De Kubrick a E. M. Foster o Cindy Sherman: por qu¨¦ la moda se ha llenado de gui?os para ¡®culturetas¡¯
Consecuencia de la atomizaci¨®n provocada por las redes sociales, pero tambi¨¦n de los cada vez m¨¢s selectivos gustos de las nuevas generaciones, las referencias culturales en las colecciones son cada vez m¨¢s especializadas
A finales del pasado enero, Highsnobiety publicaba una nueva entrega de su New Luxury¡¯s New Rules Report. El quinto ya desde que el otrora webzine alternativo ¡ªuna suerte de The Business of Fashion del streetwear¡ª con sede en Berl¨ªn se reposicionara como consultora y tienda electr¨®nica, en 2019, pasando a jugar en las ligas comerciales mayores (tanto que, hace un par de a?os, el megaportal de venta Zalando tir¨® de talonario para convertirse en su accionista mayoritario). El informe en cuesti¨®n se presenta como un ¡°bar¨®metro de los derroteros culturales¡± del negocio, esto es, un estudio que hace prospectiva de aquellos factores que, m¨¢s all¨¢ de las coyunturas socioecon¨®micas y pol¨ªticas, tambi¨¦n influyen en el devenir del mercado y los h¨¢bitos de compra. ?Que c¨®mo lo hace? Pulsando la opini¨®n de lo que denomina ¡°pioneros culturales¡±, terminolog¨ªa acu?ada por Edward Campbell, directivo de la rama estadounidense de la plataforma con ganas de impresionar a los analistas del Boston Consulting Group, para definir a ese tipo de consumidor de lujo, menor de 35 a?os, que valora la experiencia por encima del producto, ¡°integr¨¢ndola entre sus aficiones, como la m¨²sica o el deporte, pasando as¨ª a formar parte del proceso de construcci¨®n de su identidad¡±. El caso es que del millar de miembros de esta nueva intelligentsia de la moda consultados en la ¨²ltima encuesta, el 63% dice que ha ido afinando sus gustos, que cada vez son m¨¢s nicho, mientras que el 71% asegura que nada le gusta m¨¢s que reconocer referencias est¨¦tico-culturales que apelan directamente a tales inclinaciones en las narrativas de las marcas.
¡°Hoy, los c¨®digos e historias que una firma lanza al mundo a trav¨¦s de sus art¨ªculos, campa?as, im¨¢genes y contenido digital ya no se perciben o interpretan por lo que son, sino que se adoptan y reinterpretan en funci¨®n de los intereses de cada persona, individuales o comunes, creando un universo de referencias propio ¡ªexpresado en moodboards y memes a compartir¡ª que escapan al control de la firma¡±, proclaman los expertos en marketing. Es, claro, la consecuencia de la fragmentaci¨®n/atomizaci¨®n cultural impuesta por las redes sociales. La proliferaci¨®n de estilos o tendencias compactados en plan tem¨¢tico ser¨ªa el resultado m¨¢s evidente de tal fen¨®meno, del cottagecore (ruralismo coquet¨®n) al grannycostalcore (estilismo de se?ora mayor con segunda residencia en la playa), pasando por la vanilla girl (feminidad en tonos neutros que adelant¨® eso del lujo silencioso). V¨¦ase lo ocurrido con el ahora mismo m¨¢s en boga goticismo de internado de se?oritas conocido como dark academia y los mocasines Monolith de Prada: complemento de la colecci¨®n oto?o-invierno 2019-2020, una primera lectura los descodific¨® como parte del starter pack de la 90¡äs Baby, con sus vibraciones Cher Horowitz en Fuera de onda (1995), para pasar despu¨¦s al imaginario de esa vuelta de tuerca emo a la indumentaria colegial preppy (el calzado de Mi¨¦rcoles Addams en la serie de Netflix ayud¨® al nuevo contexto), sin ser la propuesta de la firma italiana nada de eso.
En absoluto ajenos a lo que est¨¢ pasando, al sistema y sus agentes les ha faltado tiempo para tomar cartas en el asunto, maniobrando en el intento de reconducir la situaci¨®n y recuperar el control de la narrativa (haciendo creer lo contrario para no espantar a los m¨¢s listos de la clase). El quid de la cuesti¨®n pasa por pulsar la tecla espec¨ªfica que haga clic en el mecanismo psicol¨®gico de respuesta ante el producto, colecci¨®n o mera imagen a comercializar, apelando a las emociones, despertando el sentimiento de complicidad. Jonathan Anderson se ha destapado como un maestro en ese sentido, especialista en trufar sus creaciones de gui?os culturales para connaisseurs. Horas antes de la presentaci¨®n de la colecci¨®n oto?o-invierno 2024-2025 de su etiqueta, JW Anderson, el dise?ador norirland¨¦s sub¨ªa a su cuenta de Instagram un fotograma de la pel¨ªcula Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick. La tensi¨®n sexual prometida se cumpl¨ªa luego en el desfile, con los sensuales detalles de las pinturas de Christiane Kubrick, esposa del cineasta, bien salpicando la escenograf¨ªa, bien a modo de estampado. La ola de satisfacci¨®n/gratificaci¨®n instant¨¢nea ¡ªexpresada v¨ªa X, Instagram o TikTok¡ª que sacudi¨® a quienes supieron conectar los motivos pict¨®ricos de las prendas con los cuadros que aparec¨ªan en el eroto-thriller protagonizado por Nicole Kidman y Tom Cruise fue antol¨®gica. Para el caso, Anderson ya hab¨ªa ensayado antes la estrategia en la propuesta de oto?o-invierno 2023-24 de su marca, que refer¨ªa la obra del core¨®grafo y bailar¨ªn escoc¨¦s Michael Clark (colaborador en su d¨ªa de Leigh Bowery y Alexander McQueen), y en la de primavera-verano 2023 de Loewe, con esa silueta pixelada cuyo simbolismo solo supieron adivinar los fan¨¢ticos del videojuego Minecraft.
Aquello de ¡°el que sabe, sabe¡± resuena, en efecto, como nota dominante en los mensajes m¨¢s recientes de la moda, plagados de huevos de Pascua culturetas que hacen sentir especiales a sus destinatarios directos sin perjuicio de quienes no van a pillar la jugada. Son las mil y una referencias para los muy cafeteros, y est¨¢n por todas partes. Son Diana Ross y Cindy Sherman abanderando las campa?as de la temporada de Saint Laurent y Marc Jacobs, respectivamente. Son las almohadas apiladas, las chaquetas de frac con calzoncillos y el homoerotismo college eduardiano que remiten al relato La historia de un p¨¢nico de E. M. Forster, el autor de Maurice o Una habitaci¨®n con vistas, en la colecci¨®n oto?o-invierno 2024-25 de la firma S.S. Daley escenificada en el pasado sal¨®n Pitti Uomo de Florencia. Lo son las pin-ups ginoides del dibujante japon¨¦s Hajime Sorayama que iban de la mano del rob¨®tico alta costura oto?o-invierno 1995 de Thierry Mugler con el que Law Roach y Zendaya se pasaron el juego en el estreno londinense de Dune 2. Lo es incluso la british realness servida con iron¨ªa por Daniel Lee en su debut en Burberry, con ese gorro de lana en forma de pato, reclamo de expertos cazadores. Aunque para paroxismo de referencias nicho ejemplar, el de la ¨²ltima colecci¨®n Artisanal de Maison Margiela, tratado sobre la subcultura gangsteril apache del Par¨ªs de principios del siglo XX que alcanza incluso al celebrado maquillaje de Pat McGrath. M¨¢s espec¨ªfico no se puede
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