Marie France Cohen: ?Quer¨ªa que este lugar fuera agradable y sencillo. Con mucha calidad, pero no snob?
Entrevistamos a la due?a de Merci, la tienda solidaria de Par¨ªs que se ha convertido en lugar de peregrinaci¨®n.
Merci es un lugar de peregrinaci¨®n en Par¨ªs. Una tienda con biblioteca y cafeter¨ªa a la que se accede por un precioso patio en el que viven un Fiat Cincuecento, algunas plantas arom¨¢ticas y un par de peque?os frutales. En Merci se mezclan todas las cosas que le gustan a su due?a, Marie France Cohen. Ropa, comida, decoraci¨®n, perfumes, libros, telas. Marie France es una se?ora guapa, elegante y firme. En la cafeter¨ªa de Merci cuenta c¨®mo comenz¨® un nuevo concepto de tienda: los beneficios obtenidos por la actividad comercial van a parar a la construcci¨®n de escuelas en Madagascar. Es un negocio solidario, pero no es caridad. En Merci el producto se compra a precio pleno y se vende a precio pleno. Todo el mundo cobra y se paga el alquiler del local.
Marie France fund¨® Bonpoint, la conocida marca de ni?o, en los 70. Ella y su marido vendieron la marca en 2007 por una buena suma. Entonces se plantearon dos opciones: "pod¨ªamos viajar por el mundo, meter el dinero al banco y ver c¨®mo sube y baja, que es una idea que detesto. O pod¨ªamos hacer lo que siempre hemos hecho, crear, arriesgar, trabajar con otra gente", cuenta Marie France. Y as¨ª, en 2009, nace Mer?i, en un barrio muy poco comercial de Par¨ªs por el que nadie apostaba un duro. Hoy el barrio cuenta con varios negocios familiares, como la firma de ni?o Bonton o el restaurante Grazie, y recientemente Acne ha abierto una tienda loca a la vuelta de la esquina.
"La idea de montar un negocio cuando parece que ya est¨¢s al final de tu vida era muy excitante. Metimos todo nuestro dinero en este sitio, as¨ª que era peligroso. Al principio ni pens¨¢bamos en Madagascar. Est¨¢bamos muy ocupados en ponerlo en marcha", explica. Pero despu¨¦s decidieron que el beneficio obtenido con las ventas se iba a destinar a la organizaci¨®n ABC Domino. "Son constructores. Trabajan con 5 arquitectos e ingenieros jubilados para construir escuelas en el sur de Madagascar. Es un lugar precioso, de arena blanca y mar azul. All¨ª tienen comida, pues pescan, pero no tienen nada m¨¢s. No se mueren de hambre pero tienen muchas posibilidades de convertirse en esclavos en el futuro, pues no saben leer, ni escribir. Son muy pobres. Viven en peque?as chozas de madera. No tienen nada", describe Marie France. All¨ª los Cohen contribuyen a la construcci¨®n de las escuelas, de una cantina y hasta de un futuro taller de costura. "Es mi campo, es ¨²til y tenemos much¨ªsimo material de sobra", explica.
La planta central de Merci
Merci
El matrimonio Cohen, Marie France y Bernard, quer¨ªa que su negocio diese el suficiente dinero para ser rentable y poder pagar gastos, y a la vez que fuera pr¨®spero para poder donar los beneficios. Indudablemente saber que parte del precio que se paga en Merci ayuda a construir escuelas en Madagascar es una buena herramienta para atraer p¨²blico. Pero no es suficiente. "No quer¨ªamos pedir dinero. El secreto fue emplear nuestro conocimiento del mundo comercial, nuestra experiencia en Bonpoint, para dar forma al negocio", explica Marie France. Y cuenta tambi¨¦n c¨®mo surge la idea de una 'concept store' como Merci. "Estaba muy frustrada porque en Par¨ªs, y cuando viajo por otras ciudades, veo que la moda est¨¢ dividida en moda muy barata y moda muy cara. Y la vida no es as¨ª. En mi armario tengo muchas prendas sencillas y baratas y luego me puedo gastar dinero en algo muy bonito. Y mi casa es igual". As¨ª que en Merci se encuentran zapatillas de loneta como las Bensimon o las Palladium, ropa de segunda mano, marcas como Swildens, Isabel Marant ?toile, Edun y Jerome Dreyfuss y prendas producidas en exclusiva para Merci por dise?adores como Paul Smith, que en este caso renuncian a parte de su margen de beneficios. Lo mismo ocurre en la zona de decoraci¨®n: dise?o an¨®nimo en abrelatas, servilletas y recogedores, l¨¢mparas de SCP, papel de pared de Piet Hein Eek, muebles daneses¡ El ¨²nico requisito es que todo est¨¦ bien dise?ado. Y que el precio concuerde con el producto.
El precio de la ropa es uno de los motores de Merci. "Mi abuela era una mujer muy elegante, muy independiente. De una familia de intelectuales. Eran burgueses sin dinero. Ella ahorraba y un par de veces al a?o iba a Givenchy o a Christian Dior y se compraba un traje o un abrigo. Ahora no podr¨ªa hacerlo porque esas marcas son car¨ªsimas por la publicidad, los m¨¢rgenes¡", cuenta. Esos precios desorbitados, junto al ambiente que se respira en algunas de las tiendas que venden ese tipo de producto han dado forma, gracias a su negaci¨®n, a Merci. "Quer¨ªa que este lugar fuera agradable y sencillo. Con mucha calidad, pero no snob. Me gusta que la gente piense que hay algo en la atm¨®sfera de esta tienda. No quer¨ªamos presumir sino construir un lugar interesante".
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La bilbioteca de Merci.
Merci
El lugar lo es. Antes de nuestro encuentro un equipo de televisi¨®n japon¨¦s entrevista a Marie France en la biblioteca donde se pueden hojear libros o bien comprarlos. Una enorme exposici¨®n de bicis ocupa la primera planta. Las bicis son japonesas. "Es importante para m¨ª saber qu¨¦ pasa en la calle. En Par¨ªs, en los ¨²ltimos 5 a?os, gracias al Velib (alquiler municipal de bicicletas) mucha gente se mueve en bici. En Jap¨®n, en Dinamarca, en Inglaterra ocurre lo mismo. Es un movimiento social, por eso hemos montado esta exposici¨®n y vendemos bicis bien dise?adas, a buen precio. Me preocupa lo que ocurre en la calle". dice.
La ropa muy barata es otro de sus caballos de batalla, contra el que reaccion¨®. "Hay algo contradictorio. Ahora todo el mundo es eco, todo el mundo es solidario, pero luego salen corriendo a Uniqlo y otras tiendas en las que sabes que la ropa no puede costar eso y adem¨¢s dar beneficios. Creo que los consumidores debemos acostumbrarnos a pagar algo m¨¢s. Debemos cambiar nuestra forma de consumir. Dejar de comprar ropa como si fueran kleenex. Debemos comprar menos cosas pero mejores".
Lo dice una mujer que apenas tiene competencia en el sector, pues ir a Merci es diferente a ir a una tienda cualquiera. "La crisis est¨¢ afectando al comercio, claro, pero tambi¨¦n influye la competencia de internet. Las tiendas que ofrecen algo m¨¢s, las tiendas en las que pasan cosas, son las tiendas que merece la pena visitar", cuenta. En su tienda se proyectan pel¨ªculas, se puede comer en una cafeter¨ªa (donde estamos sentadas) que asoma al boulevard Beaumarchais. El embutido cuelga de la barra, las mesas y las sillas recuerdan a las de un parvulario. Al otro lado del patio la librer¨ªa/biblioteca oscura, con grandes ventanas y sof¨¢s antiguos donde una extra?a mezcla de turistas con bolsas de Valentino y j¨®venes franceses sin pretensiones descansan de la caminata parisina. Esperan para indagar en esta tienda con la que Marie France quiere "divertir a la gente".
La entrada a la tienda.
Merci
Se emociona mucho al hablar de su marido pero para ella es importante. Muri¨® hace m¨¢s de un a?o y entonces pens¨® en vender Merci. "Soy una luchadora" me dice. As¨ª que no se deshizo de la tienda. Sus hijos la acompa?an en la aventura. El peque?o lleva los n¨²meros adem¨¢s de su propia empresa de ropa de ni?o, Bonton. Julian, otro de sus hijos, ha montado enfrente un restaurante italiano llamado Grazie. Y el mayor es director de cine y se encarga de escoger las pel¨ªculas que se proyectan y se venden en Merci. Su nuera lleva la secci¨®n de moda de la tienda y Jean Luc Colonna la parte de decoraci¨®n, adem¨¢s de la gerencia. "Cuando muri¨® Bernard fue terrible. Siempre hemos hecho las cosas juntos. Est¨¢bamos lo suficientemente locos como para montar Merci. Se necesita a alguien loco, alguien que sepa que hay que renunciar a determinadas cosas, porque Merci no existe por el dinero, pero que tenga cabeza para mantener esto en pie. Es muy dif¨ªcil encontrar alguien as¨ª. Ahora trabajo con las personas adecuadas. Para m¨ª es muy importante el trabajo en equipo. Vengo de una familia de 8 hermanos y s¨¦ que por mucho talento que tengas eres mucho m¨¢s valioso en equipo. Adem¨¢s yo soy una optimista realista. Soy optimista pero tengo sue?os alcanzables".
Marie France se dirige a la barra y paga por los caf¨¦s. Es su sobrina quien le cobra. Se quita un abrigo sin mangas de cheviot para la foto y escoge como paisaje la barra de la cafeter¨ªa, con un pu?ado de salchichones colgando detr¨¢s de su mo?o.
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