Hiyab en la pasarela occidental: ?diversidad cultural o estrategia para vender?
Las marcas ¡®mainstream¡¯ se apropian de los c¨®digos de la moda musulmana. ?Quieren abrirse a la diversidad o al inmenso mercado que la acompa?a? Tres especialistas aportan sus opiniones.
Jill d¡¯Alessandro. La conservadora de arte textil de los Museos de Bellas Artes de San Francisco, comisaria de la reciente exposici¨®n Contemporary Muslim Fashions, considera que la presencia de prendas emparentadas con el velo isl¨¢mico en algunas colecciones recientes se puede atribuir ?al gran poder adquisitivo de las mujeres musulmanas? en Oriente Medio y otros lugares del mundo, ?sumado a la emergencia de una consumidora mil¨¦nica y empoderada? de esa misma confesi¨®n. ?Las marcas globales empiezan a reconocer el volumen adquirido por la moda modesta?, apunta D¡¯Alessandro, utilizando una palabra traducible por ?decorosa? o ?recatada?, que sirve para denominar un nicho de mercado cada vez menos marginal. Las fashion weeks dedicadas a la moda musulmana se reproducen en ciudades como Dub¨¢i, Yakarta o Riad, la capital de Arabia Saud¨ª, donde un dise?ador estelar como Jean-Paul Gaultier accedi¨® a desfilar en 2018. ?No se trata solo de una decisi¨®n monetaria. Vivimos en una sociedad global donde el islam es la religi¨®n que crece a mayor velocidad. A lo largo de la historia, la moda ha ido cambiando seg¨²n las necesidades sociales. Eso es lo que sucede hoy con la expansi¨®n de este tipo de opciones?, analiza esta historiadora de la moda.
Su exposici¨®n, que se ha podido ver en San Francisco y Frankfurt a lo largo de este a?o, antes de desembarcar en Nueva York durante la primavera de 2020, refleja la diversidad de esa moda compatible con los c¨®digos musulmanes. ?La interpretaci¨®n de lo decoroso es cambiante y tiene matices en una comunidad que cuenta con 1.500 millones de creyentes en el mundo?, responde D¡¯Alessandro. Para la historiadora, las blogueras e instagramers de confesi¨®n musulmana han sido pioneras a la hora de reclamar productos adaptados a su forma de vestir a las marcas de lujo y a las revistas de moda. ?Abrieron sus blogs porque sent¨ªan que los medios de comunicaci¨®n existentes carec¨ªan de diversidad. Hoy comparten su estilo personal en Internet y llaman la atenci¨®n sobre preocupaciones sociales, de la desigualdad racial al empoderamiento femenino?, se?ala la experta.
Lisa Vogl. La dise?adora estadounidense se convirti¨® al islam en 2011, despu¨¦s de haber trabajado como profesora de ingl¨¦s en Marruecos. Cuatro a?os despu¨¦s, creaba Verona Collection, una firma para mujeres musulmanas que cuenta con un espacio propio en los grandes almacenes Macy¡¯s desde el a?o pasado. ?No creo que esta industria sea nueva. Es solo que las firmas mainstream y los medios de comunicaci¨®n han entendido la importancia de un mercado que mueve 250.000 millones de d¨®lares anuales?, afirma Vogl. Y, seg¨²n los pron¨®sticos m¨¢s optimistas, esa cifra podr¨ªa duplicarse en solo dos a?os. En consecuencia, los grandes grupos no tardan en mover ficha. ?Las marcas que no han logrado adaptarse han vivido un baj¨®n dr¨¢stico de ventas o, en el peor de los casos, han tenido que abandonar el negocio. Lo inclusivo no es solo la opci¨®n correcta, sino que tiene sentido a nivel de mercado?, argumenta Vogl, que saluda que marcas como Nike o Banana Republic hayan lanzado colecciones de hiyabs para consumidoras musulmanas. ?Ya sea por motivos financieros o porque quieren que la moda sea m¨¢s inclusiva, es incre¨ªble ver a los musulmanes mejor representados?, opina Vogl.
Pese a todo, la dise?adora pone en guardia a las firmas que act¨²an por mero oportunismo. ?Resulta obvio cuando la motivaci¨®n de una marca es solo financiera. Algunas han lanzado velos isl¨¢micos sin respetar la forma de vestirlo adecuadamente?, denuncia Vogl. ?El consumidor musulm¨¢n es m¨¢s listo de lo que se cree. Nuestra comunidad sabe ver si una marca ha intentado mercantilizar un s¨ªmbolo religioso. Es necesario que estas marcas busquen un m¨ªnimo asesoramiento si quieren lograr nuestro apoyo total y evitar reacciones negativas?. Vogl cree que el trabajo de todo modisto siempre transmite un mensaje e insta a actuar con responsabilidad. ?La misi¨®n social de nuestra firma es dar confianza a las mujeres y hacer que se sientan orgullosas de su identidad, especialmente en el actual clima pol¨ªtico?, afirma la dise?adora, que cuenta con 650.000 seguidores en Facebook y 120.000 en Instagram.
Marwa Biltagi. Esta influencer de origen palestino e irland¨¦s, conocida en las redes como Mademoiselle Meme, cuenta en su vestuario tantas chaquetas americanas como abayas. Y alterna prendas de marcas como Gucci o Marc Jacobs, quien cubri¨® de pa?uelos las cabezas de todas sus modelos de su colecci¨®n primaveral de 2018, con dise?adoras de Oriente Medio como Madiyah Al Sharqi o Mariam Al Sibai. Para Biltagi, las redes sociales han tenido un rol fundamental en la expansi¨®n de esta moda compatible con el islam. ?Han dado espacio a una mayor representaci¨®n de distintos ideales de belleza. Por fin se ha observado el velo isl¨¢mico como una prenda de moda y no solo como un s¨ªmbolo religioso?, considera la bloguera. ?El #MeToo tuvo que ver con eso, pero la presencia de influencers que luc¨ªan el velo en las semanas de la moda y ten¨ªan un seguimiento fuerte en Internet ya empez¨® a cambiar las cosas hacia 2014?.
Desde ese a?o, firmas como Dolce & Gabbana, Tommy Hilfiger, Oscar de la Renta o DKNY crearon colecciones espec¨ªficas para el Ramad¨¢n. A la vez, un gigante del retail como la cadena japonesa Uniqlo se asoci¨® en 2015 con la dise?adora Hana Tajima, anglojaponesa convertida al islam, para desarrollar prendas aptas para la consumidora musulmana. Biltagi saluda esa apertura, pero alerta contra el peligro de la apropiaci¨®n cultural. ?No siempre se tiene en cuenta lo que queremos ni se presentan las prendas de manera no ofensiva?, considera la influencer. ?Por ejemplo, el velo isl¨¢mico requiere un contexto. De lo contrario, puede parecer una erotizaci¨®n de una prenda que muchos consideran religiosa?, se?ala Biltagi, denunciando que algunas colecciones recientes parec¨ªan dirigidas a llamar la atenci¨®n m¨¢s que a provocar un cambio real.
?El acoso y las dificultades a las que se enfrentan las musulmanas que llevan el velo es ignorado cuando la moda lo utiliza como un simple accesorio o disfraz. Ese pedazo de tela viene cargado de prejuicios sociales. Biltagi, en una referencia velada a la portada de Kaia Gerber en el ¨²ltimo Vogue brit¨¢nico, donde aparece con la cabeza cubierta por un fular de reminiscencias isl¨¢micas, se pregunta hasta d¨®nde debe llegar esa glamurizaci¨®n y c¨®mo debe ser interpretada. ?La moda de Occidente se est¨¢ apropiando de una prenda perteneciente a un grupo discriminado y marginado por la propia cultura y sociedad occidentales?, concluye. El debate sigue abierto.
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