La revoluci¨®n de la moda china
Una nueva generaci¨®n de marcas y dise?adores nacionales est¨¢ convirtiendo al pa¨ªs en el nuevo protagonista del panorama de estilo internacional.
El pasado verano la presencia de Kim Kardashian en una fiesta en Los ?ngeles fue doblemente medi¨¢tica: acudi¨® con un mono negro que dejaba poco a la imaginaci¨®n. Nada distinto de lo habitual, si no fuera porque escribi¨® en Instagram que su autora era creadora Yiqing Yin. La imagen recibi¨® m¨¢s de 700.000 likes en pocas horas.
Esta dise?adora nacida en China y criada en Par¨ªs no era una completa desconocida. En 2013, la actriz Audrey Tautou la eligi¨® para desfilar por la alfombra de Cannes. Ese mismo a?o debut¨® en la Semana de la Alta Costura de Par¨ªs. Hoy es la directora creativa de la firma francesa L¨¦onard.
La modelo Lin Chi-ling y Nicole Kidman en la China Fashion Chic de Shangh¨¢i.
Cordon Press
Yiqing es solo uno de los ejemplos m¨¢s notables de un fen¨®meno al alza: en la pasada fashion week de Par¨ªs presentaron sus colecciones los dise?adores Yang Li y Masha Ma; en Nueva York, Vivienne Tam; en Mil¨¢n, Uma Wang y en Londres, Simon Gao y Huishan Zhang, entre otros. Si el dise?o japon¨¦s tom¨® la moda occidental a finales de los 80, todo apunta a que el chino puede marcar la pauta a corto plazo.
?El inter¨¦s por este pa¨ªs se ha intensificado?, afirma el comisario del Costume Institute neoyorquino, Andrew Bolton, en la nota de prensa que anuncia su nueva exposici¨®n. Este a?o, la famosa muestra que suceder¨¢ a la gala del Museo Metropolitan toma por t¨ªtulo Chinese Whispers: Tales from East in Art, Film and Fashion, un recorrido por la influencia que ha ejercido la est¨¦tica oriental en Occidente (de John Galliano a Armani, pasando por Tom Ford) y que contar¨¢ con el cineasta Wong Kar-Wai como director art¨ªstico.
Anna Wintour, Andrew Bolton y Wendi Murdoch en el Museo Metropolitano de Nueva York.
Cordon Press
En constante evoluci¨®n. ?Cada vez hay m¨¢s estudiantes asi¨¢ticos en las escuelas de Londres que intentan crear sinergias entre ambas culturas?, cuenta Gemma Williams, autora del libro Fashion China (Thames & Hudson), un volumen que traza un diagn¨®stico de esta flamante industria y que se publicar¨¢ esta primavera. ?La moda china es un fen¨®meno reciente. Con el boom financiero, han nacido decenas de marcas de est¨¦ticas muy distintas?, afirma.
Su imparable crecimiento econ¨®mico y el fin del r¨¦gimen mao¨ªsta ¨Cque ejerci¨® una represi¨®n tanto ideol¨®gica como est¨¦tica¨C, han propiciado que China lleve a?os siendo el mayor consumidor del lujo (el 29% de la moda de alta gama global, seg¨²n datos de la consultora Bain & Co.). Sin embargo, desde 2012, la cifra se ha estancado. En parte por sus recientes pol¨ªticas anticorrupci¨®n pero, sobre todo, porque los grandes logos, mundialmente conocidos, ya no son tan deseados.
La dise?adora, Yiqing Yin, directora art¨ªstica de la firma francesa L¨¦onard.
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?Han entrado en una segunda fase de consumo. Antes buscaban se?alar su nuevo estatus con productos ic¨®nicos. Ahora les importa tanto el dise?o como el prestigio?, explica Mar¨ªa Eugenia Gir¨®n, directora del Observatorio Premium y Prestige del Instituto de Empresa. ?Cada vez se parecen m¨¢s a los clientes europeos. Ya no se dejan impresionar por la fama y promueven una compra m¨¢s sofisticada?, afirma Stephen Wigley, profesor en la Universidad de Huddersfield y consultor de firmas como Donna Karan o Hugo Boss.
La creaci¨®n de Vogue China en 2005 marc¨® un antes y un despu¨¦s. Su primer n¨²mero se agot¨® en cuesti¨®n de d¨ªas. Si la directora, Angelica Cheung, publicaba una secci¨®n dedicada a un dise?ador local, ?ahora la oferta es tan amplia que ocupan gran parte de la revista?, declaraba recientemente en la CNN.
Pero ?compraremos masivamente sus dise?os en Occidente? La etiqueta Made in China est¨¢ muy asociada a precios bajos y escasa calidad. Tras a?os siendo el pa¨ªs donde las marcas acuden para abaratar costes, ?c¨®mo conseguir¨¢ ser tenido en cuenta por su creatividad? ?Es una misi¨®n muy complicada. En Europa sabemos muy poco de su est¨¦tica, solo manejamos estereotipos. Por otro lado, tenemos un mercado textil saturado y muy competitivo?, explica Wigley. Su valor diferencial est¨¢, seg¨²n Gir¨®n, en su legado hist¨®rico. ?Est¨¢n actualizando ese vasto legado asociado al lujo y el traje?.
El cineasta Wong Kar-Wai, comisario de la muestra que se exhibir¨¢ en el MET.
Cordon Press
En este sentido, cabe destacar la larga tradici¨®n que une Hong Kong con la sastrer¨ªa. De all¨ª viene la firma Bosideng. Sin embargo, su etiqueta reza Bosideng London porque su boutique se encuentra en los aleda?os de Bond Street, el coraz¨®n del lujo ingl¨¦s. ?Todav¨ªa no es muy conocida, pero tiene un enorme potencial dentro de la moda masculina?, asegura Wigley. Asimismo, Gieves and Hawkes y Hardie Amies, dos de las ense?as m¨¢s emblem¨¢ticas de los caballeros brit¨¢nicos, pertenecen hoy al grupo Trinity Ltd., tambi¨¦n de Hong Kong.
Otros detalles del imaginario est¨¦tico chino, como la seda y la opulencia en los estampados, son explotados por firmas como Mary Ching, cuyos zapatos ya han seducido a celebridades como Cameron Diaz o Eva Mendes. Ya no quieren dise?ar para otros y, nacionalismo mediante, est¨¢n haciendo lo posible para limpiar su imagen: al calor de la semana de la moda china han nacido plataformas como Asia Fashion Collection, que cada temporada lleva las creaciones locales a las pasarelas de Nueva York. ?Incluso se ha creado la etiqueta Proudly Made in China (Hecho en China con orgullo), para dar visibilidad a la moda del pa¨ªs?, explica Gir¨®n.
Alma oriental, gesti¨®n europea. Al mismo tiempo, se da un hecho curioso; tras poblar China con tiendas de firmas francesas, los grandes magnates del lujo europeo est¨¢n creando sus propias marcas orientales. En 1998, Richemont (due?os de Montblanc y Chlo¨¦, entre otros) adquiri¨® Shanghai Tang, una firma que actualiza el qipao, el vestido tradicional del pa¨ªs. ?Sus directivos, occidentales, la han posicionado como una marca china?, asegura Wigley. Poseen m¨¢s de 20 tiendas en todo el mundo y cuentan con Nicole Kidman como embajadora.
Fran?ois-Henri Pinault con los CEO y el dise?ador de Qeelin.
Getty Images
LVMH (poseedor de Dior y Louis Vuitton), ha invertido 150 millones de euros en la marca aut¨®ctona de moda casual Trendy International Group, y su gran competidor, el grupo Kering (Gucci, Balenciaga o Saint Laurent), lanz¨® la firma de joyer¨ªa Qeelin, dise?ada a cuatro manos por un europeo y un chino. ?Aqu¨ª las joyas chinas est¨¢n asociadas a la baja calidad. Esta marca lo desmiente. Est¨¢ pensada para venderse en Occidente? explica Gir¨®n. Ya se comercializa en templos del lujo europeo como las Galer¨ªas Lafayette.
?Nuestra progresi¨®n es lenta, pero en 2016 reuperaremos p¨¦rdidas?, declaraba este a?o Patrick Thomas, director de Shang Xia, en un comunicado oficial. Esta firma de decoraci¨®n y accesorios pertenece a Herm¨¨s, aunque su dise?adora, Jiang Qiong¡¯er, basa su trabajo en la recuperaci¨®n de t¨¦cnicas propias de las dinast¨ªas ancestrales, como el lacado o la confecci¨®n del cashmere. Adem¨¢s de en Shangh¨¢i y Beijing, poseen una enorme tienda en Par¨ªs.
?Culturalmente, la concepci¨®n de la moda china difiere mucho de la europea. Pero mientras su industria madura, empezar¨¢ a ganar peso internacional?, sostiene Gemma Williams. Gir¨®n destaca un factor importante: ?A medida que el pa¨ªs vaya creando marcas propias, tendr¨¢ que replantearse su legislaci¨®n en torno a los derechos de propiedad intelectual. Ser¨¢ beneficioso en muchos aspectos?.
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