La mirada ¨ªntima de Snowdon
Su obra es el mejor testimonio de la sociedad (y la moda) inglesa de los ¨²ltimos 60 a?os. Su hija, Frances von Hofmannsthal, repasa el archivo y los recuerdos de un fot¨®grafo sin artificios.
?Recuerdos?, repite lady Frances von Hofmannsthal al otro lado del tel¨¦fono al hablar de Snowdon. A life in View (Ed. Rizzoli), el libro que ha editado junto con su padre y que recoge im¨¢genes del amplio e influyente archivo de este fot¨®grafo que, durante seis d¨¦cadas, ha capturado todos los aspectos de la sociedad brit¨¢nica. Retratos de la reina Isabel II [fue elegido fot¨®grafo oficial de la corte con solo 25 a?os], estampas de la alta sociedad inglesa, l¨¢minas documentales de la vida en las calles de Londres, producciones de moda, instant¨¢neas familiares¡ ?Crec¨ª en la casa, sobre el estudio [en Kensington], rodeada de todo lo que envuelve una sesi¨®n de fotos: la gente llegando al plat¨®, la peluquer¨ªa y el maquillaje, el asistente, los libros de registro ¨Ccon anotaciones de todas las citas¨C, las c¨¢maras¡ Cuando llegaba del colegio, entraba sigilosamente en el peque?o set y lo observaba todo sin hacer ruido. A mi padre le gusta trabajar en completo silencio?, cuenta Von Hofmannsthal (1979), hija de Antony Armstrong-Jones, primer conde de Snowdon (de 84 a?os), y Lucy Mary Lindsay-Hogg, segunda esposa del artista tras su divorcio de la princesa Margarita de Inglaterra.
Sesi¨®n de moda, realizada en 1985 para la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue con la estilista Grace Coddington.
Cortes¨ªa de Trunk Archive, Rizzoli.
?Siempre me fascin¨® su manera de trabajar. Este libro es una forma de preservar y compartir la historia que hay detr¨¢s de cada l¨¢mina. Quer¨ªa que las im¨¢genes cobraran vida. Por eso, en lugar de seguir un orden cronol¨®gico, imaginamos el volumen como si fuera una revista, con secciones distintas y art¨ªculos de colaboradores. Gente que ten¨ªa relaci¨®n con mi padre ¨Ccomo Grace Coddington [directora creativa de Vogue USA] o Patrick Kinmonth [director de ¨®pera]¨C o cre¨ªa que pod¨ªa apreciar su obra y aportar una visi¨®n especial, como Suzy Menkes o Tom Ford [a quien su padre fotografi¨® en los 90 para la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue]?.
?Hab¨ªa o¨ªdo hablar de su legendario encanto y su estilo, pero no estaba preparado para ese destello en sus ojos que a tantos sujetos hab¨ªa embelesado con su objetivo. Tony es un seductor. [¡] Si lo hubiera conocido en los 60, habr¨ªa sido una obsesi¨®n?, escribe Tom Ford, quien dedica al fot¨®grafo palabras como ?caballero vestido de tweed?, ?mod?, ?playboy?, ?macho biker?¡
Dicen que su estudio es su mejor autorretrato. ?Quiz¨¢ lo m¨¢s peculiar sea el espacio en s¨ª. Es tan reducido que todo parece estar dispuesto al mil¨ªmetro. Solos mi padre, el objetivo, el modelo, un ¨²nico asistente, los focos, la luz natural y unas pocas herramientas. No suena m¨²sica, no se oye ruido ni hay millones de personas merodeando por el plat¨®. No tiene nada que ver con una producci¨®n actual de moda. Parece m¨¢s bien el local de un retratista de la vieja escuela; nada es intimidatorio?, describe su hija.
Antony Armstrong-Jones, primer conde de Snowdon, en una sesi¨®n para Vogue de 1958.
Cordon Press
Sus ¨¢lbumes revelan otra imagen, m¨¢s vanidosa, de este bon vivant, que en mayo de 1960, en pleno swinging London, hizo tambalear los cimientos de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, cuando se convirti¨® en el primer plebeyo en 450 a?os que se casaba con la hija de un rey. Lord Snowdon es para Vogue UK lo que Irving Penn para la edici¨®n estadounidense. ?Resulta apabullante entrar en el archivo de Cond¨¦ Nast y ver todo lo que ha hecho para ellos. La relaci¨®n de mi padre y la editorial se remonta a los 50?. Retratos de sociedad para Tatler, editoriales para Vogue¡
?Sol¨ªa decir que, en realidad, no le gustaba demasiado la moda?, lanza Von Hofmannsthal en un tono que parece afirmar lo contrario. ?Lo cierto es que se divirti¨® mucho en los 50. Aunque insist¨ªa en que las personas (y no la ropa) eran para ¨¦l los protagonistas?, concede. En palabras del dise?ador japon¨¦s Issey Miyake, con quien trabaj¨® en los 80, ?sus ojos capturaban la belleza y la esencia m¨¢s profunda de las prendas junto con la naturaleza y el humor de quienes las llevaban?. Para Grace Coddington, ?en sus a?os de apogeo, Snowdon siempre otorgaba a sus fotograf¨ªas de moda cierto aire de importancia, pero le gustaba jugar a ser humilde. ¡°Ll¨¢mame Tony¡±, dec¨ªa; aunque si cruzabas el l¨ªmite de la familiaridad, deb¨ªas volver a Snowdon?.
lman en el estudio de danza de Arthur Mitchell en Harlem, Nueva York, 1984.
Snowdon
?Cuando contemplas sus retratos, tienes la sensaci¨®n de ser testigo de algo muy ¨ªntimo?, nos dice Von Hofmannsthal. ?La serie de fotograf¨ªas de Dior es un aut¨¦ntico logro?, escribi¨® Audrey Withers en 1957, cuando era editora de Vogue; ?porque, aunque es una persona encantadora, es verdaderamente t¨ªmido delante de la c¨¢mara, y puedo imaginarme lo que debi¨® de suponer romper esa barrera?. Seg¨²n su hija, ?tiene una habilidad especial para revelar lo que otros son incapaces de ver?, analiza de un hombre del que dicen que es tan perspicaz como meticuloso, discreto y brillante. ?A trav¨¦s de sus im¨¢genes [realistas y sin artificios] quiere llegar a la esencia, dar voz a la persona que tiene delante. Ya sea un actor o un enfermo en un psiqui¨¢trico [como muestra el reportaje que realiz¨® para Sunday Times Magazine en 1968]. Es constante en su determinaci¨®n cuando se trata de defender los derechos de los dem¨¢s. Y ese tes¨®n est¨¢ presente tambi¨¦n en todos sus retratos. No cesa hasta que consigue desmontar (y desnudar) la personalidad de quien est¨¢ ante su objetivo?.
Alber Elbaz en Par¨ªs, para Vogue, 2003.
Snowdon
?No s¨¦ si sus instant¨¢neas [consideradas un valioso documento gr¨¢fico de los cambios sociales en Londres durante los a?os 50 y 60] han determinado (o no) mi forma de observar el mundo; pero sin duda mi padre ha influido en mi manera de ver y escuchar a la gente?, admite. Snowdon cuenta que su t¨ªo, el dise?ador teatral Oliver Messel, le ense?¨® a mirar. ?Sol¨ªa pasear con ¨¦l de noche por Venecia. La mayor parte de la gente camina con la vista fija en el suelo. ?l me inst¨® a levantar la mirada. Te pierdes tanto si no lo haces?, cont¨® lord Snowdon en una entrevista de The Telegraph en 2010. ?Eso mismo me inculc¨® a m¨ª a?os m¨¢s tarde: me entren¨® para que viera a mi alrededor¡ y fuese curiosa?, reconoce su hija. ?Como padre, siempre fue muy estricto?, desliza.
Retrato de Christian Dior, en 1957.
Snowdon
?Repasar el archivo junto con ¨¦l ha sido un viaje muy personal, que ha durado dos a?os. Sentarme a su lado, escuchar sus recuerdos, anotar las an¨¦cdotas y compartir las tardes mirando los ¨¢lbumes en la cocina [con un bloody mary en la mano] ha sido un placer y un lujo que recordar¨¦ toda mi vida?, admite con orgullo y admiraci¨®n Frances von Hofmannsthal, quien con 19 a?os fue becaria de Vogue Par¨ªs durante seis meses ¨C?Mis funciones se limitaban a hacer fotocopias, comprar cigarrillos y preparar el caf¨¦?, insiste¨C y durante cinco a?os trabaj¨® de asistente para el fot¨®grafo italiano Paolo Roversi ¨Ccuyos retratos remiten inevitablemente al maestro Snowdon¨C. ?Fue incre¨ªble. En realidad, su gusto se parece mucho al de mi padre. Las fotograf¨ªas de ambos son tranquilas e intensas a la vez?, resume.
John Galliano en su atelier, en un retrato de Snowdon para el n¨²mero de diciembre de 1994 de la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue.
Snowdon
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