Las creadoras de Universal Standard: ¡°Es hora de cuestionar el sistema y romper con el pasado¡±
La firma especializada en esenciales para todas las tallas derroca el ¨²ltimo prejuicio del sector: la distinci¨®n de mujeres por su tama?o y se al¨ªa con Rodarte en una colecci¨®n c¨¢psula.
?Creamos Universal Standard porque no exist¨ªa nada parecido en el mercado?, dice Alexandra Waldman, cofundadora de la marca. ?Como periodista de moda estaba acostumbrada a ver propuestas maravillosas de tallas m¨¢s peque?as, pero era incapaz de encontrar nada igual para m¨ª?. Su colecci¨®n ¨Cde esenciales de calidad con estilo para todas las tallas¨C ha revolucionado la industria y ha atra¨ªdo a inversores como Gwyneth Paltrow y Natalie Massenet, ?mujeres emprendedoras que han cambiado las reglas del juego?.
La firma ha anunciado en abril de 2019 que lanza una colecci¨®n c¨¢psula en colaboraci¨®n con Rodarte. ¡°Estamos muy emocionadas por aliarnos con Universal Standard para crear esta colecci¨®n. Nos encanta trabajar con mujeres que nos inspiran de forma creativa y amamos cada estilismo de la colecci¨®n¡±.
?Hab¨¦is tenido que sortear muchos escollos?
?Todo ha sido un reto! No sab¨ªamos ni c¨®mo empezar. Cada paso ha sido una lecci¨®n. Y sin embargo, esa falta de experiencia ha jugado a nuestro favor porque, en lugar de seguir el patr¨®n establecido, hemos roto con las convenciones del sector. Y eso nos ha permitido crear un producto mejor.
?Por qu¨¦ la industria margina el sector plus size a pesar de la gran demanda?
Hay muchos razones. La primera es un factor hist¨®rico: la moda es, por definici¨®n, exclusiva. Las marcas tradicionales siempre han sido excluyentes. Tambi¨¦n las propias consumidoras, que ven en su talla una condici¨®n temporal. Prefieren no comprar porque invertir supondr¨ªa aceptar esa talla. Existen adem¨¢s ideas equivocadas a cerca del gusto de esta f¨¦mina. En realidad, hay una desconexi¨®n entre la industria y m¨¢s de 100 millones de mujeres solo en Estados Unidos.
?Cu¨¢les son los errores m¨¢s comunes?
Pensar, por ejemplo, que tienen mal gusto cuando en realidad tienen pocas opciones. Cuando est¨¢s obligada a elegir entre propuestas desfasadas, proyectas una imagen tambi¨¦n desfasada. ?Es rid¨ªculo pensar que el 70% de la poblaci¨®n tiene preferencias distintas! Compartimos los mismos referentes¡ Lo ¨²nico distinto es el cuerpo.
En lugar de elegir lo que les gusta, optan por aquellos dise?os que ?funcionan?.
Ni siquiera eso. Compran lo que les entra. Lo s¨¦ por experiencia. Si lo consigues, tienes media batalla ganada. Es tal el esfuerzo que recibir un cumplido es casi un insulto. Porque si pudieran, llevar¨ªan otra prenda.
?Est¨¢ cambiando, por fin, la percepci¨®n de la consumidora de tallas grandes gracias a Internet y al movimiento en favor de una belleza m¨¢s inclusiva?
Era la ¨²ltima forma de prejuicio socialmente aceptado. Pero el mundo empieza a entender que la inclusividad es el camino correcto. Las mujeres han dicho ?basta?. Y sinceramente, la industria textil, que no pasa por su mejor momento, no puede ignorar al 70% de la poblaci¨®n.
La diversidad ha cambiado el rostro (y el cuerpo) en las semanas de la moda.
Las marcas aplican una pol¨ªtica de diversidad m¨¢s rigurosa porque hoy la sociedad rechaza todas aquellas marcas que discriminan por forma, talla, raza¡ No pueden continuar vendiendo con campa?as que muestran a chicas de 16 a?os con vestidos de 3.000 d¨®lares, porque no refleja el momento que estamos viviendo. Entiendo el arte y la creatividad de un dise?ador en su estudio. Pero la industria textil es un negocio y, si quiere llegar a un p¨²blico m¨¢s amplio, debe ser m¨¢s respetuoso con algunos temas como la inclusividad.
Conscientes de que comprar es un acto emocional, han puesto en marcha una iniciativa que puede eliminar la barrera de ansiedad asociada a la experiencia de compra.
Por nuestro showroom han pasado mujeres que nos dec¨ªan: ?Tengo 38 a?os y jam¨¢s he llevado vaqueros?. Verse con jeans significaba ser aceptadas en el mundo real. La moda es una armadura; y cuando no te permiten mostrarte tal y como te sientes, es como si amputaran una parte de ti. Adem¨¢s, cuando se miraban en el espejo, casi siempre ve¨ªan una versi¨®n mejorada de s¨ª mismas. Esa proyecci¨®n imaginaria les hac¨ªa comprar para ese otro yo. Es algo que afecta a todas las mujeres. Tambi¨¦n la que tiene una 36 tiene un vestido de la 34 en su armario que le recuerda constantemente que no ha alcanzado su objetivo. Para suprimir el problema, a aquellas personas que compren una prenda y en el transcurso de un a?o cambien de talla, nosotras les enviamos esa misma pieza en su nueva talla gratis.
Se viven tiempos de revoluci¨®n¡ y empoderamiento.
Es hora de cuestionar el sistema. Necesitamos nuevos enfoques. En Universal Standard queremos romper con el pasado y crear un modelo de negocio que sirva de ejemplo para el futuro de la industria textil.
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