Manic Pixie Dream Girl. ?Algo m¨¢s que un arquetipo?
La duendecilla chiflada ha sido descrita como una fantas¨ªa masculina, pero ensayos recientes demuestran un poder m¨¢s all¨¢ de la ficci¨®n.
¡®Elizabethtown¡¯ no es una de las mejores pel¨ªculas de Cameron Crowe. Tampoco es la m¨¢s popular (ese honor siempre lo ostentar¨¢ ¡®Jerry Maguire¡¯ y sus extremadamente citables di¨¢logos). Sin embargo, el cr¨ªtico norteamericano Nathan Rabin crey¨® ver en ella algo que s¨ª hizo historia: al describir al personaje de Kristen Dunst como una manic pixie dream girl (t¨¦rmino que podr¨ªamos traducir como ¡°duendecilla chiflada de tus sue?os¡±), estaba identificando uno de los personajes-clich¨¦s recurrentes m¨¢s longevos de la comedia rom¨¢ntica.
Para Rabin, la MPDG ¡°existe ¨²nicamente en la enfebrecida imaginaci¨®n de escritores y directores sensibles¡±, y su objetivo es lograr que el personaje protagonista deje atr¨¢s su gris existencia y se atreva a abrazar los infinitos misterios de la vida. Ese protagonista siempre es un hombre joven, t¨ªmido, lleno de mundo interior y discretamente atractivo. Y ella siempre es presentada como una tentaci¨®n irresistible, al tiempo que inalcanzable en apariencia. El cr¨ªtico citaba a la Katherine Hepburn de ¡®La fiera de mi ni?a¡¯ como uno de los primeros ejemplos del arquetipo, que fue evolucionando con a lo largo de d¨¦cadas (con indiscutibles puntos ¨¢lgidos, como Goldie Hawn en ¡®Flor de cactus¡¯ o Barbra Streisand en ¡®?Qu¨¦ me pasa, doctor?¡¯), hasta culminar en la d¨¦cada de los 2000 con tres ejemplos definitivos: Dunst en ¡®Elizabethtown¡¯, Natalie Portman en ¡®Algo en com¨²n (Garden State)¡¯ y Zooey Deschanel en ¡®(500) d¨ªas juntos¡¯.
La cantante de She & Him lleg¨® a convertirse en sin¨®nimo de la MPDG durante los a?os posteriores al texto de Rabin: si en la agridulce ¡®(500) d¨ªas juntos¡¯ mostraba el lado m¨¢s oscuro del arquetipo (su personaje fue descrito como la supervillana m¨¢s terror¨ªfica del cine contempor¨¢neo), ¡®Di que s¨ª¡¯ ofrec¨ªa una versi¨®n mucho m¨¢s can¨®nica del mismo: un personaje alocado e impulsivo cuya ¨²nica funci¨®n narrativa era servir de catalizador para el protagonista, Jim Carrey. As¨ª, la periodista Cammila Collar describi¨® a la MPDG como una entidad esencialmente unidimensional que nunca parece tener necesidades propias, sino que solamente est¨¢ ah¨ª para servir a las del protagonista. Una comedia rom¨¢ntica con duendecilla chiflada suele terminar con el hombre alcanzando la felicidad, sin que nadie se pregunte qu¨¦ pasa con ella.
Lo que, a primera vista, podr¨ªa parecer un mecanismo de ficci¨®n con fines puramente escapistas est¨¢ empezando a penetrar en la realidad. En un reciente art¨ªculo para la revista New Stateman, Laurie Penny? sostiene que la ubicuidad del arquetipo en el cine actual podr¨ªa tener consecuencias reales en la manera de pensar de sus espectadores. La analista cultural asegura que, si llevamos la idea detr¨¢s de la MPDG hasta sus ¨²ltimas consecuencias, ¡°los hombres crecer¨¢n esperando ser el h¨¦roe de su propia historia, las mujeres crecer¨¢n esperando ser actrices de reparto en la de otra persona¡±.
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Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel en (500) days of summer.
Cordon Press
Penny no habla por boca de ganso: ella misma confiesa haber considerado la MPDG como un modelo para su personalidad durante su primera veintena. Los comentarios de su art¨ªculo est¨¢n llenos de otras mujeres que realizan la misma confesi¨®n. El art¨ªculo detecta un patr¨®n com¨²n a varias historias, algunas de ellas muy poco sospechosas de incluir arquetipos tan manidos como el de la duendecilla chiflada: son fantas¨ªas (rom¨¢nticas o no) escritas por hombres. Para Penny, el objetivo a corto plazo pasa por superar este tipo de ficciones: ¡°Las mujeres nos merecemos empezar a escribir nuestras propias historias, en lugar de actuar como secundarias en historias escritas por hombres¡±.
?Y qu¨¦ hay de la perspectiva masculina? La MPDG tampoco la deja en buen lugar: los protagonistas de estas historias nunca son capaces de tomar sus propias decisiones, sino que parecen entregarse sin remedio al tsunami en forma de mujer que la historia interpone en su camino. No es un caso muy diferente al del T¨ªo Remus, popular personaje de la literatura estadounidense creado por Joel Chandler Harris en 1881: si este anciano afroamericano serv¨ªa solamente para ayudar a que protagonistas blancos conectasen con la majestuosidad del folklore, la MPDG es s¨®lo un artefacto ficticio mediante el cual un hombre sensible alcanza su destino.
El cine ya ha empezado a tomar nota de la propuesta de Laurie Penny. En 2012 se estren¨® ¡®Ruby Sparks¡¯, escrita y protagonizada por la debutante Zoe Kazan. Aunque parec¨ªa una comedia rom¨¢ntica con MPDG m¨¢s, se trataba de una enmienda a la totalidad: Kazan identifica al arquetipo como rid¨ªculo grito de socorro de una masculinidad en crisis, a trav¨¦s de una f¨¢bula en la que un escritor de medio pelo (Paul Dano) se inventa a la chica de sus sue?os a golpe de tecla. Revisi¨®n hipster y airada del mito de Pigmali¨®n, ¡®Ruby Sparks¡¯ no exploraba las posibilidades m¨¢s agresivas de su propuesta, pero era estimable en su voluntad de superar el arquetipo. Por su parte, ¡®Manic Pixie Dream Girl¡¯ no parec¨ªa tan preocupada en reflexionar sobre su t¨ªtulo, pero el director Pablo Maqueda y la actriz Roc¨ªo Le¨®n lo usaban para porponer algo muy radical: un universo creativo en el que lo masculino quedaba completamente exiliado. Quiz¨¢ ya haya llegado la hora de decirle adi¨®s a la duendecilla.
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