La hora del populismo est¨¦tico
Las primeras damas de Nicaragua y Zimbabue usan la moda en su lucha para suceder a sus maridos en el poder.
No dejan indiferente. Ni en sus pa¨ªses ni fuera de ellos. ?El papel de una primera dama no est¨¢ definido en el orden pol¨ªtico-jur¨ªdico. Es protocolario. Pero algunas desempe?an un rol de primer orden?, plantea Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª, consultor pol¨ªtico. Rosario Murillo, de Nicaragua, y Grace Mugabe, de Zimbabue, personifican el fen¨®meno. Ambiciosas, altaneras y coquetas, la rumorolog¨ªa las precede: de ambas se afirma que suceder¨¢n a sus maridos. Y el atuendo forma parte de su estrategia. ?Cada imagen y mensaje suyo es pol¨ªtica?, insiste el experto.
Peng Liyuan, mujer del mandatario chino junto a Michelle Obama. Suele vestir de Ma Ke, la modista m¨¢s cool de China.
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Sus lenguajes est¨¦ticos est¨¢n a a?os luz. A Grace ¨Cde 49 a?os, 41 menos que su marido, Robert¨C se la conoce como Gucci Grace y Primera compradora. ?Tambi¨¦n como pu?o de hierro en guantes de terciopelo. Agredi¨® a un fot¨®grafo cuando iba de compras en 2009, y un a?o antes, mientras su marido asist¨ªa a la cumbre alimentaria de la FAO en Roma, se la vio comprando en tiendas de lujo?, rememora Pilar de la Pe?a, corresponsal de Onda Cero en Johannesburgo. Vestidos con estampados africanos con la imagen de su marido, pa?uelos folcl¨®ricos¡ ?Escoge telas locales y dise?os caros. Y el pueblo se identifica, aunque no pueda permit¨ªrselos. Tambi¨¦n explota la moda con su l¨ªnea House of Gushungo, con la que llena m¨ªtines de camisetas del partido?, informa De la Pe?a. El estipendio es astron¨®mico. Gracelands, su mansi¨®n, cost¨® 23 millones de d¨®lares y su medio de transporte es un jet que perteneci¨® a Hugh Hefner, el jefe de Playboy.
Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, es m¨¢s hippy. Decenas de sortijas, pulseras y pendientes; togas multicolor y melena al viento. ?Fue poeta en los 80; se cree cool, adora a Yoko Ono e imita sus lentes y la onda de paz y amor?, afirma Carlos Salinas, corresponsal de El Pa¨ªs en Managua. A ?la compa?era? ¨Cas¨ª se la conoce¨C, la han apodado la chamuca. ?Es una forma de decir bruja. Su esoterismo le ha valido el apodo: mezcla creencias mayas con dogmas cat¨®licos. Sus discursos son cursis, conservadores, con menciones a Dios?, detalla Salinas.
Nadine Heredia, de Per¨², junto a su esposo Ollanta Humala. Ha cambiado los jeans por trajes de modistos de su pa¨ªs. Su vestuario se analiza en revistas y blogs cada d¨ªa.
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Guti¨¦rrez-Rub¨ª puntualiza: ?En Latinoam¨¦rica, la religi¨®n no se cuestiona. Adaptar el lenguaje a la sociedad a la que representas es astuto?. Pero a Murillo, de 63 a?os, se le resiste el favor popular. ?Su hija acus¨® a Ortega de abusos sexuales y ella defendi¨® al marido, quien la convirti¨® en n¨²mero dos. No tiene escr¨²pulos. Con la moda, se esfuerza en conectar con el pueblo, pero es muy estramb¨®tica¡ Y en este pa¨ªs machista, a quien se quiere es al Comandante, a Ortega?.
Parece un personaje de Cien a?os de soledad. ?Gabo se qued¨® corto. Resume el realismo m¨¢gico, la sed de poder, la corrupci¨®n y lo ins¨®lito. Mand¨® instalar una pista de hielo en Managua, ?ciudad tropical de 35 grados!, para que los pobres conocieran el hielo?, a?ade Salinas.
Mehriban Aliyeva, esposa del presidente de Azerbaiy¨¢n. Seg¨²n Wikileaks, es c¨¦lebre por los retoques de cirug¨ªa y sus vestidos fashion.
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Con c¨®digos distintos, estas primeras damas coinciden en el fondo. Ambas persiguen el poder y, en su lucha, se sirven de la figura del ?matrimonio pol¨ªtico?. ?Se comportan como coaches de sus maridos y lanzan este mensaje: Quien construye una familia, puede levantar un pa¨ªs?, dice Guti¨¦rrez-Rub¨ª. La t¨¢ctica abre puertas. Grace figura en las quinielas como pr¨®xima mandataria: en agosto se hizo l¨ªder de la Liga de mujeres del partido gubernamental. ?Tras 35 a?os con Mugabe, es dif¨ªcil que no gane¡?, vaticina De la Pe?a. En Nicaragua, se rumorea que Ortega est¨¢ enfermo. ?Si es cierto, el pleito por el poder en el partido ser¨¢ terrible. Murillo tiene sus ambiciones, pero sabe que cuenta con detractores. Tal vez aspire a que uno de sus hijos sea presidente?, razona Salinas.
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