La visi¨®n de la econom¨ªa tiene truco
Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, ampl¨ªa su mirada del mundo con eyeliner blanco. La coqueter¨ªa no est¨¢ re?ida con la inteligencia.
La primera mujer en dirigir el gabinete de abogados Baker &?McKenzie, la primera en asumir la cartera de Econom¨ªa en Francia, la primera en aguantar tanto en el puesto y la primera en presidir el Fondo Monetario Internacional. La biograf¨ªa de Christine Lagarde est¨¢ trufada de n¨²meros uno. Tiene madera de l¨ªder. Buena planta, elegancia, contenci¨®n y un discurso coherente. Todas las cualidades del pol¨ªtico diez. ?Usted no es la noticia, no debe llamar la atenci¨®n; esa es la primera lecci¨®n que les ense?amos?, explica Jorge Santiago, doctor en Comunicaci¨®n Pol¨ªtica por la Universidad Pontificia de Salamanca. ?Lagarde la conoce a pies juntillas?.
Su pelo corto y blanco. Su mirada l¨ªmpida. Sus conjuntos de falda y chaqueta decorados con un broche aqu¨ª y un fular all¨¢. Su sofisticaci¨®n es conocida. Sus marcas favoritas: Chanel, Armand Ventilo y la inglesa Austin Reed. ?No genera ruido. El suyo es un puesto complejo; un atuendo recatado es vital?. ?No funcionar¨ªa si fuera vestida con la llamativa elegancia de Catalina Middleton? ?No?, sentencia el experto.
Su trayectoria es una sucesi¨®n de altos cargos. Ministra de Comercio Exterior (2005- 2007), de Agricultura (2007), de Econom¨ªa (2007-2011) y portavoz de Francia durante la presidencia de ese pa¨ªs del G20. Su gesti¨®n no ha levantado cejas. Y eso que no lo ha tenido f¨¢cil. Le han venido mal dadas. Pero ella no pierde el aliento. Tal vez se deba a su experiencia como nadadora profesional. Lagarde gan¨® un t¨ªtulo nacional con el equipo de nataci¨®n sincronizada. ?Tiene don de gentes y es capaz de generar consenso y alianzas, algo esencial en el FMI. Cuenta con un gran capital emocional?, opina Antoni Guti¨¦rrez-Rubi, experto en comunicaci¨®n y consultor pol¨ªtico.
No se equivoc¨® en su gesti¨®n de Francia durante la crisis ¨Cel Financial Times la nombr¨® la mejor ministra de Finanzas de la Eurozona en 2009¨C; y, seg¨²n los expertos, tampoco lo hace ahora al frente del Fondo. Se mueve como pez en el agua entre hombres. ?Tiene unos rasgos duros, es alta [unos 180 cent¨ªmetros] y delgada. Pero su andar es delicado y su sonrisa, t¨ªmida y curiosa. Eso gusta?, describe Jorge R¨¢bago, asesor en temas de imagen del PP. Es hija de Francia; de su igualdad, libertad y fraternidad. Naci¨® hace 56 a?os en Par¨ªs, en el seno de una familia burguesa. Su padre era catedr¨¢tico, su madre, profesora. Perdi¨® al primero cuando ten¨ªa 17 a?os. Quiso acceder al ENA, la elitista y seg¨²n algunos machista ?cole Nationale d¡¯Administration donde se forman los pol¨ªticos franceses. La rechazaron.
Se ha divorciado dos veces y tiene dos hijos. ?Los he educado para que no traten a la mujer como a una sirvienta?, afirm¨® en Vogue USA el pasado septiembre. No le gusta la supremac¨ªa masculina. ?Nunca deber¨ªa haber demasiada testosterona en una habitaci¨®n?, afirm¨® al diario The Independent hace poco.
?Es feminista y femenina. Sus rasgos son masculinos, pero en cuanto puede se pone una falda. Y se gusta. Podr¨ªa haberse retocado pero no lo ha hecho?, comenta R¨¢bago. ?Christine emerge en un universo de hombres, se libera y crea un nuevo paradigma: el liderazgo femenino?, sentencia Guti¨¦rrez-Rubi. ?Y c¨®mo lo hace? ?A trav¨¦s de la sutil presencia de accesorios y de un maquillaje sobrio?. Sus c¨®digos: eyeliner blanco, brillo en las u?as y otro en los labios.
Otro s¨ªmbolo de seguridad: el pelo blanco. ?Las canas son sin¨®nimo de vejez en el Mediterr¨¢neo. Pero no en el norte de Europa, donde significan independencia?, opina el estilista Michel Meyer. Su corte es funcionalidad; le permite estar presentable en cinco minutos.
Lo anglosaj¨®n est¨¢ en su ADN. Tras el BAC, la Selectividad francesa, se fue a EE?UU e hizo unas pr¨¢cticas de altos vuelos: fue asesora de un senador. En 1981, la ficharon en el prestigioso bufete Baker?&?McKenzie. Cuando la llam¨® Dominique de Villepin para ofrecerle la cartera de Comercio Exterior, llevaba 10 a?os en Chicago. L¨®gico que conserve cierto aire estadounidense. ?Es capaz de mantener el talante pase lo que pase; eso es muy ingl¨¦s, muy norteamericano?, opina Santiago.
Lagarde no es economista. Estudi¨® Derecho y Ciencias Pol¨ªticas. Algo que estuvo a punto de costarle la direcci¨®n del Fondo (a sus miembros no les gustan los jefes que no son economistas). ?Lo compensa con experiencia y claridad en el habla?, afirma Guti¨¦rrez-Rubi. Ya hay quien le augura otro n¨²mero uno: ser la primera presidenta de la Rep¨²blica Francesa. Tiempo al tiempo.
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