?La izquierda no puede vestir bien?
Coco Chanel, Vivianne Westwood, Miuccia Prada o Kabakubo ejemplifican la volundad de alejar la moda del sector conservador.
Convirti¨® la sencillez y la comodidad de la est¨¦tica del pobre en un lujo para la ¨¦lite. Sin m¨¢s armas que sus ideas, por primera vez en la historia, puso de moda la piel bronceada del campesino, las camisas y los abrigos de los marineros, tejidos considerados hasta entonces bastos e indecentes como el tweed¡ ¡°Si las joyas son signo de algo abstracto -dijo defendiendo la bisuter¨ªa frente a la joyer¨ªa¡ª, lo son de la bajeza, de la injusticia o de la vejez; las joyas muy valiosas las asocio a las arrugas, a las carnes fl¨¢cidas de las se?oras mayores, a los dedos huesudos, a la muerte, a los testamentos, a los notarios.¡± Sin embargo, la URSS no abraz¨® los dise?os de Coco Chanel hasta los a?os cincuenta y para entonces, tanto el r¨¦gimen comunista como el petit robe noir hab¨ªan dejado de ser revolucionarios.
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Chanel fotografiada en su casa,Villa La Pausa in Roquebrune, en 1930 junto a su perro Gigot.
Cordon Press
Adelant¨¢ndose al Mayo Franc¨¦s, en 1966, un argelino hizo toda una declaraci¨®n de intenciones al instalar su boutique en la zona bohemia y combativa de Par¨ªs, la Rive Gauche. Adem¨¢s de defender el pr¨ºt-¨¤-porter frente al elitista sistema de la Haute Couture ¡ª¡°ser¨ªa muy triste si la moda solo sirviera para vestir a las mujeres ricas¡±¡ª y concederle el poder a la mujer con su smoking femenino, Yves Saint Laurent logr¨® que la aristocracia accediera a pasearse por la otra orilla del Sena.
Con la firma de YSL estampada en sus ropas, como cualquier feminista de clase alta de la ¨¦poca, una joven estudiante italiana de ciencias pol¨ªticas llamada Miuccia Prada repart¨ªa panfletos del partido comunista. ?La contribuci¨®n de la milanesa? Aplicar nylon a las mochilas y los bolsos que hasta entonces su familia y los dem¨¢s fabricantes solo confeccionaban con car¨ªsimo y pesado cuero. ¡°Quieren hacer creer que el lujo verdadero es ser conservador, pero nunca ha sido as¨ª¡±, advierte Prada cuando se le recrimina su lapsus ideol¨®gico universitario.
Yves Saint Laurent posa en la puerta de su tienda Rive Gauche y la ic¨®nica mochila de nylon de Prada.
Getty/ Prada
En los setenta, la insurrecci¨®n se instal¨® en el Reino Unido. Vivienne Westwood y su marido, Malcolm McLaren, crearon a los Sex Pistols y, con ellos, al movimiento y la est¨¦tica punk. A sus 73 a?os, la exc¨¦ntrica dise?adora sigue mostr¨¢ndose cr¨ªtica con el sistema: ¡°La gente nunca hab¨ªa lucido tan fea como ahora. Simplemente consumen demasiado. Estoy hablando de toda esa basura desechable¡ lo que estoy diciendo es que compren menos, elijan mejor. No se limiten a chupar ropa, porque todo el mundo se ve como clones. No solo coman McDonalds, consigan algo mejor. Coman ensalada. Eso es la moda: algo un poco mejor¡±. Tampoco Yohji Yamamoto se conforma: ¡°Tenemos que cambiar el sistema de la moda. Lo he intentado durante casi 40 a?os y, mientras siga en la lucha, significa que no he perdido la batalla. Si me rindo me habr¨¢n vencido, pero prometo que seguir¨¦ luchando hasta que muera¡±. Y es que no solo por su pasi¨®n confesa por el rojo, sino por su relevante experimentaci¨®n con la ropa obrera, el gran artista nip¨®n, junto a otros japoneses como Rei Kabakubo (Commes des Gar?ons), ofreci¨® ya en los a?os ochenta una alternativa a la moda gracias a la deconstrucci¨®n de las prendas. Una t¨¦cnica a la que luego se sumar¨ªa B¨¦lgica y los Seis de Amberes y que se considera la antesala intelectual del grunge de los noventa.
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Prendas claseobreristas reinterpretadas por Yamamoto
Victoria & Albert Museum
Hoy, el dise?o m¨¢s respetuoso con las teor¨ªas ecosocialistas es el que pr¨¢ctica la moda independiente. Creadores que, mediante una lucha a lo David contra Goliat, se mantienen alejados de los grandes grupos empresariales para defender una ropa casi artesanal, de calidad y precio justo, respetuosa con el medio ambiente y los derechos intelectuales y laborales de cada uno de los trabajadores que participan en el proceso de producci¨®n y distribuci¨®n. Por desgracia, por el momento, una gran parte de la progres¨ªa de este pa¨ªs prefiere seguir pasando de moda, sin atender ni entender que toda revoluci¨®n trae un vestido nuevo, que todo vestido nuevo anuncia la siguiente revoluci¨®n.
*Patrycia Centeno es autora del blog Pol¨ªtica y Moda y acaba de publicar El espejo de Marx. ?La izquierda no puede vestir bien? (Ed. Pen¨ªnsula)
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