La Biblioteca de Mujeres de Madrid de la que nadie habla
Entre sus 30.000 ejemplares hay libros, revistas, ¡®tebeos de mujeres¡¯, carteles, chapas y documentos del Movimiento Feminista. Hablamos con sus fundadoras sobre un proyecto did¨¢ctico y necesario para combatir la lacra del machismo en nuestro pa¨ªs.
Cuando las m¨¢s nost¨¢lgicas buscan en internet fotograf¨ªas de aquellas mujeres que durante los a?os 60 lucharon por conquistar los derechos que ahora nos resultan fundamentales, la mayor¨ªa no imagina que aquellos no solo fueron a?os fruct¨ªferos para los movimientos sociales capitaneados por las minor¨ªas en Estados Unidos. En nuestro pa¨ªs, a pesar de que la dictadura dificultaba la puesta en marcha de cualquier proyecto cultural o pol¨ªtico ¨Cy, mucho menos, de corte progresista¨C, surgieron propuestas tan necesarias e invisibilizadas por las instituciones como la Biblioteca de Mujeres de Madrid.
En 1985, casi una d¨¦cada despu¨¦s de que el dictador falleciese, Marisa Mediavilla inici¨® un proyecto que llevaba a?os gest¨¢ndose entre las filas del Movimiento Feminista. ¡°En esa ¨¦poca las mujeres empez¨¢bamos a cuestionarnos determinados comportamientos sociales. Pero necesit¨¢bamos informaci¨®n y esta era dif¨ªcil de localizar en las instituciones p¨²blicas. Como yo era bibliotecaria pens¨¦ que ser¨ªa buena idea poner en marcha una Biblioteca de Mujeres para atesorar lo que otras bibliotecas no guardaban y as¨ª crear un archivo con lo que generaba el Movimiento Feminista de Madrid¡±, recuerda Mediavilla.
Meses despu¨¦s de que los primeros libros comenzasen a catalogarse y ordenarse en un armario de la peque?a sede de la calle Barquillo (que manten¨ªa en alquiler el Instituto de la Mujer) entra en escena Lola Robles. La activista, fil¨®loga y escritora de literatura fant¨¢stica lleg¨® por casualidad al proyecto pero enseguida se sienti¨® c¨®moda y permaneci¨® junto a su fundadora hasta el a?o 2002. ¡°Marisa llevaba mucho tiempo con la idea en la cabeza. En su casa ten¨ªa bastantes libros que hab¨ªa estado reuniendo, as¨ª que decidi¨® coment¨¢rselo al Grupo de Mujeres Feministas Independientes de Madrid, con tan mala suerte que al poco tiempo este colectivo se disolvi¨®, las integrantes abandonaron el proyecto y Marisa se qued¨® sola frente a ¨¦l¡±, relata Robles. Mediavilla tambi¨¦n recuerda el ilusionante comienzo. ¡°Fuimos ocupando casi todas las paredes con estanter¨ªas hasta que nos trasladamos al Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid, en la calle de Villaamil, en el distrito de Tetu¨¢n. Firmamos un convenio de diez a?os, desde 1997 hasta 2007, pero en al a?o 2005 el Consejo se traslad¨® a otro espacio en el que no cab¨ªan los ejemplares, as¨ª que nos dijeron que deb¨ªamos desalojar el local¡±, se lamenta.
La memoria hist¨®rica de las mujeres
Durante sus inicios la Biblioteca era una asociaci¨®n no lucrativa y de ¨¢mbito local, circunscrita a la comunidad de Madrid, pero en 1991 pas¨® a ser competencia del Estado. ¡°De esa manera pod¨ªamos acceder a peque?as subvenciones del Instituto de la Mujer. Durante algunos a?os recibimos cantidades de dinero ¨Csiempre peque?as¨C para comprar libros y realizar actividades de difusi¨®n de la historia y la literatura de las mujeres mediante conferencias y talleres, pero nosotras nunca cobramos nada. Durante todo este tiempo tuvimos muchas colaboradoras eventuales y fijas; mujeres espa?olas o extranjeras que ven¨ªan a la biblioteca y se ofrec¨ªan para ayudarnos en cualquier tarea. Tambi¨¦n hab¨ªa estudiantes de biblioteconom¨ªa. A veces acud¨ªan durante algunos meses y otras durante a?os; en ocasiones un d¨ªa en concreto, otras veces cuando pod¨ªan. Fueron muchas y todas contribuyeron a este proyecto¡±, contin¨²a Robles.
Con el paso de los a?os y despu¨¦s de mucho esfuerzo, Marisa y Lola consiguen contratar a una trabajadora a media jornada para que las ayude. ¡°A las conferenciantes y talleristas se les pagaba, pero ni las fundadoras ni las colaboradoras cobramos nunca; es m¨¢s, pag¨¢bamos una cuota como socias. Marisa adem¨¢s compraba bastantes libros con su dinero y se ocupaba de su selecci¨®n, adquisici¨®n, catalogaci¨®n y clasificaci¨®n; yo de la gesti¨®n administrativa y econ¨®mica de la asociaci¨®n y de las actividades culturales (conferencias, talleres de fomento de lectura¡). Pero al final todas hac¨ªamos un poco de todo¡±, rememora Robles.
Aunque cualquier biblioteca es necesaria, esta trasciende el ¨¢mbito documental e informativo porque contribuye a eliminar (y hacer m¨¢s visibles) los comportamientos machistas de nuestra sociedad. Lo desarrolla Robles. ¡°Aqu¨ª se conserva nuestra memoria: la historia de las mujeres, nuestra literatura y la teor¨ªa feminista. Durante mucho tiempo, estos asuntos se trataban de manera secundaria y muchas veces eran ignorados y silenciados. Sin esa invisibilidad, ese ocultamiento y ese menosprecio, la existencia de esta biblioteca o el feminismo en s¨ª mismo no tendr¨ªa sentido¡±. Su cofundadora sostiene que siempre ha existido una corriente negacionista que clama que el patriarcado no existe y que ya hemos alcanzado la igualdad entre hombres y mujeres. ¡°Algunos tambi¨¦n dicen que deber¨ªa fundarse una biblioteca sobre hombres. Sin embargo, estas siempre se han centrado en ellos: en sus libros, sus creaciones y sus intereses¡±, reivindica Robles. La visibilizaci¨®n del trabajo de las mujeres y su participaci¨®n en cualquier sociedad y ¨¦poca es la principal finalidad de este proyecto.
Pero, a pesar del ingente trabajo que por amor a los libros y al feminismo se realiza desde hace m¨¢s de 30 a?os, son pocas las personas que saben que entre sus paredes descansa un important¨ªsimo fondo de literatura espa?ola escrita por mujeres en el siglo XX, en especial durante el franquismo, y que han visitado investigadoras de muchos lugares. ¡°Esta biblioteca, por su origen, contenido, objetivos y fines, es diferente del Centro de Documentaci¨®n del Instituto de la Mujer o de otros organismos oficiales. Las Bibliotecas de Mujeres que hay en otros pa¨ªses europeos como Italia, Francia, Reino Unido y Holanda tienen en com¨²n que todas has sido creadas por mujeres o grupos de mujeres, y no por instituciones oficiales¡±, cuenta su fundadora.
La de Madrid atesora obras anteriores a 1936, que se pueden consultar aqu¨ª. En la colecci¨®n de c¨®mics hay ejemplares de Salom¨¦, Carmencita o Amor Ye-Ye (desde los a?os 40 a los a?os 80) que son muy dif¨ªciles de encontrar; revistas feministas publicadas en todo el mundo y preciosos carteles vintage que celebran el D¨ªa de la Mujer Trabajadora.
Aunque Mediavilla reconoce que le resulta complicado decantarse por algunos de sus vol¨²menes favoritos ¨Cporque para ella todos son joyas¨C confiesa una especial predilecci¨®n por los del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. ¡°Hoy en d¨ªa no podr¨ªa conseguir muchos de los libros que encontr¨¦ en el siglo pasado y que ahora integran esta colecci¨®n, en la que tambi¨¦n hay otros materiales como sellos, calendarios o agendas¡±. Y aunque podr¨ªa resultar antag¨®nico, en este espacio tambi¨¦n podemos encontrar textos mis¨®ginos que denigran a la mujer. Mediavilla explica su motivaci¨®n a la hora de integrarlos en la Biblioteca. ¡°Son necesarios porque hay que conocer el origen y el porqu¨¦ de tanta discriminaci¨®n y ensa?amiento contra las mujeres. Si los varones no hubiesen dicho (y siguen haci¨¦ndolo) que somos seres inferiores, que nuestro cerebro es m¨¢s peque?o, que nuestra ¨²nica misi¨®n en el mundo es ser madres, que somos objetos sexuales y otra serie de florilegios como estos, no tendr¨ªamos que seguir peleando por nuestros derechos¡±.
Un futuro incierto (pero optimista)
Pero en ocasiones la ilusi¨®n y el trabajo desinteresado no es suficiente. Y en la actualidad el archivo se encuentra m¨¢s desprotegido que nunca. ¡°En el a?o 2006 tuvimos que donar la Biblioteca al Instituto de la Mujer para evitar su desaparici¨®n porque la Comunidad de Madrid nos oblig¨® a desalojar el espacio de la calle Villaamil donde est¨¢bamos alojadas. Despu¨¦s de diversas vicisitudes, desde enero de 2012, esta se encuentra en el Museo del Traje, situado en la Avenida Juan de Herrera, 2. No obstante sigo reuniendo libros, que luego paso al Instituto de la Mujer para que all¨ª los incorporen al cat¨¢logo automatizado. Tambi¨¦n voy a librer¨ªas, a ferias de libros viejos y al Rastro. Durante los inicios sol¨ªamos incorporar sobre unos mil libros al a?o¡±, se lamenta su fundadora.
Mediavilla, que acaba de recibir el Premio Leyenda del Gremio de Libreros de Madrid por su ¡°apasionada e incansable b¨²squeda del legado literario de las mujeres¡± cree que nunca se debe perder la esperanza y asegura que jam¨¢s ha pensado en rendirse. Su principal deseo es que este espacio se mantenga abierto y se convierta en una herramienta en beneficio del conocimiento y el bienestar social de todos. ¡°Sigo trabajando para la Bibilioteca de Mujeres y pele¨¢ndome para conseguir un espacio propio con personal especializado y recursos econ¨®micos adecuados para su funcionamiento. Junto con Ricarda Folla ¨Cuna compa?era tambi¨¦n jubilada¨C, hemos acabado, despu¨¦s de 4 a?os de trabajo, el ¡®Tesauro de mujeres¡®, un instrumento necesario para clasificar e indizar documentos en toda biblioteca o centro de documentaci¨®n¡±.
Robles, que en la actualidad se dedica a escribir y a realizar un activismo feminista, pacifista y queer, asegura que tampoco se ha olvidado de la Biblioteca. ¡°Como la gente no sabe que la Biblioteca est¨¢ all¨ª, hay muy pocas consultas, a pesar de estar muy cerca de la Ciudad Universitaria. De hecho, creo que ser¨ªa magn¨ªfico que los estudiantes pudiesen consultarla para hacer sus trabajos; as¨ª como investigadores y cualquier otra persona que est¨¦ buscando libros que no puede localizar en ning¨²n otro lugar. Es un aut¨¦ntico tesoro que se ha donado a una instituci¨®n p¨²blica y que ha quedado olvidado por completo. Habr¨ªa que lograr que la gente conociera su ubicaci¨®n actual para que se se le diese uso. De lo contrario, es dif¨ªcil que tenga apoyo p¨²blico. A largo plazo, lo ideal ser¨ªa que tuviera un espacio propio, accesible, con personal a su cargo especializado en el tema, y que los libros pudieran ser consultados f¨¢cilmente. En la actualidad, para acceder a los fondos, debemos solicitar el libro a trav¨¦s de la p¨¢gina web del Instituto de la Mujer e ir d¨ªas despu¨¦s a consultarlo¡±.
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