Mar¨ªa Antonieta, por Ana Pastor
?Seg¨²n The Guardian, en plena crisis Siria Asma al Asad compr¨® art¨ªculos de lujo v¨ªa Internet?
No s¨¦ qu¨¦ habr¨¢ ocurrido en Siria cuando este art¨ªculo se publique. A estas horas Obama debate si dar el paso hacia el ataque militar, aunque el premio Nobel de la paz dice que consultar¨¢ con el Congreso de EE?UU. Ser¨¢ curioso releer estas l¨ªneas cuando ya sepamos cu¨¢l es su decisi¨®n. Tampoco s¨¦ d¨®nde estar¨¢n el presidente Bachar el Asad y su familia. Desconozco si habr¨¢n abandonado el pa¨ªs.
Hoy he recordado qu¨¦ diferente es el trato a este tipo de ?l¨ªderes? seg¨²n el contexto en el que nos encontremos. Ya ocurri¨® con Muamar el Gadafi. Primero fue considerado el mismo diablo por su vinculaci¨®n con el atentado de Lockerbie, en el que fallecieron 270 personas. Despu¨¦s se le perdon¨® y, hasta su violenta muerte, fue recibido y agasajado por casi todos los pa¨ªses del mundo, incluido Espa?a. Aqu¨ª lleg¨® a recibir las llaves de la ciudad de Madrid. Y no fuimos los ¨²nicos que tratamos de contentarle. En Francia fue muy comentada su relaci¨®n con Sarkozy, al que a¨²n le debe durar la cara de cabreo ante la pregunta que le realiz¨® en directo la periodista Laurence Ferrari para la cadena privada TF1: ??Financi¨® usted su campa?a con dinero de Libia como asegura el hijo de Gadafi??. El expresidente franc¨¦s respondi¨®: ?Siento que sea usted la portavoz de la familia de Gadafi. La he conocido haciendo un papel mejor que este. La acusaci¨®n es grotesca y lamento que en un medio como TF1 est¨¦ siendo interrogado por esto?. La periodista respondi¨®: ?Aqu¨ª hacemos todas las preguntas?.
Volvamos a Siria. Hay cientos de fotos que acreditan la buena relaci¨®n que ha mantenido Bachar el Asad con mandatarios de todo el mundo. Basta con hacer una b¨²squeda en Internet para encontrar los apretones de manos con el propio Sarkozy, pero tambi¨¦n con la reina de Inglaterra y hasta con el papa Juan Pablo II en su visita a Damasco en el a?o 2001. Pero eran otros tiempos. Entonces no sab¨ªamos que Asad era como ahora retratan las cr¨®nicas. Tampoco conoc¨ªamos la cara B de su se?ora, esa mujer elegante, culta, con nacionalidad brit¨¢nica y que trabaj¨® en la financiera JP Morgan en Londres. Sab¨ªamos de la capacidad de Asma al Asad para posar en revistas de moda pero no de su habilidad para mimetizarse con el ambiente. Ha desaparecido de la escena internacional. Ya no la vemos posando de la misma forma.
Pero parece que le afecta todo de manera muy relativa. El diario The Guardian public¨® que en plena crisis Siria hab¨ªa estado comprando v¨ªa Internet art¨ªculos de lujo. Y sus ¨²ltimas apariciones p¨²blicas son de este verano. En la cuenta de Instagram de la presidencia de Gobierno (SyrianPresidency, para quien tenga curiosidad) han estado colgando estos d¨ªas fotos de la primera dama sosteniendo la mano de una anciana, acariciando el rostro de una ni?a o dando de comer. Y poco m¨¢s. Ni rastro de lo que est¨¢ ocurriendo en Siria, nada de lo que est¨¢n pasando otras familias.
Algunos medios brit¨¢nicos comparan ahora a Asma al Asad con Mar¨ªa Antonieta. Un s¨ªmil nada cari?oso, especialmente si tenemos en cuenta c¨®mo acab¨® la consorte del rey de Francia.
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