La industria de la moda ?clave en la reelecci¨®n de Obama?
La moda se revela como uno de los sectores con m¨¢s peso en la financiaci¨®n de la campa?a presidencial.
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Moda y Obamas no solamente van de la mano gracias al gusto de la primera dama. Seg¨²n datos publicados recientemente por la Comisi¨®n de Elecciones Federales -la agencia reguladora independiente que se encarga de divulgar la recaudaci¨®n y los gastos de fondos en las elecciones, adem¨¢s de determinar sus restricciones y fijar el techo de financiamiento p¨²blico?de las campa?as presidenciales con el fin de evitar abusos- de los 435,160 d¨®lares (331,242.09 euros) inyectados por el sector moda en la carrera hacia la Casa Blanca, Barack Obama se ha "embolsado" el 53,9 % del total o lo que es lo mismo 234,600 d¨®lares (178,585.51 euros)?donados a la causa dem¨®crata por empresas como Target, Macy¡¯s, Gap, Abercrombie & Fitch, Est¨¦e Lauder, J.C Penney, Levi Strauss, Liz Claiborne, Urban Outfitters, Neiman Marcus, Nike, Kohl¡¯s o Ralph Lauren. Entre otros.
Esto no quiere decir que las grandes cadenas o los ejecutivos de marcas de lujo no avalen a los republicanos (Mitt Romney, cuya candidatura en la contienda electoral de lado republicano est¨¢ cantada, se beneficiar¨¢ de un 45,9 % de los cuatrocientos y pico mil d¨®lares) pero s¨ª demuestra que Obama es el candidato m¨¢s mimado por la industria desde el inicio de campa?a (por encima de todos los aspirantes republicanos) y visto el bolsillo privilegiado de Romney el pellizco es un valioso empuj¨®n de cara a la reelecci¨®n.
Tommy Hilfiger, Tory Burch o Michael Kors, sin embargo, le han vertido sus contribuciones (estimadas en unos 5000 d¨®lares m¨¢s o menos) personalmente al actual presidente y creadores como Derek Lam, Thakoon, Marc Jacobs, Prabal Gurung o Proenza Schouler han puesto su granito de arena participando el la iniciativa Runway To Win, lanzada el pasado febrero y fuertemente criticada por los republicanos como ya apunt¨® Andrea Aguilar en su momento. Estos llegaron a cuestionar su legalidad aduciendo que las firmas de ropa implicadas estaban utilizando a sus empleados para apoyar iniciativas pol¨ªticas solamente v¨¢lidas desde el voluntariado.
La ley americana que regula la financiaci¨®n de campa?as permite desde 1976?que, por ejemplo, los artistas, act¨²en gratis para los presidenciables siempre que los costes de desplazamiento y dem¨¢s se incluyan como gasto en las campa?as. En el caso del merchandising pro-Obama, ¨¦ste se estaba produciendo a cuenta de las empresas simpatizantes por lo que a ojos de los republicanos deber¨ªa haber computado individualmente, por trabajador, como contribuci¨®n independiente.
Legalismos aparte, una de las razones por las que esta industria es m¨¢s del dirigente dem¨®crata que del futuro candidato republicano tiene que ver, seg¨²n recoge WWD por voz de un profesor de pol¨ªtica econ¨®mica de la Universidad de Maryland, con que ¨¦sta se concentra en Nueva York y Los Angeles, bastiones tradicionalmente "de izquierdas".
La moda se adelanta claramente a sectores como la industria cinematogr¨¢fica (por mucho que se esmere George Clooney en montar sorteos entre ciudadanos de a pie), el ¨¢mbito tecnol¨®gico y algunos segmentos de Wall Street y en contra de lo que pueda parecer, el apoyo manifiesto de Michelle Obama a los j¨®venes creadores americanos (as¨ª como la debilidad que sienten por ella Anna Wintour o Diane Von Furstenberg) no se traduce a nivel econ¨®mico en las altas esferas sino que influye en las aportaciones menores a t¨ªtulo individual. Esto es, seg¨²n expone Sheila Krumholz, directora ejecutiva del Center for Responsive Politics, porque los gestos del votante ordinario responden a convicciones personales m¨¢s que a medidas pol¨ªticas determinadas.
Vamos, que son los ciudadanos de a pie los que confraternizan de coraz¨®n con la postura fashionista de la primera dama; a los dise?adores consolidados lo que les mueve principalmente son aquellas medidas que puedan beneficiarlos.
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