo, que forma familias, que no hace ruido ni molesta, que no tiene pluma, que es discreto y que supone un potente nicho de mercado. ?Pero qu¨¦ pasa con los que no entran en este segmento, con los transexuales o los emigrantes homosexuales sin poder adquisitivo?, ?tienen ellos los mismos derechos?¡±.
Para Mu?oz est¨¢ claro que la lucha LGTB no puede ce?irse solo a los derechos de este colectivo. ¡°Es una lucha transversal que debe coincidir con otras demandas como el feminismo, la ecolog¨ªa, al anticapitalismo, el antifascismo. Porque, adem¨¢s, est¨¢ demostrado que los diferentes sistemas opresivos convergen unos con otros. Los homosexuales o trans est¨¢n m¨¢s perseguidos en los pa¨ªses donde ha existido el colonialismo, donde impera el fascismo o donde campa la cultura machista. La plumofobia no es sino un rechazo a lo femenino, que es todav¨ªa menos permisivo si se da en un hombre. Abogamos tambi¨¦n por el transfeminismo, ya que muchas lesbianas, que en un primer momento huyeron de los movimientos LGTB por ver muchos rasgos machistas en ellos, tampoco se sent¨ªan muy bien entre el feminismo cl¨¢sico, que segu¨ªa con su modelo binario. Y, aunque celebramos el matrimonio igualitario, nos planteamos tambi¨¦n la propia idea de familia (?es solo entre dos?) y los derechos reproductivos de todo el amplio abanico de personas¡±.
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