Luis Goytisolo: ?Hay mujeres que se equivocan acusando al diccionario de machista?
Charlamos con el acad¨¦mico, de 82 a?os, sobre tecnolog¨ªa, lenguaje, feminismo y, por supuesto, literatura.
Bien merece un descanso Luis Goytisolo (Barcelona, 1935). Sobre todo, despu¨¦s de un viaje desde Tudela (Navarra) ¨Cdonde ha ofrecido una charla sobre su vida y obra en un colegio¨C, los 30 minutos de sesi¨®n fotogr¨¢fica con S Moda, y la hora y cuarto que viene durando esta entrevista. Pero al escritor no le flaquea el entusiasmo. El acad¨¦mico quiere m¨¢s palabras. ?Si tiene alguna pregunta m¨¢s, podemos seguir charlando?, propone, inclin¨¢ndose hacia delante y con las dos manos sobre la mesa de madera que percute de vez en cuando para dar m¨¢s ¨¦nfasis a sus frases, ?no s¨¦ si habr¨¢n comenzado las comisiones?, aduce.
Nos encontramos en su h¨¢bitat, en la sala D¨¢maso Alonso de la Real Academia Espa?ola, donde el benjam¨ªn de los Goytisolo acude la mayor¨ªa de los jueves. ?Pertenezco al grupo de trabajo de neologismos y de revisi¨®n del diccionario, en mi opini¨®n el m¨¢s divertido. Seguimos una lista, pero tambi¨¦n atendemos consultas por Internet?, nos cuenta con una mirada franca, casi transparente, de un azul abigarrado y cristalino. Antes de sentarnos frente a frente, recorremos varias salas del templo ling¨¹¨ªstico construido a finales del siglo XIX.
Sorprende la energ¨ªa e insistente caballerosidad de este hombre c¨¢lido y alegre que no osa en ning¨²n momento franquear ninguna de las puertas que cruzamos antes que esta periodista. Pero si su cortes¨ªa parece anacr¨®nica, no as¨ª su visi¨®n mordaz ¨Ctan necesaria hoy¨C de una realidad dislocada por Internet, zarandeada por la crisis y ¨Cen sus propias palabras¨C preocupante por la prevalencia de tanto pol¨ªtico disparatado. Al encender la grabadora del m¨®vil, Juan Goytisolo contempla el iPhone.
No es muy aficionado a la tecnolog¨ªa¡
No, porque puede abducir. Cuando viajo en tren me sorprende que los pasajeros no lean y se pierdan el paisaje. Uno de mis personajes se encuentra en El Retiro rodeado de mujeres hermosas. El m¨®vil ¨Cuno de esos que hace de todo y que se va adue?ando poco a poco del usuario¨C le suelta: ?Albergas sentimientos libidinosos?.
El protagonista reacciona tir¨¢ndolo a un estanque.
Esa historia pertenece a Coincidencias, una cr¨ªtica de la sociedad donde se mofa del WhatsApp, los cocineros estrella y donde otro personaje considera una p¨¦rdida de tiempo estudiar historia o geograf¨ªa porque todo est¨¢ en Internet¡ La educaci¨®n est¨¢ muy mal planteada en Espa?a. La vida en general est¨¢ mal planteada. La crisis lo ha cambiado todo. Hoy un m¨¦dico se ve obligado a emigrar a Inglaterra. En mi ¨¦poca, un ingeniero y un arquitecto eran el no va m¨¢s; pero hoy nos basta un t¨¦cnico. Se ense?an cosas pr¨¢cticas, sin el necesario contexto. Y se lee menos prensa y menos literatura que nunca, justo en la era de la posverdad, cuando m¨¢s falta har¨ªa. Esa es una palabra que no me gusta nada, posverdad.
?Por qu¨¦?
No es clara¡ el sentido es confuso: la posverdad puede ser falsa.
Ha entrado en la ¨²ltima revisi¨®n del diccionario de la RAE¡
Porque el diccionario funciona como un acta notarial. Hay mujeres que se confunden cuando lo acusan de machista. Exigen suprimir expresiones que son denigrantes e insultantes. Pero si se dicen, se deben recoger. El diccionario no es un tribunal, es una notar¨ªa. Otro equ¨ªvoco: parece que todo lo que termina en ?e? es masculino, y lo que termina en ?a? es femenino. Pero yo no soy un artisto, soy un artista.
Aun as¨ª, no me negar¨¢ que a la sociedad no le vendr¨ªa mal un empuj¨®n institucional¡ Hay mucho machismo en la calle.
Pero en el diccionario no¡ [y reflexiona unos instantes]. Eso s¨ª, no recuerdo que hubiera tantos asesinatos [de g¨¦nero] en el pasado. No s¨¦ hasta qu¨¦ punto influye el protagonismo que le dan las cadenas televisivas.
?Cree que es posible que se est¨¦ produciendo un efecto contagio?
Puede ser. Y el tema del productor de Hollywood [el esc¨¢ndalo Weinstein] es asqueroso. En todo esto soy profundamente feminista.
Ha dicho que la novela espa?ola vive un buen momento, ?en qu¨¦ sentido?
As¨ª es, pero prefiero no dar nombres¡ es gente muy picajosa; luego olvido algunos y¡ De los 50 a los 70 hubo autores muy buenos; despu¨¦s vino una ¨¦poca facilona, de superventas. Hoy han aparecido varios escritores que est¨¢n muy bien.
?Por qu¨¦ ahora y no hace diez a?os?
Son movimientos hist¨®ricos.
?C¨®mo afectar¨¢ Internet a la forma de la novela?
Espero que este g¨¦nero no desaparezca, creo que se transformar¨¢. En el siglo pasado, se dec¨ªa que el cine acabar¨ªa con ¨¦l. Pero se ha acabado antes el cine; basta zapear para darse cuenta de que el nivel es muy bajo: seriales sobre organizaciones secretas con un traidor¡ Se abusa del primer plano, de la conversaci¨®n mala y la oscuridad. A veces est¨¢ tan oscuro que parece que hayamos vuelto al blanco y negro. Y esas situaciones rid¨ªculas: ?qui¨¦n pasea de noche por un bosque? Normal que los asesinos les salgan detr¨¢s.
Dec¨ªa que no es f¨¢cil ser m¨¦dico, tampoco escritor novel. Los premios son para los consagrados.
Es cierto, antes se buscaba la calidad. Hoy, el prestigio. Yo ten¨ªa 23 a?os cuando galardonaron Las afueras.
Ese libro, reeditado recientemente, nunca acab¨® de gustarle porque le faltaba humor. ?Tan importante es?
S¨ª, sin ¨¦l, la narrativa queda muy fr¨ªa. Mi inter¨¦s en la ¨¦poca eran Hemingway y Pavese, quien lo tradujo. En Las afueras no hay ni pizca de humor, los ni?os, como siempre, son unos hijos de puta. El humor de mis novelas es cervantino. El de las f¨¢bulas es sarc¨¢stico, m¨¢s de Quevedo. Ahora estoy escribiendo un libro en ese mismo tono; su t¨ªtulo provisional es Chispas.
Ese recurso puede ser visionario: siendo sarc¨¢sticos, exageramos y los peores pron¨®sticos se cumplen¡
Aunque parezca incre¨ªble en Ojos, c¨ªrculos, b¨²hos (1970) hay varios discursos de un pol¨ªtico que son id¨¦nticos a los que suele pronunciar Donald Trump.
A veces su humor es escatol¨®gico¡ Curioso, habida cuenta de que escribi¨® las ideas de Antagon¨ªa (1981) en papel higi¨¦nico¡
[Risas] ?As¨ª es! Muchos salimos de la prisi¨®n encantados¡ Los cuatro meses de aislamiento [por pertenecer al PSUC] en la c¨¢rcel de Carabanchel me permitieron planificar. En esas notas ya estaba todo: las cuatro partes, el n¨²mero de cap¨ªtulos¡ Me las sac¨® mi compa?ero de celda a trav¨¦s de su abogada.
Antagon¨ªa ha sustituido a El Quijote como lectura obligatoria en las universidades de Francia.
Por ese motivo me invitaron a un acto en Par¨ªs. Me qued¨¦ at¨®nito: los catedr¨¢ticos y alumnos, venidos de varias universidades francesas, eran excelentes, con una comprensi¨®n perfecta. Ten¨ªan una pinta normal. No buscaban la extravagancia que a veces se busca aqu¨ª.
El lector es protagonista en su obra: debe enhebrar el relato atomizado en varias partes.
As¨ª es, busco un tipo de lectura en la que se deba asimilar, completar, dar una interpretaci¨®n.
A veces interpretamos de m¨¢s, siempre lo ha negado pero se insiste en que el Ra¨²l de Antagon¨ªa es su alter ego: ?por qu¨¦ cree que cuesta tan poco relacionar al autor con el protagonista?
Una cosa son las vivencias y otra la personalidad. Mi forma de ser no tiene nada que ver con la de Ra¨²l. Eso s¨ª, creo que el subconsciente dicta mientras escribimos.
Dec¨ªa Roberto Bola?o que profesiones como escritor y periodista son para toda la vida. ?Est¨¢ de acuerdo?
S¨ª. No firmar¨¦ m¨¢s novelas, pero s¨ª historias cortas.
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