?El fin de las camisetas a 2 euros? La Uni¨®n Europea vs. Shein y la moda ultrarr¨¢pida
Dos modelos antag¨®nicos van dando forma a dos sistemas enfrentados (pero abocados a convivir): la moda ultrarr¨¢pida que basa sus resultados en vender millones de prendas cada d¨ªa y la estrategia de la Uni¨®n Europea que aspira a la circularidad para 2030.
La sostenibilidad es la palabra de moda para la industria de la ¨ªdem. Apenas quedan firmas que no recurran al t¨¦rmino para explicarse, como se?a de identidad o incluso como argumento de ventas. Las generaciones m¨¢s j¨®venes no renuncian a ella, dicen todos los informes de consultoras que presagian un futuro muy verde: ¡°Un 43% de los miembros de la generaci¨®n Z buscan activamente compa?¨ªas que tengan una s¨®lida reputaci¨®n sostenible¡±, defiende el informe The State of Fashion 2022 de la comsultora McKinsey y Business of Fashion. Pero al mismo tiempo la moda r¨¢pida pisa (a¨²n m¨¢s) el acelerador y rompe cualquier barrera. Tantas que ahora se denomina ultrarr¨¢pida porque el t¨¦rmino fast fashion se queda corto.
Compa?¨ªas como Shein o Pretty Little Thing dejan la velocidad de Zara (que se hizo c¨¦lebre mundialmente a principios de siglo por acortar su periodo de maduraci¨®n a pocos d¨ªas) a la altura de la alta costura. Precisamente la primera acaparaba titulares este mes al preparar una ronda de financiaci¨®n en la que conf¨ªa recaudar nada menos que 1.000 millones de d¨®lares. La compa?¨ªa china est¨¢ valorada en 100.000 millones, lo que viene a ser m¨¢s o menos el valor de Inditex (due?o de Zara) y H&M juntas o el PIB de un pa¨ªs como Marruecos, seg¨²n los datos de la ONU.
Cifras desmesuradas que, en el caso concreto de Shein, se sustentan sobre una promesa, la del modelo del menos es m¨¢s que ya convirti¨® a Amazon en uno de los gigantes del planeta: menos precio para conseguir m¨¢s ventas. La compa?¨ªa, fundada en 2008 por Chris Xu, no lleva mal ritmo y desde 2019 ha cuadruplicado sus beneficios. Pero sus cuentas son tan opacas como su cadena de suministro. A¨²n as¨ª, no hace falta ser un genio para deducir que, vendiendo camisetas por 2 euros o faldas por 3, su negocio no est¨¢ en los m¨¢rgenes abultados. Su estrategia apunta m¨¢s a las econom¨ªas de escala, a vender millones de esas camisetas de calidad cuestionable y producidas, probablemente, bajo condiciones laborales que no gustar¨ªan a ning¨²n defensor del comercio justo. El modelo, que solo funciona si las ventas se aceleran, pone a¨²n m¨¢s en jaque al planeta.
Escribe Dana Thomas en su libro Fashionopolis que de los m¨¢s de 100.000 millones de art¨ªculos de ropa que se fabrican cada a?o, el 20% queda sin vender, ¡°es el detritus de las econom¨ªas de escala¡±. Las aterradoras im¨¢genes de dunas de ropa en el desierto de Atacama dan solo una idea del problema. ¡°La Uni¨®n Europea se deshace de 5,8 millones de toneladas de ropa y productos textiles al a?o¡±, se?ala Thomas. ¡°La mayor parte se env¨ªa a ?frica, y lo justificamos porque el continente m¨¢s pobre necesita ropa gratis¡±. Los desechos de la industria de la moda, que en muchos casos se sustenta en ese modelo que Shein acerca al paroxismo, suponen una amenaza global. Pero no son los ¨²nicos.
El sector de la moda contamina y contamina mucho. Es improbable, aunque se repita machaconamente, que sea la segunda industria m¨¢s contaminante porque hay demasiadas manufacturas pugnando por las papeletas para llevarse ese podio. Pero eso no exime. Y la soluci¨®n no depende tampoco de un solo actor, sino de un elenco. Ni las empresas con sus planes sostenibles, ni los consumidores reciclando camisetas van a conseguirlo por s¨ª solos. A estas alturas tambi¨¦n es imprescindible la intervenci¨®n de los estados. As¨ª se lo apuntaba a esta revista hace un par de a?os la activista de Extinction Rebellion Sara Arnold: ¡°Es evidente que el cambio que necesitamos es disruptivo y que va a tener un impacto brutal. Hace falta una transici¨®n y es necesario que la inicien los gobiernos. Es imprescindible la iniciativa pol¨ªtica para cambiar esta situaci¨®n. El poder pol¨ªtico, evidentemente, nace de los ciudadanos, pero el cambio solo ser¨¢ posible si se toman medidas a nivel gubernamental¡±.
?Es posible vislumbrar un futuro sin moda r¨¢pida? La Uni¨®n Europea as¨ª lo cree y tiene un plan para ello. La Estrategia para los productos textiles sostenibles de la Comisi¨®n Europea, esbozada hace menos de un mes, persigue el ambicioso objetivo de que el fast fashion haya pasado de moda en 2030. ¡°Ayudar¨¢ a la UE en su transici¨®n hacia una econom¨ªa circular clim¨¢ticamente neutra, en la que los productos se dise?en para ser m¨¢s duraderos, reutilizables, reparables, reciclables y eficientes desde el punto de vista energ¨¦tico¡±. Para la pr¨®xima d¨¦cada se prev¨¦ que la ropa tenga ¡°larga duraci¨®n¡± y est¨¦ confeccionada ¡°con fibras recicladas, sin sustancias peligrosas y producidas respetando los derechos sociales y el medio ambiente¡±.
El plan se sustenta sobre una bater¨ªa de medidas que buscan modificar todos los procesos: del dise?o a la reparaci¨®n o la reutilizaci¨®n tras su uso. Actividades de concienciaci¨®n, financiaci¨®n destinada a mejorar los procesos de producci¨®n, el desarrollo de nuevos materiales o nuevos modelos de negocio; mayor regulaci¨®n de t¨¦rminos como ese ubicuo ¡®sostenible¡¯, etiquetas m¨¢s claras, creaci¨®n de un pasaporte digital¡ Incluso se pide a las empresas ¡°que reduzcan el n¨²mero de colecciones al a?o¡±. Tambi¨¦n que los fabricantes asuman ¡°la responsabilidad de sus productos en toda la cadena de valor, incluso tras convertirse en residuos¡± y?se prohibe destruir prendas sobrantes o fruto de devoluciones.?La industria, que seg¨²n la Comisi¨®n da empleo a un mill¨®n y medio de personas en la Uni¨®n, factura anualmente 162.000 millones de euros.?Las iniciativas se engloban dentro de un plan m¨¢s amplio que quiere que ¡°todos los bienes f¨ªsicos comercializados en la UE sean m¨¢s respetuosos con el medio ambiente, adaptados a la econom¨ªa circular y eficientes desde el punto de vista energ¨¦tico en todo su ciclo de vida¡±. Un?proyecto tan amplio como complejo que, de cumplirse en el campo textil, podr¨ªa convertir a Europa en l¨ªder de la moda del futuro.
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